Castillo de Mascaraque para niños
Datos para niños Castillo de Mascaraque |
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Tipo | Castillo | |
Catalogación | bien de interés cultural | |
Localización | Mascaraque (España) | |
Coordenadas | 39°42′59″N 3°48′41″O / 39.716311111111, -3.8112611111111 | |
El castillo de Mascaraque es una antigua fortaleza construida en el XIV en Mascaraque, España. Se encuentra cerca de la iglesia del pueblo y tiene orígenes islámicos.
Este castillo cuenta con una torre principal, conocida como Torre del Homenaje, ubicada en la esquina noroeste. En ella se pueden ver tres símbolos tallados llamados Sellos de Salomón. El castillo también tiene una parte de la muralla norte, un cuerpo cuadrado de altura media y tres torres redondas en las esquinas. Fue construido con piedras y bloques grandes en las esquinas. La entrada principal estaba en el lado sur. A lo largo de los siglos XV y XVI, el castillo fue mejorado y reconstruido.
Perteneció a la importante familia Padilla, por eso se le conoció como Casa Fuerte de los Padillas. Más tarde, pasó a ser propiedad de los Duques de Abrantes y, después, del marqués de Navamorcuende.
Contenido
Descubre el Castillo de Mascaraque: Su Estructura y Restauración
El Castillo de Mascaraque es un castillo histórico que ha sido cuidadosamente restaurado. Su estructura y los trabajos de recuperación nos permiten entender cómo era la vida en la Edad Media.
¿Cómo se veía el castillo antes de su restauración?
En 1980, cuando José Manuel Sierra Frade comenzó a reconstruirlo, el castillo estaba abandonado. Sin embargo, se mantenía fuerte y casi completo, conservando sus partes originales después de casi 600 años. No había perdido su forma medieval, aunque le faltaban algunas partes de la muralla y los remates de las torres.
La reconstrucción duró cinco años. Se usaron piedras de las canteras de Las Ventas con Peña Aguilera y el maestro albañil fue D. Luis García Manzano, un vecino de Mascaraque. José Manuel Sierra, quien amaba los castillos, dirigió toda la obra y le dio un carácter especial a la edificación. También apoyó mucho a la localidad de Mascaraque.
Antes de su restauración, el Conde de Cedillo lo describió como un castillo con una torre principal cuadrada, un cuerpo también cuadrado, tres torres redondas y sus murallas. Mencionó que conservaba fuertes bóvedas de ladrillo con un estilo morisco. La entrada, que ahora está cerrada, se encontraba en el lado sur.
¿Cómo luce el Castillo de Mascaraque hoy en día?
Hoy, después de la reconstrucción de las bóvedas y la restauración de todos sus elementos originales, el Castillo de Juan de Padilla se ve como debió haber sido en el XV.
Tiene dos entradas: la principal en el lado sur, protegida por un matacán (una especie de balcón con aberturas para defender), y una puerta más pequeña en el lado norte que da a una calle del pueblo. Lo más llamativo y mejor conservado es la Torre del Homenaje, que está protegida por una estructura en forma de "D". En esta torre, hay tres Sellos de Salomón tallados en piedra: dos por fuera y uno en el patio interior. Todo el perímetro del castillo tiene almenas (los dientes en la parte superior de las murallas), que fueron repuestas para que se viera como en el XV.
Dos de los lados del castillo dan a las calles del pueblo, y los otros dos dan al actual parque del Castillo. Este parque tiene diez mil metros cuadrados y está rodeado por rejas. En los jardines y huertas hay palmeras, pinos, olivos, árboles frutales y viñas. En el centro, hay un pozo aljibe de estilo morisco.
Dentro de las murallas, el castillo tiene dos entradas (una con un pozo), un salón, dormitorios, una cocina, una antigua prisión, torres para la guardia y varias escaleras. Todo esto se organiza alrededor de un patio interior.
La Fascinante Historia del Castillo de Mascaraque
El Castillo de Mascaraque tiene una rica historia ligada a importantes familias y eventos.
La influyente familia Padilla y su legado
La familia Padilla, que construyó y fue dueña del castillo desde el XIV hasta el XVII, fue muy importante en la Edad Media. Tenían dos ramas principales en Burgos y Toledo.
Fueron señores de varias tierras y tuvieron cargos importantes como Adelantados de Castilla y Grandes Maestres de la Orden de Calatrava. En el XVII, sus propiedades pasaron a los Duques de Abrantes.
Algunos miembros destacados de esta familia fueron:
- María de Padilla (1332-1361): Fue compañera del Rey Pedro I. Tuvieron hijos juntos.
- Diego García de Padilla: Hermano de María de Padilla. Fue nombrado Gran Maestre de Calatrava.
- Pedro López de Padilla: Fue el padre de Juan de Padilla, un importante Adelantado de Castilla, y de Sancho de Padilla, quien comenzó la construcción del Castillo de Mascaraque.
- Gutierre López de Padilla: Sobrino de un Gran Maestre, fue Comendador Mayor y fundó un hospital y una capilla.
El inicio de la construcción del castillo
Sancho de Padilla empezó a construir el castillo a mediados del XV sobre una casa o torre morisca que ya existía en el pueblo.
Sancho de Padilla, quien se casó con Marina de Sandoval, falleció el 23 de agosto de 1463. Pertenecía a una noble familia castellana. Sus hijos, Pedro López de Padilla, Diego López Padilla y Gutierre López de Padilla, continuaron las obras después de su muerte.
En 1464, la Torre del Homenaje del castillo ya estaba bastante avanzada. El 16 de abril de 1464, el Rey Enrique IV ordenó que el castillo fuera derribado, pero su orden no fue obedecida.
En 1477, el castillo estaba casi terminado, aunque se seguía construyendo. Los Reyes Católicos enviaron a un representante, Diego de Proaño, quien lo describió como una "casa grande y fortaleza defendible". Los Reyes Católicos ordenaron que se cerraran las aberturas para armas, se rellenara el foso y se quitaran las almenas. Esta orden fue dirigida a Garci López de Padilla y a sus sobrinos, hijos de Sancho de Padilla. Como tampoco se obedeció, los Reyes Católicos reiteraron la orden, pero las obras continuaron.
El 24 de abril de 1479, un notario de Toledo, Alfonso Diez de Fuensalida, se presentó en la puerta del castillo para exigir que se derribaran las obras hechas después de la orden real. El encargado del castillo negó que se hubiera hecho algo nuevo. El notario "lanzó tres piedras sobre la casa" como prueba. Garci López de Padilla respondió que su hermano tenía permiso para construir la torre y que no era una fortaleza, sino una casa, y pidió que la orden se suspendiera hasta que los Reyes Católicos la vieran.
El castillo en el Siglo XVI
A finales del XV y principios del XVI, Pedro López de Padilla, hijo de Sancho de Padilla, vivió en el castillo por temporadas. Sus casas principales estaban en Toledo, ciudad de la que fue Corregidor.
En 1514, Pedro estableció un Mayorazgo (un sistema para heredar bienes) que incluía "la casa y fortaleza del lugar de Mascaraque con su vasallaje y rentas". Este Mayorazgo fue para su hijo mayor, Juan de Padilla, y sus descendientes. Si Juan no tenía hijos, pasaría a su segundo hijo, Gutierre López de Padilla, quien finalmente lo heredó, ya que el único hijo de Juan de Padilla falleció siendo niño.
También se alojaron en el castillo por temporadas Juan de Padilla y su esposa María de Pacheco, conocida como la “Leona de Castilla”.
En 1575, el castillo era habitado por Antonio de Padilla, quien unió las propiedades de las dos ramas principales de la familia Padilla. Una descendiente, Mariana de Padilla, se casó con Álvaro de Sande y Enríquez, y su hija, Ana de Sande y Padilla, se casó con Alfonso de Láncaster, sobrino de Felipe IV. Ellos aportaron una gran cantidad de bienes, incluyendo el castillo. Alfonso de Láncaster y Ana de Sande y Padilla fueron nombrados Duques de Abrantes en 1642.
Historia reciente del Castillo de Mascaraque
El castillo pasó a ser propiedad de los Duques de Abrantes en el XVII, pero quedó abandonado durante los siglos siguientes.
En el XIX, durante la Guerra de la Independencia, se usó como cementerio. Esto se confirmó en la restauración de 1980, cuando se encontraron varias tumbas. También fue utilizado por las Milicias del pueblo de Mascaraque durante la Primera Guerra Carlista.
De los Duques de Abrantes, el castillo pasó a los Marqueses de Navamorcuende, luego a la familia Partearroyo de Orgaz, y finalmente a los propietarios actuales, la familia de José Manuel Sierra Frade, quienes lo restauraron con la ayuda de trabajadores del propio pueblo, siendo Luis García Manzano el maestro albañil. El restaurador y actual propietario ha apoyado al pueblo de Mascaraque por más de veinticinco años, patrocinando proyectos, ofreciendo trabajo y recuperando la historia de la Villa de Mascaraque.
Los Misteriosos Pentáculos de Salomón en el Castillo
Los "Pentáculos de Salomón" son estrellas de cinco o seis puntas con líneas entrelazadas. También se les llama "Pie de Druida".
Se creía que estos símbolos protegían contra peligros de tierra, agua, aire y fuego, así como contra venenos, hechizos, enfermedades, terror y miedo. Se decía que quienes los llevaban vivirían seguros. Especialmente, se pensaba que tenían el poder de alejar a los demonios, como se menciona en obras literarias.
Esta figura era usada por alquimistas y cabalistas para evitar influencias negativas en sus prácticas.
Estos signos, grabados en piedra en el XV, aparecen en ventanas y puertas del Castillo de Mascaraque. Solo se encuentran en otros dos castillos en España, y solo uno en cada caso. Sin embargo, en el Castillo de Mascaraque hay varios, aunque se cree que solo tres son originales y están en la Torre del Homenaje (dos por fuera y uno por dentro).
Es posible que dentro del castillo se practicaran actividades relacionadas con el ocultismo. Esto podría explicar por qué el Rey Enrique IV y los Reyes Católicos querían derribar el castillo. También podría explicar el suceso del enviado real que no entró al castillo y solo lanzó tres piedras. Todo esto apoya la idea de que los "Pentáculos de Salomón" eran amuletos para proteger el castillo de cualquier mal.
El XV fue una época de mucha inquietud religiosa. En el Reino de Toledo, surgió un movimiento religioso llamado "Los Alumbrados". No se sabe con certeza si esto tiene relación con el Castillo de Mascaraque.
Conexiones entre Castillos: Mascaraque, Mora y Almonacid
Es difícil conocer la historia de España durante la época musulmana debido a la falta de documentos. Sin embargo, es evidente la relación entre los castillos de Almonacid, Mascaraque y Mora.
Los castillos no solo tienen historia, también tienen muchas leyendas. Es fascinante intentar descubrir las leyendas que se esconden tras sus muros. Las coincidencias más claras son que los tres castillos son de origen árabe, son de la misma época y están alineados de una manera que parece especial. Además, existe la leyenda persistente de un pasadizo subterráneo que los conecta.
El Castillo de Mora y sus relatos
El Castillo de Mora ya se menciona en el año 931. Se sabe que pasó a manos cristianas alrededor del año 1085, después de que Alfonso VI conquistara Toledo. Ha sido testigo de muchos eventos históricos y por sus muros han pasado innumerables personajes. Queremos destacar la historia de la Reina Mora Zaida.
El Castillo de Mora quedó en manos del Rey de Sevilla y fue entregado como dote a su hijo, quien se casó con la princesa Zaida. La princesa quedó viuda y fue enviada a Toledo por su suegro, ya que tenía valiosos conocimientos diplomáticos. Su objetivo final era conseguir la protección del Rey castellano. Aquí es donde Zaida, según la historia, se convierte en la compañera del Rey Alfonso VI y madre de su único hijo, el infante Don Sancho, quien falleció siendo niño en la batalla de Uclés en 1108.
Otra leyenda popular cuenta que en el muro que divide la fortaleza de norte a sur, conocido como “carrera del caballo”, se hacía galopar a los prisioneros sobre un caballo. Si llegaban al final, salvaban su vida; de lo contrario, caían al foso.
Este lugar está formado por dos fortalezas: el Castillo de Mora, de origen árabe, y el de Las Peñas Negras, construido más tarde por cristianos. Actualmente, el conjunto está siendo reconstruido. En las Fiestas del Olivo de 2006, por primera vez, se iluminó parte del perímetro del castillo.
El Castillo de Almonacid y sus batallas
Aún se discute si el Castillo de Almonacid es de origen romano o árabe. La tradición cuenta que El Cid Campeador lo ganó durante el reinado de Alfonso VI, y desde entonces se llamó Almenas del Cid, que evolucionó a Almonacid. Sin embargo, esta historia no es muy segura, ya que también podría venir de "la almunia del cid", que significa "la huerta del señor".
Cerca del Castillo de Almonacid se libraron importantes batallas a lo largo de la historia. Alrededor del año 742, entre los ejércitos del Walid de Córdoba y los Berberiscos. Hacia el 854, entre los del emir cordobés y los rebeldes toledanos. Pero la batalla más famosa librada cerca del Castillo de Almonacid fue en 1809, entre el ejército francés, al mando de José I, y las tropas españolas, al mando del general Venegas. Los franceses ganaron, y en recuerdo de esa hazaña, el nombre de Almonacid figura en el Arco del Triunfo de París.
El castillo se conserva perfectamente cercado por un foso estrecho y poco profundo. Tiene una muralla exterior, un recinto interior y un torreón central. Aún hoy destacan algunas bóvedas de ladrillo muy bien hechas. Dentro del recinto, hay tres pozos de agua (aljibes): uno circular pequeño y otros dos alargados y profundos, con bóvedas y tallados en roca viva. Esto alimenta la leyenda del pasadizo subterráneo entre los tres castillos.
Una leyenda curiosa habla de una ventana en el muro de la torre que era ancha por dentro, permitiendo la entrada de luz, pero haciendo imposible un ataque. La leyenda dice que fue construida por una princesa mora que se ponía triste si le faltaba la luz del sol, y así se logró combinar seguridad y luminosidad.
La Leyenda del Califa y la Cristiana en Mascaraque
Esta leyenda, poco conocida, explica la existencia del Castillo de Mascaraque.
Es difícil entender por qué se construyó este castillo en tiempos tan difíciles, y no parece que fuera por razones estratégicas de guerra. Aunque la versión más común es que sirvió como refugio entre los castillos de Mora y Almonacid, que eran mucho más importantes y fortificados.
Lo primero que se cuestiona de esta versión es que la distancia de una legua (unos 5.5 km) entre castillos no parece razón suficiente para una tarea tan grande. Además, a simple vista, las defensas del castillo no parecen diseñadas para resistir grandes ataques. Si se compara con la ubicación estratégica de los castillos de Almonacid de Toledo y Mora, ambos fortificados y en lugares casi imposibles de conquistar, es muy probable que el Castillo de Mascaraque no fuera construido para la guerra.
Si no fue construido para la guerra, entonces debemos pensar que fue diseñado y planeado por una historia de amor. Aquí es donde comienza la leyenda de la pasión del Califa Moro y la Cristiana.
Es un hecho que el Castillo de Mascaraque fue construido durante la época de dominio árabe en España. También es cierto que los Pentáculos de Salomón que aún se ven en el castillo datan de esa época. Sin embargo, los Pentáculos de Salomón no eran símbolos de protección usados por los árabes; al contrario, parecen tener un origen celta, donde se les conoce como "Pies de Druida". Por lo tanto, podemos suponer que el Castillo de Mascaraque fue construido por árabes para cristianos, es decir, por un Califa para una Cristiana. Aquí empieza la leyenda de la Pasión del Califa Moro, una historia de amor entre el Walid de Córdoba y la Cristiana de Villa Silos, que ocurrió hace mucho tiempo y ha llegado hasta nuestros días.
El Walid de Córdoba, un joven Califa con habilidades diplomáticas, muy valoradas en los tiempos de la reconquista de España, en una de sus visitas por los Reinos de Taifas, recorriendo las tierras que llamaban “Ma ´ ancha” (Sin agua), sintió sed. El destino quiso que llegara a Villa Silos, uno de los asentamientos que más tarde formaron la actual Villa de Mascaraque.
En aquel caluroso verano de hace muchos siglos, el joven Califa no logró calmar su sed. Bebió agua fresca de manos de una Cristiana, pero quedó cautivado por ella. La historia de amor entre aquel apuesto Califa y aquella Cristiana, cuyo nombre nadie debe mencionar, estuvo llena de celos, pasiones y dificultades.
El Califa era joven e impulsivo, pero sin experiencia en asuntos del corazón. La Cristiana era una mujer casada, mayor y con más experiencia. La leyenda cuenta que ella, insatisfecha y con un marido serio, se sintió atraída por el Califa y se entregó a esa pasión.
Pero el marido de la Cristiana pronto descubrió la infidelidad de su esposa y la echó de casa. La Cristiana, al sentirse rechazada por su esposo y señalada por la gente de Villa Silos, buscó refugio en el Castillo de Almonacid, que en ese momento era gobernado por un rey pariente del Califa.
Los mensajeros del rey moro de Almonacid salieron rápidamente en busca del joven Califa para informarle lo que le sucedía a la Cristiana. Los escritos guardados en los archivos de la Universidad de Fez cuentan que la desesperación del Califa fue tal que hizo galopar a su caballo hasta agotarlo en su camino de regreso para proteger a su amada Cristiana.
Y aquí, bajo la protección del Castillo de Almonacid y con la seguridad del Castillo de Mora, el Califa ordenó construir un castillo para dar refugio a su amada Cristiana. Fue en este Castillo de Mascaraque donde el Califa vivió una hermosa historia de amor entre un Omeya y una Cristiana.
Los antiguos documentos dicen que la Cristiana, por miedo a las maldiciones de su marido, mandó proteger el Castillo con los Pentáculos de Salomón, que son efectivos contra todo tipo de males. Pero el Califa, desconfiando de la protección de los Pentáculos, ordenó construir un pasadizo subterráneo entre el Castillo de Mascaraque y el de Almonacid, e incluso con el de Mora. Sin embargo, los papeles cuentan que, a pesar de los esfuerzos del Rey Moro del Castillo de Almonacid, quien incluso perforó la roca, no logró su objetivo... o quizás sí lo logró y lo mantuvo en secreto por el bien de los enamorados.