Cofradías de teatro en Madrid para niños
Las cofradías de teatro en Madrid eran grupos de actores, autores y personas relacionadas con el mundo del teatro que existieron en Madrid entre los siglos XVI y XIX. Al principio, eran como sociedades religiosas con fines de ayuda a los demás, organizadas por los hospitales de la ciudad. Con el tiempo, se convirtieron en una especie de gremio o asociación profesional para los artistas del teatro. Las cofradías más importantes fueron la Cofradía de la Pasión y la Cofradía de la Soledad. A partir de 1631, se unieron en la Cofradía de comediantes de la Virgen de la Novena. A esta última pertenecieron los autores, empresarios y actores más famosos del Siglo de Oro Español, una época de gran esplendor cultural en España.
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¿Cómo surgieron las cofradías de teatro?
Las cofradías de teatro en Madrid se inspiraron en grupos similares que ya existían en Europa desde la Edad Media. Estas asociaciones estaban sujetas a reglas y dependían de reyes o autoridades de la iglesia. Algunos ejemplos eran los "Confrères de la Passión" en París (1402) o los "Disciplinados de Jesucristo" en Italia.
En 1565, el rey Felipe II, que ya había establecido la corte en Madrid, permitió que se crearan estas cofradías de forma permanente en la capital. Su objetivo era que tuvieran edificios especiales para representar obras de teatro. Así nacieron los famosos corrales de comedias madrileños.
Las dos primeras cofradías que se encargaron de los primeros corrales fueron la Cofradía de la Pasión (fundada en 1565) y la Cofradía de la Soledad (establecida el 21 de mayo de 1567).
La Cofradía de la Pasión manejó tres corrales: dos en la calle del Príncipe (el Corral de Burguillos y el Corral de la Pacheca) y otro en la calle del Sol. Por su parte, la Cofradía de la Soledad gestionó el corral de la Cruz y otros dos corrales de los que no se sabe su ubicación exacta.
A principios del siglo XVII, las cofradías dejaron de tener el privilegio exclusivo de explotar los corrales. Los dos más importantes, el Corral del Príncipe y el Corral de la Cruz, fueron comprados por el Ayuntamiento de la Villa.
La Cofradía de comediantes de la Virgen de la Novena: Una nueva etapa
Durante el reinado de Felipe IV, el grupo de autores y compañías de teatro se hizo más profesional. Por eso, el 2 de abril de 1631, se fundó la Cofradía de comediantes de la Virgen de la Novena. Esta cofradía era para autores y representantes, y estaba bajo la protección de Nuestra Señora de la Novena. Sus reglas decían que solo podían ser miembros los actores y sus familiares más cercanos, como esposas o hijos que aún no fueran independientes. Otros parientes, como los padres, no podían unirse.
Un escritor del siglo XIX, Enrique Funes, mencionó en su libro La declamación española (1894) a los fundadores de esta cofradía. Entre ellos estaban Tomás Fernández de Cabredo, Manuel Álvarez Vallejo, Avendaño (el joven), Andrés de la Vega y Lorenzo Hurtado de la Cámara. Otros historiadores del teatro, como Narciso Díaz de Escovar y Francisco de Paula Lasso de la Vega, también lo mencionan en su Historia del Teatro Español.
Una de las tareas principales de esta cofradía fue mejorar los lugares donde se hacían las obras. Gracias a esto, y al talento de escritores como Lope de Vega (que hizo sus obras más cortas, de tres actos), la calidad de las producciones mejoró mucho. Los corrales de comedias de Madrid vivieron entonces su mejor momento. En sus carteleras aparecían nombres de grandes dramaturgos como Pedro Calderón de la Barca, Antonio Hurtado de Mendoza, Agustín Moreto, Juan Pérez de Montalbán, Francisco de Quevedo, Francisco de Rojas Zorrilla, Juan Ruiz de Alarcón, Tirso de Molina, Lope de Vega y Luis Vélez de Guevara, entre muchos otros.
¿Quiénes podían ser parte de las cofradías?
Algunos expertos señalan que estas cofradías tenían una tendencia a que los miembros fueran de la misma familia. Esto se puede ver en las "Constituciones de la Cofradía de la Novena". Estas reglas favorecían que los hijos de los actores pudieran entrar en la asociación. Por ejemplo, se permitía que un cofrade (miembro) inscribiera a su esposa y a todos sus hijos e hijas que no estuvieran casados. Si las hijas estaban casadas y sus maridos eran actores, o si los hijos estaban casados y sus esposas eran actrices, entonces ellos debían inscribirse juntos. Si el esposo o la esposa no eran del mundo del teatro, no podían ser miembros, aunque sus padres sí lo fueran.
Sin embargo, si los hijos o hijas ya habían actuado, podían ser aceptados si lo pedían. Incluso si no eran miembros, si sus padres lo habían sido, podían recibir la ayuda de la Cofradía en vida o después de su fallecimiento.
También se permitía la entrada a la Cofradía a hombres y mujeres que, aunque no trabajaban con una compañía fija, actuaban en fiestas y celebraciones en Madrid y sus alrededores. A estos se les conocía como "representantes de la legua".
Véase también
- Corrales de comedias de Madrid
- Oficios del teatro