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Modelo nórdico para niños

Enciclopedia para niños
Archivo:Mittsommernacht-in-helsinki
Escandinavia y su modelo de igualdad y alto desarrollo humano.

El modelo nórdico, también conocido como modelo escandinavo, comprende las políticas económicas y sociales, así como las prácticas culturales, comunes de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia). El modelo nórdico incluye un exhaustivo estado del bienestar y un sistema de negociación colectiva multinivel que combina el respeto a los fundamentos económicos del capitalismo de mercado libre con el corporativismo social, con un alto porcentaje de la fuerza laboral sindicalizada y un gran porcentaje de la población empleada por el sector público (aproximadamente el 30 % de la fuerza laboral). El modelo nórdico empezó a recibir atención tras la Segunda Guerra Mundial.

Los tres países escandinavos (Suecia, Dinamarca y Noruega) son monarquías constitucionales, mientras que Finlandia e Islandia han sido repúblicas desde el siglo xx. Actualmente, los países nórdicos son considerados profundamente democráticos y todos ellos tienen una forma de gobierno unicameral y sistemas electorales de representación proporcional. Aunque hay diferencias significativas entre estos países, todos ellos tienen algunos rasgos comunes. Entre estos se encuentran un estado del bienestar universal dirigido específicamente a mejorar la autonomía individual y a promover la movilidad social, un sistema corporativista basado en un acuerdo tripartito en base al cual los representantes de los trabajadores y de los empresarios negocian los salarios y la política laboral con la mediación del gobierno, y el reconocimiento de la propiedad privada en el marco de una economía mixta de mercado.

La característica definitoria del modelo nórdico es un sistema de negociación colectiva corporativista. Tras la desaparición del contexto expansivo proporcionado por la edad de oro del capitalismo y la globalización, unida a la disolución de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, el modelo nórdico ha estado en decadencia. Desde la década de 1980, la influencia del trabajo organizado ha disminuido y los sistemas de negociación colectiva han perdido importancia, al mismo tiempo que se han producido reducciones en el gasto social, una menor regulación y la privatización de servicios públicos, como parte de un movimiento hacia el capitalismo de libre mercado y el sector privado dentro del paradigma neoliberal; esto ha sido descrito como la «Gran Restauración Capitalista» de las décadas de 1980 y 1990, que comenzó en Suecia. Más recientemente, un análisis de 2019 apunta a un alejamiento del neoliberalismo y a una repolitización del modelo nórdico, incluida una mayor cooperación entre los países nórdicos.

A fecha de 2018, todos los países nórdicos se encuentran entre los países con un mayor IDH ajustado por desigualdad e índice de paz global. En 2019, los cinco países nórdicos se encuentran entre los diez países mejor clasificados en el índice global de felicidad.

Historia

El origen del modelo nórdico se remonta al «gran compromiso» entre trabajadores y empresarios impulsado por los partidos agrarios y obreros en la década de 1930. Tras un largo periodo de crisis económica y lucha de clases, el «gran compromiso» sirvió como base del modelo nórdico de bienestar y de organización del mercado de trabajo posterior a la Segunda Guerra Mundial. La característica fundamental del modelo nórdico era la coordinación centralizada de la negociación de salarios entre empresarios y sindicatos, denominada «asociación social», que proporcionó un medio pacífico para abordar el conflicto de clases entre el capital y el trabajo.

Aunque a menudo se atribuye únicamente a la gobernanza socialdemócrata, la paternidad del modelo nórdico se debe en realidad a una mezcla de partidos políticos principalmente socialdemócratas, pero en Finlandia e Islandia también centristas y de derechas, junto con la confianza social que surgió del «gran compromiso» entre el capital y el trabajo. La influencia de cada uno de estos factores fue diferente en cada país: los partidos socialdemócratas tuvieron un papel más importante en la formación del modelo nórdico en Suecia, Dinamarca y Noruega, mientras que en Islandia y Finlandia los partidos de derechas tuvieron un papel más relevante en la creación de los modelos sociales de sus respectivos países.

Las políticas de seguridad social y negociación colectiva de salarios retrocedieron tras los desequilibrios económicos de la década de 1980 y las crisis financieras de la década de 1990, que condujeron a unas políticas fiscales más restrictivas, que fueron más pronunciadas en Suecia e Islandia. No obstante, el gasto social de los países nórdicos siguió siendo elevado en comparación con la media europea.

Noruega

El «gran compromiso» de Noruega surgió como respuesta a la crisis de principios de la década de 1930 entre la confederación de sindicatos y la Asociación Noruega de Empresarios, que llegaron a un acuerdo sobre los estándares nacionales aplicables a las relaciones entre el trabajo y el capital y sentaron las bases de la armonía social que caracterizaría todo el periodo de los compromisos. Sin embargo, entre las décadas de 1980 y de 1990, Noruega experimentó más reformas neoliberales y más privatización que Suecia durante esa misma época, lo que ha llevado a algunos estudiosos a afirmar que el modelo nórdico dependía de la fase dinámica del capitalismo occidental que duró de 1945 a 1973.

Actualmente, el Estado noruego mantiene importantes participaciones en sectores industriales estratégicos (petróleo, gas natural, minerales, madera, pescado y agua fresca). La industria petrolífera supone aproximadamente un cuarto del producto interno bruto (PIB) del país.

Suecia

En Suecia, el gran compromiso fue impulsado por el Acuerdo de Saltsjöbaden suscrito por asociaciones de empresarios y sindicatos en 1938 en la localidad costera de Saltsjöbaden. Este acuerdo sentó las bases de las relaciones industriales escandinavas durante toda la edad de oro del capitalismo. El modelo sueco de capitalismo se desarrolló bajo los auspicios del Partido Socialdemócrata Sueco, que llegó al poder en 1932 y lo mantuvo de forma ininterrumpida hasta 1976. Si bien inicialmente difería muy poco de otros países capitalistas industrializados, tras la Segunda Guerra Mundial, el peso del Estado aumentó para proporcionar un exhaustivo estado del bienestar y cuantiosas inversiones en infraestructuras, hasta alcanzar un consenso ampliamente socioliberal en la década de 1950.

En la década de 1950, Olof Palme y el primer ministro Tage Erlander formularon la base de la socialdemocracia sueca y del que sería conocido como el «modelo sueco», inspirándose no en el socialismo reformista sino en el economista americano John Kenneth Galbraith y las ideas liberales que articuló en su libro The Affluent Society. La base ideológica de la «sociedad acomodada» sueca descansaba sobre un estado del bienestar universal que proporcionaba a los ciudadanos seguridad económica al mismo tiempo que promovía la solidaridad social, lo que suponía una ruptura con las nociones anteriores de suministro selectivo de bienestar en Suecia. El modelo sueco se caracterizaba por un fuerte movimiento obrero, así como por la presencia de instituciones inclusivas de bienestar financiadas con fondos públicos y habitualmente también de administración pública.

Sin embargo, a principios de la década de 1980, el modelo sueco empezó a sufrir a causa de los desequilibrios económicos internacionales, la disminución de la competitividad y la fuga de capitales. Como consecuencia, se plantearon dos soluciones diametralmente opuestas para reestructurar la economía sueca: la primera era una transición al socialismo mediante la socialización de los medios de producción y la segunda era proporcionar unas condiciones favorables para la formación de capital privado abrazando el neoliberalismo. El modelo sueco fue desafiado primero en 1976 por el Plan Rehn–Meidner promovido por la Confederación de Sindicatos Suecos, que pretendía la socialización gradual de las empresas suecas mediante fondos de asalariados. El Plan Rehn–Meidner pretendía colectivizar la formación de capital en dos generaciones haciendo que los fondos de asalariados ostentaran participaciones mayoritarias en las corporaciones suecas en nombre de los trabajadores. Esta propuesta fue apoyada por Olof Palme y la dirección del Partido Socialdemócrata, pero no cosechó suficiente apoyo tras el asesinato de Palme y fue derrotado por los conservadores en las elecciones generales de Suecia de 1991.

Dinamarca

Las reformas de bienestar social surgieron del Acuerdo de Kanslergade de 1933, en el marco de un paquete de compromisos para salvar la economía danesa.

Características generales

Archivo:Nordiske-flag
Las banderas de los países nórdicos; de izquierda a derecha: Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia y Dinamarca.

Las características principales del modelo nórdico son las siguientes:

  • Una elaborada red de seguridad social, además de servicios públicos como educación pública y asistencia sanitaria universal, en un sistema financiado principalmente a través de impuestos.
  • Fuertes derechos de propiedad, de cumplimiento de contratos y facilidad para hacer negocios.
  • Planes públicos de pensiones.
  • Libre comercio, combinado con la distribución colectiva de riesgos mediante programas sociales e instituciones del mercado de trabajo, que han proporcionado protección ante los riesgos asociados a la apertura económica.
  • Poca regulación del mercado de productos. Los países nórdicos se clasifican en los primeros puestos de libertad del mercado de productos según la OCDE.
  • Bajos niveles de corrupción. En el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional de 2015, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia se clasificaron entre los diez menos corruptos de los 167 países evaluados.
  • Un alto porcentaje de trabajadores pertenece a un sindicato. En 2013, la densidad sindical era del 88 % en Islandia, 69 % en Dinamarca, 67 % en Suecia, 66 % en Finlandia y 51 % en Noruega. En comparación, era del 18 % en Alemania, 11 % en los Estados Unidos y 8 % en Francia. La densidad más baja de Noruega se debe principalmente a la ausencia de un sistema de Gante desde 1938, a diferencia de Dinamarca, Finlandia, Suecia e Islandia.
  • Una asociación entre empresarios, sindicatos y el gobierno, en virtud de la cual estos agentes sociales negocian los términos de la regulación del trabajo entre ellos, en lugar de que estos términos sean impuestos por la ley. Suecia ha descentralizado la coordinación de salarios mientras que Finlandia es considerada la menos flexible. Las cambiantes condiciones económicas han dado lugar a temor entre los trabajadores y a la resistencia de los sindicatos ante las reformas. Al mismo tiempo, las reformas y el desarrollo económico parecen haber reducido el desempleo, que tradicionalmente ha sido más alto. Los Socialdemócratas daneses llevaron a cabo reformas de flexiguridad en 1994 y 1996.
  • Según los índices globales de felicidad de las Naciones Unidas, los países más felices del mundo están concentrados en el norte de Europa. Los nórdicos se clasificaron en los primeros puestos en los indicadores de PIB real per cápita, esperanza de años de vida saludable, tener a alguien con quien contar, libertad para tomar decisiones vitales, generosidad y ausencia de corrupción. Todos los países nórdicos se encuentran entre los diez países mejor clasificados en el índice global de felicidad de 2018; Finlandia y Noruega ocupan los dos primeros puestos.
  • Los países nórdicos recibieron la clasificación más alta en cuanto a protección de los derechos de los trabadores en el Global Rights Index de 2014 de la Confederación Sindical Internacional; Dinamarca fue el único país que recibió una puntuación perfecta.
  • Suecia con un 56.6 % del PIB, Dinamarca con un 51.7 % y Finlandia con un 48.6 % tienen un gasto público muy alto. Una de las razones de este elevado gasto público es el gran número de empleados públicos, que trabajan en varios campos, incluida la educación, la sanidad y para el propio gobierno. A menudo tienen una mayor seguridad laboral y constituyen aproximadamente un tercio de la fuerza laboral (más del 38 % en Dinamarca). El gasto público en transferencias sociales como prestaciones por desempleo y programas de jubilación anticipada también es alto. En 2001, las prestaciones por desempleo basadas en los salarios eran de en torno al 90 % del salario en Dinamarca y del 80 % en Suecia, en comparación con el 75 % de los Países Bajos y el 60 % de Alemania. Además, los desempleados reciben prestaciones durante varios años antes de su reducción, en lugar de la rápida reducción de las prestaciones en otros países.
  • El gasto público en sanidad y educación en Dinamarca, Noruega y Suecia es significativamente más alto que la media de la OCDE.
  • La presión fiscal, como porcentaje del PIB, es alta: un 45.9 % en Dinamarca y un 44.1 % en Finlandia y Suecia. Los países nórdicos tienen unos tipos impositivos relativamente proporcionales, lo que significa que incluso aquellos con ingresos medios y bajos son gravados a unos niveles relativamente altos.

Política del mercado de trabajo

Los países nórdicos comparten políticas activas del mercado de trabajo en el marco de un modelo económico corporativista que pretende reducir el conflicto entre los trabajadores y los intereses del capital. El sistema corporativista es más amplio en Noruega y en Suecia, donde las federaciones de empresarios y los representantes de los trabajadores negocian a nivel nacional con la mediación del gobierno. Las intervenciones en el mercado de trabajo están dirigidas a proporcionar recapacitación profesional y reubicación laboral.

El mercado de trabajo nórdico es flexible, y las leyes hacen fácil que los empresarios contraten y despidan trabajadores o introduzcan tecnología que ahorre mano de obra. Para mitigar los efectos negativos en los trabajadores, las políticas del mercado de trabajo están diseñadas para proporcionar generosos servicios de bienestar social, recapacitación profesional y reubicación laboral para limitar cualquier conflicto entre el capital y el trabajo que pudiera surgir.

Sistema económico

El modelo nórdico está basado en un sistema económico capitalista mixto con un alto grado de propiedad privada, con la excepción de Noruega, que tiene un gran número de empresas de propiedad estatal y participaciones estatales significativas en empresas que cotizan en bolsa.

El modelo nórdico puede describirse como un sistema de capitalismo competitivo combinado con un gran porcentaje de población empleada por el sector público (aproximadamente el 30 % de la fuerza laboral). En 2013, The Economist describió a los países nórdicos como «firmes partidarios del libre comercio que resisten la tentación de intervenir incluso para proteger empresas emblemáticas», al mismo tiempo que buscan maneras para mitigar los efectos adversos del capitalismo, y afirmó que los países nórdicos son «probablemente los mejor gobernados del mundo». Algunos economistas se han referido al modelo económico nórdico como una forma de «capitalismo tierno», con bajos niveles de desigualdad, un generoso estado del bienestar y una reducida concentración de las rentas más altas, oponiéndolo al «capitalismo feroz» de los Estados Unidos, que tiene menos servicios públicos, altos niveles de desigualdad y una mayor concentración de las rentas más altas.

A partir de la década de 1990, la economía sueca adoptó reformas neoliberales que redujeron el peso del sector público, lo que provocó el crecimiento más rápido de la desigualdad de todas las economías de la OCDE. No obstante, la desigualdad de rentas en Suecia sigue siendo menor que en la mayor parte de los otros países.

Particularidades de Noruega

El Estado noruego tiene participaciones en muchas de las empresas cotizadas en bolsa más grandes del país, es propietario del 37 % del mercado de valores de Oslo y gestiona las empresas no cotizadas en bolsa más grandes del país, incluidas Equinor y Statkraft. The Economist afirma que «tras la Segunda Guerra Mundial el gobierno nacionalizó todas las participaciones empresariales alemanas en Noruega y terminó siendo propietario del 44 % de las acciones de Norsk Hydro. La fórmula de controlar empresas a través de acciones en lugar de regulación parecía funcionar bien, por lo que el gobierno la usó siempre que fuera posible. "Nosotros inventamos la manera china de hacer las cosas antes que los chinos", dijo Torger Reve de la Escuela de Negocios de Noruega».

El gobierno también gestiona un fondo soberano de inversión, el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega, que tiene entre sus objetivos preparar a Noruega para un futuro post-petróleo, pero «inusualmente entre los países productores de petróleo, también es un gran partidario de los derechos humanos, y poderoso, gracias a su control del premio Nobel de la Paz».

Noruega es la única economía importante del mundo occidental en la que las generaciones más jóvenes son cada vez más ricas, con un aumento del 13 % de la renta disponible en 2018, desafiando la tendencia experimentada en otras naciones occidentales, en las que los millennials son más pobres que las generaciones anteriores.

Modelo nórdico de bienestar

El modelo nórdico de bienestar se refiere a las políticas sociales de bienestar de los países nórdicos, que también están relacionadas con sus políticas del mercado de trabajo. El modelo nórdico de bienestar se distingue de otros tipos de estados del bienestar por su énfasis en maximizar la participación de la fuerza laboral, promoviendo la igualdad de género y el igualitarismo mediante unos elevados niveles de prestaciones sociales, una importante redistribución de renta y un uso liberal de la política fiscal expansiva.

Aunque hay diferencias entre los países nórdicos, todos ellos comparten un amplio compromiso con la cohesión social y una naturaleza universal del suministro de bienestar, dirigido a salvaguardar el individualismo proporcionando protección para los individuos y grupos sociales más vulnerables y maximizando la participación pública en la toma de decisiones sociales. Se caracteriza por su flexibilidad y apertura a la innovación en el suministro de bienestar. Los sistemas nórdicos de bienestar están financiados principalmente a través de impuestos.

A pesar de los valores comunes, los países nórdicos adoptan diferentes enfoques para la administración práctica del Estado del bienestar. Dinamarca tiene un alto grado de suministro de servicios públicos y bienestar por el sector privado, junto con una política migratoria de asimilación. El modelo de bienestar de Islandia se basa en un modelo de «bienestar para trabajar», mientras que parte del estado del bienestar de Finlandia incluye que el tercer sector desempeñe un papel importante en el cuidado de los mayores. Por su parte, Noruega se basa más ampliamente en el suministro público de bienestar.

Reducción de la pobreza

El modelo nórdico ha conseguido reducir significativamente la pobreza. En 2011, las tasas de pobreza sin tener en cuenta los efectos de los impuestos y las transferencias eran del 24.7 % en Dinamarca, 31.9 % en Finlandia, 21.6 % en Islandia, 25.6 % en Noruega y 26.5 % en Suecia. Tras tener en cuenta impuestos y transferencias, las tasas de pobreza en ese mismo año eran del 6 %, 7.5 %, 5.7 %, 7.7 % y 9.7 % respectivamente, lo que supone una reducción media de 18.7 puntos porcentuales. En comparación con los Estados Unidos, que tiene una tasa de pobreza del 28.3 % antes de impuestos y transferencias y del 17.4 % después de impuestos y transferencias, con una reducción de 10.9 puntos porcentuales, los efectos de los impuestos y las transferencias en la pobreza en los países nórdicos son sustancialmente mayores. Sin embargo, en comparación con Francia (reducción de 27 puntos porcentuales) y Alemania (reducción de 24.2 puntos porcentuales), el efecto medio en los países nórdicos es menor.

Igualdad de género

Respecto a la igualdad de género, los países nórdicos tienen una de las menores brechas laborales de género de todos los países de la OCDE, con menos de 8 puntos en todos los países nórdicos, según los estándares de la Organización Internacional del Trabajo. Los países nórdicos han estado en la vanguardia de la implementación de políticas que promueven la igualdad de género. Por ejemplo, los gobiernos escandinavos estuvieron entre los primeros que hicieron ilegal que las empresas despidan a mujeres por motivos de matrimonio o maternidad. La proporción de madres trabajadoras de los países nórdicos es mayor que en cualquier otra región y las familias disfrutan de una legislación pionera sobre permisos por paternidad que compensa tanto a los padres como a las madres por trasladarse del trabajo a casa para cuidar de sus hijos. Aunque los detalles de las políticas de igualdad de género respecto al trabajo varían entre los diferentes países, hay un enfoque generalizado en los países nórdicos para fomentar el «empleo continuo a tiempo completo» tanto para los hombres como para las mujeres, incluidos los padres y madres solteros, dado que son conscientes de que algunas de las brechas de género más importantes surgen de la paternidad. Además de recibir incentivos para tomar permisos por paternidad compartibles, las familias nórdicas se benefician de una educación subvencionada, del cuidado de la primera infancia y de actividades extraescolares para los niños que se han inscrito en educación a tiempo completo.

Los países nórdicos han estado en la vanguardia de la defensa de la igualdad de género, como demuestran históricamente los sustanciales incrementos en el empleo de las mujeres. Entre 1965 y 1990, la tasa de empleo en Suecia de las mujeres en edad de trabajar (15–64 años) aumentó del 52.8 % al 81.0 %. En 2016, unas tres de cada cuatro mujeres en edad de trabajar en los países nórdicos estaban participando en un trabajo remunerado. Sin embargo, las mujeres son todavía las principales usuarias del permiso por paternidad compartible (los padres usan menos del 30 % de sus días pagados por el permiso por paternidad), las mujeres extranjeras tienen una representación insuficiente y un país como Finlandia todavía tiene una importante brecha salarial de género (de media, las mujeres solo ganan el 83 % de lo que gana un hombre).

Influencia del luteranismo

Algunos académicos han teorizado que el luteranismo, la tradición religiosa dominante de los países nórdicos, ha tenido un efecto significativo en el desarrollo de la socialdemocracia en esos países. Schröder argumenta que el luteranismo fomentó la idea de una comunidad nacional de creyentes y por tanto condujo a una mayor implicación del Estado en la vida económica y social, permitiendo la solidaridad y la coordinación económica nacional. Pauli Kettunen presenta el modelo nórdico como el resultado de una especie de mítica «ilustración campesina luterana», caracterizando el modelo nórdico como el resultado final de una especie de «luteranismo secularizado». Sin embargo, el discurso académico dominante sobre esta cuestión se centra en la «especificidad histórica», según la cual la estructura centralizada de la iglesia luterana es solo un aspecto entre todos los valores culturales y las estructuras estatales que condujeron al desarrollo del estado del bienestar en los países nórdicos.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Nordic model Facts for Kids

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Modelo nórdico para Niños. Enciclopedia Kiddle.