Entremés para niños
Un entremés es una obra de teatro corta y divertida, de un solo acto, que se escribía en verso o en prosa. Se representaba en el teatro clásico español, generalmente entre la primera y la segunda parte de las comedias más largas. Su objetivo principal era hacer reír al público y ofrecer un momento de descanso.
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¿De dónde viene la palabra "entremés"?
La palabra entremés viene del francés y se usaba en el siglo XV para describir un tipo de espectáculo sin palabras (como una pantomima) que se presentaba en los banquetes de la corte.
En el siglo XVI, el uso de la palabra se hizo más común, alternando con el término "paso". Ambos se referían a pequeñas obras de teatro cómicas. Por ejemplo, en una obra de Sebastián de Horozco, se menciona un entremés como una escena divertida entre un abogado y una persona que tenía un pleito. Esto muestra que el entremés era una parte que se añadía para adornar la obra principal y hacerla más amena.
¿Cómo nació el entremés?
Al principio, el entremés era como un pequeño descanso cómico dentro de una obra más grande. Así se veía en algunas obras de autores como Gil Vicente o en los "pasos" de Lope de Rueda, que se consideran los primeros ejemplos de entremeses.
Sin embargo, Sebastián de Horozco escribió el primer entremés que se podía representar por sí solo. Este entremés, creado para un convento, tenía personajes populares como un pregonero (que anunciaba cosas en la calle), un vendedor de buñuelos y un campesino algo torpe. Estos personajes se insultaban, se golpeaban y se lanzaban por el aire, mostrando el lado divertido y festivo del género.
El entremés empezó a tomar su forma definitiva con los "Pasos" de Lope de Rueda en el siglo XVI. Al principio, se escribía tanto en prosa como en verso. Juan de Timoneda mencionó la palabra entremés en una de sus colecciones de obras, La Turiana (1565), donde incluía "muchos entremeses y pasos apacibles".
Esto nos muestra que "paso" y "entremés" eran palabras parecidas. De hecho, la palabra "entremés" también se usaba para un plato de comida que se servía entre otros. Agustín de Rojas Villandrando, en su obra El viaje entretenido (1603), explicó el nombre así:
Y entre los pasos de veras
mezclados otros de risa
que, porque iban entre medias
de la farsa, los llamaron
entremeses de comedias

A partir de Luis Quiñones de Benavente (1600-1650), en el siglo XVII, el entremés se consolidó. Se escribía en verso y a veces incluía canciones, lo que más tarde daría origen a otro género llamado la tonadilla. Quiñones de Benavente incluso creó el "entremés cantado".
Lope de Vega, por su parte, lo veía como un "alivio cómico" protagonizado por gente común, porque, según él, "entremés de reyes no se ha visto". En su obra Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609), Lope de Vega consideraba el entremés como un ejemplo de la comedia antigua.
Un entremés era muy importante en el teatro del siglo XVII. A veces, una buena comedia podía fracasar si el entremés era malo, pero una comedia no tan buena podía tener éxito si el entremés era divertido. Había actores que se especializaban en este tipo de obras, como Cosme Pérez, conocido como Juan Rana, quien fue muy famoso en su época. Muchos escritores crearon piezas especialmente para él.
¿Cómo evolucionó el entremés?
La historia del entremés se divide en cuatro etapas principales:
Nacimiento y primeros pasos
En esta etapa, encontramos a los primeros autores de entremeses como Lope de Rueda y Juan de Timoneda. El objetivo principal era entretener al público. También se ha estudiado cómo estas obras reflejaban la sociedad de su tiempo. Otros dramaturgos importantes de esta época fueron Cervantes y Calderón de la Barca.
Época de esplendor
Esta fue la época dorada del entremés, desde la segunda mitad del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII. Los autores más destacados fueron Miguel de Cervantes, Luis Quiñones de Benavente y Francisco de Quevedo. Otros escritores que también cultivaron este género fueron Alonso de Castillo Solórzano, Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, Antonio Hurtado de Mendoza y Luis Vélez de Guevara.
Gran popularidad
Durante este período, en la segunda mitad del siglo XVII, los entremeses fueron muy populares y se escribieron muchísimos. Aunque a veces se repetían los temas y las ideas, el género se centró más en mostrar las costumbres de la gente. Algunos entremeses, hechos para la corte, incluían elementos de burla o parodia. Aunque el género perdió algo de su fuerza original, ganó en vistosidad y humor. Algunos autores importantes de esta etapa fueron Jerónimo de Cáncer y Agustín Moreto.
Decadencia y fin
Esta etapa abarca finales del siglo XVII y el siglo XVIII. El entremés fue desapareciendo de los escenarios y, finalmente, fue prohibido en 1778. Los pensadores de la Ilustración lo consideraban demasiado vulgar y simple, lo cual no encajaba con sus ideales de belleza y arte.
Sin embargo, en esta fase todavía hubo autores interesantes como Francisco de Castro y Antonio de Zamora. El entremés fue reemplazado por el sainete, una obra más larga y con una historia más desarrollada, que se representaba entre el segundo y tercer acto. El sainete introdujo nuevos personajes, como el joven elegante afrancesado o el madrileño castizo. A finales del siglo XVIII, destacaron en este nuevo género Juan Ignacio González del Castillo y Ramón de la Cruz.
¿Qué personajes aparecían en los entremeses?
Los entremeses tenían personajes que representaban tipos de personas de la sociedad, a menudo de forma exagerada y cómica:

- El bobo o simple: Era un personaje ingenuo, pero a veces malicioso, que solía ser engañado por otros. A menudo hacía de alcalde de pueblo o de sirviente.
- Los alguaciles: Eran oficiales de la ley, pero se les caricaturizaba como sordos y ciegos ante la gente que les ofrecía dinero.
- Los alcaldes rurales: Eran representados como torpes y a veces se confundían con el bobo. El actor Juan Rana solía interpretar este papel.
- El soldado pobre: Un militar sin trabajo, que a menudo competía por el amor con el sacristán y casi siempre perdía. Muchos soldados volvían de la guerra heridos y sin un lugar en la sociedad, convirtiéndose en fanfarrones o gorrones.
- El sacristán: Tenía más dinero que el soldado y era más aceptado por las mujeres. Era uno de los personajes más frecuentes después del bobo.
- El médico: Era muy criticado por sus pocos conocimientos de medicina. Se le presentaba como alguien que solo quería dinero y usaba un lenguaje complicado.
- El boticario: Menos popular, se le acusaba de envenenar a la gente. A menudo era un amante ridículo que hablaba de medicinas en sus intentos de conquistar.
- El escribano: Era un personaje popular, no tan criticado, que solía acompañar al alcalde torpe, dándole consejos.
- El letrado: Abogados o personas con estudios universitarios. Aunque representaban la inteligencia, el pueblo los veía con cierto desprecio.
- Los criados: Aparecían a menudo, pero sus papeles no eran los principales. A veces eran rudos y torpes, a diferencia de los criados inteligentes de las comedias más largas.
- Los pajes: Eran muchachos que causaban risa por su hambre constante, sus mentiras y sus bromas. Eran torpes pero muy pícaros.
- Los estudiantes: No eran bien vistos. Siempre estaban metidos en líos de amor, peleas nocturnas y bromas. Eran ruidosos, alegres y tramposos, y se les presentaba como muy pícaros.
- Los mesoneros y venteros: Los mesoneros eran dueños de posadas, a veces víctimas de los huéspedes o ellos mismos ladrones. Los venteros eran peores, más cobardes y con malas intenciones, a menudo aliados de la gente de mala vida.
- El hidalgo: Un noble empobrecido que presumía de riqueza. Daba más pena que risa. Con el tiempo, fue reemplazado por el vizconde, que heredó sus características ridículas.
- El poeta: Tan pobre como el hidalgo, se le caracterizaba por su obsesión de convertir todo en verso.
- El marido: Ofrecía muchas situaciones cómicas: engañado, celoso o con las manías de su esposa.
- Personajes de otras regiones o países:
- Franceses: A menudo eran caldereros, afiladores o vendedores ambulantes.
- Indios: Siempre eran ricos e ingenuos, fáciles de engañar.
- Portugueses: Enamoradizos, fanfarrones y habladores.
- Negros: A menudo aparecían en bailes y canciones.
- Gallegos: Caracterizados por ser serviciales y ahorradores.
- Gitanos: Aparecían en bailes o en la cárcel.
- Montañeses: Preocupados por su nobleza y con valores anticuados.
- El ciego o coplero: Siempre recitando oraciones y compitiendo con otros ciegos por los mejores lugares para pedir. Era una mezcla de picardía, mala intención y a veces ingenuidad.
- La germanía: Representaba el mundo de los delincuentes, con su propio lenguaje secreto.
- La mujer: Se presentaba de dos maneras: la mujer honesta y sumisa del hogar, o la mujer "suelta" que iba a todas partes y se imponía por su atractivo o por su ambición. Si eran de clase alta, eran cortesanas; si no, eran busconas de la calle. Se les caracterizaba por su ingenio y su habilidad para animar cualquier reunión. Al final, algunas se convertían en celestinas (mujeres que ayudaban en asuntos amorosos).
- La fregona: Una mujer de origen campesino, con modales rudos.
- La beata hipócrita: Una mujer muy religiosa en apariencia, pero que en realidad era falsa.
- Otros tipos femeninos eran la mujer redicha (que hablaba de forma exagerada), la hechicera, la gitana graciosa y la mujer prudente (aunque esta última apenas se representaba).
¿Quiénes fueron los autores más importantes?
Los creadores más originales de entremeses fueron Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo y Luis Quiñones de Benavente.
También destacaron otros autores como Luis Vélez de Guevara, Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, Alonso de Castillo Solórzano, Antonio Hurtado de Mendoza, Francisco Bernardo de Quirós, Jerónimo de Cáncer, Pedro Calderón de la Barca, Vicente Suárez de Deza, Sebastián Rodríguez de Villaviciosa, Agustín Moreto, Francisco Bances Candamo, Antonio de Zamora y Francisco de Castro.
Colecciones de entremeses
Desde muy pronto, los editores se dieron cuenta de que recopilar colecciones de entremeses era un buen negocio. Aquí tienes algunos ejemplos de estas colecciones:
- Entremeses nuevos de diversos autores (Zaragoza: Pedro Lanaja, 1640).
- Entremeses nuevos de diversos autores para honesta recreación Alcalá de Henares: Francisco Ropero, 1643.
- Ramillete gracioso, Valencia, 1643.
- Teatro Poético repartido en veintiún entremeses nuevos, Zaragoza, 1651.
- Flor de entremeses y sainetes de diferentes autores, Madrid, 1653.
- Teatro poético repartido en veintiún entremeses nuevos escogidos de los mejores ingenios de España Zaragoza: Juan de Ybar, 1658.
- Laurel de entremeses varios Zaragoza: Juan de Ybar, 1660.
- Rasgos del ocio Madrid: José Fernández de Buendía, 1661, reimpreso en 1664.
- Tardes apacibles de gustosos entretenimiento repartidas en varios entremeses Madrid: Andrés García de la Iglesia, 1663.
- Navidad y Corpus Christi Madrid: José Fernández de Buendía, 1664.
- Ociosidad entretenida en varios entremeses, bailes, loas y jácaras Madrid: Andrés García de la Iglesia, 1668.
- Verdores del Parnaso en veinte y seis entremeses Madrid: Domingo García Morras, 1668.
- Parnaso nuevo Madrid: Andrés García, 1670.
- Ramillete de sainetes escogidos Zaragoza: Diego Dormer, 1672.
- Vergel de entremeses y conceptos de donaire Zaragoza: Diego Dormer, 1675.
- Flor de entremeses, bailes y loas Zaragoza: Diego Dormer, 1676.
- La mejor flor de entremeses que hasta hoy ha habido Zaragoza: Herederos de Diego Dormer, 1679.
- Floresta de entremeses y rasgos de ocio a diferentes asumptos Madrid: Viuda de Josep Fernández de Buendía, 1680.
- Floresta de entremeses y rasgos de ocio a diversos asuntos Madrid: Antonio de Zafra, 1691.
- Verdores del Parnaso en diferentes entremeses Pamplona: Juan Micón, 1697.
- Arcadia de entremeses Pamplona, 1700.
- Libro de entremeses de varios autores Madrid, 1700.
- Ramillete de entremeses de diferentes autores Pamplona, 1700.
- Flores del Parnaso cogidas para recreo del entendimiento por los mejores ingenios de España en loas, entremeses y mojigangas Zaragoza, sin año, pero 1708.
- Arcadia de entremeses Madrid, 1723.
- Chistes del gusto por varios ingenios de España Madrid: José Rivas, 1742, 2 vols.
Galería de imágenes
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Corral de comedias de Almagro, el único que se conserva en España tal como era en el siglo XVII.
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El famoso actor cómico Juan Rana vestido de alcalde villano
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Retrato de Agustín de Rojas Villandrando en la portada de su obra, El viaje entretenido. Barcelona, 1624.
Véase también
En inglés: Entremés Facts for Kids