Cabildo de Caballeros y Escuderos de Cuenca para niños
El Muy Ilustre Cabildo de Caballeros y Escuderos de Cuenca constituye el cuerpo colegiado de la nobleza conquense, sin perjuicio de los demás privilegios seculares reconocidos por Alfonso VIII, Sancho IV, Alfonso X y sus sucesores. Su fin primordial es la defensa de la fe católica, y su ámbito de actuación territorial se limita a Cuenca y su provincia. Desde el siglo XVI dirige y organiza la solemne procesión del Santo Entierro en la noche del Viernes Santo, participando en la misma como escolta de honor del Santo Sepulcro, en colaboración con la iglesia del Salvador, como ratifican las corcordias con la parroquia de 1927, y en coordinación con la Junta de Cofradías, organizadora y reguladora de la Semana Santa de Cuenca, declarada de Interés Turístico Internacional.
Historia
Compuesto por Caballeros, Escuderos e Hijosdalgo sin oficio de armas con solar asentado en Cuenca, fue instituido bajo la advocación del Espíritu Santo y con el apóstol Santiago como santo patrón en el siglo XII en fechas de la reconquista de la ciudad por Alfonso VIII de Castilla, junto con otros dos cabildos: el Catedralicio o de clérigos y el de "Guisados de Caballo" formado por las milicias de caballería villana o parda. Los estatutos tardomedievales lo denominan "Ylustre Cabildo de Caballeros Hijosdalgo de la Noble Ciudad de Cuenca". Esta nobleza local fue compaginando de forma creciente sus labores militares, concejiles y religiosas, teniendo representación tanto en el Concejo de la ciudad, participando en las decisiones y en la elección de cargos tales como los Alcaldes de Hermandad, auténticos alguaciles o comisarios de justicia o los Caballeros de la Sierra con la misión de vigilar los bosques, pastos y ganados, como en la Procuración en Cortes, siendo algunos de sus delegados: Gómez y Luis Carrillo de Albornoz, Mosén Diego de Valera, Lope Vázquez de Acuña, Honorato de Mendoza, hijo primogénito de Juan Hurtado de Mendoza, señor de Cañete, y de su primera mujer, doña Inés Manrique, o Luis Pacheco de Silva, señor de Villarejo de Fuentes y su tierra, hijo de don Alonso de Silva II Conde de Cifuentes Alférez Mayor de Castilla y de la varonil doña Beatriz Pacheco, condesa de Medellín con quien casó en segundas nupcias.
El 2 de julio del año de 1565, siendo el obispo de Cuenca don Bernardo de Fresneda, confesor y consejero del rey Felipe II, se agrupó en una cofradía fundada con limpieza de sangre en la Iglesia de El Salvador por los nobles y familiares de la Inquisición Juan del Barrio y Alonso de Pedraza, bajo la advocación de la Virgen de la Soledad, de quien era muy devota la reina consorte doña Isabel de Valois. Por bula del Papa Clemente VIII de 1602, tiene el privilegio de organizar en exclusiva la procesión del Santo Entierro. Por las mismas fechas se adoptó el estandarte con el que el Cabildo se distinguiría en las ceremonias religiosas y actos públicos: un pendón de damasco negro con las Armas Reales de Castilla en el anverso y la Cruz de Sancti Spiritus en el reverso. Mediante Real Cédula de 6 de septiembre de 1573, el Rey Felipe II se dirigió al Cabildo de Caballeros de Cuenca, así como a otras corporaciones nobiliarias, con el ánimo de que éste se constituyera en maestranza de caballería e hiciera periódicamente alardes y paradas militares que les sirviesen de entrenamiento para la guerra. Varios de estos juegos de guerra realizados por los caballeros del Cabildo se describen con detalle en las diversas visitas que los reyes hicieron a la ciudad de Cuenca.
En un documento de 1787 es calificada como "célebre y venerable hermandad de caballeros distinguidos con la advocación de Nuestra Señora de la Soledad", y también ha sido denominado "Cabildo de Caballeros de la Virgen de la Soledad y del Santo Sepulcro". A finales del siglo XVIII incorporó asimismo a sus posesiones el llamado "vínculo de Torralba" el cual heredó de doña Petronila de Jaraba. En 1885 se acuerda el diseño actual de su bandera. Se conserva el Libro de Actas de sus Capítulos abierto en 1903 y sobre el cual se continúan trascribiendo sus sesiones o juntas. En 1927 se actualizaron las concordias entre el Cabildo y la iglesia de El Salvador. Tras unos años de inactividad provocados a causa del asesinato por milicianos de siete de sus integrantes, siendo uno de ellos el obispo de Cuenca y Maestrante de Zaragoza, monseñor D. Cruz Laplana, la desaparación y persecución de muchos de ellos así como la destrucción de muchas de sus posesiones, entre las que se podía contar el retablo arriba mencionado, durante la Guerra Civil Española, el Cabildo de Caballeros se reconstituyó por acuerdo corporativo de 22 de julio de 1944, siendo reconocida como congregación canónica vinculada a la Iglesia de El Salvador de la ciudad de Cuenca por decreto del obispo diocesano de 6 de marzo de 1946.
Composición
Las actuales Constituciones son de 1966. Está dividido en dos estamentos: el de la nobleza, o Cabildo de Caballeros de Cuenca, y el de antiguos escuderos, u Orden de la Soledad y de la Cruz. Su Sede es la Iglesia de El Salvador en la capital conquense. El Cabildo de Caballeros está presidido por un Maestre, auxiliado en sus tareas por el Consejo Capitular compuesto por las siguientes Dignidades: un Clavero, un Canciller, un Prior, un Tesorero, un Maestro de Ceremonias, un Prioste y dos Vocales. El órgano supremo de gobierno es el Capítulo, compuesto por todos los Caballeros. La solemne ceremonia de toma de juramento e imposición de hábito de nuevos caballeros tiene lugar cada año en la Catedral de Cuenca en torno al 21 de septiembre, festividad de San Mateo y aniversario de la reconquista castellana de Cuenca. Su número de caballeros es ilimitado.
Los deberes del Caballero son ejercer el apostolado seglar y defender los derechos de Dios y de su Iglesia, imponiendo su autoridad e influencia en la represión de la blasfemia; cuidar de que sus familiares cumplan fielmente con las obligaciones cristianas y llevar él mismo una vida cristiana con arreglo a los preceptos de la Iglesia católica, sirviendo de ejemplo a los demás. Los Caballeros Capitulares se ajustarán en todos sus actos a las normas de hidalguía, piedad y dignidad a que les obliga la Cruz que ostentan en su manto.
Uniformidad
El manto capitular, utilizado únicamente en las ceremonias religiosas, es blanco y cerrado, con vueltas o embozos de color rojo y tres agremanes de lo mismo al frente, sobre el que se coloca con dos vueltas un cordón pendiente del cuello del mismo color que termina en sendas borlas grandes también rojas. A su costado izquierdo, a la altura del pecho, la venera de la Corporación: Cruz roja flordelisada sobre círculo centrado de lo mismo. Se acompaña con birreta romana blanca de tres orejetas, terminada por una borla negra y roja. Guantes blancos.
El uniforme civil, con sable de media cazoleta dorada, se compone de una levita-guerrera blanca con peto del mismo color ribeteado de rojo. Botones dorados con la venera del cabildo grabada en rojo, y hombreras y bocamangas bordadas con la misma. En el pecho, sobre el peto, la venera. Su pantalón es negro con galón de oro ceñido por cinturón rojo con chapa dorada, sobre la que se verá la venera esmaltada en su color. Botín negro con espolines dorados. El sombrero, negro de dos picos, con plumero escarlata y negro. En las ceremonias civiles a las que se asistiese con uniforme distinto al de la Corporación, podrá llevarse pendiente del cuello y colgada de cordón de seda rojo la venera, estando admitido que en traje de etiqueta, hoy chaqué, pueda pender sobre la solapa con cinta roja. Y también que pueda colocarse miniatura en el de uso ordinario sobre el ojal.