Retablo de los santos Abdón y Senén para niños
Datos para niños Retablo de los santos Abdón y Senén |
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Año | 1460 | |
Autor | Jaume Huguet | |
Técnica | Pintura al temple de huevo sobre tabla | |
Estilo | Gótico | |
Localización | Iglesia de Santa María, Tarrasa, España | |
El retablo de los santos Abdón y Senén es una pintura dentro del estilo del gótico catalán realizada en temple de huevo por el artista Jaume Huguet en 1460 para la iglesia de San Pedro de Tarrasa. Es uno de los retablos más bien conservados del autor, ya que solo se ha trasladado una vez en 500 años y se ha mantenido íntegro y sin sufrir agresiones. Su estilo es cercano al gótico internacional, aunque se realizó en la fase de madurez del autor, una vez que este se hubo aproximado al realismo del flamenco primitivo. Está dedicado a los santos Abdón y Senén con una predela con tres escenas dedicadas a los mártires Cosme y Damián.
Al inicio del siglo XX se trasladó a la iglesia de Santa María dentro del mismo conjunto de iglesias románcias de Tarrasa, y a partir de la nueva remodelación volvió a exponerse en la iglesia de San Pedro.
Contenido
Contexto
Autor
Jaume Huguet fue un pintor del siglo XIV activo en la Corona de Aragón con un estilo que evolucionó del gótico internacional hacia las innovaciones incorporadas desde la pintura flamenca. Se formó entre Valencia, Tarragona y Barcelona, si bien no se descarta que pudiese haber visitado Cerdeña o Nápoles. Desarrolló su máxima actividad en Barcelona a partir de 1448, donde creó un taller que prácticamente monopolizó la realización de retablos en Cataluña durante la segunda mitad del siglo XV, una vez muerto Bernardo Martorell y Luis Dalmau. Su taller incorporó a sus discípulos y también a miembros de la familia Vergós, con quienes mantuvo una estrecha relación personal. Una parte importante de su obras se han perdido a causa de revueltas que han destruido las iglesias que las contenían; la mayoría de las conservadas son paneles de retablos desmontados.
Tema
El retablo presenta dos historias de mártires. Por un lado se encuentran las elegantes figuras de los santos Abdón y Senén, príncipes de Persia, y por el otro lado se hallan los santos magos Cosme y Damián. En ambos casos se muestran escenas de su vida, milagros y martirio.
La historia sobre Abdón y Senén, titulares del retablo, se recoge en La leyenda dorada del beato Santiago de la Vorágine. Explica que los santos habían enterrado a unos mártires cristianos y el emperador Decio mandó cogerlos y, junto con otros persas que ya tenía cautivos, entrarlos en Roma con gran magnificencia. Luego hizo que Claudio, pontífice del Capitolio, exhortase a Abdón y Senén para que adorasen ídolos. Sin embargo, ellos, con gran resolución, le respondieron que únicamente reconocían por Dios a Jesucristo, y que a Él habían ofrecido el sacrificio de sí mismos. Los azotaron cruelmente y les soltaron tres feroces leones y cuatro osos que se lanzaron a los pies de los santos mártires, rodeándolos y protegiéndolos. El juez Valeriano, atribuyendo este milagro al arte de la magia, ordenó que allí mismo los destrozaran, por lo que fueron trasladados ante una imagen del sol donde se les ejecutó al acabar el año 250.
Se dice que sus cuerpos fueron enterrados por un subdiácono, Quirino, y trasladados durante el reinado de Constantino I hasta el cementerio de Pontianus, cerca de las puertas de Roma. Según una tradición local, a finales del siglo X el abad Arnulfo llevó los cuerpos a la abadía de Santa María de Arles desde Roma, hecho representado en el retablo. Desde esta abadía se extendió el culto de los santos bajo la denominación popular de san Nino y san Nono como patrones de los campesinos, lo que explica su advocación en una ciudad eminentemente agrícola en aquella época.
En cuanto a los santos Cosme y Damián, la tradición occidental los describe como originarios de Arabia, en el seno de una familia rica. Su padre se convirtió al cristianismo y murió en una persecución en Cilicia, y fue su madre Teodota, también cristiana, quien los educó. Aprendieron medicina en Siria y la ejercieron en el puerto de Aegea (actual Ayas, Turquía), en el golfo de Alejandreta. Personajes piadosos, no cobraban por su servicio, por lo que se les llamaba con el término griego Anárgiroi (sin dinero); aplicabando así la cita evangélica: el que recibió la gracia, done gracia.
Durante la persecución de los cristianos de Diocleciano (284-305) fueron detenidos por el prefecto Lisies de Cilicia y, al no querer abjurar de su fe, fueron martirizados. Las pasiones hablan de cinco cuerpos martirizados; según las fuentes fueron lapidados (aunque las piedras volvía contra los verdugos), azotados, crucificados y asaetados (las cuales también volvían contra los soldados), lanzados al mar con una piedra en el cuello y finalmente quemados en un horno. La tradición más conocida dice que finalmente fueron ejecutados junto con los discípulos Antimo, Leoncio y Euprepio en Ciro, cerca de Antioquía. Su milagro más conocido es el realizado con un enfermo con la pierna gangrenada: la amputaron y la sustituyeron milagrosamente por la de un negro que había muerto poco antes, quedando el paciente completamente curado.
La predela del retablo de Huguet recoge su ejecución junto con los discípulos y el milagro de la pierna trasplantada.
Estilo
El momento en el que se realizó este retablo coincide con la fase de plenitud del autor, que muestra una serena y expresiva naturalidad. Todavía conserva los últimos aires del gótico internacional con un momento avanzado del flamenquismo más penetrante. El artista incorpora algunas novedades aunque, como persona conservadora y enamorada de las costumbres de su país, trazando una visión propia que define la pintura gótica catalana. De este modo, conocedor de las nuevas tendencias de la pintura flamenca, como lo prueban la suavidad de los rostros o la utilización del paisaje, los adapta a las tradiciones manteniendo el viejo predominio de los espacios dorados en los montantes que enmarcan la escena. Cuanta más madurez se aprecia en su estilo, más se refleja en sus figuras los tipos habituales de sus contemporáneos y vecinos, observados en la vida cotidiana de la ciudad de Barcelona y el campo. Esto es muy evidente en el traslado de las reliquias de los santos Abdón y Senén del retablo de Tarrasa.
Historia
El 27 de diciembre de 1458 los feligreses de San Pedro de Tarrasa reunidos en el cementerio de la iglesia decidieron la construcción de un retablo dedicado a los santos Abdón y Senén, patrones entonces de los agricultores. El 9 de junio de 1460 se encargó a dos personas el seguimiento de su compatibilidad. En aquel momento, la iglesia de San Pedro ya disponía de un excelente retablo mayor dedicado al santo patrón pintado por Lluís Borrassà, que actualmente se conserva parcialmente en la iglesia de Santa María. El nuevo retablo era para una altar lateral, donde se conservó hasta comienzos del siglo XX.
En 1905 se encontraron dos recibos firmados por Huguet de un pago de 26 sous (dos florines y cuatro sous) del 22 de octubre de 1460 por Rafael Lonch y otro de 7 libras y 3 sous (13 florines) por Gabriel Marçans el 27 de marzo de 1461. Por la paja y la cabalgadura del pintor para ir a colocar el retablo se entregaron 3 sous, lo cual proporciona la fecha aproximada del acabado de la obra. Se desconoce el coste, pero hay constancia de que la liquidación final de los pagos fue realizada por el mismo Gabriel Marçans el 27 de mayo de 1465.
La pintura se conserva en buen estado y no ha sufrido agresiones. Se restauró y limpió en 1925 antes de su traslado a la vecina iglesia de Santa María. Durante la restauración se repintaron las caras tachadas de los verdugos que aparecen en la predela. Más que un acto de vandalismo se trata, en realidad, de una costumbre de origen romano muy extendida en la Edad Media en la cual los fieles destrozaban (con excesivo rigor) las facciones de los personajes malvados.
Descripción
El retablo está formado por 6 paneles y una predela. La tabla central presenta los santos Abdón y Senén vestidos como caballeros armados. Se encuentran en una especie de terraza con un paisaje de fondo y el cielo dorados. A la izquierda del espectador hay una calle con dos tablas con la presentación de Abdón y Senén ante el emperador Decio y con la plegaria en el teatro entre leones y osos. En la calle de la derecha, dos tablas más recogen su ejecución y el traslado de los restos a la abadía de Santa María de Arlés. Sobre la tabla central, a modo de frontón, hay una crucifixión.
La predela dedicada a los santos magos tiene tres escenas: los santos con sus atributos en el centro, el milagro de la pierna gangrenada a la derecha y la ejecución de los santos y sus discípulos a la izquierda.
Todos los paneles tienen unos sobredorados en la parte alta con formas florales, y coronando las tres calles hay unos ornamentos también dorados pero de mayor tamaño y elegancia. El guardapolvos de tiza dorado muestra escudos de Barcelona y Tarrasa alternados. La razón por la cual figura el escudo barcelonés es porque Barcelona había adquirido los derechos señoriales sobre Tarrasa en 1391 y acababa de renovarlos el 21 de febrero de 1459.