Campaña de Cataluña (1713-1714) para niños
Datos para niños Campaña de Cataluña(1713-1714) |
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Guerra de sucesión española Parte de guerra de sucesión española en Cataluña |
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![]() Última defensa de Barcelona el 11 de septiembre de 1714.
Detalle del avance de las tropas francesas del mariscal Guerchois y del brigadier Reves por la brecha central. |
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Fecha | 9 de julio de 1713 – 12 de septiembre de 1714 | |||
Lugar | Principado de Cataluña | |||
Casus belli | Proclamación unilateral de guerra | |||
Resultado | Victoria Borbónica con redención incondicional de los Tres comunes de Cataluña. | |||
Consecuencias |
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Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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La Campaña de Cataluña (1713-1714) fue la última parte de la Guerra de Sucesión Española en esta región. Esta guerra se libró para decidir quién sería el próximo rey de España. Mientras se negociaban los tratados de paz en Utrecht, el rey Felipe V ofreció un perdón a los catalanes. Sin embargo, no se comprometió a mantener sus leyes y costumbres propias, lo que causó más conflictos.
Las tropas del emperador Carlos de Austria, que apoyaban a los catalanes, se retiraron de Cataluña. Esto dejó a la región ocupada por Felipe V, excepto la fortaleza de Cardona y la ciudad de Barcelona. En Barcelona, las instituciones catalanas, conocidas como los Tres Comunes de Cataluña (la Generalidad, el Consejo de Ciento y el Brazo Militar), decidieron seguir luchando. Querían defender sus leyes y privilegios, que no habían sido respetados en los tratados de paz.
Los catalanes que resistían consideraron que Felipe V actuaba como un tirano. Por su parte, el bando de Felipe V los veía como rebeldes. Cataluña, sin rey ni virrey, funcionó como una república por un tiempo. Los catalanes crearon su propio ejército, liderado por Antonio de Villarroel, para recuperar el control de su territorio. La lucha fue muy dura y causó mucha destrucción.
Después de que se firmara el Tratado de Rastatt en marzo de 1714, que confirmaba el abandono de los aliados a los catalanes, Felipe V ofreció negociar. Pero la Junta de los 24 de Barcelona, liderada por Rafael Casanova, rechazó la oferta porque no incluía mantener las leyes catalanas. A pesar de un año de bloqueo y la devastación, la situación no cambió hasta julio de 1714. Fue entonces cuando el rey Luis XIV de Francia envió al ejército francés a España. Se inició un gran asedio contra Barcelona que duró 61 días. La ciudad se rindió el 12 de septiembre de 1714.
Después de la rendición, el duque de Berwick, comandante de los ejércitos de Felipe V, ordenó detener y encarcelar a muchos oficiales catalanes. Algunos murieron en prisión. El general Josep Moragues fue ejecutado de forma cruel, y su cabeza fue expuesta públicamente como advertencia.
El 15 de septiembre de 1714, las instituciones catalanas fueron eliminadas. Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta, que impusieron el gobierno absoluto en Cataluña, similar al de Castilla.
Contenido
- Antecedentes de la Campaña
- La Campaña de Cataluña (1713-1714)
- La decisión de resistir
- Declaración de guerra y sus consecuencias
- El gobierno de Cataluña y el ejército
- Represalias y conflictos internos
- El ascenso de Rafael Casanova
- El gran levantamiento en Cataluña
- Negociaciones y el Tratado de Rastatt
- El desengaño y el rechazo a negociar
- La lucha hasta el final
- La llegada del ejército francés y el asedio final
- La agonía final de Barcelona
- El 11 de septiembre de 1714
- El pacto de capitulación
- Consecuencias de la Campaña
- Galería de imágenes
- Véase también
Antecedentes de la Campaña
El inicio de la Guerra de Sucesión
En noviembre de 1700, el rey de España, Carlos II de España, murió sin hijos. Nombró como su sucesor a Felipe de Anjou, de la Casa de Borbón. Esto preocupó a otras potencias europeas, que temían que Francia y España se unieran bajo una misma familia. Dos años después, estalló una guerra mundial entre Francia y España (los Borbones) y la Gran Alianza de La Haya (Inglaterra, Holanda y el Imperio Austríaco). En España, la guerra se convirtió en un conflicto interno entre los que apoyaban a la Casa de Austria y los que apoyaban a Felipe V de Borbón.
Inglaterra había luchado durante diez años para evitar que Felipe V uniera las coronas de España y Francia. Sin embargo, cuando el archiduque Carlos de Austria fue nombrado nuevo emperador, surgió un nuevo temor: la posible unión de España, Austria y el Imperio Germánico. Esto crearía una superpotencia bajo la Casa de Austria, lo que Inglaterra consideró un peligro aún mayor. Por eso, Inglaterra decidió que era mejor que Felipe V fuera rey de España.
Negociaciones de paz y el caso catalán
En mayo de 1712, Inglaterra retiró sus tropas de España. Esto debilitó a la coalición aliada. Austria y Holanda intentaron seguir la guerra solos, pero fueron derrotados. Los embajadores del emperador Carlos de Austria propusieron dividir España: la Corona de Aragón y otros territorios irían a la Casa de Austria, y la Corona de Castilla se quedaría con Felipe V. Felipe V rechazó esta idea.
Ingleses y franceses llegaron a un acuerdo: Inglaterra reconocería a Felipe V como rey de España, y él renunciaría al trono de Francia. El 5 de noviembre de 1712, Felipe V renunció a la corona francesa, eliminando el principal obstáculo para la paz. Inglaterra reanudó relaciones diplomáticas con España.
Sin embargo, quedaba por resolver el "Caso de los Catalanes". Inglaterra se había comprometido a defender las leyes catalanas, pero Felipe V se negaba a mantenerlas. Los catalanes enviaron embajadores a Europa para defender sus derechos. Finalmente, el 14 de mayo de 1713, se firmó un acuerdo secreto. Felipe V concedió a Inglaterra beneficios comerciales y les entregó Gibraltar y Menorca. A cambio, Inglaterra aceptó un perdón general para los catalanes, pero el acuerdo no garantizaba el mantenimiento de sus leyes. Esto significaba que las leyes catalanas serían eliminadas, como ya había ocurrido con las de Aragón y Valencia.
El emperador Carlos de Austria propuso que Cataluña se convirtiera en una república neutral bajo protección inglesa, pero Inglaterra lo rechazó. El emperador se vio obligado a retirar sus tropas de Cataluña. El 22 de junio de 1713, se firmó el Convenio del Hospitalet, que ponía fin a la guerra en territorio español.
La Campaña de Cataluña (1713-1714)
La decisión de resistir
Ante la retirada de las tropas aliadas, los líderes catalanes se vieron en una situación difícil. Una parte de la nobleza catalana forzó la convocatoria de una Junta General de Brazos en Barcelona el 30 de junio de 1713. Esta junta debía decidir si Cataluña se rendía a Felipe V o continuaba la guerra sola para defender sus leyes. Mientras tanto, las tropas de Felipe V avanzaban, ocupando pueblos y prometiendo respetar las leyes catalanas.
El 6 de julio de 1713, la Junta General de Brazos se reunió. El Brazo Eclesiástico (clérigos) se abstuvo de votar, dejando la decisión a los otros dos: el Brazo Militar (nobles) y el Brazo Real (ciudadanos). Los nobles estaban divididos, pero los ciudadanos votaron a favor de continuar la guerra sin más demoras. Esta decisión forzó a los nobles a reconsiderar, y finalmente se impuso la opción de la resistencia.
Los líderes de la Generalidad, que no estaban de acuerdo con la guerra, retrasaron la publicación de la declaración. Argumentaron que no tenían dinero para una guerra. Sin embargo, la Junta de Brazos insistió en que era su deber defender las libertades y privilegios catalanes.
Declaración de guerra y sus consecuencias
El 9 de julio de 1713, mientras las últimas tropas austríacas se embarcaban, se proclamó la "Crida", la declaración de guerra. Muchos ciudadanos abandonaron Barcelona, tanto los pocos partidarios de Felipe V como muchos que, aunque apoyaban a Carlos de Austria, consideraban que la guerra era una locura que llevaría a Cataluña a la ruina.
Felipe V se enfureció por la declaración de guerra. Consideró a los catalanes como rebeldes y ordenó a su ejército que actuara con dureza contra cualquier resistencia. En su opinión, los catalanes no eran un bando en guerra, sino traidores.
El 11 de julio de 1713, los representantes de Aragón y Valencia, refugiados en Barcelona, también se unieron formalmente a la guerra contra Felipe V.
El gobierno de Cataluña y el ejército
Sin rey ni virrey, Cataluña siguió sus propias leyes. Se estableció un gobierno provisional. La Junta General de Brazos delegó su autoridad en una "Junta de los 36", que aconsejaría a los diputados de la Generalidad. Esta junta estaba dominada por los más radicales.
Los catalanes confiaban en que, al declararse vasallos de Carlos de Austria, las tropas francesas se retirarían cuando este firmara la paz. Enviaron un mensaje al emperador Carlos de Austria, informándole de su decisión de seguir luchando por sus leyes y libertades. Le pidieron ayuda y que, si se firmaba la paz, Cataluña fuera una república bajo su protección.
También publicaron textos de propaganda, como el Despertador de Catalunya, para justificar su lucha. Decían que no solo luchaban por su libertad, sino por toda la Corona de Aragón y para liberar a toda España del absolutismo de Felipe V.
El 10 de julio de 1713, la "Junta de los 36" comenzó a reclutar un ejército. Nombraron a Antonio de Villarroel como general comandante. Villarroel aceptó, pero advirtió que solo lo haría como militar profesional y si obtenía la aprobación oficial del emperador Carlos de Austria. El ejército se organizó en regimientos, algunos para catalanes y otros para refugiados de otras regiones de España.
Represalias y conflictos internos
La declaración de guerra se dio en un ambiente de mucha tensión. Algunos que intentaron oponerse fueron amenazados. El cambio en la votación del Brazo Militar se logró bajo presión.
El 25 de julio de 1713, las tropas de Felipe V, al mando del duque de Pópoli, llegaron a Barcelona. La ciudad se negó a rendirse. El duque de Pópoli decidió bloquear la ciudad por tierra, ya que no tenía suficiente artillería para un asalto directo.
Dentro de Barcelona, había tensiones entre los radicales y los moderados. El conseller en Cap (líder municipal) de Barcelona, Manuel Flix, intentó proteger a los civiles y evitar los excesos de los radicales. Formó una "Junta de los 24" para moderar las decisiones.
El general Villarroel también tuvo conflictos con los radicales, especialmente con Manuel de Ferrer. Villarroel se quejaba de la falta de unidad y de las constantes reuniones. Para evitar más problemas, se creó una "Junta Superior de los 36" más pequeña para que Villarroel consultara sus decisiones militares.
La situación era desesperada. La rebelión se limitaba a Barcelona y tres fortalezas aisladas. Una expedición militar enviada para reclutar voluntarios y romper el bloqueo fue un desastre. Esto desacreditó a la "Junta de los 36".
El ascenso de Rafael Casanova
A finales de 1713, el mandato de la "Junta de los 36" y de los consejeros de Barcelona terminaba. El 30 de noviembre de 1713, se eligieron nuevos magistrados municipales. Rafael Casanova fue elegido conseller en Cap de Barcelona, la máxima autoridad política y militar de la ciudad. Este cargo le daba el mando de la milicia ciudadana, la Coronela de Barcelona.
El nuevo gobierno de Rafael Casanova cambió la estrategia. Exigió a Villarroel que lanzara ataques nocturnos contra el bloqueo para desgastar a las tropas de Felipe V. También hubo un conflicto sobre quién tenía la autoridad militar suprema. Finalmente, se decidió que Rafael Casanova era el gobernador de Barcelona y Montjuich, y Villarroel debía rendirle cuentas.
El gran levantamiento en Cataluña
El gobierno de Rafael Casanova se centró en pasar a la ofensiva. Por mar, organizó una escuadra. Por tierra, ordenó al marqués del Poal que organizara una expedición para extender la rebelión por el interior de Cataluña.
A principios de enero de 1714, estalló una sublevación general. El motivo fue el cobro de nuevos impuestos de guerra por parte de Felipe V, lo cual era un grave atentado a las leyes catalanas. La población rural se levantó, atacando guarniciones y recaudadores de impuestos.
Felipe V tuvo que retirar unos 10.000 hombres del bloqueo de Barcelona para sofocar el levantamiento. La guerra en el interior de Cataluña fue muy violenta, con saqueos, incendios y ahorcamientos. A pesar de la represión, la inseguridad en la retaguardia de Felipe V continuó, debilitando el bloqueo de Barcelona.
Negociaciones y el Tratado de Rastatt
Mientras tanto, en Londres, el Tratado de Utrecht había dejado sin resolver el "Caso de los Catalanes". En diciembre de 1713, Austria y Francia iniciaron negociaciones de paz en Rastatt. Francia insistió en que Felipe V tenía el control de Cataluña y se negó a que se restituyeran las leyes catalanas. Felipe V se mantuvo firme, diciendo que mantener esas leyes solo llevaría a más rebeliones.
El 6 de marzo de 1714, se firmó el Tratado de Rastatt. Felipe V quedó excluido del tratado, pero se le reconocieron formalmente los títulos de monarca de España. Luis XIV de Francia, aunque disgustado con su nieto, le ofreció enviar más tropas francesas para el asedio de Barcelona, pero bajo el mando de un general francés.
Felipe V se vio forzado a elegir entre negociar con los catalanes o aceptar que Francia sometiera Cataluña. Finalmente, decidió ofrecer una negociación a los catalanes. El 3 de abril, las tropas de Felipe V comenzaron a bombardear las viviendas civiles en Barcelona para asustar a la población.
El 22 de abril, llegaron a Barcelona cartas del emperador Carlos de Austria. Los catalanes interpretaron estas cartas como una señal de que la paz con Francia significaba su liberación y que el emperador los apoyaba. Celebraron con gran entusiasmo, creyendo que la Divina Providencia estaba de su lado.
El desengaño y el rechazo a negociar
Sin embargo, la realidad era diferente. El 25 de abril de 1714, el coronel Dalmau, enviado por los catalanes a parlamentar, se enteró de que las tropas francesas no se retirarían, sino que esperaban más refuerzos para atacar Barcelona. Los líderes catalanes se dieron cuenta de que habían sido abandonados. A pesar de esto, decidieron ocultar la verdad al pueblo y continuar con la propaganda de la "liberación".
El ministro de Felipe V, Juan Orry, llegó a Barcelona el 28 de abril para negociar la rendición. Ofreció algunas ventajas si la ciudad se entregaba, pero advirtió que, de lo contrario, la ciudad sería arrasada. Los catalanes rechazaron la oferta, insistiendo en que no renunciarían a sus leyes.
La "Junta Superior Secreta" de Barcelona descartó completamente la negociación. La moral del pueblo, impulsada por la propaganda, era alta. La "Junta de Teólogos" declaró que la lucha era una "Guerra justa" y que el pueblo estaba dispuesto a luchar hasta el final.
La lucha hasta el final
Los líderes políticos y religiosos de Barcelona se unieron en la decisión de luchar "hasta la última gota de sangre". El general Villarroel, aunque no estaba de acuerdo con la decisión de no negociar, se vio presionado a seguir las órdenes.
El 23 de mayo, el duque de Pópoli ordenó un gran bombardeo sobre Barcelona que duró un mes, dejando un tercio de la ciudad en ruinas. La población civil sufrió enormemente. En el interior de Cataluña, la guerra se volvió aún más brutal, con saqueos e incendios por parte de ambos bandos.
La moral de los defensores de Barcelona comenzó a decaer. Las deserciones aumentaron. La ciudad sufría escasez de alimentos y suministros. A pesar de esto, los líderes catalanes, especialmente Rafael Casanova, mantuvieron una política dura, militarizando a los jóvenes y ancianos y castigando a los desertores.
El 1 de agosto de 1714, un grupo de estudiantes levantó una bandera negra con una calavera, simbolizando que la ciudad jamás se rendiría. Los líderes religiosos intensificaron las prédicas, exhortando a la población a mantener la fe en la victoria final. Rafael Casanova y otros líderes hicieron un acto público de arrepentimiento por haber confiado en los ingleses y juraron aplicar medidas estrictas para "purificar" la ciudad.
La llegada del ejército francés y el asedio final
El 6 de julio de 1714, el duque de Berwick, un mariscal de Francia, tomó el mando de las tropas de Felipe V. Llegó con 10 batallones de veteranos franceses, sumando un total de 40.000 hombres. La flota francesa bloqueó el puerto de Barcelona, asfixiando la ciudad.
Berwick cambió la estrategia y se centró en atacar la muralla de Levante. La noche del 12 al 13 de julio, comenzó a cavar trincheras. El 16 de julio, algunos oficiales catalanes intentaron conspirar para rendir la ciudad, pero fueron descubiertos.
Desde Viena, llegaron noticias aún peores: la escuadra británica se dirigía al Mediterráneo para apoyar a Felipe V, y el emperador Carlos de Austria no enviaría ayuda militar. Los líderes catalanes decidieron mantener esto en secreto.
La salud de la reina Ana de Gran Bretaña empeoró. Su muerte el 12 de agosto de 1714, y la ascensión al trono de Jorge I de Gran Bretaña, aliado de Carlos de Austria, dieron una nueva esperanza a los catalanes. El embajador catalán en Londres pidió a la regencia británica que interviniera. Sin embargo, Francia amenazó con apoyar a otro candidato al trono británico, lo que impidió cualquier acción militar británica inmediata.
La agonía final de Barcelona
La noche del 31 de agosto al 1 de septiembre, hubo una falsa alarma de ataque, que aumentó la tensión en la ciudad. El 1 de septiembre, el general Villarroel convocó a un consejo de guerra. Les dijo a los oficiales que la ciudad no podía resistir más y que debían negociar una rendición honrosa. Les recordó que habían luchado heroicamente durante un año de bloqueo y 51 días de asedio.
Los oficiales estuvieron de acuerdo en que la situación militar era insostenible, pero recordaron su juramento de luchar "hasta la última gota de sangre". Villarroel les informó de una "Instrucción Imperial" de Carlos de Austria que proponía negociar la capitulación. Sin embargo, la mayoría de los oficiales insistió en que solo se rendirían bajo una orden explícita del emperador.
La noche del 1 al 2 de septiembre, cientos de mujeres y niños intentaron escapar de la ciudad debido al hambre, pero fueron obligados a regresar. El 2 de septiembre, Villarroel insistió ante la "Junta Superior" que la ciudad debía capitular de inmediato. Les mostró los informes de los generales que confirmaban la situación desesperada.
Al día siguiente, 3 de septiembre, ocurrió algo inesperado: las tropas de Felipe V intimaron a la negociación. El mariscal Berwick envió un oficial para advertir que, si no imploraban la misericordia del rey, la ciudad sería asaltada y sufriría terribles consecuencias.
Los líderes catalanes se reunieron para decidir. Rafael Casanova propuso consultar a todos los Tres Comunes de Cataluña. Aunque algunos se opusieron, Casanova impuso su criterio. Se decidió informar a la Generalidad y al Brazo Militar.
El 4 de septiembre, los Tres Comunes de Cataluña se reunieron por separado. Los más intransigentes se negaron a escuchar cualquier propuesta de los Borbones, confiando en las profecías religiosas y en la ayuda divina. Casanova argumentó que debían ganar tiempo escuchando la propuesta, o la ciudad sería derrotada en pocas horas. Finalmente, la mayoría de la "Junta de los 24" votó a favor de escuchar la propuesta, pidiendo una tregua de 12 días.
Sin embargo, la Generalidad y el Brazo Militar votaron en contra de escuchar la propuesta. Ante esto, la "Junta de los 24" decidió unirse a la decisión de los otros dos comunes para mantener la unidad. El 5 de septiembre, los Tres Comunes de Cataluña comunicaron a Villarroel su decisión unánime de no negociar. Villarroel se negó a dar la orden al enemigo y pidió su dimisión.
El 6 de septiembre, Berwick, impaciente, se acercó a las trincheras. Villarroel fue convencido de dar la orden. El coronel Saavedra leyó la respuesta de los Tres Comunes de Cataluña: "no quieren oír, ni admitir, proposición alguna del enemigo". Berwick ordenó reanudar el fuego. Ese mismo día, en Londres, la regencia británica ordenó a su flota en Mahón que se dirigiera a Barcelona para presionar por un armisticio, pero ya era demasiado tarde.
El 7 de septiembre, Villarroel formalizó su dimisión, que fue aceptada. Se le permitió ir a Mallorca con su familia. Los Tres Comunes de Cataluña nombraron a la Virgen de la Merced como general comandante, y Rafael Casanova, junto a representantes de cada común, daría las órdenes.
El 11 de septiembre de 1714
Las lluvias continuaron, impidiendo el asalto general. La noche del 10 de septiembre, Rafael Casanova inspeccionó las defensas, animando a las tropas. A las 4:30 de la mañana del 11 de septiembre, más de cuarenta batallones de Felipe V lanzaron el asalto final sobre Barcelona.
La defensa fue feroz. Los combates fueron muy intensos, con grandes pérdidas para ambos bandos. Las tropas francesas y españolas lograron romper las defensas en varios puntos. Los defensores lucharon con gran valentía.
Rafael Casanova, liderando un contraataque con la bandera de Santa Eulalia, cayó herido de un balazo. El avance catalán se detuvo. El general Villarroel, también herido, fue retirado de los combates. La situación era desesperada.
Al mediodía, con los líderes heridos y la defensa colapsada, los miembros de la "Junta de los 24" se reunieron. Se enteraron de que el coronel Pablo Tohar, siguiendo órdenes de Villarroel, había solicitado parlamentar con Berwick, quien había concedido una suspensión de armas hasta las cinco de la tarde. Esta intervención fue crucial, ya que justo antes se había dado la señal para que una segunda reserva de 12.000 hombres asaltara la ciudad.
Los Tres Comunes de Cataluña se reunieron. Los más radicales querían seguir luchando, pero otros insistieron en que ya había habido suficiente destrucción. Finalmente, acordaron redactar un bando de consenso. Berwick amplió la suspensión de armas hasta la medianoche. Los Tres Comunes de Cataluña accedieron a escuchar la propuesta de Carlos de Austria: entregar Mallorca e Ibiza a Felipe V a cambio de que Cataluña y Mallorca conservaran sus leyes.
Los diputados de la Generalidad, aunque intransigentes, cedieron. Se designaron negociadores, que partieron hacia el campo de Felipe V. A la una de la madrugada del 12 de septiembre, regresaron con la noticia de que Berwick no aceptaba la conservación de las leyes catalanas y mallorquinas. Solo ofrecía respetar la vida y la libertad de los sitiados.
El pacto de capitulación
A las ocho de la mañana del 12 de septiembre, la mayoría de los líderes catalanes decidió aceptar los términos de la capitulación, siempre que se quitara la frase "rendición a discreción". Berwick, desobedeciendo las órdenes de Felipe V, aceptó y se pactó la capitulación de Barcelona a las tres de la tarde del 12 de septiembre de 1714.
El sitio de Barcelona (1713-1714) causó muchas bajas en ambos bandos y destruyó un tercio de la ciudad. Berwick cumplió su palabra: los políticos y militares pudieron seguir viviendo en sus casas sin ser procesados por lo ocurrido.
Consecuencias de la Campaña
Ocupación de la ciudad
El 13 de septiembre por la mañana, Berwick nombró al marqués de Guerchy como gobernador de Barcelona. Se inició la ceremonia de capitulación, donde se entregaron las llaves de la ciudad. Las tropas francesas y españolas entraron en Barcelona. La ciudad estaba llena de ruinas y fallecidos, y la necesidad de alimentos era extrema.
Los consejeros de Barcelona ordenaron a la población que no mostrara signos de derrota y que regresara a sus trabajos. El 14 de septiembre, los soldados del ejército de Cataluña fueron desarmados. El 15 de septiembre, se desarmó a la milicia ciudadana, la Coronela de Barcelona. Las banderas catalanas fueron enviadas a Madrid como trofeos de guerra.
Abolición de las instituciones catalanas
El 15 de septiembre, Berwick nombró una junta de 15 personas para administrar la ciudad en lugar del Consejo de Ciento de Barcelona. También se creó una "Real Junta de Gobierno" para reemplazar a la Diputación del General del Principado de Cataluña.
El 16 de septiembre, se leyó el decreto de abolición del Consejo de Ciento de Barcelona. Sus archivos fueron sellados. Luego se abolió la Diputación del General del Principado de Cataluña y el Brazo militar de Cataluña. Las tres noches siguientes se celebraron con fuegos artificiales. El 18 de septiembre, el mariscal duque de Berwick hizo su entrada triunfal en Barcelona.
Administración militar y represión
El 20 de septiembre, los franceses entregaron la ciudad a las autoridades españolas. Felipe V nombró al marqués de Lede como nuevo gobernador de Barcelona. Dos días después, contraviniendo el pacto de capitulación, Antonio de Villarroel y todos los oficiales del estado mayor fueron detenidos y encarcelados. Permanecieron presos durante 11 años, hasta que fueron liberados en 1725.
El 2 de octubre, Berwick ordenó la expulsión de todos los clérigos que habían apoyado la rebelión. Al día siguiente, se decretó el desarme general de los catalanes. También se prohibió salir de Cataluña sin pasaporte.
En marzo de 1715, el general Josep Moragues, uno de los pocos oficiales que seguía libre, intentó huir a Mallorca, pero fue capturado. Fue ejecutado de forma brutal y su cabeza fue expuesta públicamente.
Finalmente, se ordenó el secuestro de los bienes de quienes habían participado en la rebelión. Se clasificaron en seis grupos, desde los líderes hasta los que simplemente habían luchado en el ejército catalán.
Nueva estructura de gobierno
En 1715, Cataluña seguía bajo control militar. Felipe V ordenó crear un nuevo órgano de gobierno. El Consejo de Castilla, basándose en informes, decidió establecer una nueva estructura para la Real Audiencia de Cataluña. A diferencia de las audiencias de Castilla, esta estaría presidida por el capitán general del ejército, creando un sistema de gobierno militar-civil.
Así se estableció el absolutismo en Cataluña. Las leyes y el gobierno de Cataluña se adaptaron a las de Castilla, poniendo fin a la autonomía que había tenido la región.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: War of the Catalans Facts for Kids