Anatomía de un instante para niños
Datos para niños Anatomía de un instante |
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de Javier Cercas | |||||
Género | Crónica, Ensayo, Narrativo | ||||
Subgénero | Novela histórica | ||||
Tema(s) | Golpe de Estado en España de 1981 | ||||
Idioma | Español | ||||
Tipo de publicación | Libro | ||||
Editorial | Mondadori | ||||
Ciudad | Barcelona | ||||
País | España | ||||
Fecha de publicación | abril de 2009 | ||||
Formato | Tapa dura (142×238 mm),Tapa blanda con solapa (129×220 mm), De bolsillo (125×190 mm), e-book | ||||
Páginas | 480 | ||||
Premios | Nacional de Narrativa, Terenci Moix, Premio Mondello |
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Obra narrativa de Javier Cercas | |||||
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Anatomía de un instante es un libro del escritor español Javier Cercas, publicado en abril de 2009. Es una mezcla de crónica y ensayo histórico, pero narrado de una forma que parece una novela.
El libro trata sobre un intento de golpe de Estado que ocurrió en España en 1981. Este evento fue liderado por Alfonso Armada y Jaime Miláns del Bosch. El autor investiga a fondo las razones y motivaciones detrás de este suceso.
Un punto clave del libro es que el presidente de España en ese momento, Adolfo Suárez, su vicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado, y el líder del PCE Santiago Carrillo, fueron los únicos en el Congreso que no se escondieron durante el tiroteo.
El "instante" al que se refiere el título es precisamente la imagen captada por las cámaras de RTVE. En ella se ve a Adolfo Suárez sentado en su asiento mientras los demás diputados están ocultos. Gutiérrez Mellado, por su parte, se enfrenta a Antonio Tejero y a los guardias civiles. Esta imagen es la que aparece en la portada de la primera edición del libro.
Estructura del libro
El libro está dividido en cinco partes. Cada una comienza con un texto en cursiva que describe lo que se ve en el video del intento de golpe en el Congreso.
Cada parte tiene varias secciones. La última sección de cada parte se enfoca en lo que pasó el 23 de febrero de 1981, el día del intento de golpe. Las otras secciones exploran lo que ocurrió antes de esa fecha.
El libro empieza con un prólogo llamado "Epílogo de una novela" y termina con un epílogo llamado "Prólogo de una novela". También incluye una sección de bibliografía y notas, donde el autor explica sus fuentes. Al final, hay una sección de agradecimientos a periodistas y políticos que le ayudaron.
Contenido principal
¿Por qué se escribió este libro?

Javier Cercas explica que su interés por el intento de golpe surgió al escribir un artículo en 2005. Se sorprendió de que en España se viera el intento de golpe como un triunfo de la democracia, cuando para él había sido un fracaso.
Al ver la famosa imagen de Adolfo Suárez solo en su asiento, se hizo muchas preguntas. Quiso escribir una novela sobre ello. Aunque al principio no tenía una buena opinión de Suárez, quería ser objetivo.
Consiguió la grabación del evento y empezó a investigar. Se dio cuenta de que no podía centrarse solo en Suárez, sino que debía escribir sobre todo el intento de golpe. Empezó a escribir en 2006.
Durante el proceso, Cercas decidió que no escribiría una ficción, sino que se adentraría en la historia real del 23F. Quería que los protagonistas no se convirtieran en personajes de ficción, sino que se entendiera su papel real.
Antes del intento de golpe: La situación en España

Esta primera parte del libro habla de las muchas situaciones políticas y sociales que buscaban cambiar el gobierno de Adolfo Suárez. Muchas de estas situaciones no querían acabar con la democracia, pero la pusieron en riesgo.
El autor explica que la actitud de Suárez de no esconderse fue valiente. Pero también cree que fue una decisión pensada, la de un hombre que sabía que sería el centro de atención.
España había tenido muchos intentos de golpes de Estado en el pasado. El gobierno democrático de Suárez era vulnerable. A pesar de su pasado, Suárez logró cambiar el sistema autoritario anterior hacia la democracia. Esto ocurrió en medio de muchas crisis políticas, económicas y sociales.
La opción lógica habría sido convocar elecciones. Pero se optó por un intento de golpe militar, liderado por el teniente coronel Antonio Tejero. Él ya había intentado otro golpe en 1978.
Antes del 23F, muchas personas y grupos estaban en desacuerdo con Suárez. La mayoría de ellos, sin embargo, no querían acabar con la democracia. Solo unos pocos se mantuvieron fieles a la democracia: el general Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente, y Santiago Carrillo, líder del partido comunista. Ellos fueron los únicos que, junto a Suárez, no se escondieron.
Grupo | Posición |
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La prensa | Algunos periódicos y periodistas querían mantener el sistema anterior o evitar un gobierno de izquierda. |
Empresarios y algunos partidos | Al principio apoyaron a Suárez, pero luego desconfiaron de él por sus decisiones. |
La Iglesia | La relación con Suárez se tensó por algunos cambios en las leyes. La Iglesia no se pronunció durante el intento de golpe. |
El PSOE | Era el segundo partido más votado. Se sintieron engañados por Suárez y, sin querer, se vieron envueltos en conversaciones con personas que buscaban un cambio de gobierno. |
El propio partido de Suárez (UCD) | Había luchas internas por el poder. Suárez se fue quedando solo. |
Estados Unidos | El presidente Ronald Reagan sabía del intento de golpe y lo habría apoyado si hubiera tenido éxito. |
Ejército y servicios de información | Algunos militares querían mantener el sistema anterior. Los servicios de información debían predecir golpes, pero no lo hicieron o no quisieron advertir. |
Un informe importante describe tres planes que se estaban considerando: dos dirigidos por Manuel Fraga y uno por Antonio Tejero. Estos planes, aunque al principio eran independientes, se unieron y se ejecutaron con algunos cambios.
El plan final para el intento de golpe del 23 de febrero de 1981 tenía los siguientes pasos:
- Un grupo de la Guardia Civil, liderado por el teniente coronel Antonio Tejero, tomaría el Congreso mientras se votaba al nuevo presidente. La idea era que fuera un "golpe suave", sin violencia.
- El capitán general Miláns del Bosch tomaría la ciudad de Valencia.
- El coronel José Ignacio San Martín y sus tropas tomarían Madrid.
- Finalmente, Alfonso Armada, un militar cercano al Rey Juan Carlos, iría al palacio de la Zarzuela. Su objetivo era convencer al Rey de que él era la persona adecuada para restaurar el orden y liderar un nuevo gobierno.
Los tres primeros pasos casi tuvieron éxito. Durante los primeros diez minutos, parecía que el golpe había triunfado. La toma del Congreso fue sin muertes, pero no se vio como un "golpe suave" debido a los disparos que se escucharon en la radio. Esto fue un problema para los que intentaban el golpe.
Un militar frente al intento de golpe
Esta parte del libro se centra en el general Manuel Gutiérrez Mellado. Él fue el único militar que no apoyó el golpe y que estaba en el Congreso durante el evento. Mellado se enfrentó a los sublevados, negándose a obedecerlos a pesar de los disparos. Solo se calmó cuando Suárez se lo pidió.
La actitud de Mellado durante el intento de golpe fue valiente y de rechazo a la insubordinación militar. Él había participado en un conflicto anterior en 1936, apoyando a Franco. Sin embargo, en 1981, defendía la democracia.
Mellado pasó de ser un militar muy respetado a ser odiado por muchos. Esto ocurrió porque aceptó el cargo que le ofreció Suárez y defendió la construcción de la democracia. Apoyó medidas que iban en contra de su pasado, como la legalización del partido comunista, que era enemigo de la ide ideología anterior.
También se le criticó por impedir que Miláns del Bosch ascendiera a un puesto importante. Además, no supo manejar bien la situación con algunos grupos violentos.
Todo este desprecio le afectó mucho. En 1981, Mellado, como Suárez, estaba "políticamente acabado y personalmente roto". Los insultos en la prensa eran tan fuertes que uno de sus colaboradores, el general Marcelo Aramendi, se quitó la vida. A pesar de las acusaciones, su honestidad y lealtad al ejército eran incuestionables.

Años antes, al final del sistema autoritario, el Rey Juan Carlos vio en la democracia la única forma de establecer una monarquía. Conoció a Suárez en 1969 y ambos se apoyaron mutuamente para llegar al poder. El Rey ayudó a Suárez en su carrera, y Suárez, a su vez, promovió la imagen del entonces príncipe Juan Carlos.
Después de la muerte de Franco, el Rey nombró a Suárez como presidente. Había otros candidatos más obvios, pero el Rey prefirió a Suárez porque su mandato no opacaría la figura del Rey. La ambición de Suárez y su conocimiento del sistema anterior, junto con su lealtad inicial al Rey, hicieron posible una rápida transición a la democracia.
Sin embargo, después de ser reelegido por votación popular, Suárez se volvió más independiente del Rey. Discreparon en varias ocasiones. Por ejemplo, el Rey quería que España entrara en la OTAN, pero Suárez no lo veía el momento. El Rey quería a Armada como vicepresidente, pero Suárez eligió a Gutiérrez Mellado.
Cuando Gutiérrez Mellado conoció a Suárez, se sintió muy impresionado por su simpatía y sus ideas. Desde entonces, le fue totalmente leal. Su relación fue más allá de lo laboral y se hicieron amigos cercanos.
Pero después de su elección democrática, Suárez no pudo controlar la democracia que estaba construyendo. Sus errores políticos hicieron que perdiera aliados y se quedara casi solo. En 1980, Suárez se aisló y su estado de ánimo empeoró. Pensó en renunciar, pero no se decidía.
Finalmente, el Rey también empezó a tener desacuerdos con Suárez. Sin el apoyo del Rey, Suárez no tuvo más remedio que renunciar. Sin embargo, Suárez no renunció por miedo a un golpe de Estado, sino por otras razones: porque lo estaban forzando, por el bien de la democracia que había creado, y para dejar el poder de una manera más digna.
Entre las medidas de Gutiérrez Mellado estuvo intentar modernizar el ejército. Quiso unir los diferentes servicios de información en uno solo, el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). Aunque era una organización nueva, el CESID siempre estuvo del lado de la legalidad. Su tarea era predecir posibles golpes de Estado. En 1978, evitó un intento de golpe. Aunque no pudo evitar el de 1981, ayudó a que fracasara.
A pesar de los desacuerdos del Rey con Suárez, fue el Rey quien hizo fracasar el intento de golpe. Su secretario, Sabino Fernández Campo, avisó al Rey de lo que pasaba en el Congreso. El Rey llamó a los líderes militares para que respetaran la democracia.
El Rey le negó a Armada la visita a la Zarzuela, lo que marcó el fin de la rebelión.
Un líder político frente al intento de golpe

La tercera parte del libro se centra en Santiago Carrillo, líder del Partido Comunista de España (PCE). Cuando los militares entraron al Congreso, Carrillo estaba sentado en su escaño. Junto con Suárez y Gutiérrez Mellado, fue uno de los tres únicos parlamentarios que no se escondieron de los disparos.
Carrillo, desobedeciendo las órdenes de los militares, se quedó sentado fumando. Fue un gesto de rebeldía y valentía. Él sabía que era uno de los hombres más odiados por los golpistas y que podía morir. Como político, su gesto fue también muy visible y elegante.
Después del asalto, los guardias civiles aislaron a Suárez. A Carrillo, Gutiérrez Mellado, Felipe González y otros los llevaron a otra sala. Allí estuvieron secuestrados toda la noche, unas 15 horas, pensando que los iban a matar.
Aunque tenían diferencias, Carrillo y Mellado eran parecidos en algunos aspectos. Ambos habían cambiado sus ideas políticas y renunciado a ajustar cuentas por el pasado. Esto fue necesario para construir la democracia.
Con Suárez, pasaba lo contrario: parecían muy diferentes, pero en el fondo compartían muchas cosas. Ambos eran políticos natos, acostumbrados al poder. Unos años antes de que Suárez llegara al poder, Carrillo estaba reformando su partido.
Ambos se necesitaban: Carrillo para legalizar su partido, Suárez para dar legitimidad a la democracia. A medida que se conocieron, desarrollaron confianza y respeto mutuo.
Para legalizar el PCE, los comunistas tuvieron que renunciar a algunos de sus símbolos y aceptar la monarquía. Esto se logró después de un trágico evento: el asesinato de un grupo de abogados comunistas. En respuesta, miles de miembros del PCE velaron los cuerpos en la ciudad en completo orden y silencio. Esto les ganó la solidaridad del país.
Esta alianza fue un gran triunfo para Suárez, quien logró un aliado estable y legitimó la democracia. Carrillo, por su parte, logró legalizar su partido. Pasó de ser un fugitivo a un líder respetable en España y en el extranjero.
Sin embargo, el PCE tuvo que hacer más concesiones, lo que causó críticas internas. El partido entró en crisis y empezó a desintegrarse. Suárez dejó de necesitarlo como aliado, pero aun así, Carrillo lo defendió y nunca conspiró contra él.
Al año siguiente del intento de golpe, Carrillo tuvo que renunciar como presidente del PCE. En las elecciones de 1982, perdieron muchos votos. Él y Suárez se convirtieron en diputados con un pasado importante, pero con menos influencia. Ya retirados, su amistad se hizo más cercana, hasta que Suárez empezó a tener problemas de salud.
Los protagonistas del intento de golpe
La cuarta parte del libro se centra en los principales protagonistas del intento de golpe: Alfonso Armada, el líder político; Jaime Miláns del Bosch, el líder militar; y Antonio Tejero, el que ejecutó la acción. Sus similitudes ayudan a entender por qué ocurrió el golpe, y sus diferencias explican por qué fracasó.
Armada era un militar de familia noble. Fue maestro del príncipe Juan Carlos y su consejero más importante cuando se convirtió en Rey. Sin embargo, a petición de Suárez, el Rey le pidió que dejara su cargo. Desde entonces, Armada odió a Suárez y buscó la forma de recuperar la confianza del Rey.
Miláns, aunque también era de familia noble, era más partidario del sistema anterior que de la monarquía. Era un militar de acción y muy combativo. Sentía un gran rechazo hacia Gutiérrez Mellado, a quien consideraba un traidor por haber abandonado el sistema anterior. Mellado, por su parte, impidió que Miláns tuviera más poder, sabiendo de su gusto por los regímenes autoritarios.
Tejero, el más conocido del intento de golpe, era un militar muy apasionado y con ideas fuertes. Era un hombre de acción como Miláns. Odiaba el comunismo y lo que representaba Carrillo. Después del regreso a la democracia, y descontento por la violencia de algunos grupos, Tejero pasó de ser un militar ejemplar a uno rebelde.
En cierto modo, los tres (Suárez, Mellado y Carrillo) fueron "traidores" a su manera, pero lo hicieron para ser leales a sus nuevas ideas democráticas.
La idea original del intento de golpe fue de Tejero. Él quería un golpe militar que acabara con la democracia y la monarquía, como el de Franco en 1936. Miláns, en cambio, quería un golpe que acabara con la democracia, pero no con la monarquía. Armada quería un golpe que mantuviera la monarquía y no necesariamente acabara con la democracia.
Cuando Tejero entendió en el Congreso que las ideas de Armada y Miláns eran más moderadas que las suyas, prefirió que el golpe fracasara antes que aceptar un cambio que no le satisfacía.
Aunque hubo algunos civiles que ayudaron, el intento de golpe fue completamente militar. Es difícil saber exactamente cuándo empezó a gestarse. Para Cercas, fue en julio de 1980, en una reunión donde Tejero presentó su plan.
Paralelamente, Armada inició su propio plan: envió un informe al Rey sugiriendo que Suárez fuera reemplazado por un gobierno de unidad, quizás liderado por un militar. Esta idea se extendió y se consideró posible. Miláns se puso en contacto con Armada y le contó el plan de Tejero.
Luego, en una reunión de los que apoyaban el golpe, Miláns propuso un plazo para que Armada lograra un golpe solo político. Si no, se recurriría al golpe militar. Pero el plan de Armada fracasó antes de tiempo. Suárez decidió renunciar, y el Rey, siguiendo la Constitución, propuso a Leopoldo Calvo-Sotelo como sucesor, no a Armada. Así, se puso en marcha el plan de Tejero, eligiendo el día de la investidura presidencial para el asalto al Congreso.
La noche del 23F, en el Congreso, los militares esperaban a Armada. Él no tenía el consentimiento del Rey, pero logró permiso para ir por su cuenta. Se reunió con Tejero, fingiendo que no tenía otra opción. Sin embargo, Armada cometió el error de decirle a Tejero que no habría un gobierno militar, sino uno con políticos de diferentes partidos, incluyendo el PSOE y el PCE. Tejero se enfureció, ya que él quería una junta militar con Miláns en el poder. Tejero se rebeló contra ambos, y Armada se fue indignado, sin llegar a ningún acuerdo.
Como el "golpe suave" había fracasado, a Tejero solo le quedaba la opción de un "golpe duro". Mientras tanto, el Rey aparecía en televisión defendiendo la Constitución y la Democracia, rechazando cualquier intento de golpe violento.
El papel de Adolfo Suárez

Esta última parte del libro se centra en Adolfo Suárez. Para Cercas, fue "el político español más fuerte y decidido del siglo pasado". Un político puro, con ganas de poder, que subió desde abajo. A pesar de sus defectos, tenía grandes habilidades para gobernar.
Suárez actuó con valentía durante todo su mandato, incluso durante y después del 23F, enfrentándose a militares y exigiendo respeto. Aunque no gobernó bien en sus últimos dos años, fue la persona más adecuada para enfrentar un intento de golpe de Estado en ese momento.
Su carrera política comenzó con el apoyo de su mentor, Fernando Herrero Tejedor. Se abrió camino hasta llegar al príncipe Juan Carlos. Ambos se dedicaron a apoyarse mutuamente. Durante su juventud, Suárez fue leal al sistema anterior, pero también se mostró como una persona con ideas más abiertas.
Cuando murió Franco, el ahora Rey Juan Carlos I se vio presionado a nombrar a un presidente leal al sistema anterior. Pero el Rey eligió a Adolfo Suárez, a quien consideró el hombre ideal para hacer los cambios necesarios para la transición a la democracia.
A principios de los años 80, se comparaba a Suárez con un personaje de una película que, de simpatizante de un régimen autoritario, se transformaba en un líder de la resistencia. De hecho, en las elecciones de 1977, Suárez fue elegido presidente con votos de la derecha, pero en los meses siguientes desmanteló rápidamente el sistema anterior con una serie de decretos.
Desde el inicio de su mandato, se esforzó por ganar el apoyo de la izquierda y convencer a la derecha de que debía ceder parte de su poder para que el país tuviera legitimidad. Así, actuó de una manera que le permitió lograr grandes cambios.
El desmantelamiento del sistema anterior fue posible gracias a una idea inicial de Fernández-Miranda. Suárez logró llevarla a cabo, siendo el mayor éxito político de su vida. Consiguió que se aprobara una nueva ley fundamental, la Ley para la Reforma Política. Con ella, se pudieron eliminar todas las demás leyes del sistema anterior. Así, las Cortes del régimen anterior votaron a favor de un referéndum y acabaron con su propio sistema.
Suárez fue más allá. Con el consentimiento del Rey, legalizó el PCE a cambio de que renunciaran a sus símbolos tradicionales. Convocó las primeras elecciones democráticas en cuarenta años y las ganó con su nuevo partido, UCD.
En 1977, logró los Pactos de la Moncloa, y al año siguiente elaboró una nueva Constitución. Para Cercas, hasta marzo de 1979, Suárez fue un político "decidido y eficaz". Pero desde entonces hasta 1981, se convirtió en "un político mediocre". Su declive comenzó con el diseño de las autonomías y culminó en el 23F.
Para Cercas, la transformación de Suárez, de partidario del sistema anterior a fundador de la democracia, es muy compleja. Se diferencia en que los errores de Suárez no fueron graves, y gracias a sus virtudes personales pudo hacer todo lo que hizo. Con su gesto del 23F, Suárez redimió simbólicamente a España del sistema anterior.
Durante los últimos minutos del video en el Congreso, entraron al hemiciclo el ayudante de Mellado y Antonio Jiménez Blanco (UCD). Lograron entrar para acompañar a Suárez y darle noticias del exterior. Suárez, apelando a su título de presidente, pidió sin éxito hablar con el líder del intento de golpe.
Hacia la 1:30 de la madrugada, después del apoyo televisivo del Rey a la democracia, comenzaron a aparecer muchas declaraciones de políticos, sindicatos y periodistas que hasta entonces habían callado. Todos rechazaban el intento de golpe. Esto, sumado al desacuerdo entre Armada y Tejero, ya había hecho fracasar el "golpe suave".
Pero el Congreso y Valencia aún estaban tomados, y un "golpe duro" seguía siendo posible. Diez minutos después de la retirada de Armada, una columna de tropas, liderada por Pardo Zancada, llegó al Congreso como refuerzo para los que intentaban el golpe.
Zancada intentó convencer a otros jefes militares para que se unieran, y casi lo logra con varias unidades militares. También intentó que un periódico y una emisora difundieran propaganda a favor del golpe, pero no lo consiguió. Sin que él lo supiera, el Rey ya había ordenado a Miláns que retirara sus tropas de las calles, si no quería iniciar un gran conflicto. Miláns había obedecido a regañadientes.
Zancada y Miláns hablaron por teléfono, y este último le dijo que todo había terminado, fracasando también el "golpe duro". Sabiendo que si lograban sacar a Zancada del Congreso, también vencerían a Tejero, comenzaron las negociaciones al amanecer del día 24.
El primer intento de negociación fracasó. Pero el de su antiguo amigo, el teniente coronel Eduardo Fuentes Gómez de Salazar, sí tuvo éxito. Ante el creciente descontrol dentro del Congreso, Zancada aceptó firmar un acuerdo con Tejero, Fuentes, Topete y Armada. Prometieron abandonar el Congreso a cambio de que los militares de menor rango no fueran culpados, y que Zancada pudiera salir con Tejero sin fotógrafos ni cámaras. Firmaron a las 11:30 de la mañana, y a las 12:00 los parlamentarios fueron liberados. Muchos de ellos, incluyendo a Suárez y Mellado, saludaron afectuosamente a Armada, creyendo que él los había salvado.
En los días siguientes, algunos miembros de los servicios de información del CESID delataron a sus compañeros, diciendo que habían ayudado a llevar a los guardias civiles de Tejero al Congreso. Aunque hubo una investigación, al principio se eximió a todos de culpa. Sin embargo, más tarde, debido a declaraciones de Tejero en su juicio, algunos fueron procesados.
En cuanto a Suárez, dos días después del intento de golpe, el Rey le concedió un título nobiliario, a cambio de que se mantuviera un tiempo alejado de la política. Se tomó unas largas vacaciones y luego abrió un despacho de abogados.
Su partido, la UCD, seguía en crisis. Suárez no aguantó más y regresó a la política, creando en 1982 el partido Centro Democrático y Social (CDS). En las elecciones de ese año, obtuvo pocos escaños y se unió al grupo de partidos minoritarios en el Congreso, donde se reencontró con su amigo Carrillo.
Suárez buscó recuperar su prestigio como fundador de la democracia. En las elecciones de 1986, consiguió casi dos millones de votos y 19 parlamentarios. Después de este triunfo, Manuel Fraga dejó el liderazgo de su partido.
Sin embargo, sus ideas políticas empezaron a mostrar debilidades. En las elecciones municipales de 1991, su partido perdió muchos votos. Esa misma noche, Suárez renunció al partido y al Congreso, agotado y decepcionado.
El año siguiente se dedicó a negocios ocasionales y a dar conferencias. En noviembre de ese año, su hija Mariam empezó a padecer una enfermedad grave, y él se dedicó por completo a cuidarla. Dos años después, su esposa también enfermó. Esto lo afectó profundamente. Desapareció de los medios.
Hacia el año 2000, comenzaron a aparecer homenajes y premios para él. Recuperó la amistad con el Rey. En mayo de 2001, falleció su esposa. Desde 2003, sus problemas de salud relacionados con la edad se hicieron evidentes, y al año siguiente falleció su hija. Su última aparición pública fue en 2008, cuando el Rey le entregó una importante condecoración.
El juicio y las consecuencias

El epílogo comienza hablando del juicio a los que intentaron el golpe del 23F, que fue el más largo en la historia de España hasta ese momento. Se celebró entre febrero y junio de 1982. De los muchos implicados, solo 33 fueron procesados, casi todos militares. Este número reducido se debió a decisiones del nuevo presidente, Leopoldo Calvo-Sotelo, quien temía por la estabilidad del gobierno.
Las relaciones personales entre los jueces y los acusados dificultaron un juicio normal. La prensa de ultraderecha intentó culpar al Rey, mientras que otros medios desprestigiaron a los acusados. Los acusados se dividieron en dos grupos: uno, liderado por Armada, intentó evitar cualquier responsabilidad; el otro, liderado por Miláns y Tejero, dijo que solo habían obedecido órdenes. La única excepción fue Pardo Zancada, quien asumió su responsabilidad y no mintió.
El primer veredicto fue el siguiente:
- Tejero y Miláns: treinta años de cárcel.
- Armada, Torres Rojas y Pardo Zancada: seis años de cárcel.
- Otros recibieron penas menores o fueron absueltos.
El gobierno apeló la sentencia, y menos de un año después, el Tribunal Supremo dictó la sentencia definitiva, donde la mayoría de las condenas se duplicaron. Algunos que habían sido absueltos, recibieron condena.
A pesar de las condenas, la mayoría salió mucho antes de cumplir su pena y tuvieron una vida cómoda en prisión. Algunos fueron expulsados del ejército, pero otros continuaron y tuvieron carreras exitosas. El último en salir de la cárcel fue Tejero, en 1996.
Miláns, que nunca se arrepintió del 23F, falleció en 1997. Armada fue perdonado en 1988 y continuó con su vida.
Aunque el intento de golpe fracasó por completo, algunos de los que lo apoyaban, como Armada, lograron algunos de sus objetivos iniciales. Por ejemplo, el fin de la presidencia de Suárez, la legitimación del Rey en España y mejoras en la seguridad del país.
Después del intento de golpe, Calvo-Sotelo modernizó las Fuerzas Armadas y tomó medidas para evitar futuros intentos de golpe. España se unió rápidamente a la OTAN, lo que tranquilizó a Estados Unidos. También se firmó un acuerdo nacional de empleo que ayudó a la recuperación económica.
Los españoles dejaron de conspirar contra la democracia y comenzaron a disfrutar de sus ventajas.
Cercas destaca que el gesto de Suárez en el Congreso durante el 23F es muy significativo y tiene muchas interpretaciones. El autor también cree que, a pesar de las críticas a la Transición, el sistema autoritario anterior fue realmente derrotado. No existe una democracia perfecta, y la actual democracia de España, aunque tiene imperfecciones, es más sólida que la que existía antes del sistema autoritario de Franco, y ha sido la más larga de la historia española.
El libro termina con el autor hablando de las similitudes entre su padre y Suárez, y de su buena relación, salvo en su adolescencia, cuando discutían de política. Su padre le dijo que siempre apoyó a Suárez porque era "como ellos", un hombre del pueblo, y por eso confiaba en que no haría nada malo.
Véase también
En inglés: The Anatomy of a Moment Facts for Kids
- Golpe de Estado en España de 1981
- Transición Española
- Operación Galaxia