Toma de Ciudad Juárez para niños
Datos para niños La Toma de Ciudad Juárez |
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Revolución mexicana Parte de Revolución Mexicana |
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![]() Revolucionarios Maderistas, avanzando por la calle del Comercio en Ciudad Juárez.
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Fecha | 10 de mayo de 1911 | |||
Lugar | Ciudad Juárez (Chihuahua) | |||
Coordenadas | 31°43′27″N 106°28′31″O / 31.724167, -106.475278 | |||
Resultado | Victoria de los revolucionarios, caída de la dictadura de Porfirio Díaz | |||
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La Toma de Ciudad Juárez fue una batalla muy importante durante la Revolución mexicana. Ocurrió entre el 8 y el 10 de mayo de 1911 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Esta victoria fue clave para que el presidente Porfirio Díaz renunciara a su cargo.
En esta batalla se enfrentaron el ejército del gobierno, dirigido por el general Juan N. Navarro, y los revolucionarios. Los revolucionarios, que eran muchos más, estaban al mando de líderes como Francisco Villa, Pascual Orozco, Peppino Garibaldi y José de la Luz Blanco.
Aunque Francisco I. Madero, el líder de la revolución, no había autorizado este ataque, los revolucionarios decidieron avanzar. Atacaron la ciudad el 8 de mayo por el sur y el oeste. Destruyeron las defensas y cortaron los servicios de luz y agua. Después de dos días de intensos combates, el general Navarro se rindió el 10 de mayo. Madero entró triunfalmente a la ciudad ese mismo día.
Más tarde, el 21 de mayo de 1911, se firmaron los Tratados de Ciudad Juárez. Estos acuerdos llevaron a la renuncia de Porfirio Díaz. Sin embargo, también causaron algunas diferencias entre los propios revolucionarios.
Contenido
- ¿Por qué fue importante la Toma de Ciudad Juárez?
- El deseo de cambio en Ciudad Juárez
- Preparativos para la batalla
- Conversaciones de paz
- Desobediencia a Madero
- La batalla en Ciudad Juárez
- La entrada de Francisco I. Madero
- Madero protege al general Navarro
- Saqueos en la ciudad
- Los Tratados de Ciudad Juárez
- La renuncia de Porfirio Díaz
- La prensa mundial y la Revolución
- Desafíos con Estados Unidos
- Consecuencias de la Toma de Ciudad Juárez
¿Por qué fue importante la Toma de Ciudad Juárez?
La Toma de Ciudad Juárez fue una batalla muy importante en la Revolución mexicana. Fue parte de la campaña de Francisco I. Madero entre 1910 y 1911. Esta campaña buscaba terminar con el gobierno de Porfirio Díaz. Aunque no fue la única batalla, sí fue una de las más decisivas. Marcó el fin de esa primera etapa de la revolución.
Todo comenzó en Chihuahua, donde se preparó el levantamiento. El 5 de octubre de 1910, Madero proclamó el Plan de San Luis desde San Antonio, Texas. En este plan, llamó a la gente a levantarse en armas el 20 de noviembre.
Los primeros grupos en rebelarse fueron los de Toribio Ortega Ramírez, Abraham González, Francisco Villa y Pascual Orozco. El gobierno tuvo que enviar tropas a Chihuahua, dejando otras zonas menos protegidas. Esto permitió a los revolucionarios avanzar en otros lugares. Los pasos clave para controlar Chihuahua fueron en San Andrés, Santa Isabel, Ciudad Camargo, Casas Grandes, Chihuahua y finalmente Ciudad Juárez. Aunque hubo derrotas, como en la batalla de Casas Grandes, esto solo hizo que los revolucionarios quisieran ganar más.
La importancia estratégica de Ciudad Juárez
Ciudad Juárez era un lugar clave por su ubicación en la frontera con Estados Unidos. Controlar esta ciudad significaba controlar el paso de alimentos y armas. También permitía manejar las aduanas. Para los revolucionarios, era una gran ventaja estar tan cerca de la frontera.
Durante los primeros años del siglo XX, Ciudad Juárez estaba creciendo económicamente. Pero la Revolución detuvo este progreso. Los combates y la ocupación de la ciudad causaron muchos problemas. Esto afectó el comercio, la industria y la agricultura.
Año | Ciudad Juárez (Chihuahua) | El Paso (Texas) |
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1900 | 8,218 | 15,906 |
1910 | 10,621 | 39,279 |
1920 | 19,457 | 77,560 |
En 1900, la población de Juárez era la mitad de la de El Paso, Texas. Muchas familias de Juárez se mudaron a El Paso buscando seguridad y mejores oportunidades. La migración de mexicanos contribuyó al rápido crecimiento de El Paso.
¿Por qué Ciudad Juárez era vital para los revolucionarios?
La frontera entre Ciudad Juárez y El Paso fue muy importante en la Revolución. Muchos líderes revolucionarios, como Pascual Orozco, Abraham González, Francisco I. Madero y Francisco Villa, eran del norte. La Revolución comenzó en el norte y fue muy fuerte allí.
Si los revolucionarios tomaban Ciudad Juárez, tendrían un gran control sobre el norte del país. Esto les abriría el camino para avanzar hacia el sur y unirse a otros líderes como Emiliano Zapata. Además, controlar la ciudad les daba acceso a armas y provisiones de Estados Unidos. Podrían comprar o conseguir armas más fácilmente, sin tener que viajar grandes distancias. También les permitía tener aliados extranjeros.
¿Por qué Ciudad Juárez era vital para Porfirio Díaz?
Para el presidente Porfirio Díaz y sus tropas, Ciudad Juárez también era muy importante. No solo por su ubicación fronteriza, sino porque aseguraba sus propias fuentes de armas. Al tener la ciudad, podían evitar que los revolucionarios compraran armamento en Estados Unidos.
Díaz temía que Estados Unidos interviniera si algún ciudadano estadounidense resultaba herido. Por eso, a principios de febrero de 1911, las autoridades de Ciudad Juárez tomaron medidas de seguridad.
El deseo de cambio en Ciudad Juárez
Otro motivo importante para la toma de Ciudad Juárez fue el fuerte deseo de cambio que existía en la ciudad. Desde principios del siglo XX, las ideas de Ricardo Flores Magón y su hermano Enrique Flores Magón inspiraron a muchos. Estos pensamientos se extendieron en municipios fronterizos como Guadalupe, Juárez y Casas Grandes.
En 1906, comenzaron las primeras protestas contra el gobierno de Porfirio Díaz y la idea de que no hubiera reelección. Algunos miembros del Partido Liberal Mexicano intentaron atacar Ciudad Juárez, pero no lo lograron. Lo intentaron de nuevo en 1908 en Palomas, con resultados similares. A pesar de los fracasos, el deseo de cambio creció en Juárez, impulsado por Madero en todo el país.
En 1909, se fundó el club "Benito Juárez", que publicaba el periódico El grito del pueblo. Abraham González escribía en él sobre la importancia del voto popular.
La visita de Madero a Ciudad Juárez
En enero de 1910, Francisco I. Madero visitó Ciudad Juárez por tercera vez. Iba acompañado de Abraham González y Roque Estrada. Su objetivo era organizar el Partido Nacional Antirreeleccionista para su campaña presidencial.
Las elecciones de junio de 1910 causaron muchas protestas. Madero fue encarcelado y luego escapó. Esto aceleró los preparativos para la Revolución en Chihuahua.
Preparativos para la batalla
La situación de Pascual Orozco
Cuando Pascual Orozco perdió Ciudad Guerrero ante el ejército del gobierno, se dirigió a la frontera. Lo hizo por invitación de Abraham González. Su objetivo era conseguir armas y sumar a sus filas a los mexicanos que se habían refugiado en Estados Unidos.
A principios de febrero de 1911, las autoridades de Ciudad Juárez tomaron medidas de seguridad. La llegada de los generales Rábago y Juan N. Navarro a la ciudad frustró los planes de Orozco. Tuvo que esperar una nueva oportunidad para atacar.
La batalla de Estación Bauche
El 25 de abril de 1911, Francisco I. Madero y los rebeldes atacaron Estación Bauche en Chihuahua. Esto ocurrió después de una derrota en la Batalla de Casas Grandes. El ataque de los maderistas comenzó temprano en la mañana. A pesar de las dificultades, esta batalla fue una victoria importante contra las tropas del gobierno.
Después de ganar en Estación Bauche, el ejército de Madero se instaló cerca del Río Bravo. Las semanas siguientes estuvieron llenas de negociaciones y preparativos militares.
La estrategia defensiva del general Rábago
A principios de enero de 1911, el Coronel Antonio Rábago fue enviado al norte. Su misión era defender Casas Grandes, que estaba amenazada. En el camino, tuvo varios combates con las fuerzas revolucionarias. El más difícil fue en Galeana, lo que lo obligó a retroceder a Casas Grandes.
Cuando se supo que Ciudad Juárez estaba en peligro, el Coronel Rábago fue a reforzar la guarnición. Llegó a Ciudad Juárez el 3 de febrero de 1911. Sin embargo, Pascual Orozco se enteró de sus planes y se preparó para impedirlo. El 4 de febrero de 1911, hubo un fuerte combate. Las fuerzas del Coronel Rábago estuvieron a punto de ser derrotadas.
En un momento crítico, una ametralladora dejó de funcionar. El Teniente Silva, bajo el fuego enemigo, logró repararla. Su valentía y habilidad cambiaron el rumbo de la batalla. Gracias a él, las fuerzas de Orozco retrocedieron. El Coronel Rábago pudo entrar a Ciudad Juárez con sus tropas.
Madero y una estrategia inteligente

El 14 de febrero de 1911, Francisco I. Madero intentó entrar a México por Ciudad Juárez. Pero no pudo porque el general Rábago y Juan N. Navarro estaban protegiendo la ciudad. Madero tuvo que entrar por otro punto, cerca de Guadalupe. Lo acompañaban Abraham González, José de la Luz Blanco y otros.
Madero tenía un plan para alejar al General Rábago de Ciudad Juárez. Fingió que se dirigiría de nuevo a Casas Grandes. El general Rábago, con mil soldados, se movió de Ciudad Juárez para perseguirlo. Pero Madero cambió su ruta y se dirigió a San Andrés. El 26 de marzo, se encontraba a unos 60 kilómetros al norte de Chihuahua.
Tres días después, Madero estableció su cuartel general en la hacienda de Bustillos. Allí se le unió Francisco Villa con 600 hombres. El 23 de febrero de 1911, el general Rábago persiguió a los maderistas, pero no pudo alcanzarlos. El ejército del gobierno tenía problemas de organización y escasez de provisiones.
Conversaciones de paz
El 19 de mayo, los revolucionarios pidieron a las tropas del gobierno que entregaran la ciudad. Esta petición fue rechazada. Al día siguiente, Madero presentó sus condiciones. Entre ellas, pedía la renuncia del presidente Porfirio Díaz y del vicepresidente Ramón Corral. También quería que el poder pasara a Francisco León de la Barra.
La llegada de las tropas revolucionarias a Ciudad Juárez obligó a Díaz a iniciar negociaciones de paz. Se acordó un alto al fuego de cinco días, que se extendió dos veces. Pero no se llegó a ningún acuerdo. Esto hizo que los combates se reanudaran.
Madero declaró el 7 de mayo que la toma de Ciudad Juárez no era lo más importante para la Revolución. Ordenó marchar hacia el sur. Esto se debió al fracaso de las negociaciones y al temor de una intervención de Estados Unidos. El Coronel Steaver, comandante de la guarnición estadounidense en El Paso, había advertido que intervendría si había un conflicto armado en la frontera.
El 7 de mayo de 1911, Porfirio Díaz publicó un manifiesto a los mexicanos. En él, explicaba que había intentado negociar la paz. Decía que había propuesto reformas políticas y administrativas. Pero que las demandas de los revolucionarios eran demasiado grandes. Especialmente, la exigencia de su renuncia y la del vicepresidente. Díaz argumentaba que su renuncia inmediata causaría anarquía en el país.
Mexicanos:La rebelión que comenzó en Chihuahua en noviembre del año pasado se ha extendido. El gobierno que presido ha tenido que combatirla militarmente. Mientras tanto, la gente ha pedido reformas políticas y administrativas. Para satisfacerlas, tuve el honor de informar al Congreso el mes pasado que mi propósito era iniciar o apoyar las medidas que la Nación pedía.
Dejando de lado la crítica de no actuar espontáneamente, es público que he avanzado en las reformas prometidas. La iniciativa sobre la no reelección del Presidente, Vicepresidente y gobernadores ha sido aprobada por la Cámara y está por serlo por el Senado. El estudio de una nueva ley electoral para hacer efectivo el voto popular está terminado y pronto se presentará. También un proyecto de ley sobre la responsabilidad de los funcionarios judiciales y otro sobre la división de tierras.
Los cambios políticos y administrativos en la Federación y algunos Estados muestran la sinceridad con que el gobierno interpreta las aspiraciones de la mayoría. La gente pacífica y trabajadora, con tendencias progresistas, sin duda ha reconocido la buena fe del gobierno. Aquellos mexicanos que se levantaron desinteresadamente por los principios políticos que la administración actual está realizando, ya deberían haber depuesto las armas. Así evitarían los horrores de la guerra civil, ya que los principios de su bandera no necesitan la fuerza para convertirse en ley.
Pero esto no ha sido así. El gobierno, que se dedicaba a combatir la rebelión y a dar garantías para el futuro, ha querido probar una vez más su deseo de restablecer la paz por medios legítimos. Algunos ciudadanos patriotas se ofrecieron como mediadores con los jefes rebeldes. Aunque el gobierno no creyó deber iniciar negociaciones, escuchó las propuestas.
El resultado fue una suspensión de hostilidades entre el General Comandante de las fuerzas federales en Ciudad Juárez y los jefes rebeldes. Durante la tregua, el gobierno conocería las condiciones para restablecer el orden. El gobierno nombró a un honorable magistrado de la Corte Suprema como delegado. Se le dieron instrucciones de liberalidad y concordia, dentro de la dignidad de la República y los intereses de la paz.
La buena voluntad del gobierno y su deseo de hacer concesiones amplias fueron interpretados por los jefes rebeldes como debilidad. Las negociaciones fracasaron por la excesiva demanda de los revolucionarios antes de dar a conocer sus bases de acuerdo. La exigencia de la renuncia del Presidente y Vicepresidente en estos momentos tan difíciles, si se aceptara, dejaría a la Nación abandonada a los peligros de unas elecciones que se harían en plena efervescencia y antes de que se restableciera el orden.
Por otra parte, fijar un plazo para la renuncia, equivaldría a exponerse a los inconvenientes, pues no es posible prever cuándo cesará el desorden. Y lo que es peor, debilitaría el prestigio y la autoridad del jefe de la Nación, precisamente cuando más necesarias son estas condiciones para fortalecer la situación política. Sus puntos de apoyo deben ser el buen sentido del pueblo y la actitud del ejército, de cuya conducta la República se enorgullece.
No es vanidad personal del Presidente, para quien el poder, hoy más que nunca, solo tiene amargos sinsabores y grandes responsabilidades, lo que le hizo negarse a la exigencia de la rebelión. No; es el deber, el supremo deber de dejar el país en orden y dentro de la ley, o de hacer cualquier sacrificio, incluso el de la propia vida, para lograrlo. Finalmente, hacer depender la presidencia de la República, es decir, la autoridad soberana de la Nación, de la voluntad de un grupo de hombres armados, no es restablecer la paz, que siempre debe basarse en el respeto a la ley. Al contrario, abriría en nuestra historia otro periodo de anarquía, cuyas consecuencias nadie puede prever.
El Presidente de la República, que tiene el honor de dirigirse al pueblo mexicano en estos momentos solemnes, se retirará del poder cuando su conciencia le diga que al retirarse, no entrega el país a la anarquía. Lo hará de la forma decorosa que conviene a la Nación, y como corresponde a un mandatario que, sin duda, pudo haber cometido muchos errores, pero que también ha sabido defender a su patria y servirla con lealtad.
El fracaso de las negociaciones de paz quizás traerá la renovación y el aumento de la actividad revolucionaria. Si por desgracia fuera así, el gobierno redoblará sus esfuerzos contando con la lealtad de nuestro heroico ejército para someter la rebelión dentro del orden. Pero para evitar rápida y eficazmente los peligros que amenazan nuestro sistema social y la autonomía de la Nación, el gobierno necesita el patriotismo y el esfuerzo generoso del pueblo. Cree contar con él, y con él está seguro de salvar a la patria.México, mayo 7 de 1911 - Porfirio Díaz, Manifiesto Del Presidente De La República General Porfirio Díaz A La Nacion
Desobediencia a Madero
Como se mencionó, el fracaso de las negociaciones de paz y el temor a un conflicto internacional hicieron que Madero ordenara la retirada de Ciudad Juárez. Él creía que tomar la ciudad no era lo más importante. Sin embargo, Francisco Villa, Pascual Orozco, Peppino Garibaldi y José de la Luz Blanco desobedecieron esta orden. Decidieron atacar Ciudad Juárez al día siguiente, el 8 de mayo de 1911.
En sus escritos, Garibaldi mencionó:
Hoy por la noche nos reunimos Pascual Orozco, Villa y yo, nos reunimos para tomar la decisión de rebasar al mando político: "acordamos atacar Juárez ... sin consultar a Madero"
La batalla en Ciudad Juárez
El escenario del combate
Esta batalla, como muchas de la Revolución mexicana, se llevó a cabo en una ciudad. Ciudad Juárez era muy importante por su ubicación estratégica y su valor económico. La ciudad estaba protegida en 17 puntos por las fuerzas del gobierno. Estos puntos incluían casas de adobe, escuelas y trincheras. Tomar Ciudad Juárez no sería fácil, ya que sería un combate de posiciones. Los revolucionarios tendrían que neutralizar cada punto de defensa.
La estrategia de defensa del gobierno
El general Navarro prohibió tomar fotografías dentro de la ciudad. Quería evitar que se revelara su estrategia de defensa. El historiador Felipe Talavera dice que la ciudad estaba protegida en 17 puntos clave. El comandante de la ciudad era el general Juan N. Navarro. Los puntos de defensa estaban ubicados en lugares como:
- El cuartel del Quince.
- Fuerte Hidalgo.
- La calle Lerdo y Cerrada del Teatro.
- Las Oficinas generales de Correos.
- El Edificio de la Cárcel.
- El Edificio de la Aduana.
- La Estación del Ferrocarril.
- La Misión de Guadalupe.
- La Escuela No. 28.
- La Vía elevada en las calles Insurgentes y Constitución.
- Cerca del mercado Juárez.
- En la calle María Martínez y Arteaga.
- El Puente del Ferrocarril Central Mexicano.
- El Puente del Ferrocarril Noroeste de México.
- La Avenida Lerdo.
- El Viejo Molino de Montemayor.
- La Avenida Ferrocarril, frente a la plaza de toros “Hermanos Samaniego”.
El ataque de los revolucionarios
Francisco Villa, Pascual Orozco, Peppino Garibaldi y José de la Luz Blanco desobedecieron la orden de Madero de retirarse. Decidieron atacar Ciudad Juárez el 8 de mayo. Dirigieron el ataque por el sur y el oeste de la ciudad. Desde ese día, comenzó un intercambio de disparos.
Madero y el general Navarro habían acordado un alto al fuego. Pero los revolucionarios no lo respetaron y continuaron el combate. Poco a poco, los rebeldes se unieron a la lucha. Comenzaron a avanzar, neutralizando las trincheras y destruyendo las casas de adobe. Esto obligó a las fuerzas del gobierno a luchar pared por pared. Ante el aumento de los disparos, Madero avisó a Navarro que rompía la tregua y ordenó el asalto general. El 9 de mayo, cortaron las líneas eléctricas y de agua. También aumentaron los incendios en varios puntos de la ciudad.
Después de dos días de intensos combates, las tropas del gobierno estaban agotadas. El último punto de defensa cayó. La ciudad fue ocupada por unos 2,500 revolucionarios. Estos estaban dirigidos por Pascual Orozco, Francisco Villa, Marcelo Caraveo, José de la Luz Blanco, José Luis Salazar, Peppino Garibaldi y Emilio Campo. El general Juan N. Navarro se rindió a las tres de la tarde del 10 de mayo de 1911.
La entrada de Francisco I. Madero
El 10 de mayo, Francisco I. Madero entró triunfalmente a Ciudad Juárez. A pesar de sus dudas y las diferencias en el ejército revolucionario, estableció su gobierno provisional en el edificio de la Aduana. Su equipo de gobierno incluyó a Venustiano Carranza como secretario de Guerra. Esta elección causó algunas tensiones, ya que Orozco y Villa no estaban de acuerdo. Esto generó desconfianza hacia Madero por parte de Francisco Villa y Pascual Orozco.
Después de la batalla, algunos revolucionarios querían que el general Navarro fuera juzgado. Esto se debía a que Navarro había ordenado la ejecución de 19 prisioneros maderistas meses antes. Sin embargo, Madero se negó a esta petición.
El 13 de mayo, Pascual Orozco y Francisco Villa, junto con algunos de sus seguidores, fueron al cuartel general de Madero. Exigieron que el general Navarro fuera juzgado y ejecutado de inmediato. Madero se negó a ceder a sus demandas. Les explicó que se habían excedido en su autoridad. También les recordó lo establecido en el Plan de San Luis, en los artículos 8 y 11 C, que decían:
Plan de San Luis-Articulo 8°. Cuando las autoridades presenten resistencia armada, se les obligará por la fuerza de las armas a respetar la voluntad popular, pero en este caso las leyes de la guerra serán rigurosamente observadas, llamándose especialmente la atención sobre las prohibiciones relativas a no usar balas explosivas ni afectar a los prisioneros. También se llama la atención respecto al deber de todo mexicano de respetar a los extranjeros en sus personas e intereses.
Plan de San Luis-Articulo 11 °C. Si las fuerzas y autoridades que apoyan al general Díaz afectan a los prisioneros de guerra, no por eso y como represalia se hará lo mismo con los de ellos que caigan en nuestro poder; pero en cambio serán afectados, dentro de las 24 horas y después de un juicio rápido, las autoridades civiles y militares al servicio del general Díaz que una vez iniciada la revolución hayan ordenado, dispuesto de cualquier forma, transmitido la orden o afectado a alguno de nuestros soldados. De esa pena no se eximirán ni los más altos funcionarios, la única excepción será el general Díaz y sus ministros, a quienes en caso de ordenar dichas afectaciones o permitirlas, se les aplicará la misma pena, pero después de haberlos juzgado por los tribunales de la República, cuando ya haya terminado la Revolución. En caso de que el general Díaz disponga que sean respetadas las leyes de guerra, y que se trate con humanidad a los prisioneros que caigan en sus manos, tendrá la vida salva; pero de todos modos deberá responder ante los tribunales de cómo ha manejado los recursos de la Nación y de cómo ha cumplido con la ley.
Saqueos en la ciudad
Las fuerzas revolucionarias causaron daños a los negocios locales. El 9 de mayo de 1911, Francisco Villa ordenó el saqueo de la casa comercial Ketelsen y Degetau. Un año después, las fuerzas de Orozco atacaron el mismo lugar. Quemaron la tienda y se llevaron bienes por un valor considerable. Algunos hoteles fueron usados como cuarteles. También hubo robos en joyerías y farmacias.
Los Tratados de Ciudad Juárez
En abril de 1911, dos representantes del gobierno de Porfirio Díaz llegaron a Ciudad Juárez. Querían negociar la paz con Madero y evitar la renuncia de Díaz. Ofrecieron la renuncia de Ramón Corral y la posibilidad de que Madero designara a varios ministros y gobernadores.
Francisco I. Madero estuvo a punto de aceptar la propuesta. Sin embargo, Venustiano Carranza, Roque Estrada y Francisco Vázquez Gómez se opusieron firmemente. Vázquez Gómez convenció a Madero de exigir la renuncia de Díaz, lo que rompió las negociaciones.
Madero insistió en la renuncia de Díaz como punto clave para la paz. Él creía que esto haría imposible que Díaz siguiera en el poder.
Rafael Hernández, representante del gobierno de Díaz, protestó: "¿Quieren la renuncia del general Díaz? ¡Piden demasiado! Les hemos otorgado cuatro ministros y catorce gobernadores y aún esto que es mucho ¿se les hace poco?". Venustiano Carranza respondió: "Sí, nosotros no queremos ministros ni gobernadores, sino que se cumpla la soberana voluntad de la nación. Revolución que transa es revolución perdida".
A pesar de estas objeciones, Madero aceptó firmar los tratados. Los Tratados de Ciudad Juárez mantuvieron gran parte de la estructura del gobierno de Díaz. Se acordó que la presidencia interina quedaría en manos de Francisco León de la Barra. Él era ministro de relaciones exteriores en el gabinete de Díaz. Los tratados se firmaron el 21 de mayo de 1911.
TRATADOS DE CIUDAD JUÁREZ - Ciudad Juárez, Chihuahua, Mayo 21, 1911:En Ciudad Juárez, a los veintiún días del mes de mayo de mil novecientos once, reunidos en el edificio de la aduana fronteriza, los señores lic. don Francisco S. Carvajal, representante del gobierno del señor general don Porfirio Díaz; don Francisco Vázquez Gómez, don Francisco I. Madero, y lic. don José María Pino Suárez, como representantes los tres últimos de la revolución, para tratar sobre el modo de hacer cesar las hostilidades en todo el territorio nacional y considerando:
- Primero.- Que el señor general Porfirio Díaz ha manifestado su resolución de renunciar a la Presidencia de la República, antes de que termine el mes en curso;
- Segundo.- Que se tiene noticias fidedignas de que el señor Ramón Corral renunciará igualmente a la vicepresidencia de la república dentro del mismo plazo;
- Tercero.- Que por ministerio de ley, el señor lic. don Francisco León de la Barra, actual secretario de relaciones exteriores, del gobierno del señor general Díaz, se encargará interinamente del poder ejecutivo de la nación y convocará a elecciones generales dentro de los términos de la Constitución.
- Cuarto.- Que el nuevo gobierno estudiará las condiciones de la opinión pública en la actualidad, para satisfacerlas en cada estado dentro del orden constitucional y acordará lo conducente a las indemnizaciones de los perjuicios causados directamente por la revolución.
Las dos partes representadas en esta conferencia, por las anteriores consideraciones han acordado formalizar el presente convenio:
- Única. Desde hoy cesarán en todo el territorio de la República las hostilidades que han existido entre las fuerzas del gobierno del general Díaz y las de la revolución; debiendo éstas ser licenciadas a medida que en cada estado se vayan dando los pasos necesarios para restablecer y garantizar la paz y el orden públicos.
- Transitorio. Se procederá desde luego a la reconstrucción o reparación de las vías telegráficas y ferrocarrileras que hoy se encuentran interrumpidas.
El presente convenio se firma por duplicado.
- Francisco S. Carvajal
- Francisco Vázquez Gómez
- Francisco Madero
- José María Pino Suárez
La renuncia de Porfirio Díaz
Después de firmar los Tratados de Ciudad Juárez, Porfirio Díaz tardó en renunciar. El 25 de mayo de 1911, Díaz se vio obligado a dejar la presidencia. Dijo una frase famosa: "Madero ha soltado al tigre. Veremos si puede domarlo".
Junto con su equipo de gobierno, Díaz dejó el país que había gobernado por 30 años. Salió por el puerto de Veracruz en un barco hacia Europa, exiliándose en Francia. Al llegar a París, declaró:
En este ocaso de mi vida sólo un deseo me queda: la dicha de mi país y la dicha de los míos.
La prensa mundial y la Revolución
A esta zona de conflicto llegaron periodistas, fotógrafos y camarógrafos de todo el mundo. Estaban interesados en cubrir la guerra. Como no se les permitía trabajar dentro de la ciudad, se quedaron en las afueras, donde los maderistas tenían su campamento.
Madero instaló su oficina en una casa de adobe. Cerca, un puente colgante conectaba el campamento rebelde con El Paso, al otro lado del río Bravo. Por allí cruzaban los revolucionarios y sus simpatizantes. La gente curiosa se quedaba en el puente observando los acontecimientos. Otros usaban binoculares desde los techos de sus casas o desde los tranvías.
Un famoso fotógrafo, Jimmy Hare, llegó a principios de mayo. Se hospedaba en el hotel Sheldon de El Paso, donde había muchos rumores. En el campamento revolucionario, Hare asistió a la celebración del aniversario de la batalla de Puebla. Hubo un desfile y discursos de líderes como Juan Sánchez Azcona y Roque González Garza.
En febrero, Arthur Ruhl, otro periodista, describió la situación en la frontera para la revista Collier's Weekly. Destacó el liderazgo de Pascual Orozco. Ruhl notó la gran cantidad de personas observando la frontera con binoculares y cámaras. Al llegar a El Paso, un periódico local le advirtió a la gente que se mantuviera alejada de las calles.
Las tropas de Pascual Orozco amenazaban con tomar la ciudad. El periódico The El Paso Morning Times publicó un mapa con los puntos estratégicos de las tropas del gobierno. Ruhl visitó el campamento de los revolucionarios y describió a los combatientes. Mencionó la participación de estadounidenses, algunos de ellos veteranos de su ejército.
En febrero, los fotógrafos locales como Karlo Halm y Jim Alexander ya estaban familiarizados con los revolucionarios. Sus fotos mostraban la atmósfera de los campamentos. Una de las fotos de Halm era del general Navarro, quien en ese momento aún posaba para los corresponsales. Más tarde, la ciudad se cerraría a los fotógrafos. Incluso se permitió un reconocimiento aéreo por el piloto Charles K. Hamilton.
La estación de tren de El Paso era también el punto de entrada para cientos de mexicanos que regresaban a la frontera. En febrero, The New York Times informó que 175 mexicanos dejaron Colorado para unirse a la Revolución.
En mayo, el escenario de la guerra estaba listo. Jimmy Hare capturó momentos importantes, como los discursos de Juan Sánchez Azcona y los desfiles de los milicianos.
Desafíos con Estados Unidos
Uno de los mayores problemas en esta batalla fueron las balas perdidas. Estas balas causaron la muerte y heridas a muchos ciudadanos estadounidenses. A pesar de las advertencias en El Paso, Texas, muchos salieron a observar la batalla. El Coronel Steaver, comandante de la guarnición estadounidense en El Paso, advirtió que si algún ciudadano estadounidense resultaba herido, se vería obligado a intervenir. Sin embargo, esto no ocurrió, ya que al gobierno de Estados Unidos le interesaba la renuncia de Porfirio Díaz.
Consecuencias de la Toma de Ciudad Juárez
La Toma de Ciudad Juárez fue un evento crucial en la Revolución Mexicana. Llevó a la renuncia de Porfirio Díaz. Sin embargo, también causó muchas divisiones entre los revolucionarios en los años siguientes.
Esta batalla marcó el fin del movimiento liderado por Orozco, que empezó a perder fuerza. Al mismo tiempo, surgió con más fuerza el movimiento villista, con Francisco Villa destacándose como un líder importante. La forma en que Madero manejó los Tratados de Ciudad Juárez y su decisión de no juzgar al general Navarro, hicieron que Francisco Villa y Pascual Orozco empezaran a desconfiar de él.