Barco de vapor para niños

Un barco de vapor es un buque que se mueve gracias a máquinas de vapor o turbinas de vapor. Básicamente, tiene una caldera que produce vapor, una turbina o máquina de vapor, y un condensador que se enfría con agua. Para mover las hélices, las máquinas de vapor usan un cigüeñal, y las turbinas usan una caja reductora.
La aparición de estos barcos cambió mucho la navegación en el mundo. Ya no dependían tanto del viento y las corrientes, como los barcos de vela.
Los primeros grandes barcos que cruzaban el océano Atlántico eran de vapor. Por eso, la palabra "vapor" se hizo muy popular para referirse a este tipo de barco.
Contenido
Historia de los barcos de vapor
Primeros intentos y diseños
Existe un documento de 1695 que menciona un intento en 1543. El español Blasco de Garay quiso mover una galera llamada “Trinidad” usando seis ruedas de palas. Estas ruedas se moverían con una máquina de vapor. Sin embargo, esta idea no recibió apoyo económico y quedó olvidada. Las máquinas de vapor no fueron realmente eficientes hasta finales del siglo XVIII.
En 1707, Denis Papin diseñó un barco. Su idea era que la fuerza del vapor lo impulsara. Quería viajar desde Kassel, en Alemania, hasta Londres.
La máquina de vapor y su aplicación
Entre 1765 y 1790, James Watt mejoró mucho la máquina de vapor. Le añadió un condensador externo, lo que la hizo mucho más eficaz. Desde ese momento, se intentó usar la máquina de vapor para mover todo tipo de transportes, especialmente los barcos.
En 1783, Claude François Dorothée de Jouffroy d'Abbans botó el "Pyroscaphe". Era un barco de vapor de 45 metros con ruedas. Con él, logró navegar río arriba por el río Saona, desde Lyon. Sin embargo, debido a la Revolución francesa, tuvo que irse de su país y murió sin dinero. Curiosamente, la Real Academia Española reconoce la palabra piróscafo, que significa buque de vapor.
En 1803, John Stevens desarrolló la idea de usar hélices con la máquina de vapor. Él creía que las hélices eran el futuro para mover los barcos, en lugar de las ruedas de paletas. Esto fue muy importante para la navegación.
A finales de 1803, Robert Fulton lanzó un barco al río Sena. Tenía una rueda con paletas movida por una máquina de vapor. No fue bien recibido en Francia, así que Fulton continuó sus experimentos en Estados Unidos. En 1807, botó su vapor en el río Hudson. Con este barco, se estableció el primer servicio regular de transporte a vapor. Este barco tenía ruedas con paletas a los lados del casco. Este diseño se hizo muy popular por un tiempo. A estos barcos se les llamó vapor de ruedas. Muchos de ellos también tenían mástiles con velas. Este tipo de barco de vapor fue muy exitoso en los ríos. Necesitaban poca profundidad de agua, aunque hacían los barcos mucho más anchos. Un ejemplo famoso son los vapores de ruedas que navegaban por el río Misisipi. En España, algunos ejemplos fueron el Colón, el Pizarro y el Blasco de Garay.
En 1824, Sadi Carnot publicó sus estudios sobre la Termodinámica. Esto impulsó aún más el desarrollo de la propulsión a vapor.
Mejoras y evolución

Alrededor de 1860, se hicieron populares las calderas cilíndricas. Estas calderas, inspiradas en las locomotoras de vapor, resolvieron el problema del vapor a baja presión. El vapor a alta presión de estas calderas aumentó mucho la potencia de las máquinas de vapor. Esto significó un gran aumento de velocidad. Más tarde, mejoras como la caldera de triple y cuádruple expansión ayudaron a reducir un gran problema: el consumo de carbón. Así, se logró una eficiencia energética mucho mayor. Estas mejoras, que daban más velocidad y menos consumo, hicieron que los barcos de vapor dominaran casi todas las rutas comerciales.
Los avances en la metalurgia permitieron construir barcos de hierro y luego de acero. Con estos materiales, se pudieron hacer barcos de tamaños que la madera no permitía. Los cascos se hicieron más fuertes y ligeros, sin peligro de romperse.
Aunque los barcos de vapor a veces eran tan rápidos o incluso más lentos que algunos barcos de vela (los últimos clippers alcanzaban los 17,5 nudos), no dependían del viento. El viento no siempre soplaba en la dirección o con la fuerza necesaria. Además, los vapores eran menos vulnerables a las tormentas, ya que no tenían la frágil arboladura (mástiles y velas), que era el punto débil de los barcos de vela.
Los barcos de vapor fueron un gran avance para conquistar las rutas marítimas sin depender del clima. También cambiaron por completo la forma de los barcos, haciendo desaparecer las velas. Las velas habían sido un elemento constante en los barcos desde hace más de 7000 años, cuando aparecieron en el Nilo.
En 1894, Charles Algernon Parsons introdujo la turbina de vapor. Se usó por primera vez en el Turbinia, que alcanzó una velocidad de 18 nudos. En 1896, se le pusieron tres turbinas (de alta, media y baja presión) que movían tres hélices. Esto le permitió alcanzar los 35 nudos. Con esta velocidad, los veleros quedaron definitivamente superados.
Ya en 1836, Smith y Ericsson crearon el primer barco con hélice. Las hélices reemplazaron a las ruedas de paleta. Josef Ressel diseñó la hélice definitiva y eficiente, que se usa hasta hoy. Esto permitió aprovechar mejor la energía del motor de vapor. Muy pronto, los barcos de vapor fueron equipados con hélices sumergidas, y los vapores de ruedas fueron retirados.
En 1897, Rudolf Diesel desarrolló el motor que lleva su nombre. Este motor funciona con la combustión interna de otro combustible fósil, el gasóleo, que viene del petróleo. Este invento marcó el principio del fin para los barcos de vapor, de la misma manera que el motor de vapor había marcado el fin de la vela.
El legado de los barcos de vapor
A mediados del siglo XIX, hubo un último intento de los defensores de los barcos de vela. Crearon nuevos diseños para competir con los barcos de vapor. Los más destacados fueron los clippers, que siguieron siendo rentables hasta principios del siglo XX.
Hoy en día, algunos barcos todavía se conocen con cariño como "vapores", aunque ahora usen motores de combustión. Un ejemplo es "el Vaporcito", un barco que unía las ciudades españolas de Cádiz y El Puerto de Santa María.
Pocos barcos de vapor siguen activos. Algunos se usan para viajes turísticos o se conservan como barcos museo. Entre ellos está el antiguo buque cisterna Hidria Segundo o Hidria II. Fue construido en Vigo y en los últimos años ha navegado en diferentes puertos. En realidad, es un barco mixto, que usa vela y vapor. Puede llevar hasta 120 pasajeros en viajes cortos.
Véase también
En inglés: Steamboat Facts for Kids
- Vapor de ruedas
- Vapor Estrella Naciente
- Rímac (vapor)
- Compañía Trasatlántica Española
- El Vaporcito de El Puerto
- Correíllo (La Palma, barco de vapor de 1912, conservado en Santa Cruz de Tenerife).
- Hidria Segundo. Uno de los últimos barcos de vapor construidos en España.
- Anexo:Los barcos de pasajeros más grandes del mundo