Factoría para niños
Una factoría era un tipo de puesto comercial muy importante durante la Edad Media y la Edad Moderna. Su propósito principal era facilitar el comercio entre un país o una organización y las regiones lejanas donde se establecía.
Las factorías podían estar en territorios que ya eran colonias de un país, o en tierras extranjeras. Eran manejadas por agentes especiales llamados factores, que actuaban como intermediarios entre los comerciantes locales y los comerciantes de su país de origen.
Una factoría servía para varias cosas:
- Era un mercado seguro donde se compraban y vendían productos.
- Funcionaba como almacén para guardar las mercancías.
- Actuaba como aduana para controlar lo que entraba y salía.
- Ofrecía seguridad a los comerciantes y sus bienes.
- A veces, ayudaba a explorar nuevos territorios por mar o tierra.
- Podía incluso funcionar como una especie de oficina consular, manteniendo buenas relaciones con las comunidades locales.
Todo esto permitía que el comercio fluyera de manera regular, incluso con lugares muy lejanos de la metrópolis (el país de origen).
Contenido
¿Cómo funcionaba una factoría?
Aunque había muchos tipos de factorías, las más conocidas son las feitorias del Imperio portugués. Cada feitoria portuguesa era una base comercial independiente. Generalmente, se construían en zonas costeras que eran fáciles de defender.
Una feitoria solía incluir:
- Un fuerte o castillo con una pequeña presencia militar para proteger el lugar.
- Fortificaciones alrededor del asentamiento.
- Consulados, iglesias, almacenes y pequeños comercios.
Todo esto estaba diseñado para apoyar y proteger a los comerciantes portugueses y sus redes de comercio. Los comerciantes locales de las regiones cercanas venían a la factoría para vender sus productos y comprar lo que los portugueses traían. Así, cada factoría era un punto de encuentro seguro para el intercambio de bienes.
El término factoría viene del portugués feitoria, que a su vez se refiere a los factores (feitores en portugués). Los factores eran agentes comerciales que compraban y vendían productos a cambio de una comisión. Recibían mercancías de los comerciantes de su país, las vendían en la factoría y también compraban productos locales para enviarlos de vuelta a casa. Siempre operaban en su propio nombre, sin revelar la identidad de los comerciantes principales. Se les llamaba "factores" porque "hacían" o "realizaban" las transacciones comerciales.
Historia de las factorías
Factores en barcos
Los factores comenzaron a trabajar en la Alta Edad Media. Al principio, eran comerciantes privados que viajaban en barcos mercantes. Como pocos comerciantes podían pagar un barco entero, varios se unían y enviaban a un factor con sus productos. Este factor vendía las mercancías en los puertos de destino y compraba otras para llevar de vuelta.
Esta forma de comercio con factores en barcos fue muy común desde el siglo XIII en el Mediterráneo y en la zona de la Liga Hanseática, y duró hasta el siglo XIX. Por ejemplo, los barcos de la Compañía Británica de las Indias Orientales siempre llevaban un factor para manejar las compras y ventas en los puertos.
Factorías en tierra
Los factores que viajaban en barcos corrían muchos riesgos, como no encontrar productos o mercados para vender. Por eso, dependían de redes comerciales ya establecidas en los puertos. A partir del siglo XIII, los comerciantes extranjeros empezaron a establecerse en puertos importantes y a trabajar como factores para sus compatriotas. Esto aseguraba que, cuando un barco llegara, el factor naval tuviera un contacto para vender y comprar mercancías, lo que reducía los riesgos.
Por ejemplo, el comerciante italiano Francesco Datini trabajó como factor en la ciudad de Aviñón (Francia) entre 1358 y 1382. Compraba productos como armas y bienes de lujo en Italia y los vendía en Aviñón. Datini formaba parte de una comunidad de comerciantes italianos en Aviñón, que a menudo se unían para proteger sus intereses y su seguridad.
Las primeras factorías terrestres aparecieron en el siglo XIII en África del Norte, el Imperio bizantino y el Oriente Próximo. Por ejemplo, en 1184, la ciudad de Pisa estableció un puesto comercial en Bugía (actual Argelia). Otras ciudades como Génova y Venecia también fundaron factorías en el Mediterráneo oriental. En estas factorías, los comerciantes extranjeros alquilaban viviendas y almacenes, manejaban el comercio y a veces incluso administraban la justicia dentro de su comunidad.
Con el tiempo, algunas de estas factorías se hicieron tan importantes que las ciudades europeas comenzaron a ejercer su poder para controlarlas. Por ejemplo, Venecia compró Creta y Génova estableció la colonia de Feodosia en Crimea. Este tipo de factoría, donde un territorio costero pasaba a estar bajo el control de la metrópolis, sirvió de modelo para las factorías de la Edad Moderna.
Desde 1356, también surgieron factorías comerciales en los centros de la Liga Hanseática, una alianza de ciudades mercantes del norte de Europa. La Liga Hanseática tenía factorías en Inglaterra, Noruega, Rusia y Finlandia.
Factorías en la Edad Moderna
El modelo moderno de factoría se desarrolló en el siglo XV, cuando las potencias europeas comenzaron a explorar nuevos territorios y rutas marítimas. Portugal fue pionero en esto, estableciendo puestos comerciales mientras exploraba las costas de África, Arabia, India y el sudeste asiático para el comercio de especias.
La primera feitoria portuguesa de ultramar fue fundada por Enrique el Navegante en 1445 en la isla de Arguin, frente a la costa de Mauritania. Su objetivo era atraer a los comerciantes y controlar el comercio en las rutas del norte de África. Sirvió de modelo para otras factorías africanas, siendo la fortaleza de Elmina (en la actual Ghana) una de las más famosas.
Entre los siglos siglo XV y siglo XVI, Portugal construyó una cadena de unas 50 fortalezas que albergaban o protegían feitorias a lo largo de las costas de África, el Océano Índico, China, Japón y Sudamérica. Las principales factorías portuguesas en las Indias Orientales estaban en Goa, Malaca, Ormuz, Ternate y Macao. Se dedicaban al comercio de oro, especias y otros productos. También se usaban para el comercio entre diferentes territorios, intercambiando azúcar, pimienta, coco, madera, caballos, seda y porcelana, entre muchos otros productos.
Las feitorias eran fáciles de abastecer y defender por mar, y funcionaban como bases coloniales independientes. Proporcionaban seguridad y permitieron a Portugal dominar el comercio en los océanos Atlántico e Índico, construyendo un gran imperio con pocos recursos humanos.
España y Francia
Aunque la Corona de Castilla (España) usaba factores, su expansión colonial se basó más en la conquista de grandes territorios, no tanto en el modelo de factorías portuguesas. Sin embargo, otras potencias europeas como los holandeses, franceses e ingleses sí comenzaron a establecer factorías en el siglo XVII a lo largo de las rutas comerciales.
Francia desarrolló puestos comerciales similares en los siglos siglo XVII y siglo XVIII, especialmente en África Occidental para el comercio de algodón, y en la India para las especias. También fundaron factorías en América del Norte, como Detroit y Tadoussac en Quebec.
Países Bajos
A lo largo del siglo XVII, los holandeses establecieron sus propias factorij (factorías en neerlandés), algunas conquistadas a los portugueses y otras nuevas. Estas factorías fueron creadas por grandes compañías comerciales, como la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC) y la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales (WIC).
Estas factorías permitían el intercambio de productos entre las compañías europeas, las poblaciones locales y las colonias. Solían tener grandes almacenes para guardar los productos que venían del desarrollo agrícola de las colonias. En ellas, los productos como especias, cacao, té, tabaco, café, azúcar, porcelana y pieles se revisaban, pesaban y empaquetaban para el largo viaje por mar. El factor era el representante de la compañía, responsable de la logística y de informar a la sede central.
Las principales factorij holandesas estaban en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Moca (Yemen), Calicut (India), Colombo (Sri Lanka), Ambon (Indonesia), Fuerte Zeelandia en Formosa (Taiwán), Cantón (China), la isla de Dejima (Japón) y Fort Orange (Estados Unidos). Las factorías holandesas en América fueron a menudo motivo de conflicto con otras potencias europeas.
Reino Unido
El Reino Unido también empezó a desarrollar factorías en el siglo XVII, compitiendo con Francia y los Países Bajos. Fundaron grandes compañías comerciales para manejar el comercio de ultramar, como la Compañía de la Bahía de Hudson (1670) y la Compañía Británica de las Indias Orientales (1600).
El Reino Unido usó factorías principalmente en América del Norte, donde la Compañía de la Bahía de Hudson estableció puestos comerciales en el norte de Canadá para el comercio de pieles, especialmente de castor.
En la India, la Compañía Británica de las Indias Orientales fundó una factoría en Surat en 1608, desde donde exportaban especias y algodón. En 1661, los británicos adquirieron Bombay. A partir de ahí, expandieron su influencia por toda la India. En 1690, fundaron la ciudad de Calcuta, que sirvió de base para la expansión colonial británica en la India. Con el tiempo, las factorías en la India pasaron a ser controladas por el Imperio Británico.
China
A mediados del siglo XVIII, el emperador chino Qianlong cerró la mayoría de los puertos de China a los extranjeros, dejando solo el puerto de Cantón para el comercio exterior. Este puesto comercial, conocido como el Distrito de las trece factorías de Cantón, era el único lugar donde los extranjeros podían comerciar con China. Allí almacenaban sus mercancías antes de enviarlas a Europa o Estados Unidos. Cada nación tenía su propio edificio, alquilado a los mercaderes hong, que eran los únicos comerciantes chinos autorizados a tratar con las compañías extranjeras. Los hong eran responsables del buen comportamiento de los extranjeros y recaudaban los impuestos de aduana.
El comercio entre China y Europa era muy rentable. China exportaba grandes cantidades de té, seda, porcelana y productos lacados a cambio de plata. Sin embargo, China tenía poco interés en los productos europeos. Esta situación llevó a tensiones y cambios en el comercio.
Después de ciertos conflictos, el uso de factorías comerciales comenzó a disminuir. Aun así, algunas bases comerciales mantenidas por británicos y franceses en el África colonial todavía se llamaban factorías.
Uso posterior del término
Más tarde, la palabra factoría empezó a usarse de forma general para referirse a cualquier tipo de fábrica o industria. Es decir, cualquier instalación donde se transforman materias primas o productos semi-terminados en otros productos.
Por extensión, hoy en día también se usa el término para actividades que no producen objetos físicos, sino productos "intangibles" o creativos. Por ejemplo, se habla de una factoría de comunicación, una factoría de cine o una factoría de software.
Galería de imágenes
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Vista de la factoría portuguesa de Elmina, en la actual Ghana. El castillo de Elmina defendía y albergaba la base comercial portuguesa.
Véase también
En inglés: Factory (trading post) Facts for Kids