Batalla de Tarija para niños
Datos para niños Batalla de Tarija |
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Guerra de la independencia de Argentina Parte de Guerras de independencia hispanoamericanas |
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Ilustración de la Batalla de Tarija en el Combate en el Campo de La Tablada, obra de Jhonny Ponce de León Romero.
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Fecha | 1817 Inicio: 14 de abril Fin: 15 de abril |
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Lugar | Tarija, Provincia de Tarija, Provincias Unidas del Río de la Plata | |||
Coordenadas | 21°32′02″S 64°44′03″O / -21.533916666667, -64.734277777778 | |||
Resultado | Victoria rioplatense | |||
Beligerantes | ||||
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La batalla de Tarija, fue una de las tantas batallas que se dio en la provincia de Tarija en su etapa de emancipación (1810-1825). La batalla se libró por la tarde del 14 de abril en la villa de Tarija y concluyó por la mañana del 15 de abril de 1817 con el “combate en el Campo de La Tablada”, finalizó oficialmente por la tarde con la capitulación realista en la villa de Tarija.
Fue una batalla no planificada por parte de las fuerzas patriotas del tucumano Cnel. Gregorio Aráoz de Lamadrid y las fuerzas gauchas tarijeñas del chileno Tcnel. Francisco Pérez de Uriondo, contra las fuerzas realistas al mando del comandante Cnel. Mateo Ramírez.
Contenido
Antecedentes
A fines de 1816 empezó una nueva retoma española al territorio rioplatense, el realista Melchor José Lavin —José Melchor Lavín o, Levín— había llegado a Tarija con sus tropas y, se enfrentó al teniente coronel y gobernador de Tarija, Francisco Pérez de Uriondo, quien organizó distintos ataques a Melchor Lavín, a mediados del año Melchor Lavín fue nombrado gobernador.
El general español José de La Serna y Martínez de Hinojosa, llega a Tarija el 28 de noviembre [diciembre] de 1816, con el objeto de ocupar la villa y sus alrededores, reorganizando los escuadrones “San Carlos” y el de “Cazadores”, encargado de ambos, el coronel Antonio Vigil. En los primeros días de diciembre, salió de la ciudad de Tarija el coronel Vigil con el escuadrón “Cazadores” y dos compañías de infantería, sobre las Salinas, en persecución de Francisco de Uriondo.
En enero de 1817 se retiró de Tarija el general La Serna para ir a Salta y Jujuy, dejando de gobernador al general Antonio María Álvarez, a fines de este mes Álvarez que se hallaba muy delicado de salud, deja la gobernación y se ausenta de Tarija, vino en su lugar el comandante Mateo Ramírez en calidad de gobernador y también, junto a los subcomandantes Andrés de Santa Cruz y Malacabeza. El coronel Vigil fue llamado al cuartel general. Ocupada la provincia de Tarija por numerosas fuerzas realistas, todos los independentistas se encontraron desorientados y, se intentaron organizar por las zonas de Sella, Salinas, Bermejo y Padcaya.
Formación de la expedición al Alto Perú
El Escuadrón de Húsares de Tucumán fue creado por el director supremo Juan Martín de Pueyrredón en septiembre de 1816 con los voluntarios tucumanos reclutados por Gregorio Aráoz de Lamadrid, a quien ascendió a teniente coronel y puso de comandante del cuerpo, luego de que éste le solicitara la baja del servicio si sus voluntarios eran incorporados a otro cuerpo, como lo habían sido los Húsares de la Muerte, que antes había creado en el Alto Perú. Contaba con un escuadrón de dos compañías con 173 plazas, que luego aumentó con prisioneros hechos en Santiago del Estero a cerca de 200 plazas.
Expresó Lamadrid que Belgrano:
(...) propúsome una tarde en el mes de febrero, si me animaría yo á internarme hasta Oruro por el despoblado de Atacama, con solo mi cuerpo de húsares, y llevando á demas tres compañias de infanteria de 50 hombres cada una, con el objeto de sorprender las guarniciones que había dejado el general La Serna en los pueblos de su retaguardia, conmover á los naturales del país contra el ejército español, y últimamente con el de llamar sobre mi á éste, como el único medio de dar tiempo á nuestros pueblos y ejército para poder aumentar este y proporcionarle los elementos necesarios para una nueva campaña.
Aráoz de Lamadrid aceptó la empresa respondiendo:
Estoy pronto mi general para marchar cuando V.E. lo ordene, y me asiste la esperanza de que llenaré los deseos de V.E. ó moriré con gloria combatiendo por la Independencia y libertad de mi patria.
Manuel Belgrano le ordenó que comenzara los preparativos mientras él reunía 400 caballos herrados y 600 mulas indispensables para la expedición, en la que irían además 2 cañones ligeros de calibre 4, que Aráoz de Lamadrid rechazó, pero Belgrano ordenó que los llevara. Fueron alistadas secretamente tres compañías de 50 hombres, además de los capitanes y oficiales, cada una pertenecientes respectivamente a los regimientos de infantería N° 2, 3 y 9 de guarnición en Tucumán. Completaban la división 50 milicianos de "Dragones de Tucumán" al mando del capitán José Carrasco con funciones no combatientes, tomados del cuerpo apodado los “Peladitos” de Famaillá. La división llevaba 200 pesos fuertes para sus gastos. Aráoz de Lamadrid intercambió 12 soldados que se hallaban en otros cuerpos, que lo habían acompañado en la retirada de Culpina, por 36 reclutas de su cuerpo de húsares, por lo que éste se redujo a 150 plazas.
Partida de la división y cambio de planes
Luego de partir de Lules y reunirse en la plaza de San Miguel de Tucumán, en donde Manuel Belgrano les entregó a cada soldado un poncho verde y los arengó, el 18 de marzo de 1817 partieron los más de entre 300 y 350 soldados y 50 milicianos con dos piezas de artillería, caballos y las mulas en número justo para las cargas, siendo la mayoría de estas últimas de las mismas que habían acompañado al ejército desde su retirada del Alto Perú luego de la Batalla de Viluma (o de Sipe Sipe).
Rumbo al norte argentino
Saliendo de San Miguel de Tucumán hasta Trancas, la división subió a los valles Calchaquíes, llegando a los 8 días al valle de San Carlos, en donde desertaron dos infantes y luego a Guachipas. Por la tarde llegó allí un oficial de milicias tucumanas conduciendo 74 caballos y ninguna mula, con una nota de Belgrano expresándole que eran los únicos que había podido reunir.
Aráoz de Lamadrid creyó que la división perecería en el despoblado de Atacama, pero, De La Madrid decidió detenerse en Salta, ya que él estaba informado de que en la Republiqueta de Tarija estaba de gobernador Francisco "Pancho" Pérez de Uriondo, mandó a sus emisarios para hacer conocer la necesidad de auxilio y subsidios de monturas, caballos, mulas, entre otras cosas y, contestó que se proporcionaría de estas en Tarija y, al día siguiente, desde San Carlos varió su ruta por el norte de Jujuy, viajando en dirección a las tierras del Marquesado de Yavi, pasó por Casabindo, y sin ser visto por los realistas se dirigió a Tarija.
Según las instrucciones que yo llevaba de mi general, yo debía marchar á Oruro, como dije atrás, por el despoblado, pero como no me alcanzaron en los valles de Calchaquí sino setenta y tantos caballos herrados, que fueron los únicos que pudo mandarme, y no llevaba yo mas mulas que las montadas y unas pocas sueltas, y eran estas de las que nos habían servido en la retirada de Sipe-Sipe, juzgué que iba á perecer inútilmente en el despoblado con toda mi división sin llenar los deseos de mi general. Fue por esta razón porque varié mi rumbo a Tarija donde me seria fácil proveerme de las cabalgaduras necesarias. Aráoz de Lamadrid en sus Observaciones a las Memorias Póstumas del General Paz.
Cangrejillos
Al atravesar el camino de postas del oeste de Tarija con la quebrada de Humahuaca, el 8 de abril una partida al mando del capitán Mariano García, se dirigieron desde Colpayo a Cangrejillos. En su camino se cruzó, en Cangrejillos, con una guardia o patrulla de realista que se hallaba en uno de los puestos del Marquesado de Yavi, apresando a 6 hombres y dando muerte a un teniente y 6 soldados, sufriendo la muerte del teniente de húsares Cayetano Mendoza; también, la guardia llevaba el correo a la Comandancia del Ejército Realista, en ella se encontraba una carta del comandante de la guarnición de Tarija, el Cnel. Ramírez, en la cual [el] indicaba que estaba sin municiones debido a algunos enfrentamientos con las tropas de Don Francisco de Uriondo. Esta guardia fue apresada, también los 2 o 3 encargados de la posta de Cangrejillos para que no dieran aviso de su pasaje. Este prematuro ataque alarmó al ejército realista, que tomó precauciones. La división logró pasar por las cercanías de Yavi sin ser percibida.
Como Aráoz de Lamadrid había enviado desde San Carlos un mensaje a Belgrano expresándole los motivos del cambio de ruta, al acercarse a Tarija recibió la respuesta en términos de amarga queja por el cambio de planes. Aráoz de Lamadrid respondió con una carta reprochándole no haber recibido las cabalgaduras necesarias para atravesar el desierto y reclamándole la libertad de acción en vistas de la lejanía en que se hallaba Belgrano.
Entrada a Tarija
El trayecto de recorrido en la Republiqueta de Tarija para llegar a la Villa de Tarija fue por el camino de Guaillajara —o Guayajara—, la Pampa de Taxara y la cuesta de Sama, que desde Pasajes llega a Pinos y, luego, directamente pasar por el río Camacho, por entre Chaguaya y Alisos, rodeando Concepción para llegar a Tolomosa y por la Puerta del Gallinazo —oeste de la Villa—.
Lugones indica los siguientes términos:
“…tomamos un rumbo enteramente opuesto al despoblado y a Tupiza, que quedaron a nuestra espalda y, en la marcha de toda la noche y el día, trastornamos las elevadas cumbres de la cordillera de Tarija, dejando a nuestra derecha el camino real de Cuyambuyu, entramos al de la quebrada de Tolosa (Tolomosa) y, marchando sin parar otra noche y un día más, descendimos como el rayo sobre Tarija por la puerta del Gallinazo”
También se indica que:
“…después de un amago a Yavi por el camino a Pumahuasi, rumbo este por la altiplanicie (Modesto Omiste), para bajar hasta llegar a Guaillajara y nacientes del río Camacho, senda patriótica que aún utiliza el gauchaje de Jujuy y Salta en sus incursiones al valle de Tarija, continuando por Alisos, Pampa Redonda y Tolosa [Tolomosa] hasta el Portal del Gallinazo, Villa de Tarija”
Las consecuencias de recorrer la pampa semiárido, las cumbres y quebradas que estaban aproximadamente 2800 y 3000 m s. n. m. y bajar 1700 m s. n. m., que era la altura media del valle de Tarija, por el cansancio de las tropas y de los caballos y, Lamadrid al enterarse de que Uriondo no era gobernador, evita la tropa de vanguardia organizada por José de la Serna y Martínez de Hinojosa, siendo la tropa mayor comandada por el gobernador posesionado por La Serna, Mateo Ramírez, en la Villa de Tarija con su cuartel general en el cabildo capitular; y 140 jinetes y algo de artillería al mando de los subcomandantes Malacabeza y Andrés de Santa Cruz y Calahumana ubicados en el Valle de la Concepción.
Batalla de Tarija
Gregorio Aráoz de Lamadrid al mando de 400 hombres y 2 cañones ingresa por la Puerta del Gallinazo y, se presenta ante Cmdt. Tcnel. Francisco Pérez de Uriondo que comandaba un millar de gauchos tarijeños (quiénes vestían de manera típica, sombreros, ponchos, camisas, algunos con pañoleta, fajas, con pantalones simples o también bombachas de campo, de botas con espuelas y zapatos con polainas y espuelas; armados con facones, boleadoras, sables e incluso usaban las espuelas de los calzados y, también armas de fuego). Estos se encontraron con Lamadrid entre las 15:00 y 16:00 de la tarde, este fue informado de lo sucedido y acontecido, Lamadrid y Uriondo organizaron a los gauchos tucumanos-tarijeños para empezar sus movimientos, Mateo Ramírez al enterarse pensó que eran algunos gauchos comandados por Uriondo (quien había partido con sus fuerzas desde San Ramón de la Nueva Orán hacia Tarija), aproximadamente a las 18:00 decidió enfrentarlos en manera de desdén, por lo que el Cnel. Ramírez ordenó la salida de los granaderos del Cuzco (recientemente incorporados al Batallón de Gerona) para atacarlas, expresando: «Vamos a desparpajar a esos gauchos». Ramírez al estar cruzando el río Guadalquivir, observó el despliegue de los gauchos y se dio cuenta de que no eran fuerzas irregulares, Lamadrid ordenó que se montasen los cañones y desplegó su infantería en batalla, rompiendo inmediatamente el fuego y combatiendo a los realistas, por las inmediaciones del Guadalquivir y los callejones al Portal del Gallinazo; al sentir los tiros de cañón y ver el despliegue de la infantería, Ramírez, repasando el río, la caballería independentista lo cargó con denuedo logrando que entren al centro de la ciudad, en la Plaza Mayor y el Cuartel —Cabildo—, cuales estaban protegida por las trincheras (colocadas por órdenes De la Serna en 1816).
Lamadrid y Uriondo, ocuparon con sus fuerzas el Alto de San Roque que la domina por completo, se emplazaron los 2 cañones y comenzaron a disparar hacia los realistas y después de disparar algunos cañonazos con acierto, se dio alto al fuego, Lamadrid y Uriondo enviaron como emisario a Manuel Cainzo con una intimación que decía:
Si en el término de media hora, no se rinde usted a discreción, con la división de su mando, tanto usted como ella, serán pasados a cuchillo. –Dios guarde a usted muchos años. Puerta del Gallinazo, abril 14 de 1817. Gregorio Aráoz de La Madrid. Señor Comandante de la guarnición de Tarija Don Mateo Ramírez.
Cainzo fue recibido en la plaza, regresó luego con la siguiente contestación de rechazo que decía:
He recibido su oficio de usted en el que se me impone pena de ser pasado a degüello con la guarnición de mi mando, si en el término de media hora no me entrego a discreción. –Los oficiales de honor sólo por tirar cuatro tiros no se entregan a discreción; lo haré sólo cuando me queden veinte hombres, y estos sin municiones útiles para batirse. –Dios guarde a usted muchos años. –Tarija abril 14 de 1817. –El Gobernador de esta Plaza Mateo Ramírez. –Señor D. Gregorio Aráoz de La Madrid, Comandante de la división que se presenta al frente en el campo de esta Villa.
Durante la noche se continuó el fuego sobre la plaza y, la caballería gaucha ocupó todas las salidas del pueblo, donde se situaron los guerrilleros que se habían incorporado conducidos por sus caudillos; de manera que Tarija estaba herméticamente cercada, siendo imposible salir de ella ni penetrar en el recinto de la plaza que rodeaba la tropa de línea.
Los gauchos montoneros tarijeños que estaban abriendo fuego, también estaban comandados por los caudillos José María Avilés, Manuel Rojas, Juan Esteban Garay, Matías Guerrero Juan Ignacio Mendieta, Joaquín Tejerina, Eustaquio Méndez, Manuel Cainzo, entre otros caudillos que estaban comandados por el caudillo Francisco de Uriondo; los independentistas lograron capturar a los mensajeros despachados con pedidos de ayuda hacia las divisiones ubicadas en el valle de Concepción y a Cinti (actual Camargo), mandada esta última por el presidente del Alto Perú, el brigadier de Marina José Pascual de Vivero Salavarria. Andrés de Santa Cruz, quien se hallaba casualmente en la Villa de Tarija, había dejado a Malacabeza comandando la división realista en Concepción, Santa Cruz intentó ayudar a Ramírez para ir en busca de su división, pero no lo logró y fue apresado por los gauchos tarijeños.
Combate en el Campo de La Tablada
Se presume que al escuchar los cañonazos, las fuerzas realistas acantonadas en el valle de Concepción se dirigieron hacia Tarija, entrando Tolomosa para luego dirigirse al Campo de La Tablada por las primeras horas del 15 de abril de 1817 al mando del oficial y subcomandante, Cap. Malacabeza.
Al rayar el alba, Lamadrid recorría personalmente las trincheras sitiadas, para proceder al asalto reuniéndose nuevamente con los gauchos para atacar, recibió el aviso de que un destacamento de tropas avanzaba y que ya estaban en Tolomosa.
En el momento, empezó a organizar a su contingente para partir hacia el Campo de La Tablada, el caudillo Uriondo comandando a los otros caudillos junto al mayor Antonio Giles, se quedarían en el asedio de la plaza ocupándose de que nadie escape. Los realistas de la Villa ocuparon torres y techos para presenciar la contienda, alistándose a salir de sus trincheras para atacar por retaguardia a Lamadrid, pero los gauchos, que durante esa noche y el día anterior se incorporaron a la expedición, mandados por Uriondo ocuparon la cuenca del río Guadalquivir, batiéndose con los granaderos del Cuzco, sin dejarlos salir de sus trincheras; sin tan oportuno auxilio, seguro hubiera sido tomada la retaguardia de los patriotas por las tropas de la plaza.
Aráoz de Lamadrid había salido a reconocerlas con solo 32 húsares, 12 infantes y 4 dragones, la tropa de Lamadrid para el Combate en La Tablada, estaba conformada por 46 hombres: el Cnel. Gregorio Aráoz de Lamadrid, el Cap. Lorenzo Lugones [Trejo] (que viajaba como aventurero en la expedición), el ayudante Manuel Cainzo, Sgto. My. Antonio Giles, Cnel. Melchor Daza, el Tte. Victorio Llorenti, Sgto. Manuel Leoncio Rico, Cap. Mariano García, Of. José Martín Ferreyra Mealla, Of. Francisco Pombo de Otero.
Cuando llegó Lamadrid al sitio del combate y, al encontrarse de pronto con las fuerzas realistas, se convenció de la superioridad del número de sus enemigos; la caballería se le venía encima, precedida de los infantes desplegados en tiradores. Entonces se envió a Llorenti en busca de la 1° compañía de húsares al mando del capitán Mariano García y cargó sable; comprendió Lamadrid que volver las espaldas en espera del refuerzo pedido era desanimar a sus soldados, que nunca lo habían visto sino cargando en primera línea, y así, ordenó a Lugones que con 14 hombres ataque por la izquierda, y con los otros a Cainzo cargue por la derecha, y Lamadrid con el resto por el centro dando la voz de: «Carabinas a la espalda, sable en mano y a degüello», de esa manera se lanzó sobre los enemigos comandados por Malacabeza. El escuadrón que venía mandado por el Capitán Baca —Vaca—, que conocía a Lamadrid, se aterró y se puso en fuga, ya que era compuesto en parte por milicianos.
Cuando llegó al lugar el capitán García con sus húsares, encontró en mano obteniendo la victoria del Combate en el Campo de La Tablada, en la que murieron 65 realistas, incluso 2 oficiales, quedando prisioneros otros 40, con solo un muerto independentista siendo el portaestandarte, el “Negro Herrador” y 3 soldados heridos.
Rendición realista
Luego del combate, el comandante Gregorio Aráoz se trasladó con la artillería toda y los infantes al Alto de San Juan, ordenando suspender el fuego para ver qué efecto producía en la plaza el informe de los prisioneros. Al notar correteos de oficiales en la plaza y que llamaban a junta de jefes, el ayudante Manuel Cainzo se dirigió con una intimación por parte de Lamadrid que decía:
Nunca ha sido impropio de oficiales de honor el rendirse a discreción, cuando no tienen como sostenerse ni esperanza de auxilio como usted, pues ni Lubin [Lavin], ni O’Reilly, a quienes usted ha escrito para el efecto, pueden hacerlo porque no tienen una fuerza capaz de resistir a la mía. (…)
Dios guarde a usted muchos años. -Alto de San Juan, abril 15 de 1817. -Señor Teniente Coronel y Comandante de la Guarnición de Tarija D. MATEO RAMIREZ”.
El teniente Cainzo regresó portador de la respuesta siguiente de Ramírez, que decía:
Visto el oficio de usted, que acabo de recibir, en que se me hace la segunda intimación, anticipándome haberme negado los recursos pedidos a Lubin [Lavin] y O’Reilly, por la toma, según se deja entrever, de los pliegos que remití a estos. Contesto a Ud. que este motivo no es bastante para desmayar yo ni mis oficiales para sostener hasta el último extremo las armas de S.M. en esta plaza, pues aún tengo fuerzas suficientes y bien dotadas de lo necesario, según lo verá Ud. Más la derrota que ha sufrido el escuadrón de caballería me hace entrar en capitulación consultando con la humanidad por parte de ambas divisiones, si la admite usted bajo los términos siguientes.1°. –Que se nos reciba prisioneros a todos los de esta guarnición con los honores de la guerra, y uso de espadas para los oficiales, permitiéndonos bagajes hasta el depósito de prisioneros.
2°. –Que los paisanos a quienes hemos comprometido a tomar las armas sean bien tratados, permitiéndoseles la existencia al lado de sus familias.
3°. –Que entren en la Plaza solo las tropas de línea, que eviten todo desorden en el pueblo.
Bajo estas bases y persuadidos que Ud. como oficial de honor, que sabe observar lo propuesto, hemos venido en ello unánimes y conformes, de cuya aceptación espero el aviso.
–Tarija, abril 15 de 1817. –Mateo Ramírez. –Señor Comandante del bloqueo de esta Villa.
La contestación de Lamadrid a la propuesta fue la siguiente:
En el oficio de usted que acabo de recibir he tenido a bien admitir la rendición de esa plaza, bajo los tres artículos propuestos, por una generosidad propia del carácter americano, en la inteligencia de que ahora mismo deberá salir con toda la guarnición a rendir las armas al Campo de Las Carreras, situado al este del pueblo, con sus respectivos jefes y oficiales. –Dios guarde a usted muchos años. –Alto de San Juan, a 15 de abril de 1817. Gregorio Aráoz de La Madrid. –Señor Comandante de la Guarnición de Tarija–D. MATEO RAMIREZ.
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Bandera del Ejército de los Andes, usada también por divisiones del Ejército Auxiliar.
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Bandera usada como segunda en Tarija, versión de la bandera de la nación rioplatense.
Gregorio Aráoz, en horas de la tarde, luego de que Ramírez aceptara la segunda intimidación (rendición), el sargento mayor de artillería, Antonio Giles, acompañó en marcha a Ramírez al “Campo de Las Carreras” (este de la Villa de Tarija, hoy zona del barrio La Pampa) —donde se procedió a la ceremonia de la Capitulación— a presentarse al frente de su línea de entre 234 y 300 hombres formado una columna, para que el comandante de guarnición Cnel. Mateo Ramírez, el subcomandante Cap. Andrés de Santa Cruz y (posiblemente) el subcomandante Cap. Malacabeza y, toda su división compuesta entre 234 y 300 soldados, 3 tenientes coroneles, 1 graduado, 3 capitanes, 2 ayudantes mayores, 4 tenientes y 8 subtenientes rindieron sus armas ante el Cnel. Gregorio Aráoz de Lamadrid y el Tcnel. Francisco Pérez de Uriondo, en frente a la bandera Argentina y a la bandera de Tarija.
Dejando a la División de Lamadrid más de 300 prisioneros, 480 fusiles, 140 armas de toda clase, 20 sables, 47 lanzas, 5 a 8 cajas de guerra, abundantes municiones, 210 tercerolas, una bandera o estandarte, útiles de maestranza, víveres, y muchos pertrechos militares, posteriormente fueron encontrados otros 50 fusiles. El costo total del ataque a Tarija fue de 2 muertos y entre 5 y 7 heridos.
Lamadrid y sus preparativos para el rumbo al Alto Perú
Lamadrid envió un mensaje a Belgrano comunicándole la victoria, le avisó que se enviaría los prisioneros (entre estos Mateo Ramírez y Andrés de Santa Cruz) por la ruta del Chaco escoltados por una compañía de 50 milicianos al mando del capitán José [Alejandro] Carrasco que había llevado con la división, lo que ocurrió dos días después, fueron destinados a San Miguel de Tucumán, para luego ser enviados a la prisión de Las Bruscas de Buenos Aires. Belgrano le respondió:
Tiene Vd. sobrada razón para decir que un general no puede dar instrucciones tan terminantes á tan larga distancia de los mil acontecimientos que pueden sobrevenir, y desde este mismo momento está V. facultado con todo mi poder para obrar como mejor le pareciese.
Le remitió además Belgrano los despachos de coronel graduado con la fecha del día de la batalla (que recibió en Chuquisaca), quedando el escuadrón de húsares de Tucumán elevado a regimiento de dos escuadrones.
Aráoz de Lamadrid, permaneció en Tarija hasta el 5 de mayo de 1817, antes de partir al Alto Perú, designó a Francisco Pérez de Uriondo nuevamente gobernador de Tarija; inició sus preparativos organizando los húsares, que fueron aumentados con un segundo escuadrón formado por unos 60 gauchos tarijeños voluntarios y unos pocos prisioneros que antes habían pertenecido al Ejército Auxiliar, la división se llamó “División Victoriosa de Tarija”, también se aumentó sus compañías de infantería con prisioneros voluntarios de 130 granaderos del Cuzco que aceptaron unírsele, después de organizarse prosiguió su rumbo al Alto Perú, aunque decidió cambiar su objetivo que era la villa de Oruro hacia la ciudad de La Plata.
En julio del mismo año Tarija volvió a ser retomada por el Ejército realista, a la cabeza de Mariano Ricafort, junto a Pedro Antonio Olañeta y Melchor José Lavin.
Publicación en la Gaceta Extraordinaria de Buenos Aires
El 18 de abril Gregorio Aráoz de Lamadrid envía todo los documentos de lo acontecido a Manuel Belgrano, en especial la parte militar; Belgrano emocionado por la victoria en Tarija, envía dichos documentos Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Pueyrredón ordena que se publique los documentos a la Gazeta Extraordinaria de Buenos-Ayres.
EXTRAORDINARIA DE BUENOS AYRES – DEL JUEVES 22 DE MAYO DE 1817 Num. 2.° Parte del Comandante Madrid al Capitán General Manuel Belgrano desde Tarija en 18 de abril.
Excelentísimo Señor.— El 14 de abril, a las 4 de la tarde, me presenté por la Puerta de Gallinazo, al Oeste de esta Villa, sorprendiendo completamente al enemigo a costa de las mayores precauciones, pues no me sintió, hasta que llegué a dicho punto, que dista seis cuadras del pueblo.
Una legua antes de llegar a éste, mandé al Capitán de la Primera Compañía de Húsares don Manuel Toro, con la suya, llevando a más de sus órdenes, los Capitanes don Alejo Colet del Número 2, don Alejandro Carrasco de Dragones de las Milicia de Tucumán, con sus respectivas Compañías y; al Capitán de Gauchos de Santa Victoria, don José Antonio Ruiz con 40 de aquellos, con orden de situarse en el Campo de Las Carreras para evitar la reunión de la Caballería enemiga , que se hallaba situada en el Valle de La Concepción, distante 5 leguas de esta Villa, en caso de intentarlo.Y como yo me avistase primero con las Compañías 2º de Húsares, 3º y 9º de Infantería, algunos gauchos, con los Capitanes don Juan Esteban Garay y don Matías Guerrero y las 2 piezas de Artillería, salió el enemigo a mi frente en número de 200 Infantes -en cuyo tiempo mandó Toro al Teniente don José Martín Ferreira, ocupara con una Partida el Alto de San Juan, situado al Norte, orilla de esta Villa- los que inmediatamente fueron encerrados en sus trincheras, pues las tenían bien fortificadas, por dirección del General La Serna, dejando en la playa del río 2 muertos y matando de un balazo al negro herrador.
En seguida se montó la artillería y rompió el fuego, mi Segundo el Sargento Mayor don Antonio Giles, con tan buen acierto, que a los 6 tiros logró desalojar a los que ocupaban las barrancas del río que nos dividía, con cuyo motivo, mandé cesar el fuego, y dirigí por medio de mí Ayudante don Manuel Cainzo, un oficio al Comandante enemigo, intimándole rendición, de cuyo contenido y contestación impondrá a Vuestra Excelencia, mi Número 27, como igualmente del que pasé después, y su contesto: vista la primera, ordené al Capitán de la 2º de Húsares don Mariano García marchase al Alto de San Juan, y reunido a Ferreira, que se hallaba situado en aquel punto, la sostuviese a toda costa; al Capitán don Francisco Pombo de Otero, que echando pie a tierra con su Compañía, se situase sobre la barranca del río; al de la misma clase, don Manuel Segovia con la suya y una pieza de Artillería, ocupara los corrales llamados del Matadero, al oeste del pueblo, distante 3 cuadras de la Plaza, lo que ejecutaron todos con la mayor bizarría, haciendo abandonar las primeras trincheras en todos los puntos, y entrándose hasta muy cerca de la Plaza, lo que también ejecutaron los Capitanes Toro, Colet y Carrasco, por los que se destinó.
En esta posición me tomó la noche, y habiéndome dado parte el Mayor Giles de los puntos que ocupaban dichas Divisiones, marché con una escolta que había nombrado para reserva, compuesta de 20 Húsares, 12 Infantes y 4 Dragones, al Campo de Las Carreras, llevando la otra pieza de Artillería que ya se había inutilizado, y ordené abandonaran las posiciones tomadas para evitar que con la noche pudiesen desordenarse los soldados viéndose dentro del pueblo, mandando al Capitán Otero con García y Ferreira ocupar mi primera posición en la Puerta de Gallinazo, cubriendo con Partidas aquel costado, y haciendo replegar a la mía. A los Capitanes Toro, Segovia, Colet y Carrasco, verifiqué lo mismo de modo que quedó el pueblo circumbalado.
Al rayar el día 15 de abril, ordené a Otero ocupara el Alto de San Juan, dejando una Partida en la posición que había tenido, y mandando a Segovia con su Compañía y parte de la Primera de Húsares con el Teniente don Rafael Riesco ocupar las calles de San Francisco y San Agustín, lo que verificaron.
Marché con el resto a donde estaba Otero, de allí destiné al Capitán Colet con su Compañía y, Carrasco con parte de la suya, a la Fortificación que tenía el enemigo en la Capilla de San Roque que era la más fuerte, y fue tanto el ardor con que se avanzaron, que lograron situarse –a pesar del vivo fuego que recibían- en unos ranchos que distaban diez o doce varas de dichas fortificaciones.De la altura que yo ocupaba, se dirigieron algunos cañonazos a la Capilla dicha y también al Cabildo con el mejor acierto y, cuando a las 9 de la mañana me preparaba para asaltar las trincheras, apareció por la Pampa de La Tablada la Caballería enemiga con alguna Infantería en número de 140 hombres, lo que me obligó a salir en el acto con la Escolta y veinte Húsares al mando de Ferreira, llevando a los Oficiales Otero, Cainzo, Gainza y de aventurero don Lorenzo Lugones. A éste, lo destiné por mi izquierda con 8 hombres y, mandando, por mi derecha a mi Ayudante Cainzo con 12, seguí con el resto por el centro a encontrar al enemigo que venía cargando con vivo fuego: ordenar la carga, tocar a degüello y quedar el campo cubierto de 65 cadáveres, entre ellos 2 Oficiales, 40 prisioneros, porción de armamento y cabalgaduras fue todo uno, sin haber perdido en esta jornada tan heroica un solo hombre, en la cual se distinguieron los Oficiales y tropa con un valor sin segundo, particularmente el valiente Cainzo, que fue el primero que se mezcló con el enemigo.
Después de concluida esta operación, regresé a mi antigua posición, que había quedado ocupada por mi Segundo y; habiéndole despachado 4 prisioneros al Comandante enemigo, para que le instruyeran de la suerte que había corrido su Caballería, y de la bravura de los Defensores de la Patria, le hice la Segunda intimidación por medio del Capitán García, a lo que no pudiendo resistir, salió al Campo de las Carreras con toda su División compuesta de 234 hombres, 3 Tenientes Coroneles, incluso el Comandante y, 1 Graduado, 3 Capitanes, 2 Ayudantes Mayores, 4 Tenientes y 8 Subtenientes y, rindiendo las armas, quedaron prisioneros.
Los fusiles tomados son 400, como verá Vuestra Excelencia en el estado que acompaño, lo mismo que los demás útiles de guerra.Nuestra pérdida en los días 14 y 15 que duró el sitio, consiste en la de un balazo que recibió el bravo Porta Estandarte interino, Cadete don Carlos González al llevar una orden y 3 soldados heridos levemente, a excepción de uno, que corre riesgo.
Mis Ayudantes don Manuel Cainzo, don Melchor Daza y don Manuel Rico, lo mismo que mi Segundo el Benemérito Sargento Mayor don Antonio Giles y su Ayudante don Victorio Llorenti, y los Porta Estandartes don José Manuel Sueldo y don Carlos González, han desempañado sus funciones con el valor y denuedo debido. El Capellán Dr. don Agustín de La Serna, no se ha separado de mi lado y me ha servido de mucho.
La bravura de todos los Oficiales y tropa les hace acreedores a la especial consideración de Vuestra Excelencia, pues desde que tengo el honor de militar bajo las Banderas de la Patria, aseguro a Vuestra Excelencia, que no he visto batirse jamás con igual energía, porque todos a porfía se han distinguido en cuántos puntos han sido destinados.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Tarija, abril 18 de 1817.- Excmo. Sr. Gregorio Araoz de Lamadrid.- Excmo. Sr. D. Manuel Belgrano, Capitán General de Provincias y en Jefe del Ejército Auxiliar.- Es copia.- Ycazate, secretario.