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Psiconeuroinmunología para niños

Enciclopedia para niños

La psiconeuroinmunología (PNI) es un campo de estudio que investiga cómo se conectan nuestra mente, nuestro sistema nervioso y nuestro sistema inmunitario. Su objetivo es entender cómo estas partes de nuestro cuerpo interactúan y cómo esa interacción afecta nuestra salud. Es una disciplina científica que busca comprender estas conexiones, aunque sus creadores señalan que aún se necesita más investigación para aplicarla directamente en tratamientos médicos.

Es importante saber que, aunque la psiconeuroinmunología es un campo de investigación real, a veces este nombre se usa para ofrecer terapias que no tienen pruebas científicas sólidas. Estas prácticas a menudo prometen tratar enfermedades usando ideas sobre la mente y el cuerpo, pero sus métodos (como cambios en la dieta o suplementos) no han demostrado ser efectivos en estudios científicos.

¿Qué es la Psiconeuroinmunología?

La psiconeuroinmunología (PNI) estudia la relación entre nuestros pensamientos y sentimientos (procesos psíquicos), el Sistema nervioso, el Sistema inmune y el Sistema endocrino (que produce hormonas). Es un campo que une varias áreas de la ciencia, como la psicología, la neurociencia, la fisiología y la inmunología.

La PNI nos ayuda a entender cómo lo que pensamos y sentimos puede influir en la forma en que nuestro cuerpo se defiende de enfermedades. Por ejemplo, el psiquiatra George F. Solomon la describió como el estudio de cómo el cerebro (nuestra mente y comportamiento) se comunica con los sistemas que mantienen el equilibrio de nuestro cuerpo: el sistema nervioso, el sistema inmunitario y el sistema que produce hormonas.

Esta ciencia investiga cómo funcionan estas conexiones, qué pasa cuando hay problemas en ellas y cómo son las características físicas y químicas de los componentes de estos sistemas en la sangre o en el cuerpo.

Un poco de historia: ¿Cómo surgió la PNI?

Primeras ideas sobre la conexión cuerpo-mente

Desde hace mucho tiempo, los científicos han sospechado que la mente y el cuerpo están conectados. A mediados del siglo XIX, un fisiólogo francés llamado Claude Bernard habló por primera vez del "medio interno" del cuerpo, refiriéndose al ambiente dentro de nosotros.

Más tarde, en 1878, Louis Pasteur notó que los pollos que estaban bajo estrés eran más propensos a enfermarse. Esto fue una de las primeras pistas de que el estado emocional podía afectar la salud.

Ya en el siglo XX, Walter Cannon, un profesor de fisiología, estudió cómo las emociones afectaban el sistema nervioso. Descubrió que el estrés, la ansiedad o la ira podían detener los movimientos del estómago en animales. También fue él quien acuñó el término "Homeostasis", que significa mantener el equilibrio interno del cuerpo.

En la década de 1940, Hans Selye investigó cómo el cuerpo se adapta al estrés. Descubrió que, ante situaciones difíciles, el cuerpo reacciona de una manera específica para intentar recuperarse. Esto llevó al concepto del "síndrome de adaptación general", que describe cómo el cuerpo responde al estrés prolongado.

Otros investigadores, como Metalnikov y Chorine en los años 20, demostraron que el sistema inmune podía "aprender" a reaccionar a ciertos estímulos, como si fuera un reflejo condicionado. Esto significaba que el cerebro podía influir en las defensas del cuerpo.

En los años 50 y 60, científicos como George F. Solomon y Rudolf Moss encontraron más pruebas de que el estrés podía reducir la capacidad del cuerpo para producir anticuerpos, que son importantes para combatir enfermedades. Solomon y Moss fueron quienes crearon el término "psicoinmunología" en 1964.

El nacimiento de la Psiconeuroinmunología

El término "psiconeuroinmunología" se usó por primera vez en 1975, gracias a un experimento de Robert Ader (psicólogo) y Nicholas Cohen (inmunólogo) en la Universidad de Rochester. Ellos demostraron que, al igual que en los experimentos de Pavlov con perros, una señal (en este caso, un sabor) podía condicionar la respuesta del sistema inmune. Esto fue un gran paso para entender cómo el cerebro y el sistema inmune se comunican.

En 1977, H. Besedovsky y E. Sorkin observaron que cuando el sistema inmune se activaba, también se activaba una parte del cerebro relacionada con el estrés, mostrando una clara conexión.

Más tarde, en 1981, David Felten descubrió que los nervios llegaban directamente a los vasos sanguíneos y a los órganos del sistema inmune. Esto fue una prueba física de cómo el sistema nervioso y el inmune interactúan. Ese mismo año, Ader, Cohen y Felten publicaron un libro clave que unía el cerebro y el sistema inmune como un solo sistema de defensa.

En 1985, J. E. Blalock descubrió que el sistema inmune y el sistema que produce hormonas también se comunicaban entre sí, usando unas moléculas llamadas péptidos. Esto significaba que el sistema inmune podía "sentir" lo que pasaba en el cuerpo y enviar señales al sistema hormonal.

También en los años 70 y 80, la neurofarmacóloga Candace Pert descubrió que ciertas moléculas que transmiten mensajes (llamadas neuropéptidos) se encuentran tanto en el cerebro como en el sistema inmunitario. Esto sugirió una conexión muy cercana entre nuestras emociones y cómo funciona nuestro sistema inmune.

Estos descubrimientos nos han enseñado que no solo nuestras emociones afectan nuestro cuerpo, sino que también las expresiones físicas pueden influir en cómo nos sentimos. Por ejemplo, se ha visto que fruncir el ceño puede activar hormonas del estrés, mientras que sonreír puede reducir el estrés y mejorar el sistema inmune.

El Estrés y la Psiconeuroinmunología

El estrés es uno de los temas más importantes en el estudio de la PNI. El estrés es cualquier situación que altera el equilibrio de nuestro cuerpo, ya sea física o mental. Aunque el estrés es un mecanismo de defensa natural, si es muy fuerte o dura mucho tiempo, puede causar problemas en nuestro equilibrio físico y mental.

Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo reacciona para intentar adaptarse. Esto se conoce como el "Síndrome General de Adaptación" y tiene tres fases:

  • Alarma: El cuerpo se prepara para una acción rápida. Se liberan hormonas como la adrenalina, que nos dan energía y concentran los recursos en el cerebro, el corazón y los músculos. Las funciones normales de otros órganos se ralentizan.
  • Resistencia: Si el estrés continúa, el cuerpo intenta mantener la energía. Se activan otras hormonas, como los glucocorticoides, que ayudan a movilizar recursos. Sin embargo, estas hormonas también pueden debilitar el sistema inmune, haciendo que seamos menos capaces de luchar contra enfermedades.
  • Agotamiento: Si el estrés es muy intenso o dura demasiado, el cuerpo se agota. Los recursos se agotan y pueden aparecer problemas de salud, tanto mentales como físicos, porque el sistema inmune está debilitado.

En resumen, el estrés a corto plazo es útil, pero el estrés crónico (que dura mucho tiempo) puede tener muchos efectos negativos en nuestro cuerpo, como:

  • Presión sanguínea alta.
  • Problemas de memoria y aprendizaje.
  • Niveles altos de azúcar en la sangre.
  • Mayor riesgo de enfermedades del corazón.
  • Cicatrización más lenta de heridas.
  • Envejecimiento más rápido.
  • Menor capacidad para combatir enfermedades.
  • Reducción de la masa muscular.
  • Aumento de grasa en la cintura y caderas.

¿Cómo se relacionan los sistemas del cuerpo?

Durante mucho tiempo se pensó que el Sistema inmunológico funcionaba de forma independiente, pero ahora sabemos que está muy conectado con el Sistema nervioso y el Sistema endocrino.

Algunas de estas conexiones son:

  • El sistema nervioso influye en las respuestas del sistema inmune, especialmente a través de áreas del cerebro como el sistema límbico (relacionado con las emociones) y el sistema nervioso autónomo.
  • Las células del sistema inmune tienen "receptores" para muchas moléculas que son reguladas por el cerebro, como la serotonina (relacionada con el estado de ánimo) y las endorfinas (que nos hacen sentir bien). Esto significa que el sistema inmune puede "escuchar" lo que el cerebro le dice.
  • Los nervios llegan directamente a los órganos del sistema inmune. Si estos nervios se dañan, aumenta la posibilidad de contraer enfermedades.
  • El estrés afecta tanto al sistema inmune como al sistema endocrino. Por ejemplo, el estrés puede reducir la capacidad del cuerpo para luchar contra el cáncer.
  • El hipotálamo, una parte del cerebro, es clave para mantener el equilibrio del cuerpo y está conectado con el sistema endocrino. También se ha demostrado su importancia en la regulación del sistema inmune.
  • La comunicación entre el sistema nervioso y el inmune es bidireccional (van y vienen mensajes) y se realiza a través de muchas sustancias como hormonas, neurotransmisores y citoquinas.

Estudios sobre la PNI

Existen muchos estudios que investigan la relación entre la mente y el cuerpo. Estos estudios se centran en cómo las emociones afectan el cuerpo, cómo influyen en las enfermedades y cómo ciertas terapias pueden ayudar.

El estrés, la ansiedad y la angustia son los factores psicológicos más estudiados. Por ejemplo, se ha investigado cómo situaciones estresantes comunes afectan el sistema inmune:

  • Duelo: Las personas que han perdido a su pareja suelen enfermarse más durante el año siguiente. Sus defensas (inmunidad celular) pueden estar más bajas.
  • Separación o divorcio: Las mujeres separadas o divorciadas pueden tener una inmunidad celular más baja y ser más propensas a ciertas infecciones. Los hombres también pueden mostrar una menor inmunidad.
  • Desempleo prolongado: Las personas que llevan mucho tiempo sin trabajo pueden enfermarse más y tener una respuesta inmune más débil.
  • Exámenes académicos: Durante los periodos de exámenes, los estudiantes pueden tener cambios en su sistema inmune, como una menor actividad de las células que combaten infecciones.

La Psiconeuroinmunología y las prácticas sin evidencia científica

Es importante diferenciar la psiconeuroinmunología como un campo de investigación científica de algunas prácticas que usan su nombre pero no tienen respaldo científico. La PNI es una disciplina que busca entender las conexiones entre la mente, el sistema nervioso y el sistema inmune, pero actualmente no tiene aplicaciones clínicas directas.

Sin embargo, han surgido cursos y formaciones que, bajo el nombre de psiconeuroinmunología, enseñan métodos de tratamiento que no están basados en pruebas científicas. Estos tratamientos a menudo incluyen cambios en la dieta o el uso de suplementos, pero no han demostrado ser efectivos en estudios rigurosos.

Por ejemplo, un programa de posgrado en una universidad fue retirado porque se consideró que no se basaba en ciencia aplicada, sino en prácticas sin evidencia. Este programa incluía ideas de terapias que no tienen sustento científico. Es fundamental que cualquier tratamiento médico o de salud esté basado en pruebas y estudios científicos sólidos.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Psychoneuroimmunology Facts for Kids

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Psiconeuroinmunología para Niños. Enciclopedia Kiddle.