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Emoción para niños

Enciclopedia para niños

Las emociones son reacciones de nuestro cuerpo y mente que nos ayudan a adaptarnos cuando vemos o recordamos algo importante. Por ejemplo, si ves un perro grande, puedes sentir miedo. Las emociones cambian nuestra atención, nos impulsan a actuar de ciertas maneras y activan recuerdos en nuestra mente. Los sentimientos son el resultado de las emociones, duran más y podemos expresarlos con palabras.

A nivel físico, las emociones organizan rápidamente respuestas en nuestro cuerpo. Esto incluye nuestras expresiones faciales, cómo se tensan nuestros músculos, el tono de nuestra voz y la actividad de sistemas internos como el nervioso y el hormonal. Todo esto busca preparar nuestro cuerpo para la mejor respuesta posible.

Las diferentes emociones que sentimos son causadas por la liberación de sustancias químicas en nuestro cerebro, llamadas neurotransmisores u hormonas. Estas sustancias transforman las emociones en sentimientos y, finalmente, nos permiten expresarlos con el lenguaje.

Las emociones también nos ayudan a saber cómo nos sentimos respecto a nuestro entorno. Nos acercan a ciertas personas, objetos o ideas, y nos alejan de otros. Las emociones son una mezcla de lo que traemos al nacer y lo que aprendemos. Algunas características son iguales en todos, pero otras varían entre personas y culturas.

Hoy en día, se investiga mucho cómo las emociones cambian en nuestra vida diaria. Se estudia su intensidad, si son estables o cambian mucho, y cómo se relacionan entre sí. También se observan las diferencias en estas dinámicas entre distintas personas y a lo largo de la vida.

Tipos y modelos de emociones

Emociones principales

Archivo:Plutchik-wheel es
La Rueda de Plutchik muestra ocho emociones principales, sus intensidades y cómo se combinan.

Algunos expertos creen que existen emociones básicas, como si fueran los "ladrillos" con los que se construyen todas las demás. Estas emociones pueden variar en intensidad y combinarse para crear emociones más complejas.

El científico Paul Ekman y sus colegas propusieron seis emociones básicas que parecen ser universales, es decir, las experimentan personas de todas las culturas:

  • sorpresa
  • asco
  • tristeza
  • ira (enojo)
  • miedo
  • alegría / felicidad

Esta lista se hizo muy popular y se conoce como "Las Seis Grandes Emociones". Se consideran básicas porque no se forman de otras emociones y son innatas (nacemos con ellas). Aunque hay debates, muchos estudios apoyan la idea de que estas emociones tienen patrones específicos en nuestro cuerpo.

Otro modelo conocido es la "rueda de las emociones" de Robert Plutchik, que también presenta ocho emociones principales.

Teorías de dimensiones

Archivo:Geneva Emotion Wheel - English
Mapa de emociones que muestra si son agradables o desagradables (horizontal) y si son excitantes o calmantes (vertical).

Otros psicólogos usan un método llamado "análisis de dimensionalidad" para entender las emociones. Estas teorías sugieren que todas las emociones se pueden ubicar en un espacio continuo con unas pocas dimensiones principales. Las dos dimensiones más comunes son:

  • Valencia: Si la emoción es agradable (positiva) o desagradable (negativa).
  • Activación: Qué tan intensa o excitante es la emoción.

Historia y estudios del cerebro y las emociones

El caso de Phineas Gage

Phineas Gage fue un trabajador de ferrocarriles que, en 1848, sufrió un accidente. Una barra de hierro le atravesó la cabeza, dañando una parte de su lóbulo frontal en el cerebro. Después del accidente, Gage cambió mucho su personalidad y su forma de ser. Este caso fue muy importante porque ayudó a los científicos a entender que los lóbulos frontales del cerebro son clave para nuestras emociones y nuestra personalidad.

Charles Darwin y las emociones

Charles Darwin, en su libro La expresión de las emociones en el hombre y los animales (1872), pensó que las expresiones faciales de los humanos mostraban las mismas emociones en todas las personas. Él relacionó la expresión de las emociones con otros comportamientos y creyó que todas eran resultado de la evolución. También comparó estas expresiones en diferentes especies.

Sus ideas principales eran que las expresiones emocionales se desarrollan a partir de comportamientos. Si esos comportamientos son útiles, se mantendrán; si no, disminuirán. También observó que los mensajes opuestos a menudo se muestran con movimientos y posturas opuestas.

Teoría de James-Lange

Archivo:Timeline of brain models of emotion
Línea del tiempo con algunos de los modelos más importantes sobre el sistema emocional en la neurociencia.

William James y Carl Lange propusieron una teoría en 1884. La teoría de James-Lange dice que nuestro cerebro recibe información de los sentidos que causa una emoción. Esto provoca cambios en nuestros órganos internos y músculos. Según ellos, sentimos la emoción después de que nuestro cuerpo reacciona. Por ejemplo, no corremos porque tenemos miedo, sino que tenemos miedo porque corremos.

Hipótesis del hemisferio derecho

A principios del siglo XX, Charles K. Mills sugirió que las emociones y su expresión están más relacionadas con el hemisferio derecho de nuestro cerebro. Hoy en día, se cree que el hemisferio derecho es importante para expresar y percibir las emociones.

Teoría de Cannon-Bard

Walter Cannon y Phillip Bard propusieron otra teoría. Según ellos, cuando experimentamos algo que nos emociona, el cerebro envía dos señales al mismo tiempo: una que nos hace sentir la emoción y otra que provoca las reacciones físicas en nuestro cuerpo. Es decir, sentimos y reaccionamos al mismo tiempo.

Circuito de Papez

Archivo:Circuito de Papez
Circuito de Papez

En 1937, James Papez describió un circuito en el cerebro relacionado con las emociones, conocido como el Circuito de Papez. Este circuito explica cómo un estímulo emocional llega al tálamo, luego a la corteza sensorial y al hipotálamo. Cuando la información de estas áreas se une en la corteza cingulada, es cuando experimentamos la emoción.

El sistema límbico

El sistema límbico de Paul MacLean se basó en las ideas de Papez. MacLean propuso que nuestro cerebro tiene tres partes que se desarrollaron a lo largo de la evolución:

  1. El primer sistema, el cerebro reptiliano, controla emociones básicas como la agresión y el miedo.
  2. El segundo sistema, el antiguo cerebro de mamífero, amplifica las emociones del cerebro reptiliano y añade emociones sociales. Incluye partes del circuito de Papez y otras estructuras importantes como la amígdala.
  3. El tercer sistema, el nuevo cerebro de mamífero (la neocorteza), es donde las emociones se conectan con el pensamiento y la razón.

La amígdala y Weiskrantz

La amígdala es una parte del cerebro muy importante para las emociones. En 1956, Weiskrantz demostró que si la amígdala se daña, pueden aparecer cambios en el comportamiento, como una mayor exploración o una menor reacción emocional. También mostró que la amígdala es clave para aprender a asociar el miedo con ciertas cosas. Por eso, la amígdala es un área central en la investigación de las emociones.

Teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer

Stanley Schachter y Jerome Singer propusieron que, aunque las reacciones físicas no nos dicen exactamente qué emoción sentimos, sí nos indican que algo importante está pasando. Una vez que notamos una activación física, intentamos entender la situación. La forma en que interpretamos la situación es lo que determina la emoción que sentimos.

Estímulo → Activación física → Interpretación de la situación → Sentimiento

Debate Zajonc-Lazarus sobre el pensamiento y la emoción

En 1980, Zajonc sugirió que las emociones y el pensamiento son sistemas separados y que la emoción puede aparecer sin necesidad de pensar primero. Por ejemplo, podemos sentir algo antes de entender por qué.

Por otro lado, Lazarus (1982) argumentó que el pensamiento es necesario para la emoción. Él creía que siempre hacemos una evaluación de la situación, aunque sea muy rápida y no siempre consciente, antes de sentir una emoción.

El miedo condicionado

En 1986, LeDoux propuso que la amígdala participa en el miedo condicionado de dos maneras:

  1. Una vía rápida: Del tálamo a la amígdala directamente. Permite una respuesta rápida al peligro, como cuando reaccionamos sin pensar ante algo que nos asusta.
  2. Una vía más lenta: Del tálamo a la corteza cerebral y luego a la amígdala. Permite un análisis más detallado de la situación y una respuesta emocional más adecuada, aunque más lenta.

Estimulación cerebral profunda para la depresión

En 2005, Mayberg y sus colegas usaron la estimulación cerebral profunda en una parte del cerebro (la corteza cingulada anterior) en pacientes con depresión severa que no mejoraba con otros tratamientos. Este estudio fue importante porque mostró que esta técnica podía ayudar a mejorar los síntomas de la depresión en muchos de estos pacientes.

Cómo funciona el cerebro en las emociones

El estudio de cómo el cerebro produce las emociones es muy interesante para la neurociencia. Muchas partes del cerebro están conectadas y participan en las emociones, tanto en la corteza (la parte exterior) como en las áreas más profundas. Aunque no hay una sola "zona de las emociones", algunas estructuras son especialmente importantes.

Amígdala

La amígdala es un grupo de núcleos con forma de almendra, ubicados en la parte profunda del lóbulo temporal. Está conectada directamente con el hipotálamo, lo que le permite regular el estrés, la ansiedad y el miedo.

La amígdala es crucial para las emociones por varias razones:

Reconocimiento de expresiones faciales

Ayuda a detectar y entender las diferentes expresiones faciales de emociones como la sorpresa, el asco, la ira, el miedo, la tristeza y la alegría, especialmente el miedo. Las personas con daños en la amígdala tienen dificultades para reconocer el miedo en los rostros. Incluso, la amígdala puede procesar una expresión de miedo de forma automática y muy rápida, antes de que seamos conscientes de ella.

Miedo condicionado

La amígdala participa en el aprendizaje del miedo. Cuando un estímulo se asocia con una amenaza, la amígdala genera una respuesta de alarma y defensa. Si la amígdala se daña, es difícil aprender nuevos miedos o superar los que ya se tienen. Esto demuestra su papel en el aprendizaje y almacenamiento de recuerdos de miedo.

Consolidación de recuerdos emocionales

Se ha visto que las experiencias emocionales, tanto positivas como negativas, liberan hormonas que influyen en cómo se guardan los recuerdos. La amígdala modera esta influencia, ayudando a que los recuerdos emocionales sean más fuertes.

Corteza cingulada anterior (CCA)

La corteza cingulada anterior (CCA) es una zona clave que conecta la parte frontal del cerebro con otras estructuras más profundas. Es fundamental para integrar y regular diferentes sistemas, incluyendo la atención y las emociones.

Esta estructura es crucial para sentir las emociones de forma consciente. Si la CCA se daña, la intensidad de las emociones puede disminuir. También está involucrada en la regulación de las emociones.

Estudios sugieren que los daños en la CCA pueden llevar a una falta de motivación para iniciar acciones. Además, esta corteza se activa más cuando estamos emocionalmente involucrados en una tarea.

Corteza prefrontal (CPF)

La corteza prefrontal (CPF) tiene funciones emocionales distintas según sus partes:

  • Las zonas orbitofrontal y ventromedial nos ayudan a saber si un estímulo es placentero o desagradable. Así, algo que nos da placer se considera una recompensa, y algo que nos causa dolor se percibe como una amenaza.
  • Las zonas dorsolateral y ventromedial de la CPF están relacionadas con la creación de ideas y pensamientos asociados a las emociones. También participan en la regulación emocional y en la capacidad de entender los estados mentales de otras personas (conocida como "Teoría de la Mente").

La corteza prefrontal también nos guía para actuar de la manera más adecuada. Regula nuestras respuestas emocionales, enviando señales desde la corteza hacia las estructuras más profundas del cerebro. Esto significa que la actividad de la CPF influye en nuestro estilo emocional y puede predisponernos a ciertos trastornos.

Antonio Damasio, otro investigador, ha estudiado la CPF y su papel en la toma de decisiones emocionales. Él propuso la idea de los "marcadores somáticos", que son reacciones físicas asociadas a experiencias emocionales pasadas. Cuando pensamos en las posibles consecuencias de una acción, el recuerdo de cómo nos sentimos en situaciones similares nos ayuda a evaluar esa acción.

Cómo se desarrollan las emociones

Según Bisquerra (2006), el desarrollo de las emociones en los humanos pasa por varias etapas:

  • Primeros meses: Desde muy pequeños, los bebés pueden reconocer emociones positivas y negativas. Es importante saber que sentimos las emociones antes de poder expresarlas.
  • Niñez: Hacia los 2 años, los niños pueden mostrar empatía, es decir, sentir lo que otro siente sin entenderlo completamente. A los 4 años, ya pueden reconocer las emociones básicas y entender cómo estas generan diferentes reacciones.
  • Adolescencia: En esta etapa, la parte social es muy importante para reconocer emociones. La forma en que nos valoramos a nosotros mismos se desarrolla a partir de cómo interactuamos con los demás. Los adolescentes aprenden que todas las emociones son válidas, aunque las reacciones a ellas puedan ser buenas o malas. Entre los 11 y 15 años, reconocen sus propias emociones y las de otros, así como las reglas para expresarlas. Sin embargo, en esta etapa, a menudo tienen dificultades para manejar sus emociones.
  • Adultez: En la adultez, se espera que las personas puedan identificar y reconocer sus propias emociones y las de los demás, y que sepan controlarlas adecuadamente, lo que se conoce como inteligencia emocional.

En resumen, con el tiempo, las emociones cambian y esto afecta cómo nos vemos a nosotros mismos y al mundo. La cultura y la sociedad influyen mucho en cómo expresamos nuestras emociones.

Problemas relacionados con las emociones

Personas con dificultades en la interacción social

Las personas con trastornos como el autismo, la ansiedad social, el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y la esquizofrenia a menudo tienen dificultades para procesar las expresiones faciales de emociones básicas, especialmente el miedo y la tristeza. Quienes tienen TDAH también pueden tener problemas para reconocer el enojo y el asco. Se cree que esto se debe a un funcionamiento reducido de la amígdala. Estas emociones, cuando funcionan normalmente, nos ayudan a evitar comportamientos inadecuados y a sentir empatía. Es curioso que, incluso en personas sin estos trastornos, el miedo es la emoción más difícil de reconocer en los rostros, a diferencia de la felicidad o la tristeza.

Demencia frontotemporal

La demencia frontotemporal (DFT) es una enfermedad que afecta el comportamiento y la personalidad. Las personas con DFT pueden mostrar cambios como apatía o aumento excesivo del apetito.

Esto puede explicarse por alteraciones en el procesamiento emocional, debido a daños en ciertas áreas del cerebro como la amígdala, el hipotálamo y la corteza cingulada anterior. Para reconocer emociones más complejas, se necesita la activación de las capas prefrontales ventromediales, que son las que se ven afectadas en esta enfermedad.

La "Teoría de la Mente" es la capacidad de atribuir estados mentales (pensamientos y emociones) a otras personas. Para identificar emociones complejas, es necesario tener esta capacidad. Las alteraciones en la Teoría de la Mente causan cambios en la personalidad de las personas con DFT.

Lesiones en la corteza prefrontal ventromedial

La corteza prefrontal ventromedial nos ayuda a prestar atención a los ojos y a reconocer las emociones con mayor precisión. Se ha encontrado que en personas con trastornos del espectro autista, esquizofrenia, depresión, o que han sufrido traumas cerebrales o maltrato infantil, esta área puede estar dañada. Esto a menudo lleva a problemas en el comportamiento social, especialmente dificultad para reconocer expresiones de ira. Sin embargo, si se les dan instrucciones sobre dónde mirar, el reconocimiento de emociones puede mejorar.

Cómo reconocemos las emociones

Reconocimiento interno de las emociones

Históricamente, se ha debatido si la experiencia emocional viene antes o después de interpretar un estímulo. Hoy en día, se cree que es una combinación de ambos: una interacción compleja entre el cuerpo y la mente.

El reconocimiento interno de las emociones se basa en la comunicación entre nuestro cuerpo y nuestra mente, lo que se llama capacidad interoceptiva. Esta capacidad nos permite percibir cambios en nuestros órganos (como el ritmo cardíaco o la respiración) y las reacciones de nuestro sistema nervioso ante el entorno. Procesar esta información, desde identificar el cambio hasta asociarlo con una situación, nos lleva a construir patrones emocionales.

Acceder a la información física de nuestro cuerpo tiene tres etapas: primero, una conciencia general de nuestro estado interno; luego, enfocarse en áreas de tensión; y finalmente, en áreas de malestar (dolor, picazón).

Las emociones son compartidas con otras especies y han evolucionado. Tienen funciones específicas en nuestro organismo:

  • Asegurar la supervivencia ante peligros (luchar, huir, paralizarse).
  • Mantener nuestro bienestar físico y mental.
  • Ayudar a construir lazos afectivos y la empatía.
  • Influir en el equilibrio interno de nuestro cuerpo, junto con el sistema inmunológico y el metabolismo.

Por estas funciones, las personas con estrés crónico o trastornos emocionales severos pueden tener problemas para regular su atención emocional, sintiendo demasiada o muy poca conciencia de sus emociones.

El autoconocimiento emocional es la capacidad de ser conscientes de nuestras propias emociones, de conocerlas y entenderlas. Esto nos permite identificar y descifrar emociones en gestos, imágenes, voces y expresiones culturales, así como reconocer nuestros propios sentimientos.

La autorregulación emocional es la capacidad de controlar las emociones que nos perturban y nos desequilibran. Esta habilidad es esencial para enfrentar el estrés de la vida de manera proactiva y resiliente. Su ausencia puede aumentar la probabilidad de sufrir depresión, ansiedad y problemas de comportamiento, lo que puede afectar el rendimiento escolar o laboral.

Existe una dificultad para identificar y describir emociones llamada alexitimia. Las personas con alexitimia tienen problemas para reconocer, usar y expresar emociones, y para conectar sensaciones corporales con emociones específicas.

El autoconocimiento y la autorregulación emocional son indicadores de la inteligencia emocional. Son fundamentales para la autoconfianza, que se relaciona con el bienestar y la felicidad, y contribuyen a una vida personal y social más placentera. También ayudan a reducir la ansiedad, superar el estrés, mejorar las relaciones, tolerar la frustración y resolver problemas.

Se ha demostrado que un mayor autoconocimiento emocional lleva a una mejor autorregulación. Hablar abiertamente de las emociones y reconocer las señales internas ayuda a controlar los impulsos y a desarrollar mejores estrategias para afrontar los problemas. Los adultos suelen tener más autoconocimiento emocional que los adolescentes. También se han encontrado diferencias entre hombres y mujeres: las mujeres suelen tener mayores niveles de autoconocimiento y capacidad para comunicar sus emociones, lo que lleva a una mayor expresividad y regulación emocional. Estas diferencias podrían deberse a cómo nos socializamos.

Reconocimiento externo de las emociones

Las emociones son muy importantes para nuestro desarrollo y para construir relaciones. Nos permiten adaptarnos y comunicarnos en situaciones sociales, especialmente a través de la comunicación no verbal.

Las emociones se reconocen principalmente por las expresiones faciales. Podemos reconocer cinco emociones básicas: tristeza, alegría, enojo, asco y miedo. Las caras se guardan en nuestra mente según la emoción que expresan. Para entenderlas, nos fijamos en los ojos y la boca. Sin embargo, estas partes no son igual de informativas para todas las emociones. Los ojos dan más información para identificar el miedo (que a veces se confunde con la sorpresa) y el enojo. La tristeza se detecta por la posición de las cejas. La boca, cuando el labio superior se levanta y las comisuras bajan, indica asco; la felicidad se muestra con los labios levantados y separados. Duchenne, un investigador, decía que una sonrisa verdadera se puede identificar por la acción involuntaria del músculo alrededor de los ojos, que forma arrugas.

Inteligencia emocional

Salovey y Mayer (1990) definen la inteligencia emocional como un conjunto de habilidades que se pueden aprender. Incluye el conocimiento de nuestras propias emociones, la capacidad de autocontrol, la automotivación, el reconocimiento de las emociones de los demás y el manejo de las relaciones. La inteligencia emocional ayuda a mejorar nuestras habilidades sociales, a través de la empatía y el control emocional, aumentando la sensación de que podemos lograr lo que nos proponemos.

La combinación de la inteligencia académica (CI) y la inteligencia emocional (CE) es una idea clave en la psicología positiva. Se cree que la motivación tiene un componente emocional. Por eso, un equilibrio emocional mejora el aprendizaje. Es importante que haya equilibrio, no la ausencia ni el exceso de emoción. Los estados de ánimo muy bajos (depresión) o muy intensos (ira) pueden dificultar el aprendizaje. Esto se basa en la ley de Yerkes-Dobson (1908), que muestra que un nivel moderado de activación emocional es óptimo para el aprendizaje. Si la activación es muy baja o muy alta, el aprendizaje disminuye.

Investigadores importantes

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Emotion Facts for Kids

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Emoción para Niños. Enciclopedia Kiddle.