Ataque de pánico para niños
Datos para niños Ataque de pánico |
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El grito de la Naturaleza
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Especialidad | psiquiatría psicología clínica |
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Los ataques de pánico o crisis de ansiedad son momentos en los que una persona siente de repente un miedo o malestar muy fuerte. Estos episodios son temporales y suelen durar entre 10 y 30 minutos, aunque a veces pueden extenderse hasta una hora. Generalmente, aparecen sin previo aviso y alcanzan su punto más alto en unos 10 minutos. Si la persona siente que no puede escapar de una situación, el ataque puede durar más y generar una sensación de desesperación.
Contenido
- ¿Qué es un ataque de pánico?
- ¿Cómo se diagnostica un ataque de pánico?
- ¿Qué es el trastorno de pánico?
- Síntomas comunes de un ataque de pánico
- El proceso del pánico
- Origen de los ataques de pánico
- Desarrollo de una crisis de pánico
- Fisiología del pánico
- Alerta y retroalimentación
- Aspectos psicológicos de la crisis
- ¿Cómo manejar el pánico?
- Medicamentos para el pánico
- Tratamiento cognitivo-conductual
- Afrontar el pánico
- Galería de imágenes
- Véase también
¿Qué es un ataque de pánico?
Una persona que sufre un ataque de pánico se siente muy asustada de repente, sin una razón clara para ella o para los demás. Durante el ataque, el cuerpo reacciona con síntomas físicos intensos. Estos pueden incluir el corazón latiendo muy rápido (taquicardia), dificultad para respirar o respirar muy rápido (hiperventilación), temblores o mareos. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento y lugar.
Síntomas físicos de un ataque de pánico
Cuando ocurre un ataque de pánico, la persona experimenta una subida repentina de ansiedad y una gran activación del cuerpo sin una causa aparente. Estos episodios de miedo intenso suelen aparecer de forma brusca. Los síntomas físicos son similares a los del miedo, como:
- Aumento repentino de la presión arterial.
- Corazón latiendo muy rápido (taquicardia).
- Dificultad para respirar (disnea).
- Mareos y sensación de inestabilidad.
- Sudoración o náuseas.
Además, es común sentir que uno mismo o el entorno no son reales.
¿Cuánto duran los ataques de pánico?
Aunque los ataques de pánico no duran mucho tiempo, su intensidad hace que la persona los sienta como si fueran muy largos. A menudo, la persona cree que está en peligro de muerte y siente una necesidad urgente de escapar del lugar o de la situación que le da miedo. Si no puede escapar físicamente, los síntomas del pánico se vuelven aún más fuertes.
Experimentar un ataque de pánico es una vivencia muy incómoda e intensa. Puede llevar a la persona a limitar sus actividades para evitar que se repitan. En algunos casos, esto puede derivar en agorafobia, que es el miedo a tener nuevas crisis en lugares o situaciones donde escapar podría ser difícil. A veces, estos episodios pueden ocurrir incluso mientras se duerme.
¿A qué edad suelen empezar los ataques de pánico?
Los ataques de pánico suelen comenzar entre los 12 y los 25 años. Esto sugiere que pueden estar relacionados con el proceso de volverse más independiente. Parece que los ataques de pánico pueden ser provocados tanto por situaciones externas que causan inquietud, como por la forma en que la persona interpreta esas situaciones en su vida emocional.
Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH), los ataques de pánico son sensaciones repentinas de terror sin motivo aparente. Son parte de lo que se conoce como Trastorno de pánico, que es un tipo de trastorno de ansiedad.
¿Cómo se diagnostica un ataque de pánico?
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), que es una guía usada por profesionales de la salud mental, describe varios aspectos para identificar una crisis de pánico. Para que se considere un ataque de pánico, deben aparecer al menos cuatro de los siguientes síntomas:
- Palpitaciones, sacudidas del corazón o aumento de la frecuencia cardíaca.
- Sudoración.
- Temblores o sacudidas.
- Sensación de ahogo o falta de aliento.
- Sensación de atragantarse.
- Opresión o malestar en el pecho.
- Náuseas o molestias en el abdomen.
- Sensación de inestabilidad, mareo o desmayo.
- Desrealización (sentir que el entorno no es real) o despersonalización (sentirse separado de uno mismo).
- Miedo a perder el control o a volverse loco.
- Miedo a morir.
- Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo).
- Escalofríos o sofocaciones.
Es importante saber que el DSM V distingue entre un "ataque de pánico" y un "trastorno de pánico". Un ataque de pánico puede ser un síntoma que aparece en diferentes tipos de trastornos de ansiedad o en otras condiciones médicas. Cuando un ataque de pánico ocurre en otro contexto que no es el Trastorno de pánico, se considera un "especificador". Por ejemplo, se podría decir "Depresión Mayor con ataques de pánico". En el Trastorno de pánico, el ataque de pánico es parte de los criterios para diagnosticar ese trastorno.
¿Qué es el trastorno de pánico?
El Trastorno de pánico es una condición en la que una persona experimenta ataques de pánico de forma repetida e inesperada. Además, siente una preocupación constante por la posibilidad de que los ataques vuelvan a ocurrir. Se diferencia de otros trastornos de ansiedad porque los ataques de pánico son repentinos, inesperados y no tienen una causa obvia.
Síntomas comunes de un ataque de pánico
Durante un ataque o crisis de pánico, pueden presentarse uno o varios de los siguientes síntomas físicos:
- Palpitaciones.
- Dolor en el pecho o cuello, o latidos muy rápidos (taquicardias).
- Respiración forzada, irregular, rápida o con sensación de ahogo.
- Mareos.
- Baja temperatura en las manos o pies.
- Náuseas o malestar estomacal.
- Deseos de ir al baño.
- Temblores, escalofríos o estremecimientos.
- Sensibilidad a la luz (pupilas dilatadas).
- Sudoración.
- Opresión o malestar en el pecho.
- Parestesias (sensación de hormigueo en manos o pies).
- Episodios de calor.
- Dificultades para hablar o comunicarse.
- Debilidad o inestabilidad.
También se pueden experimentar los siguientes miedos y sensaciones:
- Sensación de perder el control, miedo a perder la razón.
- Miedo a la muerte.
- Despersonalización o desrealización (sentir que uno mismo y/o el entorno no son reales).
- Deseo muy fuerte de escapar del lugar o situación donde ocurrió la crisis.
- Miedo a perder la sensación en diferentes partes del cuerpo, como la boca, la lengua o las manos.
Hiperventilación: ¿Por qué ocurre?
Cuando una persona se asusta, su forma y velocidad de respirar cambian. Si el cuerpo se prepara para una acción (como correr o luchar) pero no usa esa energía, puede ocurrir una hiperventilación. Esto significa respirar demasiado rápido o profundo, lo que puede causar muchos de los síntomas incómodos del ataque de pánico, como:
- Mareos.
- Sensación de quedarse sin aliento.
- Nudo en la garganta.
- Hormigueo o entumecimiento en las manos o los pies.
- Náuseas.
- Confusión.
Aprender a controlar la respiración puede ayudar a reducir estos síntomas y a que el cuerpo vuelva a la normalidad. Además, sentir que se puede hacer algo para manejar la crisis ayuda a la persona a sentirse más segura.
Desrealización: ¿Qué significa?
Uno de los síntomas más difíciles para quienes sufren ataques de pánico es la desrealización. La desrealización es un cambio en cómo se percibe el entorno. El mundo alrededor puede parecer irreal o desconocido.
Expresiones comunes de desrealización
Las personas suelen describir la desrealización con frases como:
- "Es como ver a través de un velo."
- "...una sensación de niebla en los sentidos."
- "Sentirse separado de uno mismo."
- "...estar atrapado en un vidrio."
- "Me siento retraído."
- "...aislado o distante del entorno inmediato."
- "...como espectador de algún juego extraño y sin sentido."
- "...sin vida."
- "...como en un sueño."
- "...fuera del cuerpo, te observas desde la mente."
Todas estas sensaciones son causadas directamente por la ansiedad. Se deben a cambios en cómo el cerebro procesa las señales nerviosas durante los trastornos de ansiedad.
El proceso del pánico
El pánico es una forma de miedo muy intenso que provoca reacciones físicas y mentales relacionadas con esa emoción.
¿Cómo se explica el pánico?
Según algunos enfoques, en el proceso del pánico, una imagen (real o imaginaria) activa un proceso rápido en el cerebro y el cuerpo. Una serie de percepciones de amenaza y reacciones de miedo en el cuerpo se intensifican, llevando a una sensación de pérdida de control. Esto puede hacer que la persona sienta un gran deseo de huir y un miedo amenazante a morir, enloquecer o causar una situación incómoda. Una vez que la idea que desencadena el pánico se forma, la crisis física y mental se activa. Las reacciones físicas provocan nuevas percepciones de miedo, que a su vez aumentan las reacciones del cuerpo en un ciclo creciente. Si la persona no puede usar estrategias para detener este ciclo, se desencadena el ataque de pánico.
Otros enfoques sugieren que la sensación de miedo o pánico puede ser causada por cambios en la vida de la persona y por el significado que le da a esos cambios. A menudo, las personas tienen dificultades para relacionar estos cambios con la sensación de pánico, y en muchos casos lo confunden con un problema físico (como un ataque al corazón o asfixia).
Origen de los ataques de pánico
Existen teorías que intentan explicar por qué ocurren los ataques de pánico. Una de ellas sugiere que podría haber un exceso de un neurotransmisor llamado norepinefrina (NE) en el cerebro. Otra teoría, que no excluye la primera, es que un neurotransmisor llamado GABA no funciona correctamente, lo que puede desencadenar los ataques. Sustancias como la cafeína pueden provocar crisis de ansiedad o ataques de pánico en personas con cierta predisposición.
Desarrollo de una crisis de pánico
Algunos expertos describen dos etapas en el desarrollo de una crisis de pánico:
- Primera etapa: Ansiedad anticipatoria. Aquí, la mente y el cuerpo se comunican de forma inconsciente. La mente percibe que se acerca una situación temida y activa pensamientos al recordar situaciones difíciles del pasado. La mente crea una imagen que le dice al cuerpo que reaccione en el presente como si esas dificultades pasadas estuvieran ocurriendo. Con esta información, la mente empieza a dudar de su capacidad para manejar la crisis. Esto prepara al cuerpo para las peores consecuencias posibles. La mente evoca imágenes de momentos en los que la persona no pudo controlar un episodio, enviando un mensaje de protección al cuerpo.
- Segunda etapa: El ataque de pánico. En esta etapa, los mensajes entre la mente y el cuerpo ya no son silenciosos, pero sus efectos son los mismos. Esto causa sensaciones físicas que el cuerpo genera (como el corazón latiendo rápido). La persona se asusta por los síntomas que siente y, sin darse cuenta, le da instrucciones a su cuerpo para protegerse. El cuerpo empieza a "cambiar su química" para defenderse de la emergencia. Sin embargo, como no es una verdadera emergencia física, el cuerpo no puede usar su estrategia de alerta de forma efectiva. Esto aumenta los síntomas físicos, creando un ciclo de percepciones de amenaza y reacciones corporales que se sufren durante el ataque de pánico.
Fisiología del pánico

Aunque los ataques de pánico pueden aparecer de forma inesperada, se consideran parte de la respuesta evolutiva de los seres vivos, conocida como "reacción de lucha o huida". Durante una crisis de pánico, esta respuesta se activa fuera de contexto, inundando el cuerpo con hormonas (especialmente adrenalina y noradrenalina) para ayudar a la persona a defenderse de una amenaza percibida.
El miedo extremo provoca cambios físicos inmediatos: el metabolismo de las células aumenta, la presión arterial sube, la cantidad de glucosa en la sangre y la actividad cerebral se incrementan, y la coagulación sanguínea se acelera. El sistema inmunitario se ralentiza (al igual que otras funciones no esenciales), la sangre fluye hacia los músculos más grandes (especialmente a las piernas para prepararse para huir), y el corazón bombea sangre muy rápido para llevar hormonas a las células. También hay cambios en la cara: los ojos se agrandan para ver mejor y las pupilas se dilatan para que entre más luz, la frente se arruga y los labios se estiran.
Cuando el sistema límbico del cerebro se enfoca en una amenaza o peligro (real o imaginario), los lóbulos frontales (la parte del cerebro que cambia la atención consciente) se desactivan parcialmente. Durante un ataque de pánico, la atención consciente se fija en el peligro inminente que se percibe.
Alerta y retroalimentación
Una imagen mental o real, un olor u otros estímulos pueden activar síntomas físicos de alerta en el cuerpo (como el ritmo cardíaco o la presión sanguínea). La persona interpreta esta respuesta física como una confirmación de la amenaza, lo que crea una retroalimentación positiva del miedo que impide evaluar el riesgo real. La cadena de percepciones mentales y reacciones corporales ocurre de forma rápida y secuencial, escalando sin control hasta la crisis. Como los primeros ciclos de percepción y reacción son inconscientes, la persona se da cuenta cuando los síntomas ya son intensos. Esto es común en las fobias: la persona con fobia, incapaz de concentrarse en otra cosa que no sea la amenaza, exagera desproporcionadamente el peligro percibido.
Aspectos psicológicos de la crisis
La "trampa" del pánico
Muchos expertos describen los ataques de pánico y el trastorno de pánico como una "trampa" muy efectiva. Primero, la trampa consiste en creer que lo que se está viviendo es peligroso (como un ataque al corazón, un desmayo, perder la razón o el control), cuando en realidad un ataque de pánico no representa ningún peligro. Segundo, las personas caen en la trampa de hacer cualquier cosa que creen que les ayudará a evitar las crisis, pero en realidad, esto empeora los ataques. Estas acciones incluyen evitar situaciones, intentar controlar los ataques, luchar contra ellos, o seguir supersticiones y rituales para sentirse seguros. Es decir, lo que se hace para enfrentar los ataques de pánico a menudo termina por mantenerlos.
Según algunos expertos, una experiencia inicial, real o imaginaria, puede introducir en la mente la posibilidad de sentir temor. A partir de esa experiencia, todo lo que se hace es para defenderse del peligro. Sin embargo, esa reacción no funciona y, por el contrario, confirma aún más la amenaza, lo que empeora los efectos y provoca una situación de pánico.
"Intentos" de solución de la persona afectada
Se han identificado tres tipos de "soluciones" que las personas suelen intentar, pero que resultan contraproducentes:
- Evitación: Evitar situaciones que causan miedo hace que la persona confirme que esa situación es peligrosa. Esto lleva a más comportamientos de evitación en el futuro. El único efecto es aumentar el miedo y la duda sobre las propias capacidades, lo que incrementa la fobia y las reacciones. Así, el trastorno se vuelve cada vez más limitante.
- Solicitud de ayuda: Una vez que se activa el círculo vicioso de la evitación, la persona a menudo busca ayuda, es decir, necesita estar siempre acompañada y sentir que alguien está listo para intervenir si tiene una crisis. Al principio, esto puede tranquilizar a la persona, pero poco a poco aumenta el miedo y las limitaciones. Tener a alguien o algo (como un medicamento) para ayudar rápidamente confirma que la persona es incapaz de enfrentar la situación por sí misma. Este proceso también tiende a generalizarse, llevando a la persona a depender de otros y a sentir que no puede controlarse.
- Intento de control: Intentar controlar las reacciones físicas y mentales lleva a un ciclo en el que la persona se esfuerza por enfrentar el miedo. Sin embargo, al intentar controlar a toda costa el propio cuerpo y la mente, se produce una situación extraña: enfocarse en las reacciones físicas (latidos del corazón, respiración, equilibrio) altera inevitablemente esas funciones. Esto provoca más miedo, que a su vez genera más alteraciones, creando un círculo vicioso donde "el intento de control lleva a una pérdida de control".
¿Cómo manejar el pánico?
Manejar el pánico requiere tiempo y paciencia para cambiar la forma de ver el miedo extremo y enfrentar lo que lo provoca, en lugar de evitarlo.
Una estrategia efectiva consiste en seguir diez reglas para afrontar una crisis de pánico:
- Recuerda que lo que sientes es una exageración de las reacciones normales al estrés.
- No es dañino ni peligroso, solo incómodo. Nada peor puede pasar.
- No añadas pensamientos alarmantes sobre lo que está ocurriendo o lo que podría pasar.
- Concéntrate en lo que tu cuerpo está experimentando en ese momento, no en tus miedos sobre el futuro.
- Espera y deja que el miedo pase. No luches contra él. Acéptalo.
- Cuando dejes de pensar en cosas alarmantes, el miedo desaparecerá por sí solo.
- Recuerda que lo importante es aprender a enfrentar el miedo, no a evitarlo. Aprovecha esta oportunidad para mejorar.
- Piensa en los avances que has logrado hasta ahora, a pesar de las dificultades. Piensa en la satisfacción de haber superado este momento.
- Cuando empieces a sentirte mejor, mira a tu alrededor y piensa en planes para hacer después.
- Cuando te sientas listo para seguir, hazlo despacio y relajado. No hay necesidad de apresurarse.
Medicamentos para el pánico
Algunos medicamentos pueden ser muy efectivos para el trastorno de pánico. Los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) suelen ser el primer tratamiento recomendado. Esto se debe a que ayudan a evitar problemas como la dependencia que pueden causar otros medicamentos. Aunque estos medicamentos a veces se llaman "antidepresivos", muchos de ellos también tienen propiedades que reducen la ansiedad.
Es importante saber que, al principio del tratamiento, los ISRS pueden incluso aumentar los síntomas en algunas personas. También pueden causar síntomas si se dejan de tomar de repente. La elección del medicamento debe basarse en las características de cada persona.
Tratamiento cognitivo-conductual
La terapia cognitivo conductual es un tipo de tratamiento que ayuda a las personas a entender y cambiar sus pensamientos y comportamientos. Se compone de varias fases:
- Psicoeducación: Se explica cómo se origina el pánico y cómo se mantiene por los comportamientos de evitación.
- Relajación: Se enseña al paciente a controlar la activación física que ocurre durante un ataque de pánico.
- Reestructuración cognitiva: Se ayuda a la persona a manejar los pensamientos negativos y exagerados asociados a los ataques de pánico.
- Exposición: Se enfrenta a la persona a sensaciones físicas (como la sensación de ahogo o palpitaciones) y a situaciones que pueden desencadenar el ataque de pánico, de forma controlada y segura.
Afrontar el pánico
Afrontar el pánico requiere tiempo y paciencia para cambiar las actitudes hacia el miedo extremo y enfrentarlo en lugar de evitarlo.
Un experto compara ocho actitudes comunes frente al ataque de pánico con ocho actitudes que son más útiles para la recuperación:
Actitudes comunes vs. actitudes útiles
- "No puedo permitir que nadie lo sepa." / "No me avergüenzo."
- "El pánico es malo. Es el enemigo." / "¿Qué puedo aprender como estudiante del pánico?"
- "Quiero evitar los síntomas." / "Quiero hacer frente a los síntomas para adquirir conocimientos."
- "Tengo que descansar ahora." / "No me importa estar preocupado aquí y ahora."
- "Tengo que permanecer en alerta." / "No voy a permanecer en alerta contra la ansiedad."
- "Esto es una prueba." / "Esto es la práctica."
- "Tengo que tener certeza de que no hay riesgos." / "Puedo tolerar la incertidumbre."
- "Será mejor que esto funcione." / "No importa si no funciona."
- "Me importa el qué dirán." / "No me importa el qué dirán, soy seguro/a de mí mismo/a."
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Panic attack Facts for Kids
- Angustia
- Ansiedad
- Autoayuda
- Emoción
- Fobia específica
- Fobia social
- Grupos de autoayuda
- Meditación
- Miedo
- Relajación
- Terapias cognitivo-conductuales
- Trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica
- Trastorno de ansiedad generalizada
- Trastorno de ansiedad no especificado
- Trastorno de pánico
- Trastorno de pánico con agorafobia
- Trastornos de la ansiedad
- Trastorno obsesivo-compulsivo
- Trastorno por estrés agudo
- Trastorno por estrés postraumático