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Expedición de González de Haedo a Rapa Nui para niños

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La expedición de González de Haedo a la Isla de Pascua fue un viaje importante que ocurrió entre el 15 y el 21 de noviembre de 1770. Esta misión fue ordenada por el virrey de Perú, Manuel de Amat y Juniet, y estuvo a cargo de Felipe González Haedo, un oficial de la Armada Española. González Haedo era un marino experimentado que había participado en campañas militares anteriores.

La misión completa duró desde el 10 de octubre de 1770 hasta el 29 de marzo de 1771. La visita a la Isla de Pascua fue el segundo encuentro registrado de los españoles con los habitantes de la isla. El primer contacto lo había hecho el marino holandés Jakob Roggeveen en 1722. Durante esta expedición, González de Haedo creó el primer mapa detallado de la isla. También tomó posesión de ella para la Corona española en nombre del rey Carlos III, y la llamó Isla de San Carlos en honor al rey. Los documentos de Haedo y su tripulación incluyen los primeros dibujos conocidos de los moáis y descripciones detalladas de los habitantes y sus costumbres.

¿Por qué se organizó la expedición al Pacífico Sur?

A finales de la década de 1760, el virrey del Perú, Manuel de Amat y Juniet, estaba preocupado por varias noticias. Había informes de barcos extranjeros navegando por zonas que España consideraba suyas, como el estrecho de Magallanes. También se avistaron piratas y contrabandistas, y hubo un incidente en las islas Malvinas donde tropas inglesas fueron desalojadas por barcos españoles.

Por estas razones, el virrey decidió organizar una expedición de exploración. Tenía dos objetivos principales:

  • Encontrar y explorar islas como la Isla de Davis (o David), la isla de Luján y la isla Madre de Dios.
  • Comprobar si había asentamientos o tropas extranjeras en el sur de Chile o en cualquiera de estas islas.

La expedición, liderada por González Haedo, zarpó del Callao el 10 de octubre de 1770. Estaba formada por el barco San Lorenzo, al mando de González Haedo, y la fragata Santa Rosalía, capitaneada por Antonio Domonte.

El avistamiento de la Isla de Pascua

Después de un tiempo navegando, el jueves 15 de noviembre de 1770, a las 7 de la mañana, los marinos avistaron la Isla de Pascua. Al principio, la confundieron con la isla de Davis, porque los mapas de la época no eran muy precisos.

Desde lejos, los moáis (las grandes estatuas de piedra) les parecieron árboles muy gruesos y colocados de forma ordenada. También notaron que la isla estaba cubierta de vegetación, lo que les dio la impresión de que era muy fértil. Los españoles no sabían que esta era la segunda vez que un europeo veía la Isla de Pascua. Cuarenta y ocho años antes, Jakob Roggeveen la había encontrado por casualidad.

La primera señal de que la isla estaba habitada fueron tres grandes columnas de humo que vieron desde lejos. Al acercarse, distinguieron a un grupo de 28 personas caminando rápidamente por una colina. Al principio, pensaron que podrían ser tropas extranjeras por los colores de sus ropas, pero al acercarse más, vieron que eran habitantes desarmados.

Para encontrar un buen lugar donde anclar los barcos, Haedo envió dos botes. El lugar elegido fue una bahía protegida del viento y con fondo de arena. La llamaron Ensenada de González, que hoy se conoce como Hanga Ho'onu o bahía de la Tortuga. Después, otros botes con hombres armados y provisiones rodearon la isla para tomar notas sobre la costa y sus habitantes.

Encuentros con los habitantes de Rapa Nui

Archivo:Descubiertaatrevida
Las fragatas españolas Atrevida y Descubierta, de la Expedición Malaspina, eran similares a la Santa Rosalía.

Tan pronto como los barcos anclaron, dos habitantes se acercaron nadando y fueron subidos a bordo. Los nativos no mostraron miedo ni desconfianza. Aunque no pudieron entender su idioma, la convivencia en los barcos fue amistosa. Les regalaron ropa, lo que, según los diarios de los marinos, les causó mucha alegría. Al anochecer, los nativos regresaron a la costa nadando. Al día siguiente, un grupo de unos 200 se acercó a los barcos pidiendo más ropa.

Los habitantes solo llevaban collares hechos de conchas y caracoles. Algunos, que los españoles pensaron que eran líderes, usaban adornos de plumas o hierbas secas en la cabeza. Casi todos tenían el cuerpo pintado y usaban taparrabos.

Los hombres que exploraban la isla recibieron la visita de dos canoas con dos hombres cada una. Les entregaron alimentos como plátanos y gallinas. Los españoles, a cambio, les dieron más ropa, que parecía ser lo que más les interesaba. El piloto Juan Hervé describió las canoas como hechas de "cinco pedazos de tablas muy angostas" unidas con "tarugos de palo" en lugar de clavos. Tenían un contrapeso para no volcarse.

Durante la noche, los españoles observaron que los habitantes sacaban tierra de una cueva para pintarse el cuerpo. Intercambiaron regalos con un centenar de personas. Al amanecer, se adentraron en la isla acompañados por los nativos. Visitaron una casa grande, que quizás era un templo. Durante el recorrido, vieron cultivos de ñame, yuca, calabaza blanca, camote, plátano y caña de azúcar. También notaron que los nativos masticaban una raíz (Curcuma longa) para pintarse de amarillo. Algunos usaban mantas parecidas a ponchos hechas de fibras de morera, que llamaban mahute. Además, algunos tenían las orejas con agujeros grandes donde ponían aros de hojas de caña seca.

Aunque los intérpretes de la expedición hablaron en 26 idiomas diferentes, no lograron comunicarse bien con los habitantes de Rapa Nui. A pesar de esto, usando dibujos y gestos, crearon un diccionario rapanui-español con 88 palabras y los primeros 10 números.

La mayoría de los habitantes vivían en cuevas naturales o hechas por ellos. Sin embargo, las personas con más autoridad vivían en chozas con forma de bote invertido, llamadas hare vaka. Los españoles calcularon que la población era de unos 1000 habitantes, aunque algunos marinos dijeron que eran unos 3000. Algo que les llamó la atención fue no encontrar a nadie que pareciera tener más de 50 años. Según algunos, los isleños indicaron que los recursos de la isla solo podían mantener a unas 900 personas. Si nacía un bebé y ya se había alcanzado ese número, se decía que se eliminaba a la persona más anciana, o al bebé si no había ancianos. Si esto fuera cierto, explicaría por qué no encontraron personas mayores y la gran confianza con la que los nativos se acercaron a los españoles. Cuando el holandés Jakob Roggeveen llegó a la isla 48 años antes, ordenó disparar a los nativos, matando al menos a una docena. Es probable que nadie que hubiera vivido esa experiencia en 1722 quedara vivo.

En cuanto a los animales y plantas de la isla, los españoles no quedaron muy impresionados. Solo vieron aves marinas comunes, gallinas y algunos ratones. Un marino comentó que "no había árbol de producir una tabla del ancho de 6 pulgadas", lo que significa que no había árboles grandes. El terreno fue descrito como mayormente seco y con vegetación baja.

¿Qué son los moáis?

Archivo:Ahu Tongariki
«(...) ídolos que adoran estos Naturales, son de piedra, tan elevados y corpulentos que parecen columnas muy gruesas...»

Los moáis, que desde lejos habían sido confundidos con árboles, impresionaron mucho a los exploradores españoles. El piloto de la Santa Rosalía, Francisco Agüera, los describió como "ídolos que adoran estos Naturales, son de piedra, tan elevados y corpulentos que parecen columnas muy gruesas". Dijo que todo el cuerpo era de una sola pieza y que el "canasto" (el sombrero o pukao) era de otra.

Agüera escribió que en la parte superior del "canasto" del moái, los habitantes habían hecho huecos donde ponían los restos de los fallecidos. Así, el "sombrero" del moái servía como un lugar para los restos en la cultura Rapa Nui.

Los españoles se asombraron de lo difícil que debió ser tallar, transportar y equilibrar cada moái, considerando las herramientas sencillas que tenían los habitantes. Aunque preguntaron, los nativos no pudieron explicar cómo se construyeron los moáis, y es probable que nadie en ese momento lo supiera. Según las medidas de Agüera, el moái más alto de la isla, que hoy está destruido y se conoce como moái Paro, medía unos 14,5 metros.

¿Cómo se mapeó la Isla de Pascua?

Los hombres enviados por Haedo navegaron alrededor de la isla en dos lanchas durante cinco días. Investigaron y mapearon la costa a fondo, dando nombres españoles a los lugares más importantes. De todos esos nombres, el único que se mantiene en los mapas actuales es Punta Rosalía, llamado así por uno de los barcos de la expedición.

La última parte del mapeo la realizó un grupo de unos 250 hombres, liderados por el teniente de navío Alberto Olaondo. El 20 de noviembre, por orden de Haedo, subieron al cerro hoy conocido como Ma'unga Pui, al que los españoles llamaron cerro Olaondo. Su misión era hacer una serie de mediciones para completar los planos de la isla.

Se hicieron dos mapas: uno de la isla completa y otro de la Ensenada de González, donde habían anclado el San Lorenzo y la Santa Rosalía. En los mapas se incluyeron muchas notas sobre los lugares geográficos, la vegetación, los nativos y los datos de las profundidades de la Ensenada de González. Además, en ellos aparecen los primeros dibujos conocidos de los moáis.

Estos fueron los primeros mapas de la Isla de Pascua. Más tarde, otros exploradores europeos los usarían, como James Cook (en 1774) o Jean-François de La Pérouse (en 1786), quien llamó a la ensenada Baie des Espagnols en honor a los navegantes españoles.

La anexión de la Isla a España y el regreso

Archivo:Rongo rongo expedición Haedo
Primer documento rongo rongo conocido. Firma de los jefes rapanui del acta de anexión de la Isla de Pascua a la Corona española, con ciertos caracteres según su estilo.

El 20 de noviembre de 1770, después de que el primer grupo español desembarcara para hacer las mediciones, llegó un segundo grupo al mismo lugar, la Ensenadita del Desembarco, hoy conocida como playa de Ovahe. La misión de este segundo grupo era tomar posesión oficial de la isla en nombre del rey Carlos III de España.

Al igual que el primer grupo, fueron recibidos con alegría por unos 800 habitantes. Algunos de ellos incluso cargaron a los españoles en hombros para que no se mojaran la ropa al desembarcar. Este segundo grupo también estaba formado por 250 hombres, bajo el mando del Capitán de Fragata José Bustillo y Gómez de Arce y del capitán Buenaventura Moreno. El grupo también incluía a dos sacerdotes.

Caminaron por un sendero costero hacia la falda del volcán Poike. Los habitantes ayudaron a los españoles a llevar tres grandes cruces, que habían sido construidas para colocarlas en tres cerros volcánicos conocidos hoy como Ma'unga Parehe, Ma'unga Vaitu-roa-roa y Ma'unga tea-tea. Después de siete horas de caminata, ya en los cerros, se izaron y bendijeron las cruces.

Luego, el contador del barco San Lorenzo, Antonio Romero, redactó un documento oficial. En él, acordaron con los jefes locales la anexión de la isla a la Corona Española y la bautizaron como isla de San Carlos en honor al rey Carlos III de España. Tres jefes indígenas firmaron el documento con "ciertos caracteres según su estilo". Este es el primer documento conocido que muestra signos rongo-rongo, la escritura jeroglífica de Rapa Nui. Con la bandera desplegada, el capitán José Bustillo proclamó a Carlos III como el legítimo gobernante de la isla. Esto fue celebrado con siete vivas al Rey, disparos de fusilería y 21 cañonazos de cada uno de los barcos.

Después de esto, abandonaron la isla y buscaron otras islas que supuestamente estaban al oeste de Pascua, según algunos mapas. Al no encontrar nada en esa parte del Pacífico, decidieron regresar a Chile. Llegaron a Chiloé el 14 de diciembre de 1770. Allí, el gobernador de la región, Carlos Berenguer, informó a Haedo que el sur de Chile ya había sido explorado y no se habían encontrado señales de colonos o tropas extranjeras. Por eso, Haedo ordenó regresar a El Callao, desviándose hacia el oeste y volviendo a ver la Isla de Pascua. Finalmente, llegaron a Perú el 29 de marzo de 1771. Allí informaron del éxito de la misión y entregaron los mapas y los diarios de navegación al virrey Manuel de Amat.

Según los cálculos de los pilotos, la expedición recorrió un total de unas 4.177 leguas, lo que equivale a unos 23.400 kilómetros.

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Expedición de González de Haedo a Rapa Nui para Niños. Enciclopedia Kiddle.