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Consulado de Cargadores a Indias para niños

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Datos para niños
Real Consulado de Indias
Real Consulado de Cargadores a Indias
Escudo del Real Consulado de Indias Museo de Cádiz.jpg
Escudo del Real Consulado de Indias en el Museo de Cádiz

Archivo de Indias 002.jpg
Localización
País España
Información general
Tipo consulado y Consulado del Mar
Sede Sevilla (1543-1717) y Cádiz (1717-1868)
Historia
Fundación 1543
Disolución 1868

El Consulado de Cargadores a Indias fue una organización muy importante en la historia de España. Se encargaba de asuntos legales, comerciales y económicos para los comerciantes que hacían negocios con las tierras recién descubiertas en América.

Esta institución funcionó al mismo tiempo que la Casa de la Contratación de Indias, que era otra entidad clave para el comercio. El Consulado fue fundado en 1543. Al principio, su sede estuvo en la Casa Lonja de Sevilla. Luego, en 1717, se trasladó a Cádiz, donde continuó sus actividades hasta que fue disuelto en 1868.

¿Qué eran los Consulados del Mar?

Los consulados de mercaderes, como el de Indias, surgieron en la región del Mediterráneo. Ciudades como Pisa, Génova y Venecia ya tenían instituciones similares en los siglos XII y XIII.

Esta idea de consulado se extendió por varias ciudades de España. Por ejemplo, Valencia tuvo uno desde 1283 y Burgos desde 1494.

El Consulado en Sevilla: Su Origen y Desarrollo

En 1503, los Reyes Católicos crearon en Sevilla la Casa de la Contratación de Indias. Esta institución supervisaba todo el comercio con América, las Islas Canarias y el norte de África. También funcionaba como escuela para pilotos de barcos y tenía tareas judiciales. Su sede estaba en el Alcázar.

En Sevilla, había dos tipos de comerciantes: los que tenían tiendas abiertas (minoristas) y los que vendían al por mayor. Después del descubrimiento de América en 1492 y la llegada de la Casa de la Contratación en 1503, apareció un tercer grupo: los "cargadores a Indias". Eran grandes comerciantes que participaban regularmente en el comercio con América.

Estos comerciantes crearon una "universidad de mercaderes" para ayudarse mutuamente.

Los cargadores a Indias a menudo tenían problemas legales que tardaban mucho en resolverse en la Casa de la Contratación. Por eso, pidieron tener su propio tribunal para resolver sus disputas más rápido.

El príncipe Felipe (futuro rey) firmó un documento en Valladolid el 23 de agosto de 1543. Con este documento, se creó un tribunal de comercio con un prior y dos cónsules que se elegían cada año. Las reglas oficiales del Consulado de Cargadores a Indias se aprobaron el 14 de agosto de 1556.

La idea de los consulados de mercaderes también llegó a América. En 1592, se fundó el Consulado de Comerciantes de México, y en 1613, el Tribunal del Consulado de Lima. Más tarde, en 1795, se crearon consulados en Veracruz y Guadalajara.

Desde mediados del siglo XVI hasta las primeras décadas del siglo XVII, el comercio entre Sevilla y el Virreinato del Perú fue mayor que con el Virreinato de Nueva España. Por eso, a los miembros del consulado a veces se les llamaba "peruleros".

Muchos cargadores a Indias construyeron grandes casas en Sevilla durante los siglos XVI y XVII. Un ejemplo famoso es la casa de Tomás Mañara, padre de Miguel Mañara, que aún se conserva.

La Casa Lonja: Un Edificio para el Comercio

Al principio, el Consulado no tenía un edificio propio. Sus reuniones se hacían en la Casa de Contratación.

Los comerciantes solían hacer sus negocios en las escalinatas de la Catedral de Sevilla. A veces, incluso las reuniones o las elecciones se hacían dentro de la catedral. El arzobispo de Sevilla, Cristóbal de Sandoval y Rojas, se quejó de esto al rey Felipe II en 1572.

Felipe II respondió que la situación se debía a la falta de un lugar adecuado. Ese mismo día, comunicó a los comerciantes su intención de construir un edificio especial para ellos, llamado lonja.

El 27 de agosto de 1572, Felipe II les informó la ubicación definitiva de la lonja y les permitió colaborar en su diseño.

El 30 de octubre de 1572, los comerciantes y la Corona firmaron un acuerdo. La Corona cedió terrenos del Alcázar para construir un edificio cuadrado. Los comerciantes se encargarían de la obra, que se financiaría con un impuesto especial llamado "derecho de lonja". Este impuesto se aplicaba a los productos que entraban y salían de la ciudad.

Entre 1572 y 1583, el arquitecto Juan de Herrera hizo varios planos para la lonja. Aunque la ciudad propuso otro proyecto, Felipe II eligió el de Herrera.

Las obras comenzaron entre marzo y abril de 1583. El primer encargado fue Juan de Ochoa, quien se dedicó a demoler los edificios existentes.

Juan de Minjares, que había trabajado con Juan de Herrera, fue el maestro mayor de la construcción desde finales de 1583 hasta 1599.

La construcción de la lonja también contó con la ayuda de otros profesionales, como Juan Bautista de Zumárraga, Juan de la Maestra y Alonso de Vandelvira.

En la fachada que da a la catedral, una inscripción indica que el edificio comenzó a usarse el 14 de agosto de 1598. Sin embargo, en ese año solo se había terminado esa parte de la fachada.

Alonso de Vandelvira fue nombrado maestro mayor a mediados de 1600. Entre 1601 y 1609, las obras se hicieron más lentas por problemas de dinero.

Las obras se reanudaron en 1609, y Miguel de Zumárraga tomó el relevo. Él hizo cambios en el diseño, como reemplazar los techos de madera por bóvedas. También se construyó un crucero, conocido como Cruz del Juramento, donde los comerciantes cerraban tratos de palabra.

Miguel de Zumárraga falleció en 1630. Otros maestros mayores continuaron la obra, como Marcos Soto, Juan Bernal de Velasco y, desde 1638, Pedro Sánchez Falconete.

Mientras se construía la Lonja, los comerciantes seguían reuniéndose en la Casa de la Contratación y haciendo negocios en las escalinatas de la catedral.

La plaza de la Lonja era el espacio alrededor del edificio en construcción. En 1609, el Consulado empezó a cercar este espacio con columnas unidas por cadenas. Después de algunas discusiones, se llegó a un acuerdo para que las cadenas pudieran abrirse para el paso de procesiones.

Las obras de construcción de la Casa Lonja terminaron en 1646.

¿Qué Hacía el Consulado de Indias?

Para poder comerciar con América, era necesario estar registrado en el Consulado.

Desde el principio, el Consulado defendió su independencia para juzgar casos, sin depender de la Audiencia de Sevilla ni de la Casa de Contratación. El tribunal del Consulado estaba formado por un prior y los cónsules.

Las decisiones del tribunal eran ejecutadas por el ejecutor y el alguacil de la Casa de Contratación.

Con las reglas de 1556, el tribunal del Consulado también tuvo un abogado asesor, un portero, un solicitador de causas y un alguacil mayor. Más tarde, tuvieron un asesor de cartas y un encargado del edificio de la lonja.

Además del tribunal, el Consulado tenía otros cargos como tenientes, un síndico, un secretario, un contador y un tesorero. Sus tareas incluían organizar reuniones, administrar los bienes, gestionar préstamos o donativos a la Corona, y supervisar las flotas de barcos.

Para pagar la construcción de la Casa Lonja, el Consulado usó el impuesto de lonja, que se cobraba sobre los productos que entraban o salían de Sevilla. Aunque el edificio se terminó en el siglo XVII, este impuesto se siguió cobrando hasta el siglo XIX, incluso cuando el Consulado ya estaba en Cádiz.

La "avería" era un impuesto para pagar una flota de barcos que protegía a los barcos mercantes. Se aplicó por primera vez en el comercio con América en 1521. Para evitar problemas, el Estado empezó a contratar a personas que cobraban este impuesto. En 1591, el Consulado se encargó de cobrarlo.

En 1624, un comerciante de Panamá denunció un problema en la flota de ese año. Entonces, el Consulado creó el "impuesto de Balbas". Este impuesto aumentó el porcentaje de la avería para cubrir un préstamo al rey y evitar una multa.

En 1632, se creó el "impuesto de infantes", que cobraba un uno por ciento a todo lo que entraba o salía por mar y tierra. Este dinero se usaba para mantener a 500 soldados. Aunque se pensó que sería temporal, el Consulado hizo un préstamo a la Corona y consiguió que el impuesto fuera permanente y lo administrara.

En 1637, se creó el "impuesto de toneladas", que era un uno por ciento sobre la avería para construir barcos de guerra. En 1645, la Corona pidió dinero al Consulado para una guerra, y este impuesto pasó a ser gestionado por el Consulado.

En 1660, se eliminó el impuesto de avería, y con él, los impuestos de Balbas y de toneladas. El Consulado solo se quedó con el impuesto de la lonja y el de infantes.

A través de diferentes medios, el Consulado aportó mucho dinero a la Corona: 1.255.500 pesos en el siglo XVI y unos 25 millones de pesos en el siglo XVII.

El Traslado del Consulado a Cádiz

Archivo:1877-04-08, La Ilustración Española y Americana, Páginas 232 y 233 (cropped) Cádiz, Acto de recibir S. M. á las autoridades de Marina y á los cónsules extranjeros, en el salón de sesiones de la Diputación Provincial
Recepción del rey Alfonso XII en el Palacio de la Aduana de Cádiz en 1877.

En 1680, el puerto de Cádiz se convirtió en el principal punto de llegada y descarga de las flotas que venían de América.

Por una orden del rey Felipe V, el 12 de mayo de 1717, la Casa de la Contratación de Indias y el Consulado se trasladaron a Cádiz.

En Sevilla, se creó una Diputación de Comercio, que tuvo su sede en la Casa Lonja.

Felipe V ordenó que el Consulado tuviera tres cónsules, dos de Sevilla y uno de Cádiz. Más tarde, se decidió que las elecciones se harían en Sevilla, y que de 30 votantes, 20 serían de Sevilla y 10 de Cádiz. El cargo de prior lo ocupó un comerciante de Sevilla hasta 1743.

En 1744, se nombró al primer prior de Cádiz, y el número de votantes sevillanos se redujo a 10.

El 24 de noviembre de 1784, se creó otro consulado en Sevilla, el Consulado Marítimo y Terrestre de la Ciudad de Sevilla, que reemplazó a la Diputación de Comercio.

En el siglo XVIII, la ciudad de Cádiz mejoró su puerto, construyó muchos almacenes y, entre 1770 y 1784, levantó un gran Palacio de la Aduana. Se planeó construir otros dos edificios similares para la Casa de la Contratación y el Consulado de Cádiz, pero no se hicieron.

Cádiz y otros municipios cercanos, como El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda, tuvieron grandes casas construidas en los siglos XVII y XVIII, que pertenecieron a los cargadores a Indias.

El 18 de julio de 1790, la Casa de la Contratación de Indias fue eliminada, y algunas de sus funciones pasaron al Consulado de Cádiz.

En el siglo XIX, el comercio en Cádiz empezó a disminuir. En un documento del Consulado de 1828, se menciona que la ciudad estaba muy afectada por impuestos y que el comercio había desaparecido, lo que causaba que la población disminuyera y muchos edificios quedaran vacíos.

En 1829, se publicó el primer Código de Comercio de España. Con esto, el Consulado se convirtió solo en un tribunal de justicia. Las tareas administrativas pasaron a la Real Junta de Comercio.

Finalmente, el 6 de diciembre de 1868, se eliminaron todas las jurisdicciones independientes. Fue entonces cuando los consulados de mercaderes desaparecieron por completo.

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