Miguel Mañara para niños
Miguel Mañara Vicentelo de Leca (Sevilla, 3 de marzo de 1627-Sevilla, 9 de mayo de 1679) fue un noble español. Se hizo conocido por su gran ayuda a los pobres y por ser el hermano mayor de la Santa Caridad de Sevilla. Impulsó la creación de un lugar para acoger a los necesitados y dos enfermerías. También logró terminar las obras de la Iglesia de San Jorge. Fue declarado venerable en 1985 por la Iglesia Católica.
Él mismo mencionó que había tenido una vida con muchos errores antes de cambiar y dedicarse a ayudar a los demás. Por esta razón, desde el siglo XIX, algunas personas lo han comparado con el personaje de ficción Don Juan Tenorio.
Datos para niños Miguel Mañara |
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Copia del busto de Miguel de Mañara realizado José Lafita Díaz. Vestíbulo del Hospital de la Caridad de Sevilla.
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Información personal | ||
Nombre en español | Miguel de Mañara Vicentelo de Leca | |
Nacimiento | 3 de marzo de 1627 Sevilla (España) |
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Fallecimiento | 9 de mayo de 1679 Sevilla (España) |
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Sepultura | Hospital de la Santa Caridad | |
Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor y monje | |
Miembro de | Orden de Calatrava | |

Contenido
¿Quién fue Miguel Mañara?
Miguel Mañara Vicentelo de Leca nació en Sevilla, España, el 3 de marzo de 1627. Fue un hombre importante de la nobleza española. Se le recuerda por su gran dedicación a ayudar a los más necesitados.
Sus primeros años y familia
Su padre, Tomás Mañara Leca Colona, era de Córcega y se mudó a Sevilla. Su madre, Jerónima Anfriano Vicentelo, también tenía raíces en Córcega e Italia. Tomás fue un comerciante exitoso que viajó a América y regresó con una gran fortuna.
La familia Mañara era muy religiosa y caritativa. Tomás fue miembro de la Hermandad de San Pedro Mártir, una organización que ayudaba a la Inquisición española. Miguel fue el noveno de diez hijos, pero solo seis sobrevivieron.
Su infancia y educación
Miguel nació en la casa palacio de su familia en Sevilla y fue bautizado el mismo día. A los ocho años, en 1635, fue aceptado en la Orden de Calatrava, una importante orden militar.
Aunque no se sabe mucho sobre sus estudios formales, Miguel era muy inteligente. Sus amigos admiraban su capacidad para leer y entender la Biblia en latín. Le gustaba montar a caballo, torear, usar la espada y pintar. También escribía buenos versos.
La juventud de Miguel Mañara
Cuando sus hermanos mayores fallecieron en 1640, Miguel se convirtió en el heredero principal de la fortuna familiar.
Un carácter fuerte y decidido
Sus amigos lo describían como una persona muy enérgica, inteligente y valiente. Decían que, debido a su juventud y la riqueza de sus padres, no había aventura que no intentara. Era tan atrevido que sus amigos a veces evitaban acompañarlo por miedo a los riesgos.
Su sobrino, Juan Gutiérrez Tello, lo describió como alguien muy orgulloso, intrépido y de carácter fuerte antes de su cambio de vida.
Reflexiones sobre su vida
Miguel Mañara dejó un epitafio para su tumba que decía: "Aquí yacen los huesos y cenizas del peor hombre que ha habido en el mundo, rueguen a Dios por él".
En su testamento, Miguel escribió que había ofendido a Dios muchas veces con sus acciones. También en su obra Discurso de la Verdad, confesó haber vivido de forma equivocada durante más de treinta años, alejado de los valores que luego abrazó.
Matrimonio y vida adulta
En 1648, Miguel se casó con Jerónima María Antonia Carrillo de Mendoza y Castrillo, una mujer de Guadix que también era muy rica. Se casaron por poderes y luego recibieron la bendición en Sevilla.
Miguel viajaba a veces a las propiedades de su esposa en la Serranía de Ronda para cazar. También se retiraba a un convento para meditar. En 1651, fue nombrado para varios cargos importantes en Sevilla, como juez y regidor.
Su madre falleció en 1651. Miguel se convirtió en una de las personas más ricas de la ciudad.
El cambio de vida de Mañara
La muerte de su esposa, Jerónima, en 1661, fue un momento clave en la vida de Miguel Mañara. Después de su fallecimiento, Miguel pasó un tiempo en un monasterio.
Un nuevo camino
Miguel pensó en dedicarse por completo a la vida religiosa, pero sus confesores y el arzobispo de Sevilla le aconsejaron que sería más útil ayudando a la gente en la sociedad.
En 1667, falleció la madre de su difunta esposa. Miguel acogió a su suegro, Diego Carrillo, en su casa hasta su muerte en 1672.
El incidente de la calle del Ataúd
Antes de su gran cambio, una noche, Miguel Mañara y su paje, Alonso Pérez de Velasco, vivieron un suceso extraño. Al pasar por la iglesia de Santa Cruz, escucharon cantos de entierro, pero no vieron a nadie. Luego, en la calle del Ataúd, oyeron una voz que decía "Traigan el ataúd, que ya está muerto". Miguel cayó al suelo sin saber quién lo había derribado.
Después de esto, Miguel decidió regresar a su palacio, agradecido a Dios. Más tarde, se enteró de que esa noche lo estaban esperando para hacerle daño. Este evento fue muy importante para su decisión de cambiar de vida.
Miguel Mañara y la Hermandad de la Santa Caridad
La Hermandad de la Santa Caridad existía desde el siglo XV. Su misión era dar sepultura a los pobres y a los que morían sin ayuda, así como llevar a los enfermos a los hospitales.
Su ingreso y liderazgo
En agosto de 1662, Miguel Mañara se unió a la Hermandad de la Santa Caridad. Rápidamente se involucró, ofreciéndose a buscar a los pobres que morían desamparados y a pedir limosnas para la hermandad.
En diciembre de 1663, Miguel Mañara fue elegido hermano mayor por unanimidad. Bajo su liderazgo, la hermandad creció y se dedicó aún más a ayudar a los necesitados.
La Iglesia y Hospital de la Caridad
En 1664, Mañara propuso usar un almacén de las Atarazanas (antiguos astilleros) para crear un refugio para los pobres. Aunque algunos se opusieron por el costo, la mayoría apoyó su idea.
El hospicio comenzó a funcionar, y Miguel Mañara donó objetos valiosos para conseguir fondos. En 1667, la hermandad ya había ayudado a más de tres mil pobres.
La construcción de la iglesia de la hermandad estaba parada desde 1658. Gracias a las donaciones, los préstamos y el gran esfuerzo de Mañara, las obras se reanudaron. La iglesia se terminó en 1670. Miguel Mañara se encargó de la decoración, con pinturas de Murillo y Juan de Valdés Leal, ambos amigos y hermanos de la Caridad.
Mañara también vio la necesidad de construir una enfermería, una cocina y otras instalaciones. En 1673, se obtuvo permiso para construir la primera enfermería, que se terminó en 1674 con 24 camas.
En 1673, Mañara propuso la creación de "hermanos de penitencia" para cuidar la enfermería. Estos hermanos vestían un hábito pardo y una cruz azul.
En 1675, Mañara decidió construir una segunda enfermería, que se terminó en 1677. En 1677, pidió vivir en la Caridad como un pobre más, y los hermanos aceptaron. En 1678, se iniciaron las obras de una tercera enfermería.

El Discurso de la Verdad
En 1671, Miguel Mañara escribió una obra llamada Discurso de la verdad, dedicado a la alta imperial majestad de Dios. En este libro, reflexiona sobre la vida, la muerte y la importancia de vivir de acuerdo con los valores cristianos.
Mañara critica la forma en que la sociedad a veces confunde los valores. Por ejemplo, dice que a una persona poderosa se le llama rica, pero en realidad le faltan muchas cosas. También expresa su indignación por las personas que fingen ser buenas pero actúan mal.
Fallecimiento de Miguel Mañara
En sus últimos años, Miguel Mañara sufrió de varias enfermedades, incluyendo dolores de estómago y cabeza, y fiebres. A pesar de su sufrimiento, nunca se quejaba.
Sus últimos días
En 1677, tuvo una conversación con el arzobispo Ambrosio Ignacio Spínola y Guzmán, donde le dijo que no temía a la muerte y que deseaba ver a Dios.
El 17 de marzo de 1679, escribió su testamento. Pidió ser enterrado en el suelo de la Iglesia de San Jorge "para que todos me pisen y huellen", mostrando su humildad.
A finales de abril de 1679, enfermó gravemente. El 9 de mayo, le preguntó a su confesor cómo se encontraba y sus últimas palabras fueron: "Con grandes deseos de salir de este mal mundo y de ir a ver a Dios". Ese mismo día falleció.
La noticia de su muerte se extendió rápidamente por Sevilla. Mucha gente acudió a ver su cuerpo, que estaba envuelto en el manto de la Orden de Calatrava, sobre una estera de esparto y con una cruz de ceniza en el suelo, tal como él había pedido. Fue enterrado el 10 de mayo de 1679 en la Iglesia de San Jorge.
Miguel Mañara y el personaje de Don Juan
Antes del nacimiento de Miguel Mañara, en la década de 1610, se escribió una obra sobre un personaje de ficción sevillano llamado Don Juan Tenorio.
A partir del siglo XIX, algunos escritores franceses, como Prosper Mérimée y Alejandro Dumas, visitaron Sevilla y escribieron sobre un personaje llamado "Don Juan de Maraña", que llevaba una vida de errores, se arrepentía y fundaba el Hospital de la Caridad. Esto llevó a que se le comparara con Miguel Mañara.
Muchos autores y artistas han relacionado a Mañara con el mito de Don Juan en sus obras. Sin embargo, es importante recordar que Don Juan Tenorio es un personaje de ficción, mientras que Miguel Mañara fue una persona real que dedicó su vida a la caridad.
Proceso para ser declarado venerable
Desde la muerte de Miguel Mañara, hubo interés en que fuera reconocido como santo. En 1680, se inició un proceso para recopilar información sobre su vida, pero se detuvo por razones desconocidas.
En 1748, se reanudó el proceso. Se recogieron testimonios y se incluyó un hecho curioso: unos rosales que Mañara había traído a la Caridad en 1671 florecían sin parar, sin que nadie les cambiara la tierra. Estos rosales aún se conservan en un patio de la Caridad.
En 1770, el papa Clemente XIV confirmó el inicio oficial del proceso de canonización. Desde entonces, en Sevilla se le empezó a llamar "venerable".
El proceso tuvo interrupciones debido a problemas políticos. Finalmente, en 1957, se reabrió el caso. Después de muchos estudios y discusiones, el 6 de junio de 1985, el papa Juan Pablo II reconoció que Miguel Mañara había vivido las virtudes cristianas de forma heroica, lo que equivale a la declaración oficial de venerable.