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Ataque del USS Lexington a Puerto Soledad para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Ataque a Puerto Soledad
Parte de la Historia de las Islas Malvinas
Puerto Luis 1830.jpg
Puerto Soledad hacia 1830
Fecha 31 de diciembre de 1831
Lugar Bandera de la Confederación Argentina Puerto Soledad, Islas Malvinas, Confederación Argentina
Casus belli Captura de goletas estadounidenses por parte de Argentina
Resultado Saqueo estadounidense de las dependencias oficiales y viviendas argentinas
Consecuencias
  • Apoyo del gobierno estadounidense al ataque e indignación en Buenos Aires
  • Argentina y Estados Unidos rompen relaciones diplomáticas por un tiempo
  • Debilitamiento del gobierno y presencia argentina en las islas
  • Acercamiento de las posturas británica y estadounidense sobre Malvinas
Beligerantes
Bandera de la Confederación Argentina Confederación Argentina
  • Escudo de la Comandancia de las Islas Malvinas y Adyacentes en el Cabo de Hornos.svg Comandancia de las Islas Malvinas
Flag of the United States (1837-1845).svg Estados Unidos de América
Comandantes
Escudo de la Comandancia de las Islas Malvinas y Adyacentes en el Cabo de Hornos.svg Luis Vernet Flag of the United States (1837-1845).svg Silas Duncan
Unidades militares
Desconocidas US Naval Jack 24 stars.svg USS Lexington
Bajas
7 colonos prisioneros Desconocida

El ataque del USS Lexington a Puerto Soledad fue un evento importante que ocurrió el 31 de diciembre de 1831. En esa fecha, Silas Duncan, capitán de la Armada de Estados Unidos, llegó a Puerto Soledad, un asentamiento en las Islas Malvinas que estaba bajo el control de la Confederación Argentina.

Después de tomar el control de las autoridades locales, las fuerzas estadounidenses saquearon las oficinas y las casas de los habitantes. Esto causó un daño muy grande a la colonia que había fundado Luis Vernet. Este suceso fue significativo porque debilitó la presencia argentina en las islas y llevó a que las relaciones diplomáticas entre Argentina y Estados Unidos se suspendieran por un tiempo, desde 1832 hasta 1843.

Regulación de la actividad pesquera en las Malvinas

Archivo:Vernet Luis Portrait
Luis Vernet

A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, las Islas Malvinas eran un lugar importante para la caza de ballenas y focas. Sin embargo, esta actividad era a menudo ilegal y la realizaban marineros de Nueva Inglaterra (Estados Unidos), Gran Bretaña y Francia.

Estos cazadores usaban las islas cercanas para acampar y obtener provisiones. También cazaban ganado en la Isla Soledad y procesaban los animales para obtener aceite.

El 10 de junio de 1829, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, que administraba las Islas Malvinas, nombró a Luis Vernet como "Comandante Político y Militar". Su tarea era hacer cumplir las leyes de la república, especialmente las relacionadas con la pesca y la caza.

Vernet se esforzó por controlar la pesca de animales marinos, que se hacía sin control por parte de los barcos extranjeros. Esto era un gran problema porque ponía en riesgo la población de focas y otros animales. Los barcos extranjeros a menudo evitaban pagar las tasas por anclar en el puerto.

Vernet quería proteger los recursos naturales de las islas para que pudieran ser usados de forma sostenible. Los cónsules británicos y estadounidenses en Buenos Aires no estaban de acuerdo, diciendo que tenían derecho a seguir explotando los recursos.

En agosto de 1829, Vernet prohibió públicamente la caza y pesca sin permiso en la Isla Soledad. Los barcos que llegaban al puerto recibían un aviso impreso con esta prohibición y se les cobraba una tasa. Dos años después, Vernet creó un plan para organizar la caza de focas y ballenas, estableciendo grupos de pescadores en las costas.

Vernet pedía constantemente al gobierno de Buenos Aires más apoyo naval y militar. Necesitaba ayuda para hacer cumplir las leyes, ya que los pescadores extranjeros seguían sus actividades sin control, causando mucho daño.

Archivo:View of a seal rookery, Beauchene Island, Falkland Islands
Explotación de lobos marinos en la isla Beauchene en 1833.

A cada barco que llegaba a Puerto Soledad se le entregaba una circular que advertía sobre las consecuencias legales de la pesca ilegal. El mensaje decía que si no desistían, sus barcos podrían ser capturados por un buque de guerra argentino. También se prohibía cazar ganado en la Isla del Este.

Poco después, un empresario estadounidense que se vio afectado por estas leyes se quejó al gobierno de Washington. El secretario de Estado, Martin Van Buren, envió una nota al cónsul estadounidense en Buenos Aires, John Murray Forbes. En la nota, Van Buren decía que Argentina no tenía un derecho claro sobre las islas y le pidió a Forbes que presentara una protesta. Sin embargo, Forbes falleció en junio de 1831 y no pudo cumplir la orden.

¿Cómo se capturaron las goletas estadounidenses?

Captura de goletas estadounidenses
Puerto-Soledad.PNG
Mapa del asentamiento histórico de Puerto Soledad, Islas Malvinas.
Fecha 1829-1831
Lugar Escudo de la Comandancia de las Islas Malvinas y Adyacentes en el Cabo de Hornos.svg Comandancia política y militar de las Islas Malvinas y sus adyacentes marítimos.
Resultado Bandera de la Confederación Argentina Victoria Argentina
Consecuencias
  • Captura de las goletas
  • Incidente diplomático
  • Ataque del USS Lexington a Puerto Soledad
Beligerantes
Bandera de la Confederación Argentina Confederación Argentina
  • Escudo de la Comandancia de las Islas Malvinas y Adyacentes en el Cabo de Hornos.svg Comandacia de las Islas Malvinas
Flag of the United States (1837-1845).svg Estados Unidos de América
Comandantes
Bandera de la Confederación ArgentinaBandera del Reino Unido Matthew Brisbane Flag of the United States (1837-1845).svg Gilbert Davison
Flag of the United States (1837-1845).svg Stephen Congar
Flag of the United States (1837-1845).svg Daniel Careu
Unidades militares
goleta Harriet
goleta Superior
goleta Breakwater

En 1829, la goleta estadounidense Harriet, al mando del capitán Gilbert Davison, fue informada sobre las reglas de pesca en las islas. A pesar de las advertencias, la goleta regresó en 1831.

El 30 de julio de 1831, Matthew Brisbane, el segundo de Vernet, capturó la Harriet junto con otros dos barcos pesqueros estadounidenses: el Superior (capitaneado por Stephen Congar) y el Breakwater (capitaneado por Daniel Careu). Estos tres barcos habían estado pescando en la zona durante meses sin respetar las normas.

Después de ser capturados, los oficiales de los barcos fueron arrestados por no seguir las nuevas leyes argentinas. Un tripulante de la Harriet desertó y el diario de a bordo del Superior demostraron que los marineros estadounidenses habían cazado lobos marinos en varias partes de las islas.

Vernet decidió liberar al Superior después de que su capitán aceptara por escrito la autoridad argentina y su derecho a regular la pesca. El capitán prometió regresar a Puerto Soledad para ser juzgado.

A mediados de 1831, Vernet tenía dos barcos capturados en Puerto Soledad y no tenía suficientes recursos para vigilarlos. También se temía que las tripulaciones intentaran atacar la colonia. Los marineros de la Harriet eran encerrados por las noches, pero se les trataba bien. En medio de esta situación, el Breakwater logró escapar y avisó a Estados Unidos de lo ocurrido.

La Harriet, con su carga, fue llevada a Buenos Aires para ser juzgada por violar las leyes. Vernet y su familia viajaron a bordo. Llegaron el 19 de noviembre de 1831, llevando los documentos necesarios para el juicio.

¿Qué fue el incidente diplomático?

Debido al fallecimiento del diplomático Forbes en Buenos Aires, George W. Slacum, quien era el encargado de negocios, asumió el puesto sin haber sido nombrado oficialmente por Washington. Slacum era considerado inexperto y poco hábil en diplomacia.

El 21 de noviembre, Slacum, informado por el capitán Davison, presentó una queja al gobierno argentino. Calificó las acciones de las autoridades argentinas como "actos de piratería" y exigió dinero por los daños a los barcos.

El ministro de relaciones exteriores de Argentina, Tomás Manuel de Anchorena, respondió que el incidente estaba siendo investigado. También dijo que Argentina no reconocía la autoridad de Slacum para tratar estos asuntos, ya que no tenía un nombramiento legal.

En otra nota, Slacum afirmó que los estadounidenses tenían derecho a pescar "donde quisieran". También ignoró acuerdos anteriores entre España y el Reino Unido sobre el control de la pesca en el Atlántico Sur.

Muchos historiadores creen que la falta de experiencia y la actitud agresiva de Slacum hicieron que la situación empeorara rápidamente. Esto llevó a la suspensión de las relaciones diplomáticas entre Argentina y Estados Unidos por once años. También se considera que esto influyó en la posterior ocupación británica de las islas.

Slacum se puso en contacto con Silas Duncan, capitán del barco de guerra USS Lexington, que estaba en el puerto de Buenos Aires. Slacum le dio un ultimátum al gobierno argentino: si la Harriet y su capitán no eran liberados, el barco estadounidense tomaría represalias en las Islas Malvinas.

El capitán Duncan, sin seguir las normas diplomáticas, exigió que Vernet se entregara para ser juzgado. Anchorena le respondió a Slacum que no se metiera en un asunto que no le correspondía. Ese mismo día, el presidente estadounidense ordenó enviar una flota naval al Atlántico Sur para "proteger los derechos de los norteamericanos".

El Reino Unido vio en esta situación una oportunidad para sus propios intereses en las islas. En una reunión con Woodbine Parish y Henry S. Fox, embajador y cónsul británico, respectivamente, le aseguraron a Slacum que Argentina no tenía derechos sobre las islas.

Las conversaciones entre los diplomáticos de ambos países buscaron un acuerdo que beneficiara a ambos en el territorio insular. Hay indicios de que Slacum sabía que estaba siendo manipulado, pero también quería evitar que el Reino Unido tomara posesión de las islas.

Esto le dio a Slacum un argumento legal. Se negó a aceptar la validez del nombramiento de Vernet y sugirió a sus superiores aumentar las fuerzas navales en la zona. Luego, ordenó a Duncan que actuara, y los eventos se aceleraron.

Anchorena le respondió a Slacum que esas decisiones estaban fuera de sus funciones como cónsul. Advirtió que Argentina protestaría si se causaban daños al personal o las instalaciones en las Malvinas. Ignorando estas advertencias, el 9 de diciembre de 1831, el Lexington zarpó hacia las Malvinas.

El ataque a Puerto Soledad

Archivo:Puerto-Soledad
Ubicación de Puerto Soledad y sus alrededores en las costas de la Bahía de la Anunciación.

Entre el 27 y 28 de diciembre, el Lexington entró en la Bahía de la Anunciación de forma inesperada, usando una bandera francesa y una señal especial. Una tormenta retrasó el contacto hasta el 31 de diciembre.

El capitán Duncan invitó a Matthew Brisbane y a Enrique Metealf, quienes tenían la mayor autoridad en la colonia en ese momento, a una visita de cortesía oficial. Un teniente les entregó la invitación en un bote mientras ellos caminaban por la playa. Más tarde se enteraron de que era un barco de guerra de Estados Unidos que venía a exigir compensaciones por los barcos capturados. A bordo también estaba el capitán Davison de la Harriet.

Cuando Brisbane y Metealf subieron al barco, fueron arrestados. Luego, el Lexington capturó la pequeña goleta Águila. Las fuerzas estadounidenses desembarcaron y detuvieron a quienes consideraban responsables de la captura de los barcos.

Saquearon las instalaciones y almacenes, ocuparon los edificios principales, robaron cueros, herramientas y objetos personales de los habitantes. También inutilizaron las defensas de artillería, destruyeron las armas y quemaron la pólvora. Además, bajaron la bandera de Argentina.

El objetivo del barco era recuperar las goletas capturadas. El embajador estadounidense en Buenos Aires apoyó esta acción, declarando que las Malvinas eran un "área libre de cualquier poder administrativo". En las islas, Duncan hizo esta declaración el 21 de enero de 1832, antes de dejar Puerto Soledad.

Cuarenta colonos decidieron irse a bordo del Lexington, dejando a veinticuatro atrás, la mayoría gauchos. Todos los que se fueron lo hicieron por miedo a nuevos problemas. Duncan también declaró que había puesto fin al gobierno argentino en las islas.

Después del ataque, los que se quedaron estaban desprotegidos, mientras Vernet seguía en Buenos Aires. Además de los habitantes que huyeron, otros siete fueron tomados prisioneros por Duncan. Como nadie pudo resistir, los estadounidenses actuaron sin oposición.

En el momento del ataque, la colonia de Puerto Luis o Puerto Soledad tenía unos 124 habitantes. Había personas de diferentes orígenes, incluyendo 30 de origen africano, 34 de Buenos Aires, 28 angloparlantes de la región del Río de la Plata y 7 alemanes. También había una guarnición de unos 25 hombres. Según el informe del Lexington, las condiciones en las islas en ese momento eran "bastante difíciles".

Robert Fitz Roy escribió en su libro sobre su asombro al ver la colonia de Vernet en ruinas después del ataque:

Fui a Port Louis. En lugar de la alegre aldehuela que esperaba encontrar, solo hallé unas casuchas de piedra semiarruinadas, uno que otro aislado rancho de turba; dos o tres botes despanzurrados, algún terreno removido, donde había habido huerta y crecían aún unas pocas papas o repollos, algunas ovejas y vacas y uno que otro ser humano de aspecto miserable formaba todo esto el primer plano de un paisaje que se completaba hasta el fondo con negras nubes, colinas desgarradas y un brezal áspero y desierto.
¿Qué es esto? -pregunté asombrado a Mr. Brisbane-; creía que el establecimiento de Mr. Vernet era una colonia próspera y feliz. ¿Dónde están los habitantes? El lugar parece tan desierto como arruinado.

El 8 de febrero, el barco estadounidense llegó al puerto de Montevideo con siete prisioneros, entre ellos Brisbane. Duncan escribió a Buenos Aires explicando lo que había hecho en Malvinas. Dijo que liberaría a los prisioneros si el gobierno argentino confirmaba que habían actuado bajo sus órdenes.

El nuevo ministro de relaciones exteriores, Manuel J. García, respondió que los prisioneros habían seguido las instrucciones del comandante Vernet, quien había sido nombrado legalmente por el gobierno argentino. Por lo tanto, solo podían ser juzgados por Argentina. Duncan liberó a los prisioneros allí mismo. El Comodoro estadounidense Rogers no presentó cargos contra los colonos. Antes de ser liberados, entre febrero y abril, los prisioneros estuvieron a bordo del USS Warren.

Duncan nunca registró el ataque en el diario de navegación del Lexington. Aunque otra fuente indica que el registro del Lexington solo menciona la destrucción de armas y un almacén de pólvora.

¿Qué dijo el Gobierno de Buenos Aires?

Documento del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires sobre el reclamo por el ataque del Lexington en Puerto Soledad. (formato PDF).

En Buenos Aires, el 10 de febrero, el gobierno argentino inició una investigación para aclarar el incidente del Lexington. Tomaron declaraciones de algunos de los involucrados y registraron los nombres de los argentinos que habían sido prisioneros. La acción de Duncan fue calificada de "atentado".

Allí, Enrique Metealf dio su declaración a las autoridades de Buenos Aires:

Preguntado: ¿Cómo es que se halla en este puerto [Buenos Aires], y en qué buque ha venido?
Dijo: Que a este puerto [Buenos Aires] se ha trasladado en la goleta paquete oriental Flor del Río que de las Islas Malvinas salió en la corbeta de guerra norteamericana Lexington; lo que verificó por cuanto el comandante de la indicada corbeta tomó posesión del establecimiento de las Malvinas, procediendo a clavar los caños, quemar la pólvora, y hacer fijar una proclama por el capitán Davison de la goleta americana Harriet, la cual era demasiado alarmante, y puso a todos los vecinos en conflicto; razón porque creyeron que en lo sucesivo no podrían tener seguridad en aquel destino; que por tal principio y con el objeto de traer al Sr. Vernet los documentos y papeles de su pertenencia, que no creyó seguros en el destino en vista de los actos de hostilidad que ha anunciado. Que no fueron estos solos, sino que también hizo pedazos las armas que allí había y las arrojó al agua, excediéndose igualmente a permitir al capitán Davison que embarcarse a bordo de la goleta Dash, capitán Keating, todos los cueros de lobo que estaban embargados a disposición del juzgado de presas de esta capital, creyó indispensable su venida para dar cuenta de lo ocurrido.
Preguntado: ¿Qué día llegó a las islas Malvinas la corbeta de guerra americana Lexington, cómo verificó su entrada en el puerto [Soledad], y si a más de los actos de hostilidad que ha expresado hizo algunos otros?
Dijo: Que el 28 de diciembre próximo pasado se fondeó la corbeta como a distancia de dos leguas del puerto por causa del viento; que el 31 se acercó y fondeó frente al bacín de colonia, y de allí mandó una goletita perteneciente al establecimiento, que había tomado afuera, con marineros y un oficial de la corbeta con el convite que se hacía el declarante, a D. Mateo Brisbane encargado de la pesca, para que fuesen a bordo, y que habiendo identificado, luego que llegaron puso en prisión a Brisbane, permitiendo el declarante viniese a tierra después de dos horas, y en seguida el capitán de la corbeta Lexington hizo su desembarque en la isla, donde practicó los actos que antes he dicho, e hizo poner centinelas en varias casas con objeto, según decía, de impedir se cometieran robos.
Preguntado: ¿Si, cuando el comandante de la Lexington desembarcó en la Isla de Malvinas con fuerza armada, saqueó alguna otra cosa a más de los cueros de lobo que ha declarado, y si alguna de las personas que desembarcaron con él contribuyeron al mismo objeto.?
Dijo: Que luego de haber hecho el desembarco, previno al capitán Davison tomase todo lo que creyese ser suyo, y que en su virtud este sacó un bote con remos, y algunas otras cosas del almacén de D. Guillermo Dickson, y de la casa de D. Luis Vernet unos fusiles, todo lo que se llevaron a bordo del buque donde llevaron los cueros.

Preguntado: ¿Con qué pabellón se presentó la corbeta Lexington a la vista del Puerto de la Soledad en las Islas Malvinas?
Dijo: Que con el pabellón francés, y una señal al tope de proa, como para pedir práctico.
Preguntado: ¿Si puede dar alguna otra idea sobre aquel desagradable suceso?
Dijo: Que el capitán Davison había propagado especies alarmantes, cuales fueron que el Gobierno superior de esta provincia y todo el pueblo se habían desagarrado en extremo por el embargo de los buques americanos; que se le había ofrecido por la Superiodidad el desembargo y devolución de su buque, lo que no había querido aceptar, sin que primero se le indemnizasen todos los prejuicios que había sufrido y reclamaba. Que el capitán de la corbeta Lexington había exparsido públicamente la voz de que en adelante el establecimiento podría sufrir prejuicios, en razón de que las fragatas balleneras de Nueva York se reunirían para castigar por sí mismas cualesquiera impedimento que quisiera ponérseles en la pesca: que tal aserción causó mucho desaliento entre la población, por cuya razón, y la franqueza que les presentó el comandante de la corbeta Lexington para recibir a su bordo todo el que quisiese embarcarse, salieron todas las familias y personas que trabajaban, quedando solo unos pocos paisanos con un documento de resguardo que les dió el comandante de la Lexington, para que ningún buque americano les hiciese daño, con el objeto de que les supliesen de carne cuando necesitasen los que arribasen a la isla.
Preguntado: ¿Si tiene algo que añadir a esta declaración de que ha sido impuesto?
Dijo: Que advierte no haber contestado la pregunta que se le hizo en orden a ni algunas otras personas habían contribuido al saqueo de la isla, en cuyo caso debe decir que Sperl, Schmidt y Feurer mataron unas vacas que no eran suyas, para vender la carne y los cueros al comandante de la corbeta Lexington, que había dicho que no eran suyas, porque, según los libros del Sr. Vernet, no las habían pagado, y porque cree que el primero de estos hombres no las ha tenido nunca. Que también debe agregar que D. Julio Grossy pasó un letrero sobre la puerta de su casa en descrédito del establecimiento, el que no quiso borrar, a pesar de las insinuaciones del declarante y de D. Mateo Brisbane que, por lo que pueda conducir, debe agregar también que, a pesar de habérsele dicho posteriormente que el comandante de la Lexington salió con urgencia de este puerto [Buenos Aires] para ir a buscar a siete marineros americanos que habían quedado en la Isla de Statenland [¿Isla de los Estados?], que permaneció quince días después de su llegada a las islas Malvinas, hasta que mandó a buscar estos individuos en la goleta Dash que fletó al objeto, y debía tocar antes en dos o tres puntos de las islas Malvinas.

Metealf también declaró que no sabía si el Lexington cambió de bandera o atacó con la francesa. Dijo que Duncan tomó prisioneros a todos los hombres que encontró, incluyendo 25 vecinos y otras personas que trabajaban para Vernet. Luego los hizo volver a tierra, excepto a siete que dejó a bordo. Todos los prisioneros eran argentinos y se llamaban: Silvestre Núñez, Domingo Balleja, Dionisio Heredia, Jacinto Correa, Juan Plácido, Manuel (un indígena charrúa) y Joaquín Acuña. Excepto Joaquín Acuña, que fue liberado dos días después, el resto permaneció retenido a bordo desde que el capitán salió de Malvinas hacia Montevideo. Metealf los volvió a ver en el puerto de Montevideo, aún prisioneros, pero no pudo hablar con ellos.

¿Cuáles fueron las consecuencias del ataque?

Archivo:Ventura Pasos en la Gaceta Mercantil sobre el ataque de la USS Lexington Feb 1833
Ventura Pasos sobre el ataque de la Lexington en la segunda página del diario porteño La Gaceta Mercantil del 1 de febrero de 1833.

La acción de Duncan causó gran conmoción e indignación en Buenos Aires. El diario La Gaceta Mercantil calificó el ataque como una "violación del derecho internacional" y un "ultraje a la bandera argentina". El gobierno argentino se negó a tener contacto con Slacum y exigió su reemplazo inmediato. En febrero de 1832, el ministro García retiró el permiso a Slacum y emitió una declaración sobre el ataque.

Según la versión del Reino Unido, el presidente estadounidense Andrew Jackson felicitó al capitán Duncan por sus acciones. Levi Woodbury, el Secretario de la Armada estadounidense, le escribió a Duncan: "el Presidente de los Estados Unidos aprueba el curso que usted siguió, y se encuentra muy satisfecho con la prontitud, la firmeza y la eficiencia de sus medidas". En su mensaje anual al congreso de los Estados Unidos, repitió sus elogios al marino, calificó la captura argentina de la Harriet como "piratería", e instó a preparar una expedición naval para proteger los intereses estadounidenses en el Atlántico Sur.

Mientras tanto, Francis Baylies llegó a Buenos Aires para reemplazar a Slacum como representante estadounidense. Tenía instrucciones de Edward Livingston, el secretario de Estado, de seguir la estrategia de su predecesor: ignorar la validez del nombramiento del comandante de Malvinas. Baylies argumentaría incorrectamente que el decreto nunca había sido publicado, aunque en una carta privada a Livingston admitió que sí lo había sido.

También insistiría en que los barcos estadounidenses habían estado pescando en la zona durante los últimos cincuenta años. Intentaría negociar un acuerdo para que Argentina permitiera a Estados Unidos continuar con la pesca. Sin embargo, al enterarse de lo que había hecho el Lexington, Livingston envió nuevas instrucciones a Baylies para que fuera más firme y apoyara al capitán Duncan. Una de las primeras acciones de Baylies fue presionar al ministro Manuel Vicente Maza para que admitiera que el comandante Vernet era un "pirata".

En junio de 1832, Baylies, siguiendo instrucciones de su gobierno, exigió que se desautorizara a Vernet, se devolvieran los bienes incautados y se pagara una compensación. Además, negó por completo la legitimidad de los derechos de soberanía argentina sobre las islas, favoreciendo los del Reino Unido. Ante esto, el gobernador, Juan Manuel de Rosas, lo declaró "persona non grata" y le dio sus documentos para que saliera del país.

Maza respondió el 25 de junio, asegurándole a Baylies que sus acusaciones contra Vernet debían ser tratadas con cuidado. Dijo que el gobierno argentino estaba investigando y había pedido a Vernet una respuesta a las acusaciones. Como resultado, Vernet había empezado a escribir un informe detallado sobre su manejo de la situación con los pescadores estadounidenses.

Rehusándose a esperar el informe, el cónsul estadounidense respondió el 26 de junio que no aceptaría ninguna explicación. Dijo que Estados Unidos no solo rechazaba el derecho de Vernet a capturar barcos estadounidenses, sino que también negaba la autoridad del gobierno de Buenos Aires sobre esas tierras. El 4 de julio, recibió una carta de Fox, informándole de las intenciones del Reino Unido sobre las islas. Esto hizo que Baylies endureciera aún más su postura. El 10 de julio, envió una nota a Maza, repitiendo los argumentos británicos y afirmando que Estados Unidos no reconocía la autoridad argentina sobre las Malvinas.

A pesar de su correspondencia pública, en una carta privada y confidencial del 24 de julio de 1832 a Livingston, el cónsul admitió la validez del decreto que creó la comandancia.

Maza, dándose cuenta de que la discusión con el enviado estadounidense no llevaba a ninguna parte, escribió una larga carta a Livingston el 8 de agosto. En ella, protestaba por las acciones de Slacum y Duncan, defendía el derecho argentino a las islas y la decisión de Vernet de capturar a los infractores. El 14 de agosto, envió a Baylies el informe de Vernet, pidiendo una disculpa urgente y completa por las ofensas de Slacum y Duncan, y una compensación por los daños causados al asentamiento argentino.

Baylies devolvió el informe a Maza, negándose a considerarlo. Luego, pidió su pasaporte para salir del país. Después de una reunión en la que ambas partes mantuvieron sus posiciones, el 3 de septiembre, Maza le dio a Baylies su pasaporte, insistiendo en que Washington se disculpara y compensara a Argentina por las pérdidas.

El entendimiento entre Estados Unidos y Gran Bretaña avanzó. Mientras se preparaba para dejar Buenos Aires, Baylies se reunió con el nuevo embajador británico, Fox. Le comunicó que Washington estaba dispuesto a reconocer la soberanía británica a cambio de derechos de pesca libre en las aguas cercanas. Ignorando las dudas del propio Slacum, Baylies incluso animó a Fox a que su gobierno tomara las islas por la fuerza. El embajador británico informó esto inmediatamente a sus superiores:

Hallé que el embajador de los Estados Unidos y su gobierno estaban completamente informados y listos para reconocer los derechos soberanos de Su Majestad Británica [sobre las Islas Malvinas].

(...)

Pero es mi deber añadir (...) que los norteamericanos parecen reclamar también un derecho original para pescar libremente sobre todas las aguas adyacentes a las Islas Malvinas; e incluso basar esta reclamación (...) en que el derecho de soberanía sobre esas islas sea atribuido interesadamente [being vested in] a la corona británica.

Vernet regresó a Puerto Soledad, pero no tenía recursos para reconstruir la colonia ni para defenderla. Sin embargo, siguió planeando la reconstrucción. Regularmente pedía al gobierno de Buenos Aires recursos humanos y armamento, pero no obtuvo una respuesta formal. El 10 de septiembre de 1832, el Ministerio de Guerra y Marina nombró por decreto al Sargento Mayor de Artillería José Francisco Mestivier como Comandante Civil y Militar interino de las Malvinas.

El 19 de noviembre, Vernet y su familia abandonaron las islas para siempre en la goleta lobera Harriet, que había sido capturada a los estadounidenses. Juan Manuel de Rosas también había ordenado el envío de una fuerza militar, al mando de José María Pinedo con la goleta Sarandí.

Cuando Baylies se enteró de esto, y a punto de regresar a Estados Unidos, calificó el nombramiento del nuevo comandante de Malvinas como un acto "ineficaz" y una "negación directa" de los reclamos británicos. Afirmó que el Reino Unido:

(...) no podrá renunciar a un derecho de carácter tan elevado y tan bien fundado como el suyo en favor de esta insignificante nación [Argentina] para que sea utilizada con fines de piratería.

El gobierno argentino decidió pedir a Baylies que abandonara el territorio. A partir de ese momento y durante los siguientes once años, Argentina y Estados Unidos no tuvieron embajadores formales ni relaciones diplomáticas oficiales. De regreso en su país, Baylies predijo que "cualquier colonia que surgiera de Buenos Aires y se estableciera en las Malvinas, se convertiría inevitablemente en pirata".

Un testimonio de un británico habla sobre Vernet y su colonia después del ataque estadounidense:

... Mr. Vernet no era ni un ladrón ni pirata, como lo calificó el capitán Duncan, por haber tratado de sostener su situación y evitar que su establecimiento fuese defraudado por gentes que ningún derecho tenían sobre estas islas. Por malos que hubiesen sido los procederes de Vernet, él sólo debía dar cuenta de ellos a su gobierno, y los que obraban a sus órdenes, teniendo él un nombramiento legal, no merecían por cierto haber sido apresados como piratas engrillados y llevados al Plata en esa forma. Ni tampoco era justo (prescindiendo enteramente de consideraciones humanitarias), destruir la naciente colonia, forzar o despedazar las puertas y ventanas, registrar las casas, armarios y cajones, pisotear las huertas, romper los cercos y maltratar en tal forma a inofensivos pobladores que muchos meses después, cada vez que éstos veían aproximarse un buque de guerra, huían asustados hacia el interior, ignorando cómo serían tratados...

Debido a muchas acusaciones y supuestas malas interpretaciones en su contra, Vernet envió un mensaje a Duncan en diciembre de 1831 para "aclarar calumnias". Se ofreció a confrontar al capitán Davison de la Harriet ante Duncan y los testigos que él eligiera. Duncan lo rechazó, diciendo que tenía pruebas de que la goleta Harriet había sido saqueada por orden de Luis Vernet. En ese contexto, Robert Fitz Roy se mostró a favor de Vernet:

He oído mucho Mr. Vernet y sus procedimientos, de muchas fuentes, así de enemigos como de amigos, y aún cuando nunca me vi con él y por lo tanto no puedo ser parcial por amistad, lamento sinceramente su desgracia y creo que ha sido muy calumniado.

Después de la ocupación británica, Vernet intentó obtener una compensación del Gobierno de los Estados Unidos por las pérdidas causadas por el Lexington, pero no lo logró. Él afirmaba que todo el asentamiento había sido destruido, aunque los estadounidenses lo negaban. Matilde Vernet y Sáez, hija de Vernet y la primera persona en nacer en las Malvinas, se casó con Greenleaf Cilley, un capitán estadounidense. Él la apoyó en su defensa de los derechos argentinos en las islas. En 1884, la familia de Vernet (quien ya había fallecido) recibió el apoyo del Gobierno del presidente Julio Argentino Roca, que reabrió tanto el reclamo sobre el Lexington con Estados Unidos como la soberanía de las Malvinas con Gran Bretaña. El Gobierno del Presidente estadounidense Grover Cleveland rechazó el reclamo argentino en 1885.

John Belohlavek consideró que el ataque era "solo una parte de una política exterior" del presidente Jackson. Esta política usaba acciones armadas, generalmente navales, en lugar de la cooperación que sus predecesores habían buscado con las nuevas naciones sudamericanas. Julius Goebel critica lo que llama:

(...) la tradición de la diplomacia del insulto hacia Sudamérica iniciada por su administración... Más que ninguna otra persona, fue, quizás, Jackson responsable de sustituir por una atmósfera de sospecha y enojo los sentimientos previos de amistad y buena voluntad fomentada por el gobierno norteamericano.

De hecho, la visión predominante en el gobierno de Jackson, que venía de los valores generales de Estados Unidos en esa época, consideraba a los argentinos como "ignorantes" e "incapaces de seguir la ley".

Estados Unidos nunca quiso reconocer su error a pesar de las nuevas protestas argentinas en 1841 y 1884. Nunca se dieron las disculpas ni la compensación por los daños. A pesar de esto, la Corte Federal de Massachusetts decidió que las acciones de Silas Duncan eran ilegítimas. En un caso legal donde se mencionó el incidente del Lexington, esa corte resolvió "que dicho funcionario no tenía derecho, sin la orden expresa de su Gobierno, para entrar en el territorio de un país en paz con los Estados Unidos y tomar bienes encontrados allí, reclamados por ciudadanos de los Estados Unidos".

En 1839, Carlos María de Alvear, ministro en Washington D. C., tuvo una entrevista "amistosa" con el secretario de Estado, John Forsyth. Hablaron sobre el ataque en las Malvinas. Según el informe de Alvear al gobierno, se le dijo que el gobierno de Washington había aprobado la acción de Duncan, "sin que ello hubiera tenido la menor intención ni el deseo de hacer el más mínimo ultraje al gobierno ni a la Nación Argentina". A Alvear también se le informó que a Estados Unidos "no le corresponde juzgar sobre el derecho de las Malvinas: es decir, si pertenecen a Inglaterra o a ustedes [Argentina] (...)".

Para saber más

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Falklands Expedition Facts for Kids

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Ataque del USS Lexington a Puerto Soledad para Niños. Enciclopedia Kiddle.