Consulado de Comerciantes de México para niños
El Consulado de México fue una institución muy importante en el virreinato de la Nueva España (lo que hoy es México) durante la época en que era parte del Imperio Español. Su principal función era controlar y organizar todo el comercio, tanto dentro del virreinato como con otros lugares, como España y Filipinas. Era como una gran asociación de comerciantes que se encargaba de que las reglas del comercio se cumplieran y de resolver los problemas que surgieran.
Contenido
¿Qué son los Consulados de Comerciantes?
En la Edad Media, hace muchos siglos, surgieron los primeros consulados de comerciantes. Eran grupos de personas dedicadas al comercio que se unían para proteger sus intereses y asegurarse de que las leyes de comercio se aplicaran correctamente. A menudo, estos consulados trabajaban junto con los gremios de marineros, ya que gran parte del comercio se hacía por barco.
Estos consulados comenzaron en ciudades italianas como Pisa y Génova en el siglo XII. Luego, la idea se extendió por el Mar Mediterráneo y llegó a España, especialmente a la Corona de Aragón. En el siglo XIII, en Barcelona, se creó una organización llamada "Universidad de los Prohombres de Ribera", que agrupaba a comerciantes y constructores de barcos. Ellos escribieron un libro de reglas llamado Llibre de consulat de mar, que ayudaba a defender los intereses de los comerciantes españoles en puertos extranjeros.
La Fundación del Consulado de México
Cuando España estableció su dominio en el continente americano, fue necesario organizar el comercio en los nuevos territorios. Así nacieron los "Consulados de Comercio". El primero se fundó en Sevilla, España, en 1543, para controlar el comercio entre España y todas sus colonias.
En América, se crearon dos consulados importantes: uno en Lima (Perú) en 1613 y otro en la Ciudad de México en 1592. El Consulado de México se formó porque los comerciantes españoles que vivían en la Ciudad de México lo pidieron. Ellos necesitaban un organismo que les ayudara a manejar las mercancías que llegaban y salían del puerto de Veracruz hacia Europa.
Así, el 9 de diciembre de 1593, el rey de España emitió una Cédula Real (un documento oficial) que permitía a los comerciantes de la Ciudad de México formar su propio consulado. Su nombre oficial era muy largo: Universidad de los mercaderes de la ciudad de México en Nueva España, y sus provincias del nuevo reino de Galicia, Nueva Vizcaya, Guatemala y Yucatán y Soconusco y los reinos de Cartagena, Perú e Islas Filipinas. Aunque más tarde, Cartagena y Perú tuvieron su propio consulado.
¿Cómo se organizaba el Consulado?
El Consulado de México era dirigido por un grupo de personas elegidas por los propios comerciantes. Sus principales cargos eran:
- Un Prior o principal: Era el líder y representante del Consulado.
- Dos Cónsules: Eran los encargados de los juicios y negociaciones comerciales.
- Varios Consiliarios: Su número variaba (de seis a veinte) y se encargaban de las tareas administrativas y de dar consejos en los conflictos.
- Varios Tenientes: Eran los ayudantes o suplentes de los cargos anteriores.
Cada año se elegía a la mitad de estos cargos, por lo que cada persona duraba dos años en su puesto. Una vez formado, el Consulado de México, junto con el de Sevilla, controlaba casi todo el comercio entre la Nueva España y Europa. Podían usar la fuerza pública para hacer cumplir las reglas y solo permitían comerciar a quienes demostraran tener suficiente dinero y conocieran las leyes del gremio.
¿Cómo funcionaba el comercio?
El Consulado de México controlaba el comercio de forma muy estricta. Para el comercio exterior, los comerciantes de México solo podían comerciar con los puertos de Manila (Filipinas) y Sevilla (España), que también tenían sus propios consulados.
Cuando se hacían transacciones, el pago debía ser en efectivo, usando monedas especiales. Estaba prohibido pagar con oro en polvo o con cartas de crédito, ya que eran fáciles de falsificar.
Luego, los comerciantes debían contratar el transporte para sus mercancías. Había dos flotas principales:
- La Flota de Filipinas (más conocida como la Nao de China): Cubría la ruta entre Manila, San Francisco y Acapulco.
- La Flota de Indias: Viajaba entre Veracruz, La Habana, las Islas Canarias y Sevilla.
El transporte por tierra, como las rutas entre Acapulco y la Ciudad de México, o entre la Ciudad de México y Veracruz, se hacía con "recuas". Estas eran grandes caravanas de cientos de animales y decenas de hombres que llevaban las mercancías. Al pasar por los pueblos, se debía pagar un impuesto llamado "alcabala". Al llegar a su destino, el arriero (quien manejaba la caravana) entregaba la mercancía con una lista detallada de los artículos.
Los mercados del Consulado
Las mercancías llegaban a mercados especiales llamados "Parianes". El más importante era el Parián de la Ciudad de México, que estaba en la parte sur de la actual Plaza de la Constitución. En estos parianes, los comerciantes podían vender sus productos al por mayor o al por menor, y a menudo se ponían de acuerdo para mantener los precios altos.
Desde el Parián de la Ciudad de México, las mercancías se enviaban a otras partes del virreinato:
- Hacia el norte, por el Camino Real de Tierra Adentro.
- Hacia el sur, a través de Acapulco, desde donde se embarcaban productos a Chiapas y Centroamérica.
El comercio entre los diferentes virreinatos de América estaba muy controlado, por lo que no se podía enviar mercancías directamente a Sudamérica.
El día a día del Consulado
En el día a día, surgían muchos problemas y el tribunal del Consulado era el encargado de resolverlos. Algunos casos comunes eran la falta de pago, el mal manejo de mercancías delicadas, o el uso de monedas o cartas de crédito falsas. También se encargaban de las reclamaciones por mercancías perdidas en naufragios o retenidas en las aduanas. Si una mercancía no era reclamada después de un tiempo, se vendía en subasta pública y el dinero iba al virreinato.
El Consulado también perseguía el comercio ilegal. Por ejemplo, algunas casas comerciales en Sevilla o México actuaban como intermediarias para comerciantes de otros países, como Inglaterra, Francia o Estados Unidos, que no tenían permiso para comerciar directamente.
Además, el comercio estaba restringido para productos que competían con los que venían de España o para artículos de lujo. Por ejemplo, el mercurio (necesario para la minería) y las telas finas, como la seda, debían ir primero a España y luego ser devueltas a la Nueva España, ya sea como materia prima o como prendas de vestir.
Sin embargo, para productos básicos como harina, verduras y carne, el comercio no era tan limitado. De hecho, el puerto de Veracruz comerciaba con productores de harina de Estados Unidos y Gran Bretaña para conseguir la harina necesaria para las galletas que se embarcaban como ración en los barcos de la Flota de Indias.
Símbolos del Consulado
El Consulado de México tenía como símbolos la imagen de la Concepción de la Virgen María y las llagas de San Francisco.
Para saber más
- Consulado del Mar
- Casa de Contratación de Indias
- Tribunal del Consulado
- Universidad de Mercaderes
- Consulado de Comercio de Buenos Aires