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Traslado de obras del Museo del Prado durante la Guerra Civil para niños

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El traslado de obras del Museo del Prado fue un evento importante en la historia del Museo del Prado. Consistió en la evacuación de muchas obras de arte de la famosa pinacoteca de Madrid durante un conflicto en España. Esta decisión fue tomada por el gobierno de la época para proteger las obras, y la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico se encargó de llevarla a cabo.

El movimiento de casi 2000 obras comenzó en el otoño de 1936. Primero fueron llevadas a la ciudad de Valencia. Después, algunas de ellas continuaron su viaje hacia Cataluña, y finalmente llegaron a la sede de la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza).

En total, se trasladaron unas 361 obras del Museo del Prado. El resto provenía de otros lugares importantes como el Museo de Arte Moderno, el Monasterio de El Escorial, el Palacio Nacional, la Academia de San Fernando, y colecciones privadas. Incluso obras de otras ciudades fueron incluidas. Afortunadamente, todas las obras regresaron a Madrid en septiembre de 1939 y fueron devueltas al museo sin sufrir ningún daño.

Historia del traslado de arte

El inicio de un conflicto en España en el verano de 1936 dividió el país en dos grupos. Las tropas de un lado, bien preparadas, se hicieron fuertes en el sur de España. Madrid, donde se mantuvo el gobierno, se convirtió en un objetivo militar desde el principio. En otoño de 1936, las tropas se acercaron a Madrid. Entre octubre y noviembre de ese año, los combates se intensificaron alrededor de la Casa de Campo. Hubo ataques aéreos sobre la población civil y objetivos militares en Madrid. La situación era tan grave que se decidió proteger las obras de arte de posibles daños.

Uno de los primeros en impulsar la protección del patrimonio fue Ricardo de Orueta y Duarte, director de Bellas Artes. Se pensó en llevar parte del patrimonio a una exposición en Nueva York, pero no se concretó. Finalmente, se creó la Junta de Defensa del Tesoro Artístico Nacional. Se decidió trasladar la mayoría de las pinturas a zonas del este de España que estaban más seguras de los ataques.

¿Por qué se decidió proteger las obras?

Al frente de la Dirección General de Bellas Artes estaba el historiador de arte Ricardo de Orueta. Durante el avance hacia Madrid, hubo combates en Toledo. Antes de esto, en Toledo ya se había empezado a defender los monumentos y obras de arte. Se creó un comité para protegerlos. Después de la batalla de Toledo, las tropas se dirigieron a Madrid. La gente estaba muy preocupada por los fuertes combates que se esperaban, lo cual se confirmó en la batalla de la Ciudad Universitaria de Madrid. Muchos expertos y artistas temían que las obras de arte sufrieran daños.

Creación de la Junta para proteger el arte

Archivo:Mercedes-Benz Junta Tesoro Artístico
Camión Mercedes-Benz, representando un vehículo de la Junta del Tesoro Artístico, estacionado frente al Museo durante la exposición conmemorativa.

Para controlar el patrimonio y evitar la destrucción o incautación de edificios religiosos y palacios, se creó una Junta el 23 de julio de 1936. Al principio no tenía nombre ni dinero, pero trabajaba con el director general de Bellas Artes. El 1 de agosto, un segundo decreto le dio el nombre de Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico y le asignó fondos. Su función era "incautar o conservar en nombre del Estado todas las obras de valor artístico, histórico o bibliográfico que, por las circunstancias, corrieran peligro de ruina, pérdida o deterioro".

La Junta intervenía en palacios, museos, iglesias y otros edificios para identificar, inventariar y trasladar las obras a lugares seguros. Su trabajo a menudo era difícil debido a las noticias de los combates y los ataques, que afectaban el ánimo de la gente. Muchas de las obras que se querían salvar pertenecían a la iglesia o a colecciones privadas. A veces, el enojo de la población dificultaba la labor de los restauradores.

La Junta confió el trabajo a la Junta Central del Tesoro Artístico, que tenía Juntas Delegadas en cada provincia. El pintor Timoteo Pérez Rubio fue su presidente hasta 1939. Entre sus miembros había técnicos de diferentes museos, como Ramón Stolz Viciano, Julio Prieto Nespereira y el arquitecto del Museo del Prado José Lino Vaamonde. Ellos coordinaron la defensa del patrimonio.

El Museo del Prado se cerró el 30 de agosto de 1936 como medida preventiva. La primera orden de evacuación se envió al subdirector del Museo, Sánchez Cantón, el 5 de noviembre de 1936, cuando comenzaron los combates en la ciudad, en lo que se conoció como la batalla de la Ciudad Universitaria. Durante estos meses de intensos combates, hubo fuertes ataques aéreos y de artillería que causaron daños en la ciudad, afectando al Museo del Prado, al Museo de Arte Moderno y a la Academia de San Fernando. Por esta razón, el gobierno decidió evacuar el patrimonio artístico de inmediato.

¿Cómo se organizó la evacuación?

Archivo:Count-Duke of Olivares
Diego Velázquez: Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, a caballo, Museo del Prado. Este cuadro de Velázquez llegó a Valencia con daños debido a la prisa y el mal embalaje de los primeros traslados, hasta que la Junta Delegada de Madrid se hizo cargo de su protección.

La evacuación fue responsabilidad de la Junta de Defensa del Tesoro Artístico Nacional. Los principales encargados fueron Josep Renau, un joven diseñador y publicista que fue nombrado director general de Bellas Artes en septiembre de 1936, y el arquitecto Vaamonde. Se realizaron varias tareas previas:

  • Seleccionar las obras a evacuar.
  • Realizar exámenes y elaborar fichas e informes de cada obra.
  • Preparar las obras y los embalajes para el transporte.
  • Buscar camiones, que eran muy necesarios en ese momento.
  • Entregar y colocar las obras en depósitos temporales y luego en su lugar definitivo.

La selección de las obras se hizo considerando el espacio limitado para el embalaje y el transporte en una ciudad bajo ataque. De cada obra se hacía un informe con datos como el autor, título, tamaño y un historial del viaje (hora de salida, llegada, condiciones climáticas). Algunas obras estaban en muy mal estado, y los conservadores del museo no querían trasladarlas. Sin embargo, se consideró que el riesgo era mayor si se quedaban en Madrid durante el conflicto. Se discutían los métodos de conservación y transporte; la mayoría se llevó en bastidores, no enrolladas.

Los bastidores se sujetaban a los camiones y se envolvían con papel continuo y luego con una capa de papel impermeable. Para evitar que se movieran, se sujetaban con listones de madera tratada para ser resistente al fuego y al agua. Las cajas se atornillaban para evitar golpes. Cada caja estaba sellada e identificada. Los organizadores supervisaban el embalaje. La rapidez y el aprendizaje hicieron que se formara un equipo especializado que trabajaba de forma organizada.

Viaje a Valencia

Después de embalar cuidadosamente las obras, se cargaron en camiones que se dirigieron a Valencia. Se usaron camiones militares, un recurso muy valioso en Madrid en ese momento, equipados con extintores y medidas contra incendios. La mayoría tuvieron que ser adaptados con soportes de hierro para los embalajes. En la primera expedición, se dieron cuenta de que algunos embalajes no cabían por debajo de los puentes, como el puente de Arganda. Esto obligó a los transportistas a sacar los embalajes y pasarlos a mano al otro lado. Al llegar a Valencia, las obras se entregaban con un documento a la Dirección General de Bellas Artes.

Recorrido de las obras a Valencia
Situación del territorio español en 1936. La carretera de enlace desde Madrid a Valencia estaba libre.  
Ruta de la Carretera de Madrid-Valencia por donde se trasladaron las obras.  

En Valencia, las obras se guardaron en las Torres de Serranos y en la iglesia del Patriarca. Ambos edificios se protegieron con estructuras especiales contra posibles ataques. Para evitar que las vibraciones de las explosiones dañaran las obras en espacios cerrados, se abrieron tubos de salida al exterior para permitir la circulación del aire. Las obras se colocaron de forma que ofrecieran poca resistencia a la onda de aire de una explosión, y los vacíos dentro de las cajas se rellenaron con espuma. Tanto Renau, con su trabajo de difusión, como Vaamonde, con su estudio sobre el efecto de las armas y las medidas de protección, realizaron un trabajo sin precedentes a nivel internacional.

Traslado al norte de Cataluña y a Suiza

Archivo:092 Castell de Figueres
Castillo de Figueras, uno de los lugares donde se guardaron algunas obras.

Las obras se trasladaron a las poblaciones de Peralada, Darnius y finalmente a las minas de talco de La Bajol en el Alto Ampurdán (Gerona). Estas minas, conocidas popularmente como la "Mina de Negrín", estaban a 250 metros de profundidad. Algunas obras se guardaron antes en el Castillo de Peralada y en la Fortaleza de Figueras. La Mina se convirtió en una fortaleza aislada con puertas blindadas, generadores de electricidad, oficinas y habitaciones. El presidente de la República, Azaña, muy preocupado por el estado de las obras, le dijo a Negrín:

El Museo del Prado es más importante para España que la República y la Monarquía Juntas ... Calcule usted que sería si los cuadros desapareciesen o se averiasen gravemente un gran bochorno. Tendría usted que pegarse un tiro.

El acuerdo entre el Gobierno de la República y la Sociedad de Naciones para proteger el patrimonio se firmó el 3 de febrero de 1939 en el castillo de Sant Ferran de Figueres. Este acuerdo, firmado por Julio Álvarez del Vayo (responsable del traslado), tenía nueve puntos:

  • El transporte se haría en camiones franceses. El gobierno español se encargaría del transporte hasta la frontera francesa.
  • Los camiones llevarían las obras a Ginebra, donde serían custodiadas por el Secretario General de la Sociedad de Naciones.
  • El transporte desde la frontera franco-española hasta la frontera franco-suiza correría a cargo de un Comité Internacional.
  • Todos los gastos del transporte serían cubiertos por el Comité Internacional.
  • Los camiones desde la frontera hispano-francesa serían vigilados por delegados de ambos gobiernos y por la policía francesa. Tres técnicos del Museo del Prado y una secretaria acompañarían al delegado del gobierno español.
  • El gobierno español renunciaría a cualquier reclamo por accidentes o pérdidas durante el transporte desde la frontera hasta Ginebra.
  • Al llegar a Ginebra, las cajas se abrirían y se haría un inventario firmado por los delegados.
  • El recibo de las obras se depositaría ante el secretario general de la Sociedad de Naciones.
  • El recibo incluiría el compromiso de devolver todas las obras a España.

Durante los días de la firma, hubo ataques aéreos cerca de la mina. El 12 de marzo de 1939, las obras del museo se trasladaron desde Perpiñán a Ginebra en un tren especial que cruzó parte de Francia.

El regreso de las obras

Apenas tres semanas después del fin del conflicto en Madrid, el artista Josep Maria Sert pidió a los líderes de la Sociedad de Naciones que devolvieran el patrimonio del Museo del Prado a España. Después de una exitosa exposición de las obras en Ginebra, que recibió 400.000 visitas, la expedición regresó a Madrid en septiembre de 1939.

Ante la amenaza de un nuevo conflicto mundial, España solicitó un inventario al Secretario General de la Sociedad de Naciones antes de que las obras volvieran al Museo. Un tren salió de Ginebra la noche del 6 de septiembre de 1939 con las obras del Museo del Prado. Recorrió Francia con las luces apagadas para evitar ataques. Las obras llegaron finalmente en octubre de 1939, después de casi tres años fuera del Museo del Prado. El Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, un organismo creado en 1938, se encargó de su reincorporación. Este organismo se convertiría con el tiempo en el Instituto del Patrimonio Histórico Español.

El traslado en el arte

Teatro: Noche de guerra en el Museo del Prado

El acto de sacar obras de arte de un museo debido a un conflicto ha inspirado a muchos artistas. El poeta Rafael Alberti escribió una obra de teatro corta, de unas 78 páginas, que recrea el viaje del patrimonio. La obra, titulada Noche de guerra en el Museo del Prado, fue escrita en los años cincuenta y se estrenó en Roma el 2 de marzo de 1973.

Documentales: Las cajas españolas

Este suceso también ha sido contado en el cine. En 2004, el director Alberto Porlán realizó una película documental llamada Las cajas españolas. Anteriormente, en 2003, se había estrenado el documental Salvemos el Prado.

Véase también

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Traslado de obras del Museo del Prado durante la Guerra Civil para Niños. Enciclopedia Kiddle.