Remensa para niños

El término remensa viene de una palabra en latín que significa "rescate". En la Edad Media, en lo que hoy es Cataluña, se usaba para referirse a un pago que los campesinos debían hacer a su señor para poder dejar la tierra que cultivaban. Este pago era uno de los llamados "malos usos", que eran costumbres injustas impuestas por los señores.
Con el tiempo, la palabra "remensa" también se usó para describir a los campesinos que estaban bajo esta condición. Así, los payeses de remensa (o simplemente "los remensas") eran agricultores que estaban atados a la tierra de forma obligatoria y hereditaria. Aunque legalmente eran personas libres, su libertad estaba limitada por su conexión con la tierra y, a través de ella, con el señor. Su situación era similar a la de otros campesinos en Europa medieval, conocidos como siervos, pero en Cataluña, sus circunstancias especiales hicieron que esta clase social fuera muy importante.
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¿Cuántos remensas había y dónde vivían?
Se calcula que en el siglo XV había entre 15.000 y 20.000 hogares remensas en Cataluña. Esto significaba unas 100.000 personas, lo que era aproximadamente una cuarta parte de la población total de la región en ese siglo, que se estimaba en 400.000 habitantes.
Los remensas no estaban por toda Cataluña. Se concentraban principalmente en la Cataluña Vieja, que incluía las zonas de Barcelona, Gerona y Vich. En cambio, eran casi inexistentes en la Cataluña Nueva, al sur del río Llobregat. Esto tiene sentido, ya que la Cataluña Vieja fue la región donde el sistema feudal se desarrolló más y donde la situación de los campesinos era más particular.
Dentro de la Cataluña Vieja, la mayor cantidad de remensas se encontraba en las comarcas del Ampurdán, La Selva, Gironés, Pla de l'Estany y Osona. También había muchos en una zona llamada La Montaña, que hoy corresponde a las Guillerías, La Garrocha y el Ripollés. Otras áreas con remensas importantes eran el Vallés, Maresme y Bajo Llobregat. Los remensas de La Montaña eran los que vivían en las condiciones más difíciles, y por eso esa zona fue el centro de las dos guerras remensas.
Historia de los remensas
La condición de remensa se extendió entre los siglo XI y siglo XIII. Durante este tiempo, los señores aumentaron el control sobre los campesinos que vivían en sus tierras, obligándolos a aceptar los "malos usos", incluyendo la remensa. Al principio, estos "malos usos" solo afectaban a algunos campesinos, pero luego se hicieron más comunes. Los señores querían evitar que sus campesinos se fueran libremente a las ciudades o a las nuevas tierras conquistadas en la Cataluña Nueva.
La primera vez que se menciona la remensa fue en un documento de 1123. Para la segunda mitad del siglo XIII, el término ya era bien conocido. La condición de remensa fue confirmada en las Cortes de Barcelona de 1283, donde se estableció que el pago de rescate era obligatorio en los lugares donde ya era costumbre.
Además de la remensa, los campesinos sufrían otros cinco "malos usos". Los señores tenían el derecho de "maltratar" a sus campesinos, lo que a menudo se incluía en los contratos. También había otras "costumbres intolerables", como la obligación de las madres campesinas de amamantar a los hijos de los señores. Los campesinos podían ser víctimas de muchos abusos por parte de sus señores. Otra dificultad era que los señores exigían pagos por tierras abandonadas, incluso si nadie las cultivaba.
La Iglesia en Cataluña también apoyaba la sujeción de los remensas, amenazando con la excomunión a quienes se resistieran. En un concilio en Tarragona en 1370, se prohibió que los campesinos remensas fueran sacerdotes, porque se les consideraba propiedad de sus señores.
El deseo de libertad de los remensas
El movimiento de los remensas para conseguir su libertad empezó en el siglo XIV. Su situación económica empeoró debido a una crisis en 1333 y a la Peste Negra de 1348-1351, que dejó los campos con poca gente. Al principio, los señores redujeron las cargas para que las tierras siguieran cultivándose, lo que dio a los remensas la esperanza de liberarse. Pero pronto los señores volvieron a exigir los pagos anteriores, lo que enfadó a los campesinos.
Los remensas querían conseguir su libertad personal, sin perder sus derechos sobre la tierra. Querían liberarse de las obligaciones señoriales y que la tierra que cultivaban dejara de ser considerada "servil". Aquí es donde surgía el conflicto con sus señores. Los señores veían la tierra como una unidad económica que producía gracias a la familia que la cultivaba.
Para los campesinos remensas, era muy difícil conseguir la libertad porque dependía de la voluntad del señor. No había una ley que dijera cómo o cuánto debían pagar para liberarse, y el señor fijaba el precio de forma arbitraria. Tampoco podían irse a vivir a la ciudad si habían jurado lealtad a su señor, lo cual era muy común. Además, en 1432, una ley permitió a los señores perseguir a los campesinos que huyeran.
Muchos expertos en leyes de la época decían que la situación de los remensas era injusta y defendían su derecho a reunirse y formar grupos. Esta idea influyó mucho en la corte, lo que explica por qué los reyes de la Corona de Aragón apoyaron a los remensas. Otra razón era que los reyes querían reducir el poder de los señores feudales. Los remensas confiaron en los reyes para lograr su libertad y les ofrecieron dinero varias veces para que los ayudaran contra los abusos de los señores.
Que sea suprimido el derecho de maltratar al payés. Item, en muchas partes de dicho principado de Cataluña algunos señores pretenden y observan que los dichos payeses pueden justa o injustamente maltratados a su entero talante, mantenidos en hierros y cadenas y aun reciben golpes. Desean y suplican dichos payeses sea suprimido y no puedan ser maltratados por sus señores, sino por mediación de la justicia.Capítulos del proyecto de concordia entre los payeses de remesa y sus señores (1462), apud E. Hijonosa: El régimen señorial, la cuestión agraria en Cataluña durante la Edad Media, pp. 366-68.
La monarquía interviene en el conflicto
La monarquía empezó a interesarse en el problema de los remensas a partir de 1388, durante el reinado de Juan I de Aragón. En ese año, los remensas le dijeron al rey que el tiempo de la "servidumbre" y de pagar ciertos derechos ya había terminado. La reina María de Luna, esposa de Martín I el Humano, fue quien más criticó la situación de los remensas, llamándola "servidumbres abominables" y "costumbres detestables". Intentó que el Papa Benedicto XIII emitiera una orden para acabar con estas "servidumbres" en las tierras de la Iglesia, pero la orden nunca se publicó.
Según el historiador Jaume Vicens Vives, el interés de la monarquía por los remensas se debía a razones morales, a las peticiones de los propios campesinos y a su estrategia política frente a los señores. Por ejemplo, en 1399, el rey Martín I incluyó a dos payeses de remensa en una comisión para revisar las tierras de los señores, lo que muestra cómo los intereses del rey y los campesinos se unían.
Alfonso el Magnánimo continuó apoyando a los remensas. En julio de 1448, permitió la creación de un sindicato, el Gran Sindicato Remensa. Esto permitía a los campesinos reunirse para discutir la eliminación de los "malos usos" y elegir representantes, además de recaudar dinero para el rey. Las reuniones se hacían con un oficial real presente para darles legalidad y seguridad. Esta decisión fue muy importante porque, por primera vez, la Corona reconocía legalmente las demandas de los campesinos y ofrecía una forma pacífica de resolver el conflicto.
La decisión del rey no gustó a los señores, quienes intentaron impedir las reuniones de los remensas. Las instituciones catalanas, como la Diputación del General de Cataluña (Generalitat) y el Consejo de Ciento de Barcelona, que estaban controladas por los señores, también se opusieron. Los remensas, que llegaron a tener unos 20.000 hogares en su sindicato, pidieron al rey en 1450 que los liberara de la servidumbre y los "malos usos". Los señores se prepararon para defenderse.
En 1454, Alfonso el Magnánimo nombró a su hermano Juan II de Aragón como lugarteniente de Cataluña. Juan II siguió apoyando a los remensas, lo que lo enfrentó con los señores. En 1455, Alfonso el Magnánimo ordenó suspender temporalmente los "malos usos" y servidumbres, aunque no resolvió el problema de fondo.
Juan II de Aragón mantuvo esta política, incluso cuando se enfrentó a las instituciones catalanas en la revolución catalana de 1460-1461. En diciembre de 1461, la reina Juana Enríquez (madre del príncipe Fernando) ordenó a los señores que respetaran la suspensión de los "malos usos", y a los remensas que pagaran lo que debían por el alquiler de las tierras, ya que muchos se negaban a hacerlo.
Las dos guerras remensas
La primera guerra remensa ocurrió en Cataluña entre 1462 y 1472, al mismo tiempo que la guerra civil catalana. Fue una rebelión campesina de los remensas que querían acabar con la servidumbre. Con la esperanza de recibir apoyo del rey, los remensas, liderados por Francesc de Verntallat, se unieron al rey Juan II de Aragón en su lucha contra las instituciones catalanas. La guerra terminó con la victoria del rey, pero el problema de los remensas no se resolvió porque Juan II no lo abordó.
La segunda guerra remensa tuvo lugar en Cataluña entre 1484 y 1485. Los remensas rebeldes fueron liderados por Pere Joan Sala, quien había sido un líder en la primera guerra. Sin embargo, Francesc de Verntallat no se unió a esta revuelta y dirigió a los remensas que buscaban una solución pacífica a través del rey Fernando II de Aragón. La batalla de Llerona el 24 de marzo de 1485, donde las fuerzas de Sala fueron derrotadas y él fue capturado (y su vida terminó poco después en Barcelona), puso fin a la guerra. El conflicto de los remensas se resolvió finalmente un año después con la Sentencia arbitral de Guadalupe, dictada por el rey Fernando II.
Galería de imágenes
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Ducado de oro de Alfonso el Magnánimo, acuñado en Nápoles.
Véase también
En inglés: Remensa Facts for Kids