Cartuja de Nuestra Señora de Aniago para niños
La cartuja de Nuestra Señora de Aniago fue un antiguo monasterio católico en España. Fue fundado en 1441 por los monjes cartujos. La reina María de Aragón, esposa del rey Juan II, apoyó mucho su creación.
El monasterio se construyó en un lugar llamado Aniago, en la provincia de Valladolid. Aniago era un pequeño pueblo con tierras extensas. El monasterio funcionó durante siglos hasta que fue cerrado en 1836. Esto ocurrió debido a las desamortizaciones y la salida de los monjes en el siglo XIX.
Hoy en día, en el siglo XXI, solo quedan ruinas de lo que fue el monasterio. Aniago es ahora un lugar deshabitado donde se realizan trabajos agrícolas. La muralla que rodeaba el monasterio y las casas de los trabajadores sigue casi completa. Alrededor, se cultivan las tierras que antes pertenecían a los monjes.
Plantilla:Ficha de monasterio
Contenido
Historia de la Cartuja de Aniago
La historia de la Cartuja de Aniago es muy interesante. Antes de que los monjes cartujos llegaran, otros grupos religiosos intentaron establecerse allí, pero no tuvieron éxito. Los reyes y reinas siempre quisieron fundar un monasterio en este lugar.
Primeros intentos de fundación
La primera noticia que tenemos es una donación de la reina Urraca de Castilla (reina entre 1109 y 1126). Ella entregó el lugar a los monjes de Santo Domingo de Silos. Su hijo, el rey Alfonso VII, confirmó esta donación en 1135. Este rey ayudó mucho a los monjes. También ordenó que se usara una parte del río Duero para pescar. Para aprovechar el agua, se construyó una pesquera (un lugar para pescar) entre Torrepesquera y Otea.
Los monjes de Silos construyeron algunas casas sencillas, pero no se quedaron mucho tiempo. En 1288, el abad de Silos arrendó (alquiló) las casas. Luego, en 1345, los monjes cambiaron Aniago por otras tierras.
Después, Aniago fue vendido varias veces. Primero a un caballero, luego a la ciudad de Valladolid, y finalmente a la reina Juana Manuel, esposa del rey Enrique II. La reina quería que se fundara un monasterio de monjes jerónimos allí. En 1376, lo donó a un fraile jerónimo.
Pero a los jerónimos tampoco les gustó el lugar y lo abandonaron a principios del siglo XV. Así, Aniago volvió a manos de la ciudad de Valladolid.
La llegada de los capellanes mozárabes
En 1409, el rey ordenó al Ayuntamiento de Valladolid que vendiera Aniago al obispo de Segovia, Juan Vázquez de Cepeda. El rey quería que el obispo fundara un hospital o una hospedería para capellanes mozárabes. También quería un oratorio para celebrar el rito mozárabe, que en ese momento solo se celebraba en la catedral de Toledo.
El obispo Juan Vázquez de Cepeda hizo grandes regalos al lugar. Trajo reliquias (objetos sagrados) importantes para la consagración del altar y para atraer visitantes. Incluso se creó una romería anual que se hizo muy famosa. Durante el tiempo del obispo, comenzaron las obras de la iglesia y del claustro.
Esta institución duró menos de treinta años. En 1437, el obispo nombró a la reina María de Aragón como patrona. Un año después, le dio permiso para fundar libremente un monasterio.
Fundación de la Cartuja
En 1441, la reina María de Aragón decidió donar Aniago a la orden cartuja. Un año después, el papa Eugenio IV confirmó la donación. La reina pidió que se fundara con veinticuatro monjes. Los dos primeros monjes llegaron del monasterio del Paular y se encargaron de iniciar la cartuja.
El rey Juan II dio a los monjes el derecho de usar los escudos reales en sus obras. También les concedió un permiso especial para que sus animales de carga pudieran llevar campanillas, como los del propio rey.
Los monasterios cartujos solían ser construcciones sencillas. Vistos desde fuera, parecían más una granja que un monasterio. En la época del Barroco, se añadió una espadaña (una pared con campanas) que le dio un aspecto diferente. En el siglo XVIII, se añadieron decoraciones de yeso en la iglesia y en la sala capitular. Todos los edificios y las casas de los trabajadores estaban rodeados por una muralla que aún se conserva casi intacta.
La vida en la cartuja de Aniago se desarrolló a lo largo de los siglos con trabajos, oraciones, desafíos y momentos de paz. Después de la guerra con los franceses, los cartujos regresaron al monasterio. Sin embargo, en 1820, tuvieron que abandonarlo de nuevo por un decreto. Regresaron tres años después, pero su estancia duró poco. En 1835, debido a la desamortización de Mendizábal, los monjes tuvieron que irse definitivamente y sus bienes fueron vendidos en subasta. El monasterio cartujo dejó de existir en 1836. El patrimonio artístico se vendió o se repartió, y los edificios fueron abandonados. En 2015, solo quedaban ruinas que seguían deteriorándose.
Las tropas de Napoleón en Aniago
En enero de 1808, el general Dupont, del ejército de Napoleón, llegó a Valladolid. Desde ese momento, los monasterios sufrieron muchos problemas. Aniago no fue una excepción. Los monjes recibieron la orden de dar noventa camas para los soldados, además de cebada y paja para los caballos, y harina, chocolate, pan, aceite y vino para los hombres.
En agosto de 1808, los monjes fueron expulsados y se les ordenó regresar a sus lugares de origen con una pensión. Una vez abandonado, el monasterio se usó como cuartel.
En 1810, el general Kellermann estaba en Valladolid y anunció algunas órdenes. En una de ellas, informó que se abriría una escuela en la antigua hospedería del monasterio de Aniago. Allí se enseñaría Gramática, a leer, escribir y contar. Los pobres recibirían clases gratis, con libros, papel, pluma y tinta. Las clases comenzarían el 2 de enero de 1811. Los maestros serían pagados con fondos de bienes nacionales.
La cartuja se convirtió en la "Guarnición de Aniago". Allí se alojaron diferentes batallones y regimientos del ejército.
En septiembre de 1809, el gobierno francés pidió a las autoridades españolas que hicieran inventarios de las obras de arte en los monasterios. Se reunieron varias autoridades para este trabajo. En teoría, los bienes confiscados, como las obras de arte, irían a museos en Madrid y París, o se venderían para obtener dinero. Los objetos religiosos que no fueran de metales preciosos se repartirían entre parroquias necesitadas. El canónigo José Berdonces se encargó de los inventarios de obras de arte y objetos de plata. El inventario de Aniago fue muy detallado. La plata fue recogida por los franceses, fundida y convertida en moneda o enviada a Francia. Algunas obras de arte fueron guardadas por las autoridades españolas y así se conservaron.
La comunidad de monjes
Los monjes tenían un sistema de tareas organizado. La máxima autoridad era el prior, similar a un abad. El prior era elegido y su cargo duraba hasta su muerte. Cuando el prior moría, se nombraba un rector mientras se elegía al siguiente prior. El vicario era elegido por sus buenas cualidades y representaba al prior cuando era necesario.
Había dos procuradores. Uno se encargaba de administrar los bienes y de organizar a los hermanos legos (monjes que no eran sacerdotes), siempre bajo la supervisión del prior. También celebraba misa para ellos y servía la comida en días especiales. El otro procurador era su suplente y se encargaba de atender a los huéspedes y visitantes importantes. Los padres o novicios se preparaban para ser sacerdotes. Los hermanos se dedicaban a las tareas diarias. El sacristán cuidaba la iglesia y sus capillas.
Además de los monjes, vivía en el poblado un grupo de personas con sus familias. Eran sirvientes o colonos, y sin su trabajo, la vida de oración de los monjes no habría sido posible. Estos colonos se ocupaban de los cultivos, el ganado, la construcción, la bodega, la panadería e incluso la botica (farmacia). Su trabajo era esencial para la economía del monasterio.
- Propiedades en Villanueva
En el pueblo llamado Aldeanueva, que luego sería Villanueva, los monjes cartujos tenían una casa desde 1535. Un siglo después, en 1684, un documento la describe como:
Unas casas con su lagar y corrales y un suelo de otra casa junto a ellas que uno y otro está junto a la iglesia de esta villa de Villanueva que linda con la calle pública que va por detrás de la iglesia y con tapias del jardín del palacio de D. Pedro Antonio de Contreras, señor de esta villa y por otra parte hacia los huertos con suelo de Gregorio Rico vecino deAHPV, leg. 8.188
La casa aún se conserva en Villanueva. La primera planta es de piedra, y la segunda, de ladrillo, se construyó en 1688. Una inscripción en la pared dice: "ES DE LA CARTUJA DE ANIAGO 1688". El Catastro del Marqués de Ensenada de 1750 también la describe.
Después de la Desamortización, la casa se puso a la venta en 1844. Se describía como una casa con dos pisos, una bodega, dos lagares (para pisar uva), establos y un corral. También había otra casa y una panera (granero) en la calle del Almendro que pertenecían a la Cartuja.
- Casa de la Cartuja en Villanueva
Enterramientos importantes
Ortega Rubio, en su libro Los pueblos de la provincia de Valladolid, menciona a dos personas importantes enterradas en la iglesia y el cementerio (patio) de la cartuja:
- Pedro de Castilla, obispo de Palencia. Era hijo de Juan de Castilla y Juana de Castro, y nieto del rey Pedro I de Castilla. Murió el 21 de enero de 1461.
- Diego López de Zúñiga, de la Universidad de Valladolid. Su lápida estaba en el cementerio y decía:
Aquí yace el magnífico caballero Diego López de Zúñiga, Doctor en Escritura y Catedratico jubilado de la Universidad de Valladolid. Murió a XX6 de Diciembre del año 1548Autor
La lápida tenía un escudo con sus armas en el centro.
Arquitectura de la Cartuja
No se sabe mucho sobre los primeros edificios en Aniago. La información es más precisa a partir de la llegada de los capellanes mozárabes. En esos años, se construyó un hospital y un seminario. Las obras de la iglesia comenzaron lentamente, por lo que usaron dos oratorios temporales.
Cuando llegaron los cartujos, usaron esos edificios al principio. Pero pronto necesitaron construir una iglesia que se adaptara a sus costumbres y, sobre todo, un claustro con celdas individuales. Querían:
«[...] una yglesia de nuevo de una nave en que aya tres coros, uno para los monjes, otro para los frayres
barbudos, otro para los seglares, ítem un
para los monjes e doze para los frayres barbudos.»
capitulo, e sacristanía, e un claustro pequeño. ítem veynte e quatro celdas
No consiguieron los fondos necesarios para construir los edificios principales hasta la época de los Reyes Católicos. Contaron con el apoyo real y la ayuda de otras cartujas, como la de las Cuevas en Sevilla. Esta última financió partes del claustro, el refectorio (comedor) y la iglesia.
Al recinto, rodeado por la muralla, se accedía por una puerta con una portada de piedra y grandes dovelas (piezas de arco). Originalmente, tenía una parte superior con escudos reales y episcopales, rematada por una cruz de piedra. El edificio de la botica (farmacia) estaba junto a la puerta. Sus recipientes de cerámica están repartidos en colecciones y museos. La cerámica es de Talavera y tiene un dibujo de un águila de dos cabezas con una corona imperial y el escudo de España. El águila sostiene el Toisón de Oro.
La iglesia
La iglesia tenía una sola nave y un ábside (parte trasera) poligonal orientado al este. Se construyó con piedra en la parte inferior y ladrillo en la superior. Era una construcción sencilla que se terminó a finales del siglo XV. Tenía bóvedas de crucería, pero no queda ningún rastro de ellas. Tampoco hay señales de las separaciones físicas entre monjes, hermanos y laicos, que eran características de los edificios cartujos.
En el siglo XVIII, los muros y las bóvedas se cubrieron con decoraciones de yeso. Estas fueron hechas por un fraile converso (un lego sin opción al sacerdocio). Debajo de las ventanas, hizo un friso decorado con tarjetas de rocallas, cabezas de ángeles, guirnaldas y temas marinos. Incluso representó una escena religiosa donde la Virgen derrota a una bestia.
La sala capitular se construyó junto al lado de la Epístola (derecha del altar). Probablemente se usó como sacristía y como primera iglesia antes de la construcción definitiva. Sus muros y parte de las decoraciones de yeso aún se conservan. Tenía una bóveda de cañón y lunetos muy decorados, además de un friso con inscripciones, todo de alrededor de 1720-1730.
La espadaña aún se alza sobre las ruinas de la iglesia y del pueblo deshabitado, manteniéndose en un equilibrio difícil. En la parte superior, en el arco de las campanas, se puede ver cómo la dovela central (clave) se está moviendo. Es de planta cuadrada, construida en piedra y decorada con bolas. Desde el interior del ábside, se accedía a una capilla cuadrada llamada del Relicario, construida entre 1542 y 1547.
- Detalles
El claustro
El claustro de los monjes estaba junto a la cabecera de la iglesia. Se construyó a finales del siglo XV. Las celdas individuales rodeaban tres de las paredes. Tenían dos pisos: en el de abajo, cada monje tenía un pequeño taller y dos puertas. Una daba a un pasillo interior con letrinas al fondo; la otra, a un huerto y jardín que cada monje cultivaba. Había un pequeño agujero por donde un lego o converso les entregaba la comida. El piso de arriba era el dormitorio.
En Aniago se conserva toda la fachada sur de las celdas, con ventanas cuadradas de piedra en el piso superior y las puertas de acceso a cada huerto. Los muros son de ladrillo.
Patrimonio disperso
Gracias a un inventario detallado de 1809, sabemos sobre el patrimonio artístico y los objetos religiosos que había en la cartuja de Aniago. Las descripciones de las piezas y su ubicación quedaron registradas, lo que también ayuda a describir las capillas y sus altares, aunque la mayoría de las obras se han perdido.
A pesar de esto, se han localizado algunas obras que los historiadores de arte han estudiado. Especialmente en la iglesia de la Visitación de Villanueva de Duero, donde se recogieron después de la expulsión de los monjes. También se exponen algunas en el Museo Nacional de Escultura en Valladolid, en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, en el Museo de Valladolid y en algunas colecciones privadas.
- En la iglesia de la Visitación de Villanueva
- Dos pequeños retablos clásicos con columnas. Fueron hechos por Diego Basoco en 1621 para la cartuja de Aniago. En uno de ellos hay una escultura de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas. Estaban a la entrada de la iglesia y probablemente fueron pensados para pinturas. El viajero Antonio Ponz los vio en 1783 y los describió en su obra Viage de España.
- Otro retablo barroco con columnas, también de Diego Basoco y del mismo año 1621. En el centro tiene una escultura barroca del Nazareno (una imagen para vestir) del siglo XVIII. En la parte superior tiene un Arcángel del siglo XVII.
- Retablo de Diego Basoco y esculturas
- Otro retablo también de Diego Basoco (1621). En su parte inferior (banco o predela) hay pinturas sobre la Estigmatización de San Francisco y la Aparición del Niño Jesús a San Antonio de Padua.
- Escultura de San José con el Niño, del siglo XVIII. Se cree que es del taller de los hermanos Pedro y Manuel de Ávila.
- En el presbiterio de la iglesia, en un lugar destacado, hay una escultura de mediados del siglo XVI: la Virgen del Rosario. Procede de una capilla que pertenecía a los sirvientes de la cartuja.
- Grupo de la Piedad de Nuestra Señora de Aniago, en piedra. Fue la imagen principal de la cartuja. Es una obra gótica de un taller austro-bohemio. Fue un regalo del rey Fernando de Aragón (hijo de Juan II de Castilla) al obispo Juan Vázquez de Cepeda, quien a su vez la donó a los monjes para que fuera la imagen principal del altar mayor de la iglesia.
- Cristo Yacente, que estaba en la parte inferior del retablo mayor de la cartuja. Es una obra del siglo XVII y se atribuye al taller o al entorno de Gregorio Fernández.
- Pareja de bustos de las santas Justa y Rufina con reliquias dentro. Estaban en la capilla añadida llamada del Relicario. Están colocadas en ménsulas (soportes) a cada lado del retablo de Santo Tomás. Las dos esculturas en este retablo, San Roque y San Antonio Abad, son del siglo XVIII y también proceden de la cartuja.
- Esculturas descritas
- En el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid
- Busto del Ecce-Homo de Juan de Juni. Obra de alrededor de 1545. Es una escultura policromada (pintada), del Renacimiento español, de la escuela castellana. Después de la expulsión de los monjes, pasó a la iglesia de Villanueva y luego al Museo Catedralicio, donde se conserva.
- Una Cabeza de San Juan Bautista del escultor Juan de Juni, de la misma fecha que el busto anterior, también de la escuela castellana. La obra se encuentra en el Museo Catedralicio de Valladolid. Fue donada a una iglesia a principios del siglo XX y procede de la desamortización del convento de Aniago.
- Obras en el Museo Catedralicio
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Cabeza del Bautista de Juan de Juni
- La sillería (asientos) de los dos coros, para monjes y legos, se encuentra en Nueva York.
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Véase también
- Aniago
- Orden de los Cartujos