Museo Iglesia de Santa Clara para niños
Datos para niños Museo Santa Clara |
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Monumento Nacional | ||
Localización | ||
País | ![]() |
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División | ![]() |
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Coordenadas | 4°35′48″N 74°04′38″O / 4.59666667, -74.07722222 | |
Información religiosa | ||
Advocación | Santa Clara de Asís | |
Historia del edificio | ||
Fundador | Fernando Arias de Ugarte | |
Construcción | 1619-1647 | |
Datos arquitectónicos | ||
Tipo | Museo | |
Estilo | Barroco, influencia colonial. | |
Altura | 2610 m | |
Sitio web oficial | ||
El Museo Santa Clara es un lugar muy especial en el centro histórico de Bogotá, Colombia. Se encuentra en la carrera 8 n.º 8-91. Este museo ocupa lo que antes fue un templo, parte del antiguo Convento de Santa Clara, que se terminó de construir en 1647.
Dentro del museo, puedes encontrar una gran colección de pinturas y esculturas. Estas obras de arte datan de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX. El edificio es un excelente ejemplo del estilo Barroco de los siglos XVII y XVIII en Bogotá. El Museo Santa Clara es parte del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia.
Este museo, que fue un templo de comunidades religiosas femeninas en la época colonial, no solo tiene una colección colonial impresionante. Incluye obras de artistas como Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, Gaspar y Baltasar de Figueroa, y Agustín García Zorro de Useche. También podrás ver pinturas murales en diferentes partes del edificio, con dibujos de animales, plantas, santos y ángeles. Además, el museo ha presentado exposiciones de arte moderno, buscando conectar el arte actual con la cultura colonial.
Contenido
Historia del Museo Santa Clara
¿Cómo se fundó el convento?
El antiguo templo, que hoy es el Museo Santa Clara, perteneció a la orden religiosa femenina de las Clarisas. Esta orden se estableció en Santa Fe de Bogotá en 1629. El arquitecto español Matías de Santiago fue quien diseñó y construyó el edificio. La construcción comenzó en 1619 y finalizó en 1647.
La decoración interior del templo tuvo dos etapas. Primero, durante el siglo XVII y parte del XVIII, se usó mucha pintura mural. Después, en la segunda mitad del siglo XVIII, se añadieron revestimientos de madera en las paredes y se completó la colección de pinturas, esculturas y retablos.
El arzobispo Fernando Arias de Ugarte apoyó la construcción de la iglesia y el convento. Él quería fundar el tercer convento femenino en Santa Fe y el cuarto de Clarisas en el Nuevo Reino de Granada. Su objetivo era dar un hogar a mujeres jóvenes y viudas de la ciudad, tanto criollas como las que venían de España. El 7 de enero de 1630, 24 religiosas llegaron al convento de Santa Clara para iniciar su vida allí. Así, el convento se abrió como un lugar de vida en comunidad.
¿Cómo era la vida en el convento?
El convento de Santa Clara fue un hogar para muchas mujeres de Santafé, donde vivían hasta su fallecimiento. Durante la época colonial (siglos XVI al XVIII), era común que las familias enviaran a sus hijas a los conventos. Casar a una hija era costoso, ya que los padres debían pagar los gastos de la boda y una "dote". La dote era una cantidad de dinero o bienes que se entregaba al futuro esposo para el mantenimiento de la esposa.
Por esta razón, las familias con varias hijas y pocos recursos a menudo preferían enviarlas al convento. Aunque el convento también pedía una "dote" para el mantenimiento de la nueva religiosa, esta suma era mucho menor que la que se pagaba por un matrimonio. Gracias a esto, muchos conventos como el de Santa Clara recibieron dinero y bienes, y tuvieron una gran cantidad de monjas y novicias.
¿Quién fue Santa Clara?
La orden de Santa Clara fue fundada en 1212 por una mujer llamada Clara. Ella nació en Asís (Italia) en 1194 y provenía de una familia rica. La historia cuenta que Clara, junto con su hermana y algunas amigas, decidió dejar su riqueza para dedicarse a una vida de oración y sencillez. Ella siguió a un joven que predicaba la humildad, a quien más tarde se conocería como San Francisco de Asís.
A las seguidoras de Clara se les conoce como Clarisas. Ellas adoptaron las reglas de vida de San Francisco y su orden creció por toda Europa. Al principio, las Clarisas se establecieron en la Capilla de San Damián, cerca de Asís. En 1215, San Francisco nombró a Clara superiora del convento. En 1223, Clara escribió las reglas para las Clarisas, basadas en las de San Francisco pero adaptadas para mujeres. Después del descubrimiento de América, las Clarisas llegaron al Nuevo Mundo como una extensión femenina de los Franciscanos. Clara fue declarada santa en el siglo XIV. Su orden ayudó a acoger a mujeres solteras o viudas en ciudades como Santafé, ofreciéndoles un lugar para vivir dedicadas a la oración.
¿Cómo se convirtió en museo?
En 1863, una ley del presidente Tomás Cipriano de Mosquera hizo que la iglesia y el convento pasaran a manos del Estado. El templo fue entregado a otra congregación religiosa para su administración. Aunque más tarde la iglesia fue devuelta a las Clarisas, ellas nunca volvieron a ocuparla.
El antiguo convento, por otro lado, se convirtió en la sede de la Imprenta Nacional. A principios del siglo XX, fue demolido para construir un nuevo edificio. Este edificio albergó primero la Escuela de Bellas Artes y luego la facultad de Derecho de la Universidad Nacional. Hoy, el edificio donde estaba el convento es parte del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
En la década de 1960, surgió la idea de convertir la iglesia en un museo. El plan era crear un Museo de Historia del Arte y usar la iglesia como una sala más. En 1968, se creó la Fundación Santa Clara para administrar la antigua iglesia y transformarla en museo. Finalmente, en 1973, el gobierno compró la iglesia y todas sus obras a las monjas Clarisas. La iglesia dejó de usarse para servicios religiosos y, desde entonces, no se realizan misas allí.
En 1975, COLCULTURA comenzó un largo y cuidadoso proceso para restaurar la antigua iglesia y casi todas sus pinturas y esculturas. Durante esos años, Santa Clara fue un lugar de aprendizaje para el recién creado Centro Nacional de Restauración. Estos trabajos terminaron en 1983, año en que se inauguró el Museo Santa Clara.
¿Qué hay de nuevo en el museo?
En los últimos diez años, el Museo Santa Clara se ha convertido en un referente importante para la cultura colonial. También es un espacio abierto para exposiciones de arte contemporáneo. El museo ha renovado su forma de mostrar las colecciones, haciéndolas más fáciles de entender para los visitantes. Ahora ofrece información interactiva sobre el lugar y sus espacios.
Además, se han realizado nuevos estudios y restauraciones. Esto incluye la pintura mural y el púlpito del antiguo templo, que fue colocado de nuevo en su lugar original en abril de 2014.
Arquitectura del Museo
¿Qué estilo tiene el edificio?
La arquitectura del Museo Santa Clara es de estilo Barroco español, con influencia colonial. Se caracteriza por tener arcos de medio punto y no muchas decoraciones en la fachada, lo que se conoce como "Barroco Desornamentado". La iglesia tiene una sola nave (el espacio principal), y una torre en la parte superior.
Desde afuera, el techo parece plano, pero por dentro forma una bóveda de cañón (un techo curvo y continuo). Solo un arco de medio punto separa el presbiterio (la zona del altar) del resto de la estructura.
El suelo y las paredes están hechos con materiales sencillos de la época. En el interior, se puede ver un segundo piso, y en las paredes hay pilastras (columnas adosadas) y hornacinas (huecos en la pared) con figuras religiosas. Aunque ya no es un lugar de culto, conserva todas estas características. Su estilo es muy similar al de otras iglesias coloniales de Bogotá.
Esta antigua iglesia es un ejemplo de templo de orden religioso femenino. Tiene una sola nave rectangular y un techo abovedado de trece metros de altura. Cuenta con dos puertas de acceso por el lado este, siguiendo el diseño usual para iglesias de conventos femeninos. Esto se hacía para respetar la arquitectura cerrada de los coros de las monjas.
Elementos arquitectónicos
El estilo del museo se enmarca en el Barroco moderado que caracterizó los monumentos coloniales del Nuevo Reino de Granada. Se distingue por la falta de soluciones barrocas en el espacio y la estructura, pero con una gran riqueza decorativa. Esto se ve en la pintura mural y en la abundante madera tallada y dorada de los retablos.
En esta construcción se mezclan elementos de los estilos mudéjar, renacentista y barroco. Esto refleja el arte colonial y las condiciones geográficas y sociales de Bogotá en los siglos XVII y XVIII. El diseño de la iglesia es obra del Maestro Matías de Santiago. Sus muros son macizos y sencillos, hechos de mampostería, con pocas ventanas. En la esquina noreste, tiene una espadaña (una pared con campanas) de ladrillo.
El Arte y la Decoración
Hay un contraste sorprendente entre el exterior sencillo del edificio y su interior. El techo abovedado está cubierto de flores de madera doradas, de estilo Barroco. Los espacios en azul y amarillo reflejan los colores de la Inmaculada Concepción.
Las paredes están cubiertas por retablos, pintura mural, celosías con forma de estrella y una colección de cuadros al óleo. No hay un solo espacio vacío. Los colores principales de la decoración interior son el rojo y el amarillo. En la Iglesia católica, el rojo simboliza la sangre de Cristo, y el amarillo, la hostia de trigo, que representa el cuerpo de Cristo.
En algunas partes de las paredes interiores, aún se pueden ver frescos originales del siglo XVII. Estos fueron cubiertos con madera roja decorada con estrellas doradas.
La colección de pinturas data de los siglos XVII y XVIII. Los temas de estas obras son del Antiguo y Nuevo Testamento, con los mismos motivos repetidos de diferentes maneras. Hay 103 cuadros (muchos firmados por Gaspar y Baltasar de Figueroa y Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos) y 24 esculturas de madera policromada de los siglos XVII y XVIII.
Retratos especiales de las monjas
El museo exhibe una serie de retratos de abadesas (las superioras del convento). A las religiosas se les solía retratar en momentos importantes de su vida. Por ejemplo, cuando se hacían monjas, adornadas con joyas y flores, o cuando eran elegidas abadesas. También se les retrataba al fundar un nuevo monasterio o al fallecer.
Las leyendas que acompañan los retratos cuentan la vida y el buen comportamiento de las monjas. La corona de flores en sus cabezas simboliza su triunfo sobre las dificultades de la vida religiosa. Estos retratos adornaban la sala de reuniones de los conventos y servían de ejemplo para las Clarisas. Algunos tienen la firma de pintores famosos de la época, pero la mayoría son anónimos.
El Altar Mayor y la Cripta
El presbiterio es la parte más importante de la iglesia. Aquí se encuentra el altar y era donde el sacerdote celebraba la misa. Por eso, el suelo y el techo de esta zona están más elevados que el resto de la iglesia. Esto indicaba que el sacerdote y los ayudantes estaban más cerca de Dios.
En esa época, el sacerdote celebraba la misa de espaldas al público, mirando hacia el Retablo Mayor en la pared sur de la iglesia. Además, toda la misa se decía en latín, según las reglas del Concilio de Trento del siglo XVI. En la parte superior del presbiterio, se puede admirar una colección de cuadros de arcángeles. Es una de las colecciones más valiosas de la ciudad por su calidad.
También hay una cripta (un espacio subterráneo para entierros) que fue construida por los principales benefactores del convento, doña María Arias de Ugarte y su tercer esposo, don Juan de Capiayn. Ellos querían ser enterrados en la iglesia, como era costumbre antes de que existieran los cementerios. El primer cementerio de Bogotá, el Cementerio Central, se empezó a construir en 1830 por orden de Simón Bolívar. Esto se hizo para prohibir los entierros en iglesias y patios de conventos, por razones de salubridad (salud pública).
Lo interesante de la cripta es su ubicación: está en el lugar más importante de la iglesia, el presbiterio, justo debajo del altar y el retablo mayor. Se terminó de construir en 1647, el mismo año en que la iglesia fue consagrada. Una inscripción en castellano antiguo en la losa que cubre la cripta lo confirma.
El Retablo Mayor
Junto al coro y el arco principal, el retablo mayor es el punto más impresionante de la iglesia. Fue construido a mediados del siglo XVII. Tiene tres partes y cinco secciones, todas talladas y cubiertas completamente con hojilla de oro. Doña María Arias de Ugarte pagó por él, costando 4200 pesos de la época. En sus hornacinas (huecos), se exhiben figuras talladas en madera, muchas con trajes hechos de tela encolada y decoradas con técnicas de estofado y esgrafiado.
El Expositorio
El expositorio se añadió más tarde, en el siglo XVIII. Es un elemento muy Barroco, con ricas tallas en sus columnas y decoraciones de pámpanos (hojas de vid), racimos y pajaritos. Esto crea un contraste interesante con la arquitectura más sencilla del resto del conjunto.
La Sacristía y sus Tesoros
La Sacristía es un espacio junto a la nave principal de la iglesia. Era el lugar donde se guardaban los objetos sagrados y donde los sacerdotes se preparaban para las ceremonias. Como el templo ahora es un museo y no se usa para el culto, en este lugar se exhiben algunos objetos que formaron parte de la historia de la iglesia durante tres siglos.
Según las reglas de las Clarisas, la "Sacristina" era la religiosa encargada de cuidar y limpiar los objetos de culto.
Ornamentos Litúrgicos
La creación de estos objetos, hechos de oro, plata y plata dorada, con técnicas como el tallado, repujado y cincelado, y a menudo con piedras semipreciosas, se consideraba parte de las "artes menores".
El museo exhibe varios de estos ornamentos sagrados para mostrar cómo era el ambiente original de la iglesia. Entre ellos, hay dos custodias (para la hostia) de plata dorada con piedras, un incensario (para quemar incienso), una naveta (para guardar el incienso) y una caldereta con hisopo (para bendecir con agua). Aquí también se puede ver una de las pocas partes donde aún se conserva la pintura mural original de la iglesia de Santa Clara.
Ciriales
Hay dos ciriales (candelabros altos) de plata labrada del siglo XVII. Se usaban para acompañar la Cruz Alta en las ceremonias. La palabra "cirial" viene de "cirio" y se refiere al candelabro alto que llevan los ayudantes en las misas y procesiones. Estos ciriales tienen forma de cántaros con asas retorcidas y están decorados con follaje y cabezas de querubines. Es probable que se hayan fabricado en la misma ciudad.
Cruz alta
Una cruz procesional de plata labrada del siglo XVII. Se utilizaba en procesiones y funerales importantes. En un lado tiene la imagen de Jesús crucificado y en el otro, la de la Virgen. En la base, tiene grabados los símbolos de la pasión de Cristo: la corona de espinas, la columna, los clavos, el gallo, la lanza y los dados. En los extremos, está adornada con querubines con las alas extendidas.
Este es el espacio entre los coros y el arco toral (el arco que sobresale de la pared en la parte sur de la nave). Este lugar era el espacio público, donde las personas que no pertenecían a la comunidad religiosa de las Clarisas podían asistir a la misa. Los visitantes entraban a la iglesia por la puerta noreste. La puerta principal solo se abría para sacar imágenes religiosas y para procesiones especiales en fechas importantes.
En este espacio, se puede ver un pequeño recuadro en el suelo con los ladrillos originales de la iglesia. El piso actual es una representación del original. En el cuerpo central se encuentran la mayoría de los retablos y cuadros de la colección de la iglesia. Cada retablo está dedicado a un santo en particular, acompañado de otras figuras.
La Tribuna del Púlpito
El Púlpito se encontraba pegado al lado derecho del arco principal, y estaba coronado por un tornavoz (una especie de techo sobre el púlpito) con la imagen de San Buenaventura.
Tiene elementos del siglo XVII, como el trabajo de taracea (incrustaciones de madera) en una de sus caras. También tiene figuras de tres evangelistas: San Lucas, San Marcos y San Mateo, hechas de yeso y decoradas con finos trabajos dorados y esgrafiados del siglo XVIII. Una pequeña escalera de madera pintada permitía el acceso a la tribuna.
El Coro: Un Espacio de Oración
El coro era un espacio muy importante en la vida del convento. Allí se realizaban los rezos diarios y los cantos. Estos, junto con la dedicación y la práctica de la eucaristía, ayudaban a las religiosas a buscar la perfección. Era un lugar de privacidad, reflexión, alabanza y oración.
En el coro también se elegía a la abadesa cada tres años. Después de la abadesa, la religiosa del coro tenía un lugar destacado en la jerarquía del convento. En la parte baja del coro, o sotocoro, a menudo se enterraba a las religiosas que eran muy respetadas por sus virtudes.
En el coro de Santa Clara, la riqueza del estrellado Mudéjar (un estilo de decoración con formas geométricas) que queda de la celosía original muestra lo especial que era este espacio.
Los coros de monjas
La arquitectura de los coros variaba según la riqueza de cada templo, los recursos disponibles y la creatividad de los constructores y artistas. España y Portugal tienen ejemplos magníficos de estos coros, y en América, especialmente Querétaro. Los coros eran los espacios sagrados de la comunidad religiosa y generalmente tenían los siguientes elementos:
- Rejas: Estaban en el coro alto y bajo, simbolizando la vida en comunidad de las religiosas. Generalmente eran de madera o hierro forjado, a veces dobles.
- Cratícula: Era una o dos ventanas pequeñas de madera por donde se daba la comunión a las religiosas. Solía estar junto a la reja del coro bajo. Esta pieza formaba parte de un conjunto más grande llamado Grada del Monasterio, que separaba el espacio de las monjas del resto de la iglesia.
- Tribuna: Podía haber una o varias. Su propósito era albergar instrumentos musicales, como en Santa Clara, o servir para que las religiosas mayores o enfermas asistieran a los rezos.
- Abanico: Un elemento grande en forma de semicírculo que coronaba el coro alto. Tenía arabescos, volutas, follajes y celosías talladas. A menudo, en el centro había un gran Cristo que parecía proteger el conjunto.
En México, los coros de monjas se decoraban con muchas tallas y pinturas. Dentro del coro alto, se colocaban los asientos para que las religiosas rezaran y cantaran. En las iglesias de monjas, lo común era que los coros estuvieran al final de la iglesia, pero también los había en el presbiterio. Siempre se comunicaban con el convento.
Exposiciones Recientes
- 2023 - Encuentros por el artista Joaquín Restrepo.
- 2022 - 'La Ciudad de la Púrpura' - Tansui no (agua dulce) - de la artista Diana Gamboa.
- 2006 - Siete - del artista Javier Marin.
Galería de imágenes
Véase también
- Museos y galerías de Bogotá
- Iglesias más antiguas de Bogotá
- Religión en Colombia
- Arquitectura en Colombia