Esteban Tisza para niños
Datos para niños Esteban Tisza |
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![]() Primer ministro de Hungría |
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3 de noviembre de 1903-18 de junio de 1905 | ||
Predecesor | Carlos Khuen-Héderváry | |
Sucesor | Géza Fejérváry | |
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10 de junio de 1913-15 de junio de 1917 | ||
Predecesor | Ladislao Lukács | |
Sucesor | Mauricio Esterházy | |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Tisza István Imre Lajos Pál | |
Nombre en húngaro | Tisza István | |
Nacimiento | 22 de abril de 1861 Pest, ![]() |
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Fallecimiento | 31 de octubre de 1918 Budapest, ![]() |
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Causa de muerte | Homicidio | |
Nacionalidad | Austrohúngara y austríaca | |
Lengua materna | Húngaro | |
Familia | ||
Padres | Colomán Tisza Helene Johanna Josepha Mathilde Gräfin von Degenfeld-Schonburg |
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Cónyuge | Ilona Tisza | |
Educación | ||
Educación | doctorado | |
Educado en |
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Información profesional | ||
Ocupación | Político y diplomático | |
Área | Política | |
Conflictos | Primera Guerra Mundial | |
Partido político | Partido Liberal | |
Miembro de | Academia de Ciencias de Hungría | |
Distinciones |
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El conde Esteban Tisza (en húngaro: Tisza István) fue un importante político húngaro. Nació en Pest el 22 de abril de 1861 y falleció en Budapest el 31 de octubre de 1918. Fue primer ministro de Hungría en dos ocasiones: de 1903 a 1905 y de 1913 a 1917.
Esteban Tisza tuvo un papel muy importante en la política de Hungría y del Imperio austrohúngaro a principios del siglo XX. Él defendía el acuerdo de 1867 con el emperador Francisco José I de Austria, que unía a Austria y Hungría.
Contenido
Primeros años y educación
Esteban Tisza nació en Pest el 22 de abril de 1861. Su padre, Colomán Tisza, también fue primer ministro de Hungría. La familia Tisza era de origen calvinista y no tenía un título de nobleza muy antiguo, por lo que la alta nobleza no los veía con buenos ojos.
Esteban fue educado en casa hasta los doce años. Luego estudió en la escuela calvinista de Debrecen y se graduó a los catorce. A los quince, comenzó a estudiar leyes en Budapest. También estudió en Berlín y Heidelberg. Se dedicaba mucho a sus estudios y solo se divertía cazando y montando a caballo.
Cuando era joven, visitó Europa occidental. Le gustaba la Alemania de Otto von Bismarck y el sistema parlamentario de Inglaterra. Sin embargo, no le gustó lo que consideró la superficialidad de París. Desde joven, Tisza mostró mucha disciplina y seriedad, características de su educación calvinista. Era una persona reservada y no le gustaba hacer amigos fácilmente.
A los veinte años, se doctoró en ciencias políticas por la Universidad de Budapest. Después, sirvió un año en el ejército en un regimiento de caballería. Al terminar su servicio, regresó a la hacienda de su familia y la administró. Durante cuatro años, vivió como hacendado, lejos de la vida pública. Se casó con su prima Ilona en 1883 y tuvieron dos hijos.
Ideas políticas de Esteban Tisza
Durante toda su vida política, Tisza fue muy conservador. Esto significa que quería mantener las cosas como estaban y no le gustaban los cambios que amenazaban el mundo que conocía.
Visión social y económica
Tisza se oponía a las ideas de los movimientos de trabajadores, a los que veía como agitaciones que alteraban el orden. Él creía que las grandes masas de campesinos y trabajadores debían obedecer a una élite de nobles y burgueses. Según él, esta élite era la que debía dirigir el país y ser responsable con sus subordinados.
En su gobierno, el Estado creció para apoyar a la nobleza. Se buscaba contratar a muchos nobles en los puestos del gobierno. Tisza también pensaba que el creciente nacionalismo de las minorías en Hungría era solo un movimiento de algunos intelectuales. Creía que los campesinos eran leales al sistema si se les mantenía alejados de lo que él consideraba malas influencias.
En cuanto a la economía, Tisza apoyaba las nuevas ideas y la industrialización. Sin embargo, no aceptaba los cambios políticos y sociales que estas podían traer. Se opuso firmemente a ampliar el derecho al voto, pues creía que esto destruiría el modelo de sociedad tradicional que defendía.
Tisza no estaba de acuerdo con la discriminación contra los judíos. Temía que esto afectara el desarrollo económico de Hungría, ya que muchas familias de la nueva clase media eran judías. A menudo, Tisza usó su influencia para dar títulos a familias judías ricas, especialmente a empresarios y banqueros. Sin embargo, también impulsó una política fuerte para que la población no húngara adoptara la cultura y el idioma húngaro.
Apoyo al Compromiso Austrohúngaro
Otro punto clave en la carrera de Tisza fue su apoyo al Compromiso Austrohúngaro de 1867. Él creía que la única forma de que Hungría siguiera siendo una gran potencia era manteniendo su unión con Austria. Pensaba que Hungría debía mantener su poder controlando el Imperio, y no declarando su independencia. Creía que la independencia podría llevar a la división de los territorios húngaros y a la creación de un país más pequeño.
Por eso, Tisza consideraba que la postura de la oposición, que era más nacionalista, era irresponsable. Sabía que la alianza con Viena no era popular entre los pocos votantes. Por ello, a veces era necesario influir en las elecciones para asegurar un gobierno que apoyara esta unión.
Ascenso en la política
En 1886, Tisza se unió al Partido Liberal y fue elegido diputado por una región de Transilvania. Al principio, no tuvo un papel muy destacado en el Parlamento. Sin embargo, aprendió cómo funcionaba y cómo trabajaba su padre.
En la década de 1890, Tisza ocupó algunos cargos que le dieron ingresos extra. Esto era común entre los políticos importantes de la época, que representaban a empresas o bancos a cambio de buenos salarios. En 1897, recibió el título de conde y al año siguiente heredó grandes propiedades. Esto le permitió dejar esos cargos.
Primer gobierno de Tisza
La relación entre el emperador y los políticos húngaros más nacionalistas era tensa. Estos últimos querían cambiar el ejército austrohúngaro. Debido a esta situación, el emperador nombró a Tisza como primer ministro el 3 de noviembre de 1903. Tisza no estaba acostumbrado a ser mediador, pero logró un acuerdo con el emperador sobre las propuestas del ejército.
Tisza asumió el gobierno con el objetivo de aprobar la ley del ejército y poner fin al desorden en el Parlamento. Sabía que estas tareas no le harían popular, pero las consideraba un servicio a la nación. Tisza era un líder que no se preocupaba por las críticas y no le gustaba hacer concesiones a sus oponentes. Eligió ministros que lo apoyaban firmemente, sin buscar la paz dentro de su propio partido. Él mismo se encargó del Ministerio del Interior.
No hizo mucho para detener la gran emigración de húngaros y no húngaros hacia América. No intentó resolver los problemas sociales y económicos que afectaban a los emigrantes.
El 8 de octubre de 1904, Tisza publicó una carta donde criticaba el sistema que permitía a la minoría bloquear las leyes. Dijo que quería reformar esto, lo que sorprendió a todos. El 18 de noviembre, el Parlamento aprobó sus cambios en el reglamento. Esto causó que algunos miembros del Partido Liberal lo abandonaran. La oposición y los liberales disidentes formaron una alianza. A principios de enero, el emperador disolvió el Parlamento y convocó elecciones, que Tisza perdió.
Relaciones con otros grupos
Tisza tuvo una relación difícil con el archiduque Francisco Fernando de Austria, el heredero al trono. Francisco Fernando era muy conservador y quería un gobierno centralizado, lo que Tisza no apoyaba.
Con el creciente movimiento de trabajadores, Tisza también fue hostil. Aunque no prohibió los sindicatos, que crecieron durante su gobierno, fue más duro con las ideas de los trabajadores en el campo. Tisza creía que el apoyo a estas ideas en el campo era solo una conspiración de la ciudad, y no reconocía las dificultades de los campesinos.
En cuanto a las minorías, las tensiones disminuyeron durante su mandato. Se redujo la persecución de las manifestaciones nacionalistas no húngaras. En 1904, Tisza quiso apoyar leyes que hicieran el país más atractivo para los no húngaros, permitiendo cierta autonomía cultural. A cambio, pedía lealtad y que aprendieran húngaro. Tisza veía el idioma como el elemento que unía al país. Aprobó una ley para enseñar húngaro en las escuelas de las minorías, junto con su idioma materno.
Tisza sabía que no podía eliminar el sentimiento nacionalista de las minorías, especialmente de los rumanos. Intentó controlarlo con concesiones culturales y educativas, pero no políticas. Sus intentos de acuerdo con los nacionalistas rumanos no tuvieron éxito.
Periodo de la Coalición y gobierno imperial
En 1905, Tisza perdió las elecciones. Esto intensificó la crisis entre los ganadores, que pedían cambios en el ejército, y el emperador, que se oponía a ellos.
El emperador disolvió el Parlamento por la fuerza y estableció un gobierno de expertos, liderado por un general húngaro. La oposición lo consideró inconstitucional. Para debilitar a la oposición nacionalista, el gobierno propuso ampliar el derecho al voto. Esto reduciría el poder de los partidos tradicionales y fortalecería a las minorías y a los trabajadores.
Tisza se opuso completamente a la ampliación del voto. Él creía que el voto debía ser solo para una minoría educada y responsable. Le preocupaba que los trabajadores y las minorías tuvieran más poder. Pensaba que los campesinos no eran capaces de usar el voto y necesitaban la guía de las clases medias húngaras. Mantuvo esta postura hasta el final de su vida.
En abril de 1906, la oposición llegó a un acuerdo con el emperador. El gobierno imperial fue reemplazado por un nuevo gabinete. Tisza disolvió el Partido Liberal el 11 de abril de 1906 y anunció su retiro de la política.
Regreso al poder
En enero de 1910, Carlos Khuen-Héderváry volvió al gobierno. En febrero, Tisza creó un nuevo partido, el Partido del Trabajo Nacional.
Khuen-Héderváry ayudó a Tisza a regresar al poder. Mejoró las relaciones con las minorías y los trabajadores. Con la presión electoral, el nuevo partido de Tisza ganó las elecciones de mayo de 1910 con una gran mayoría. La victoria sorprendió al propio Tisza.
Durante la campaña, Tisza y el primer ministro fueron moderados con las minorías. Intentaron alejar a la gente de los partidos nacionalistas y evitar que actuaran juntos.
El 22 de mayo de 1912, Tisza fue nombrado presidente de la cámara baja. Usó este puesto para detener las tácticas de la oposición que bloqueaban las leyes. Cambió el reglamento de la cámara para evitar esto. Tisza no creía en la conciliación con la oposición y prefería medidas duras para que la mayoría dominara el Parlamento. Su nombramiento provocó una gran manifestación de trabajadores en la capital, con muertos y heridos.
Pocos días después, Tisza forzó la votación sobre los cambios en el ejército. Días más tarde, sufrió un intento de asesinato por parte de un diputado de la oposición. Tisza expulsó a los diputados opositores que intentaban obstaculizar las sesiones. La lucha entre la oposición y Tisza continuó hasta el otoño.
En octubre, la Primera Guerra Balcánica puso la política internacional en primer plano. Tisza defendió la política de dificultar el crecimiento de Serbia y negarle acceso al mar, considerándola una amenaza para el Imperio. Tisza era consciente de las amenazas externas al Imperio y de su mala situación militar.
Segundo gobierno de Tisza

El 7 de junio de 1913, el emperador le encargó a Tisza formar un nuevo gobierno, que asumió el 10 de junio. El emperador consideraba a Tisza el único político húngaro capaz de aprobar las leyes del ejército y garantizar la estabilidad en Hungría.
Durante su segundo mandato, Tisza usó el poder del Estado sin dudar. Extendió el control de su partido a todas las instituciones públicas. Aprobó medidas que fortalecían el poder del Estado y limitaban los derechos civiles. Su ley más importante de este periodo fue la reforma de la administración pública en junio de 1914. Los funcionarios de los condados pasaron a ser nombrados por el gobierno en lugar de ser elegidos.
Respecto a las minorías, Tisza mantuvo su postura conciliadora. Prometió restaurar la Constitución croata y nombró a un noble con fama de ser flexible como representante húngaro en el territorio. Las negociaciones con los croatas tuvieron éxito y permitieron restaurar el gobierno constitucional en noviembre de 1913. También tuvo contactos con líderes nacionalistas rumanos, consciente de la necesidad de algunas concesiones a las minorías y a los trabajadores. Sin embargo, sus intentos de acercamiento fracasaron porque los líderes de las minorías consideraron que las concesiones eran muy pocas.
En 1913, también aprobó una reforma limitada del voto, pero como no hubo elecciones después de 1910, nunca se aplicó.
En su segundo mandato, las cuestiones de política exterior, en las que Tisza no era experto, se volvieron muy importantes. Él influyó en la política del Imperio, primero de forma indirecta y luego directamente.
La Primera Guerra Mundial
En julio de 1914, Tisza se opuso a que el Imperio austrohúngaro declarara la guerra a Serbia. Argumentó que el Imperio ya tenía demasiados pueblos eslavos. El 1 de julio de 1914, escribió al emperador diciendo que usar el asesinato de Sarajevo como excusa para atacar a Serbia sería un error grave. Tisza pensaba que el momento no era adecuado y que la situación internacional no era favorable para Austria-Hungría y Alemania. Fue el último de los líderes austrohúngaros en aceptar declarar la guerra a Serbia.
En el otoño de 1914, Tisza intentó de nuevo llegar a un acuerdo con los líderes rumanos de Transilvania. Sus concesiones fueron muy pequeñas para ellos, y las conversaciones fracasaron. Los líderes nacionalistas de Transilvania esperaban que la guerra permitiera la unión de su región con Rumanía.
En la misma época, Tisza se opuso firmemente a los abusos del ejército contra la población civil que consideraban desleal. Llegó a hablar con el emperador, quien tomó medidas para limitar los excesos de los militares. Tisza prefería tratar a los posibles traidores a través de la justicia civil, respetando la ley y evitando la discriminación contra las minorías. Sin embargo, sus intentos de moderar el trato a las minorías no tuvieron éxito.
Tisza mantuvo el control de la política húngara gracias a su mayoría en el Parlamento. Este Parlamento estaba bajo su control y no ofrecía consejos constructivos, solo apoyo. El Parlamento, alejado de la mayoría de la población, rara vez trataba temas de interés para la gente, que generalmente estaban relacionados con las dificultades de la guerra. La oposición y parte de la opinión pública empezaron a dudar de la eficacia del gobierno parlamentario.

En 1915, Tisza tuvo constantes discusiones con su colega austriaco Karl von Stürgkh sobre la creciente escasez de alimentos. Aunque la situación en Hungría, que era el principal proveedor agrícola del Imperio, era mejor que en Austria.

La Ofensiva Brusilov en junio de 1916, que al principio tuvo éxito, llevó a la entrada de Rumanía en la guerra en el verano de 1916. El Ejército ruso dejó fuera de combate a cerca de medio millón de soldados y afectó mucho la moral del ejército austrohúngaro. A partir de entonces, el ejército austrohúngaro necesitó el apoyo constante de unidades alemanas para ser efectivo. El ejército ruso avanzó hacia los Cárpatos, amenazando el territorio húngaro. La concentración del ejército en el frente italiano facilitó el avance ruso y luego el rumano en Transilvania. Esto debilitó mucho el prestigio de Tisza en Hungría. La oposición lo acusó de descuidar la defensa del territorio. Gracias al rápido apoyo alemán, la amenaza rumana fue neutralizada, pero la posición del Imperio se debilitó frente a Alemania.
Después de la muerte del emperador Francisco José en noviembre de 1916, Tisza fue retirado del gobierno por el emperador Carlos I el 23 de mayo de 1917. Esto se debió a su oposición a extender el derecho al voto. Sin embargo, Tisza siguió bloqueando las reformas hasta el final de la guerra, ya que controlaba el grupo más grande de diputados en el Parlamento. Logró que el primer gobierno del inexperto Mauricio Esterházy fracasara. Le sucedió el veterano Sándor Wekerle, quien en la práctica no quería aplicar reformas radicales. A pesar de sus diferencias, Tisza y Wekerle compartían la postura de oponerse a cambios radicales en la estructura imperial.
A finales de 1917, con el fracaso de las ofensivas en el frente occidental, la retirada de Rusia de la guerra y la derrota italiana, Tisza confiaba en un final favorable de la guerra. No siguió las conversaciones de Brest-Litovsk porque las consideraba de poco interés para Hungría. A pesar de su anterior oposición a cambios territoriales, defendió la adquisición de algunas áreas fronterizas rumanas en las posteriores conversaciones de paz de Bucarest a principios de 1918. Mantuvo su oposición a los cambios que buscaban convertir Austria en una federación, lo que disminuiría el valor de la unión austrohúngara. Seguía viendo a Alemania como la principal garantía de la conservación territorial de Hungría.
Derrota y fallecimiento
Mientras el gobierno de Wekerle seguía una política alejada de la realidad, el consejo real alemán pidió el 29 de septiembre de 1918 un armisticio a sus enemigos. Cuatro días antes, Wekerle había insistido en ratificar el Tratado de Bucarest, que concedía ciertos territorios rumanos a Hungría, sin entender la inminente derrota.
A principios de septiembre, el emperador había enviado a Tisza a los territorios eslavos del Sur para evaluar la situación. Allí, Tisza se dio cuenta por primera vez de que los fundamentos de su política y de su forma de ver la vida se estaban desmoronando. Él defendía mantener la situación anterior a la guerra, y los cambios eran algo con lo que no podía lidiar.
El 10 de octubre de 1918, el emperador comunicó a varios políticos, incluyendo a Tisza, su intención de convertir Austria en una federación. Tisza consideró que esto acabaría con el acuerdo de 1867, lo que lo deprimió. El 16 de octubre, se hizo público el anuncio imperial y el Parlamento de Budapest rompió relaciones con Austria, manteniendo solo el vínculo dinástico. Tisza, que apoyó la medida, veía cómo se hundía la unión que había defendido toda su vida política.
El 17 de octubre de 1918, después de salir ileso de un intento de ataque el día anterior, anunció en el Parlamento que la guerra estaba perdida. El 25 de octubre, se formó un consejo nacional que reclamaba el gobierno, con Mihály Károlyi al frente. El 28 de octubre de 1918, Tisza recomendó al representante del emperador en Hungría que nombrara a Károlyi como primer ministro. Pensó que un aristócrata, a pesar de sus diferencias, aún podría defender los intereses nacionales del país. También predijo una pronta contrarrevolución que eliminaría a Károlyi y a los reformistas.
Esteban Tisza fue asesinado en su casa de Budapest por un grupo de soldados el 31 de octubre de 1918, durante la Revolución de los Crisantemos. Los soldados lo culpaban de la Primera Guerra Mundial. Tisza sabía que su vida estaba en peligro, pero se negó a huir de la capital y aceptó su destino. Se dice que sus últimas palabras fueron: "Esto tenía que suceder así". Su muerte, celebrada en las calles de la capital, significó para muchos el fin del poder de la nobleza que había dominado la política, de la alianza con el gobierno imperial de Viena y de la odiada guerra. Su asesinato calmó el deseo de venganza de la gente. Está enterrado en la cripta familiar del Castillo de Tisza en Geszt.