Ecología del Ártico para niños
La ecología ártica es el estudio científico de cómo los seres vivos (animales, plantas, etc.) se relacionan entre sí y con su entorno en el Ártico. Esta región se encuentra al norte del Círculo polar ártico y es un lugar con condiciones muy especiales. Hace mucho frío, llueve o nieva poco, el tiempo para que las plantas crezcan es muy corto (solo de 50 a 90 días), y en invierno casi no hay luz solar.
El Ártico incluye grandes áreas de taiga (bosques boreales) y tundra. Estos ecosistemas son muy delicados y están siendo afectados por el calentamiento global.
Los primeros humanos que vivieron en el Ártico fueron una especie de nuestros antepasados, los neandertales. Desde entonces, muchos pueblos originarios han habitado esta región hasta hoy. Desde principios del siglo XX, el Ártico ha sido un lugar importante para la investigación ecológica.
En 1946, se creó el Laboratorio de Investigación del Ártico en Punta Barrow, Alaska. Esto impulsó el estudio de los animales, el permafrost (suelo congelado) y cómo los pueblos originarios interactúan con la naturaleza del Ártico. Durante la Guerra Fría, el Ártico fue clave para investigaciones sobre el cambio climático. Se cree que los efectos del cambio climático se notarán más rápido en las zonas más al norte del mundo.
Contenido
Ecología Ártica: Un Mundo de Hielo y Vida
¿Qué es la Ecología Ártica?
La ecología ártica es la ciencia que estudia cómo los seres vivos se adaptan y sobreviven en las duras condiciones del Ártico. Aquí, el frío extremo, la poca lluvia y la falta de luz en invierno hacen que la vida sea un desafío. A pesar de esto, existen ecosistemas únicos y fascinantes.
Explorando el Ártico: Una Historia de Descubrimientos
Primeros Habitantes y sus Adaptaciones
Hace miles de años, alrededor del año 1000 a.C., muchos pueblos vivían en lo que hoy es Canadá y Alaska. La mayoría de estas personas eran nómadas. Se dedicaban a la caza, la recolección y la pesca. No solían practicar la agricultura debido al clima.
Estos primeros grupos desarrollaron herramientas avanzadas. Por ejemplo, la cultura de Plano usaba lanzas para cazar. Esto les permitía conseguir más comida y tener poblaciones más grandes. Hacia el año 1000 d.C., los habitantes del Ártico también aprendieron a usar el fuego para cazar ciervos.
Las Primeras Expediciones Científicas
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, científicos como el inglés William Scoresby exploraron el Ártico. Escribieron sobre el clima, los animales y la geografía de la región. En 1831, Sir James Clark Ross y un grupo de esquimales buscaron el Polo norte magnético.
Los países escandinavos también recopilaron muchos datos científicos. Esto se debe a que tenían colonias antiguas en Islandia y Groenlandia. A mediados del siglo XIX, las expediciones científicas al Ártico se hicieron más comunes. Países como Suecia, Francia, Dinamarca, Noruega y Alemania enviaron equipos para estudiar la región. Suecia, por ejemplo, realizó muchas expediciones a la isla de Spitsbergen en Noruega. Allí, también se dedicaron a la minería y a extraer recursos.
La Investigación Moderna en el Ártico
En 1946, se fundó el Laboratorio de Investigación del Ártico en Punta Barrow, Alaska. Su objetivo era estudiar los fenómenos físicos y biológicos del Ártico. Los científicos realizaban trabajo de campo para recoger datos. Comparaban observaciones nuevas con conocimientos antiguos para entender los cambios en el ambiente.
La Universidad McGill en Canadá también desarrolló nuevas formas de estudiar el norte. Con la llegada de la aviación, los investigadores pudieron observar el Ártico desde el aire. Esto les permitió ver grandes extensiones de terreno y estudiar el paisaje y los pueblos originarios de una manera diferente.
Durante la Guerra Fría, el gobierno canadiense quiso proteger su territorio en el norte. Apoyaron la investigación, la conservación de la vida silvestre y el desarrollo de los pueblos originarios. En las décadas de 1960 y 1970, se construyó el Laboratorio de Ingeniería e Investigación de Regiones Frías (CRREL). Este laboratorio se dedicó a resolver problemas en las regiones frías y a explorar sus características ambientales.
La Investigación y los Pueblos Originarios
A medida que la investigación en el Ártico se hizo más frecuente, surgieron algunas diferencias entre los científicos y los pueblos originarios. Sin embargo, las comunidades originarias del Ártico han participado activamente en establecer reglas éticas para la investigación.
Los pueblos originarios veían los efectos de la investigación de manera diferente a los científicos. Desde la década de 1960, han buscado el reconocimiento de sus derechos sobre la tierra y el autogobierno. Expresaron su preocupación de que la investigación pudiera causar cambios no deseados en su entorno y economía.
En respuesta, los gobiernos canadienses pidieron a los científicos que consultaran con las comunidades originarias antes de investigar. En 1977, se fundó la Asociación de Universidades Canadienses para Estudios del Norte (ACUNS). Esta asociación publicó un documento en 1982 llamado Principios Éticos para la Realización de Investigaciones en el Norte. Se publicó en inglés, francés e inuktitut para que todos lo entendieran. Las relaciones entre la ciencia y la sociedad en el Ártico siguen evolucionando.
Ecología Humana en el Ártico
Se han encontrado pruebas de que los primeros humanos cazaban grandes mamíferos en las estepas del norte de Europa durante la Edad de Hielo. Sin embargo, no se sabe si solo pasaban por allí o si vivían en colonias permanentes.
Los primeros habitantes de las regiones polares fueron los neandertales. Ellos hicieron avances en la fabricación de herramientas de piedra, hueso y pedernal. Hace unos 40.000 años, los neandertales desaparecieron y fueron reemplazados por los humanos modernos, el Homo sapiens sapiens.
El rápido enfriamiento que sintieron los primeros habitantes marcó el inicio de la pequeña Edad de Hielo en el siglo XIII. Esto hizo que el hielo marino se expandiera, dificultando los viajes entre Groenlandia e Islandia. La gente se adaptó muy bien a estas condiciones. Usaban pieles de animales para la ropa, ramas de árboles para hacer refugios tipo tipi y bloques de hielo para construir iglús que atrapaban el calor.
Los cazadores del Ártico aprendieron a observar su entorno. Seguían las huellas de animales grandes que los llevaban a plantas y árboles con raíces, bayas y nueces. También debían estar atentos al mar y al clima si iban a pescar. Las temperaturas en el Ártico pueden ser muy extremas, bajando mucho bajo cero y subiendo solo a unos 10 grados Celsius en verano.
Los pueblos originarios del Ártico valoran mucho sus conexiones espirituales con la naturaleza. Sus formas de vida no solo son eficientes para sobrevivir, sino que también están en línea con sus creencias. Por ejemplo, el pueblo atabascano de Alaska valora espiritualmente al alce. La ley estatal incluso permite que cacen alces fuera de temporada para ceremonias especiales llamadas potlatches.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Arctic ecology Facts for Kids