Autor para niños
Un autor (o autora si es mujer) es la persona que crea o modifica una obra. Esta obra puede ser de muchos tipos: artística, como una pintura o una canción; literaria, como un libro o un poema; o científica, como un estudio o un descubrimiento.
En el mundo de los libros, la idea de autor está conectada con cómo funciona el sistema literario. Esto incluye también las ideas de lector, editor y obra literaria. A lo largo del tiempo, la forma en que entendemos lo que es un autor ha cambiado mucho. Esto se debe a las diferentes costumbres de cada época y a cómo se ha estudiado la literatura. La idea actual de autor, que lo ve como alguien original y dueño de su trabajo, empezó a formarse en el Renacimiento.
Contenido
¿Cómo ha cambiado la idea de autor?
En la Antigüedad
La idea de autor, tal como la conocemos, viene de la cultura occidental. En la Antigüedad clásica, las personas tenían diferentes ideas sobre el origen de los textos.
Por ejemplo, en la poesía antigua, que se transmitía mucho de forma oral, los poetas heredaban las formas de hablar, los temas y las técnicas de la tradición. Cada vez que un poema se recitaba, era como una nueva composición, única en ese momento.
Algunos expertos dicen que cada cantor era también un coautor del poema, porque le añadía algo nuevo. Con el tiempo, los poetas "originales" se volvieron figuras casi míticas. Así, el nombre de un poeta famoso como Homero se usaba para dar autoridad a una tradición de poemas. Si un autor no existía, la sociedad a veces lo inventaba para tener un origen común para sus historias.
En la antigua Grecia, un poeta o cantor era visto como alguien que podía ver el futuro. Más tarde, en la Grecia clásica, el poeta se convirtió en un "artesano de las palabras", mientras que el cantante seguía siendo el vidente inspirado por lo divino. En la época posterior, se pensaba que el poeta tenía inspiración divina y, a la vez, control sobre las palabras y las historias. Este concepto del artista "iluminado" y alejado del mundo resurgiría mucho después, en el Romanticismo.
Platón, un filósofo griego, pensaba que los poetas estaban inspirados por las musas y no usaban su razón. Creía que no tenían acceso al conocimiento verdadero. Incluso llegó a decir que los poetas debían ser expulsados de su República ideal porque imitaban la realidad y se alejaban de la Verdad. Aristóteles, otro filósofo, pensaba que una obra era artística si imitaba la realidad.
En la Edad Media
En la Edad Media, la figura del autor también tenía sus particularidades. San Jerónimo veía al autor como alguien con un valor constante, con un estilo propio y que representaba un momento histórico.
Un fraile llamado Buenaventura de Fidanza describió cuatro roles para quienes escribían libros:
- El scriptor: un copista que no añadía ni cambiaba nada.
- El compilator: recopilaba textos de otros.
- El commentator: añadía comentarios a textos ajenos.
- El auctor: escribía sus propias palabras y usaba las de otros para confirmarlas.
En esta época, el auctor medieval era alguien muy especializado, con gran autoridad y honor. Sin embargo, esta autoridad se atribuía más a los autores de la Antigüedad clásica, a quienes se consideraba fundadores del conocimiento. Para ellos, "autor" no era solo quien escribía, sino quien debía ser leído.
Con el tiempo, los escritores de textos en lenguas locales (no latín) quisieron ser reconocidos como autores. Para lograrlo, debían mostrar gran habilidad con las palabras. Hacia el siglo XIV, para que su trabajo fuera reconocido, los escritores empezaron a nombrar sus obras, a llamarse a sí mismos poetas y a asumir la responsabilidad de las historias que contaban.
La idea moderna de autor
En el Renacimiento
La idea de autor que tenemos hoy en día nació en el Renacimiento. A diferencia de la Edad Media, en esta época se empezó a ver al autor como el creador responsable y el origen de su obra.
Este cambio ocurrió porque la gente empezó a buscar el origen material de las cosas. También se valoró más la literatura no religiosa y se puso un nuevo énfasis en el individuo.
Michel de Montaigne, un escritor de esa época, comparaba la relación entre su obra y él mismo con la relación entre un hijo y su padre. Él sentía que, aunque su obra tuviera defectos, la reconocía como suya porque él le había dado vida.
La invención de la imprenta fue muy importante para esta nueva idea de autor. La forma en que los textos circulaban cambió, y esto llevó al surgimiento del derecho de autor. Los autores, al ser responsables de su obra, sintieron la necesidad de protegerla, ya que sus textos llegaban a muchas más personas que antes.
En la Ilustración
Las ideas del Renacimiento llevaron a nuevos valores a finales del siglo XVII. En la época de la Ilustración, donde la razón humana era muy importante, la literatura se volvió más libre y se exaltó la figura del "hombre de letras". Su función principal era usar la razón filosófica.
En el siglo de las luces, la idea de autor ya formaba parte de una categoría más amplia llamada "gens de lettres", que incluía a filósofos, sabios y escritores para el público en general, lo que hoy llamaríamos intelectual.
Los escritores literarios debían adaptar sus obras al gusto de la aristocracia, que buscaba diferenciarse del resto de la gente. Los nobles que patrocinaban a los artistas podían influir en sus obras. Sin embargo, en la Época isabelina, los autores de teatro tuvieron más libertad porque debían satisfacer a muchos directores y públicos.
Poco a poco, gracias a la creación de academias, el desarrollo del derecho de autor y el crecimiento de las editoriales, el mundo literario ganó autonomía. Así, el escritor se convirtió en una nueva autoridad espiritual.
Además, las ideas de originalidad y del autor como responsable de su obra se hicieron más fuertes cuando "la autoría se volvió viable económica y legalmente".
En el Romanticismo
El Romanticismo fue un movimiento cultural que se opuso a las ideas de la Ilustración. Se enfocó en las cualidades subjetivas del ser humano, como los sentimientos y la imaginación, dándoles mucha importancia. Se creía que, a través de la imaginación, el poeta podía acceder a verdades superiores y divinas, y que tenía el poder de crear mundos que interactuaban con el mundo exterior.
Al mismo tiempo que el campo intelectual se volvía más independiente, los autores buscaron liberarse de las limitaciones que el gusto del público podía imponerles. Es decir, la literatura debía especializarse. Algunos autores incluso despreciaban el gusto popular. Esta separación se hizo más fuerte en el Romanticismo y alcanzó su punto máximo a finales del siglo XIX y principios del XXI, con el surgimiento de las vanguardias y la idea del "arte por el arte". Así, los escritores fueron vistos como creadores independientes y genios únicos.
Percy B. Shelley decía que los poetas eran como legisladores y profetas, porque a través de su poesía revelaban las reglas que ordenaban el mundo.
El autor en la actualidad
La crítica literaria y la crítica de arte modernas han puesto en duda el concepto de autor. Consideran que cualquier obra se crea de forma colectiva, no solo por quien la hace por primera vez, sino también por quienes la interpretan y por todo el contexto que la hizo posible.
Legalmente, un autor es cualquier persona que crea una obra que puede ser protegida por derechos de autor. Esto no solo incluye a los escritores de novelas o obras dramáticas, sino también a quienes desarrollan programas de computación, organizan datos en guías telefónicas, crean coreografías de danza, fotógrafos, escultores, pintores, cantautores, letristas de canciones (diferente del compositor de la música), y quienes graban sonidos o traducen libros.
Si una obra tiene varios autores (coautoría), los derechos de autor se comparten. Los coautores pueden usar la obra y otorgar licencias, pero deben compartir las ganancias con los demás. Si sus aportaciones no se pueden separar, deben actuar de común acuerdo.
El autor y la crítica
Cuando el mundo intelectual se vuelve más independiente, sus productos (las obras) tienen un valor estético y económico más específico. Esto influye en cómo se relacionan los autores entre sí y con el público. Los autores reciben opiniones, y estas opiniones pueden ayudarles a tener autonomía económica.
Así, una obra artística tiene un doble valor: artístico y económico. Las valoraciones que se hacen de la obra fuera del mundo literario dependen de las valoraciones internas, de la competencia por la legitimidad cultural, que no siempre es igual al éxito en el mercado.
La obra busca ser reconocida por su intención artística pura. Por eso, el público común a veces necesita la ayuda de un crítico para entenderla. El nombre del autor representa cómo se valora y juzga su obra, basándose en la aceptación, el rechazo, el consumo y la interpretación del público y la crítica. El artista siempre reaccionará a esta representación, aunque nunca podrá ignorarla. Esto demuestra que la sociedad influye en el proceso creativo, porque el artista se posiciona, a través de su obra, frente al juicio que se ha hecho de él.
Pierre Bourdieu dice que en el proyecto creativo, el artista busca ser reconocido. Las interpretaciones de su obra, su difusión o su rechazo, pueden ser vistos como éxitos o fracasos. Por eso, al crear una obra, el artista debe considerar tanto la lógica interna de la obra y del mundo intelectual, como las exigencias sociales externas.
Los autores también analizan cómo han sido recibidos otros autores (contemporáneos o anteriores) para construir su propia "originalidad", es decir, lo que los hace únicos y novedosos. Para posicionarse frente a la imagen que la crítica, los editores y el público han creado de ellos, los autores pueden formar escuelas o movimientos. De alguna manera, se identifican con una identidad que les ha sido impuesta, y al mismo tiempo, guían al público y a la crítica a encontrar las similitudes que puedan existir entre ellos.
Teorías sobre el autor
Roland Barthes y "La muerte del autor"
Roland Barthes criticó la costumbre moderna de estudiar la literatura siempre en relación con el autor de las obras. Esto se ve en las historias literarias, los manuales, las críticas, las entrevistas a autores y la constante creación de sus biografías. Para Barthes, el autor, como figura moderna, domina el sistema literario, ya que toda explicación de la literatura se busca en su persona, sus hábitos, su historia, etc.
Barthes creía que la escritura en la literatura no es solo una forma de decir "algo". En la literatura, el lenguaje es el protagonista, no el autor: "es el lenguaje, y no el autor, el que habla".
El origen de una obra no está en la parte más personal del autor, sino en "un espacio de muchas dimensiones donde se unen y contrastan diferentes escrituras, ninguna de las cuales es la original: el texto es un tejido de citas de los mil puntos de la cultura".
El significado de una obra ya no se puede buscar en una persona, en su autor. Para Barthes, quien reúne la multiplicidad de significados en los textos literarios es el lector:
el nacimiento del lector se paga con la muerte del AutorRoland Barthes, "La muerte del autor"
Michel Foucault y la función-autor
Michel Foucault fue más allá de la idea de "La muerte del autor" de Barthes. En su ensayo ¿Qué es un autor?, Foucault se preguntó qué implicaciones tiene esta idea y dónde sigue presente la figura del autor. Por eso, habla de la "función-autor", que, aunque separada de la persona real, sigue existiendo en diferentes niveles de los discursos.
Foucault identificó cuatro lugares donde se ejerce la función-autor:
- El nombre del autor: Es más que un simple nombre. Sirve para clasificar, agrupar textos, delimitarlos y excluir otros.
- Relación de apropiación: Los textos empezaron a tener autores cuando se les dio a los discursos el poder de transgredir normas y se necesitaba castigar al autor. Los discursos con función-autor son objetos de apropiación.
- Relación de atribución: La función-autor no es igual en todas las culturas ni en todos los tiempos. Hoy, el autor es visto como el "lugar original de la escritura" y es quien permite explicar elementos de las obras literarias, resolver contradicciones o encontrar respuestas.
- Posición del autor: En un texto hay signos que se refieren al autor (como pronombres). Estos no se refieren al escritor real, sino a una especie de "otro yo". En la separación entre este "otro yo" y el escritor es donde se encuentra la función-autor.
A diferencia de los textos científicos, los textos literarios están completamente llenos de la función-autor. Además, esta función se manifiesta de diferentes maneras en distintas culturas y ha cambiado a lo largo del tiempo.
Foucault también reconoció a otro tipo de autores que no solo crean textos, sino que fundan una disciplina, una teoría o una tradición. A estos los llamó "fundadores de discursividad".
No son solamente los autores de sus obras, de sus libros. Produjeron algo más: la posibilidad y la regla de formación de otros textos.Michel Foucault, ¿Qué es un autor?
Personajes como Sigmund Freud y Karl Marx son ejemplos de fundadores de discursividad. A partir de ellos, es posible hacer comparaciones o marcar diferencias, pero siempre en relación con su discurso original. Por ejemplo, la validez de una idea en el psicoanálisis siempre se define en relación con lo que dijo Freud. Esto los hace diferentes de los científicos: revisar los textos de Galileo puede cambiar lo que sabemos de la historia de la mecánica, pero no la mecánica en sí. En cambio, revisar los textos de Freud modifica el mismo psicoanálisis, y los de Marx, el marxismo.
Galería de imágenes
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Aristóteles, filósofo griego.
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Michel de Montaigne, escritor francés.
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Roland Barthes, filósofo y crítico literario francés.
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Michel Foucault, filósofo francés.
Véase también
En inglés: Author Facts for Kids