Juan V Paleólogo para niños
Datos para niños Juan V Paleólogo |
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![]() Mosaico restaurado de Juan V Paleólogo en el arco oriental de Santa Sofía.
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Emperador bizantino | ||
15 de junio de 1341-12 de agosto de 1376 | ||
Predecesor | Andrónico III Paleólogo | |
Sucesor | Andrónico IV Paleólogo | |
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1 de julio de 1379-14 de abril de 1390 | ||
Predecesor | Andrónico IV Paleólogo | |
Sucesor | Juan VII Paleólogo | |
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17 de septiembre de 1390-16 de febrero de 1391 | ||
Predecesor | Juan VII Paleólogo | |
Sucesor | Manuel II Paleólogo | |
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Información personal | ||
Nombre en griego | Ιωάννης Ε' Παλαιολόγος | |
Nacimiento | 18 de junio de 1332 Constantinopla, ( ![]() |
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Fallecimiento | 16 de febrero de 1391jul. Constantinopla (Imperio bizantino) |
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Causa de muerte | Enfermedad | |
Familia | ||
Familia | Dinastía Paleólogo | |
Padres | Andrónico III Paleólogo Ana de Saboya |
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Cónyuge | Helena Cantacucena | |
Hijos |
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Información profesional | ||
Ocupación | Gobernante | |
Juan V Paleólogo (en griego: Ιωάννης Ε' Παλαιολόγος; nacido en noviembre de 1331 y fallecido el 16 de febrero de 1391) fue un emperador bizantino. Era hijo de Andrónico III Paleólogo y de su esposa Ana de Saboya. Se convirtió en emperador en 1341, cuando solo tenía 9 años.
Juan V Paleólogo: Un Emperador en Tiempos Difíciles
Los años en que Juan V era un niño estuvieron marcados por una guerra civil en el Imperio bizantino. Cuando su padre, Andrónico III, murió, su madre, la emperatriz Ana de Saboya, se hizo cargo del gobierno como regente.
La Regencia de Ana de Saboya (1341-1347)
Poco después de la muerte del emperador, Juan VI Cantacuceno, quien había sido un amigo cercano de Andrónico III y su primer ministro, quiso ser el tutor de la emperatriz. Sin embargo, un grupo de políticos importantes, liderados por Alejo Apocauco y el patriarca Juan Calecas, se opuso a Cantacuceno.
Cantacuceno dejó Constantinopla y se proclamó emperador en la ciudad de Didimoteicos el 26 de octubre de 1341. Esto dio inicio a una larga guerra de seis años entre los que apoyaban a Juan V y los que seguían a Juan VI Cantacuceno.
Al principio, la regencia de Ana de Saboya tuvo ventaja. Las fuerzas de Cantacuceno sufrieron varias derrotas. Esto permitió a sus enemigos fortalecerse y tomar sus propiedades. Sin embargo, en 1344, Cantacuceno recibió ayuda de tropas turcas y comenzó a ganar terreno.
El gobierno de la regencia de Ana de Saboya entró en crisis cuando Alejo Apocauco fue asesinado en 1345. Cantacuceno se sintió seguro de su victoria y se hizo coronar emperador en Adrianópolis en 1346. Esto significaba que desafiaba el derecho de Juan V al trono.
A principios de 1347, las tropas de Juan VI estaban listas para atacar Constantinopla. La regencia de Ana de Saboya aceptó un acuerdo: Juan V y Juan VI gobernarían juntos como co-emperadores. Para sellar la paz, Juan V se casó con Helena Cantacucena, la hija de Juan VI.
El Reinado Compartido con Juan VI (1347-1354)
El 13 de mayo de 1347, se celebró una nueva ceremonia de coronación en la basílica de Santa Sofía. Con esta ceremonia, Juan VI legitimó su poder. Se presentó como el "padre espiritual" de Juan V, un lazo que se reforzó con el matrimonio de Juan V y Helena Cantacucena.
En 1350, los dos emperadores viajaron a Tesalónica, una ciudad importante en Macedonia. Esta ciudad había apoyado a Juan V en la guerra contra Cantacuceno. Un grupo de ciudadanos llamados los zelotes (radicales) había tomado el control y expulsado a los seguidores de Juan VI.
Los zelotes eran comerciantes y gente de negocios, opuestos a la antigua nobleza. Un historiador de la época, Demetrios Kydônès, describió cómo los zelotes tomaron el poder: "Eran arrastrados (los aristócratas) por las calles con una soga al cuello, como esclavos. A veces un criado empujaba a su amo, otras un esclavo al que lo había comprado. El rústico empujaba al general, el campesino al guerrero."
La presión del ejército serbio sobre Tesalónica en 1350 obligó a los zelotes a reconocer la autoridad de Juan VI. La entrada de Cantacuceno en Tesalónica fue más fácil gracias a la presencia del joven emperador Juan V, que ya tenía 19 años.
Para evitar problemas con Juan V, quien era el único emperador legítimo, Juan VI le dio una parte del Imperio: la región de los Rhódopes. Sin embargo, la tensión entre los dos emperadores creció. Juan VI quería coronar a su hijo Mateo Cantacuceno como co-emperador y quitar a Juan V del trono.
En 1352, Juan V atacó Adrianópolis, donde gobernaba Mateo Cantacuceno. Juan VI llegó con tropas turcas mercenarias y derrotó a Juan V, quien tuvo que retirarse. Juan VI aprovechó esto para quitarle el derecho al trono a Juan V y coronar a su hijo Mateo en 1353.
El triunfo de la familia Cantacuceno duró poco. El uso de mercenarios turcos en el ejército bizantino causaba muchos problemas a la población de Tracia. Los ataques turcos hicieron que Juan VI fuera muy impopular. En marzo de 1354, un terremoto dañó las defensas de algunas ciudades de Tracia, dejándolas expuestas a los ataques. El importante puerto de Galípoli fue capturado por los turcos otomanos. Esto marcó el inicio de su asentamiento en Europa.
La gente de Constantinopla entró en pánico. Juan V aprovechó la situación para recuperar el trono. Con la ayuda de un aventurero genovés llamado Francesco Gattilusio, Juan V entró en Constantinopla y obligó a Juan VI a renunciar. A cambio de su ayuda, Juan V le dio a Francesco Gattilusio el gobierno de la isla de Lesbos y la mano de su hermana.
Juan VI fue obligado a convertirse en monje y se retiró a un monasterio. Vivió treinta años más, hasta 1383, y escribió su famosa Historia, donde intentó justificar sus acciones.
Los Primeros Años de Reinado en Solitario (1354-1376)
Aunque Juan VI abdicó, la guerra civil no terminó. Su hijo, Mateo I Cantacuceno, se había hecho fuerte en Adrianópolis. El conflicto entre él y Juan V duró hasta diciembre de 1357. Finalmente, llegaron a un acuerdo: Juan V sería el único emperador legítimo, y la familia Cantacuceno gobernaría la provincia de la Morea, en el Peloponeso.
Después de años de guerra, el Imperio estaba en una situación muy difícil. Su territorio se había reducido mucho. Solo quedaban la provincia de Tracia (con Constantinopla), algunas islas del norte del Egeo, Tesalónica (aislada por las conquistas serbias) y la provincia del Peloponeso.
La guerra también causó mucho daño a la agricultura, la principal fuente de riqueza. Además, en 1348, llegó la Peste Negra, que redujo drásticamente la población de Constantinopla y Tesalónica.
Debido a esta difícil situación, Juan V se dedicó a la diplomacia. Buscó acercarse a los países católicos de Europa, especialmente a Roma, para organizar una cruzada que liberara al Imperio de la amenaza turca. Para ello, Juan V estaba dispuesto a unirse a la Iglesia Católica.
Mientras Juan V buscaba ayuda en Occidente, los turcos seguían conquistando territorios del Imperio. En 1361, tomaron Didimoteicos, y en 1368 o 1369, Adrianópolis. Sin embargo, en 1366, llegó algo de ayuda de Occidente: el conde Amadeo VI de Saboya llegó con una flota, capturó Galípoli y la devolvió a los bizantinos. También ayudó a Juan V a fortalecer su posición en la región búlgara de la Zagoria.
Estos éxitos permitieron al Imperio recuperar algo de iniciativa. Los otomanos no podían cruzar fácilmente los estrechos, lo que dificultaba la coordinación entre sus territorios en Europa y Asia. Las tribus turcas en Europa comenzaron a actuar de forma más independiente.
Animado por estos triunfos, Juan V viajó a Roma en 1368, donde se convirtió al catolicismo. Fue un acto personal que no significaba que todo el pueblo bizantino se convirtiera, pero mostraba su deseo de unir las iglesias católica y ortodoxa.
El viaje de Juan V a Italia también lo llevó a Venecia para renovar un tratado de paz. Allí, el emperador tuvo problemas para pagar sus deudas con banqueros venecianos, lo que le impidió regresar a Constantinopla. Juan V pidió ayuda a su hijo mayor, Andrónico IV, que era regente en Constantinopla, pero no la obtuvo. Fue su otro hijo, Manuel II, gobernador de Tesalónica, quien fue a Venecia para pagar las deudas y permitir el regreso de su padre.
En septiembre de 1371, mientras Juan V estaba fuera, una alianza de señores serbios fue derrotada por las tribus turcas cerca del río Maritza. Este evento fue crucial porque permitió a los turcos avanzar hacia Macedonia, Tesalia y Epiro.
Al regresar a la capital, Juan V tomó medidas contra su hijo Andrónico IV, ordenando el arresto de algunos nobles cercanos a él.
Años de Reformas y Desafíos
Además de su diplomacia, Juan V inició reformas para mejorar las finanzas del Imperio. La más importante fue la reforma del sistema monetario, creando una nueva moneda de plata, el hiperpiro, que se usó hasta la caída del Imperio en 1453. También hubo una importante reforma fiscal.
El gobierno imperial se esforzó por recuperar la producción de las tierras. Para ello, se construyeron fortificaciones en el campo para proteger a los campesinos y sus cosechas. Esto fue posible gracias a los gobernadores de cada provincia y la ayuda de las grandes fortunas privadas. También se trasladó población para repoblar zonas afectadas por la guerra y la peste.
La Batalla de Maritza y el Reinado de Andrónico IV (1376-1382)
Los años centrales del reinado de Juan V se caracterizaron por un enfriamiento de las relaciones con Europa occidental y un acercamiento a los turcos otomanos. La victoria turca en la Batalla de Maritza dejó al Imperio aún más expuesto. Aunque la caída del poder serbio en Macedonia benefició a los bizantinos al principio, la presión turca sobre los restos del Imperio creció.
En 1373, Andrónico IV se rebeló contra su padre. Juan V pidió ayuda al gobernante otomano, Murad I, a quien ayudó a cruzar a Europa con un gran ejército para derrotar a su hijo. La revuelta fue sofocada en mayo de 1373, pero esto sentó las bases para que Bizancio se sometiera a los turcos. No está claro si el Imperio se convirtió en vasallo (pagando un tributo) en ese momento, pero Bizancio no recuperaría su iniciativa política hasta mucho después, y su destino estaría ligado a la política turca.
La rebelión de Andrónico IV obligó a Juan V a cambiar el orden de sucesión. Le quitó los derechos al trono a su hijo mayor y nombró a su segundo hijo, Manuel II, como heredero, haciéndolo co-emperador. Andrónico IV fue encarcelado.
Los años siguientes a la primera revuelta de Andrónico IV vieron un aumento de la influencia turca en el Imperio. La alianza entre Juan V y Murad I permitió que muchos turcos entraran en algunas ciudades bizantinas.
En 1376, Andrónico IV escapó de su prisión y se rebeló de nuevo contra su padre. Esta vez, contó con el apoyo de los genoveses y del propio Murad I, quien ayudó al joven para debilitar aún más al Imperio. Juan V fue expulsado del trono y encerrado en una fortaleza. Como pago por su ayuda, Andrónico IV entregó Galípoli a Murad. Esto permitió a los otomanos cruzar libremente los estrechos y fortalecer su presencia en Europa. Andrónico IV, como vasallo del sultán, tuvo que participar en algunas campañas otomanas en Asia Menor.
A los genoveses, Andrónico IV les cedió la isla de Tenedos, un punto estratégico a la entrada del estrecho de Dardanelos. Venecia protestó, ya que esto aumentaría la influencia genovesa en el acceso a los mercados del Mar Negro, y declaró la guerra a Génova. La cuestión de Tenedos fue el inicio de la Guerra de Chioggia entre las dos repúblicas marítimas.
En 1379, Juan V logró escapar de su prisión. Con la ayuda de venecianos y turcos (que cambiaron de bando otra vez), logró derrotar a su hijo Andrónico IV, quien se refugió en la colonia genovesa de Pera, frente a Constantinopla. La guerra entre los dos emperadores duró dos años, hasta 1381, cuando llegaron a un acuerdo con la mediación de los genoveses. Por este acuerdo, Juan V aceptó cambiar de nuevo el orden de sucesión y nombrar a Andrónico IV heredero al trono. Además, Juan V le dio el gobierno de la región de Selymbria. Por su parte, Manuel II perdió sus derechos y su título de co-emperador. Humillado, Manuel II abandonó la capital en secreto y se fue a Tesalónica, donde se proclamó emperador independiente.
En 1382, Venecia y Génova firmaron la paz en Turín y acordaron abandonar Tenedos, deportar a su población y destruir sus fortificaciones. La soberanía sobre Tenedos seguiría siendo motivo de conflicto en el futuro.
Los Años Finales (1382-1391)
Después de llegar a Tesalónica, Manuel II no estuvo de acuerdo con la política oficial del Imperio, que buscaba la paz con los turcos. El joven emperador inició una política agresiva contra los otomanos en Macedonia. Sus primeras acciones tuvieron éxito, pero la situación pronto se convirtió en un desastre. Los bizantinos fueron derrotados cerca de Tesalónica. Toda la provincia de Macedonia fue ocupada y Tesalónica fue sitiada. Finalmente, Manuel II se rindió, y en 1387, la segunda ciudad del Imperio cayó en manos de Murad I.
El avance turco por los Balcanes parecía imparable. Después de la caída de Tesalónica, fue el turno del reino de Serbia. Aunque la batalla de Kosovo (1389) resultó en la muerte de los dos líderes, Murad I y el príncipe serbio Lázaro, el resultado fue favorable a los turcos, que convirtieron a Serbia en un vasallo.
Mientras tanto, dentro del Imperio bizantino, las disputas entre los miembros de la familia imperial no terminaban. En 1385, Andrónico IV atacó las tierras de Juan V, pero murió durante una escaramuza. Sin embargo, la ambición de la rama mayor de los Paleólogo no desapareció. Su hijo y heredero, Juan VII Paleólogo, se declaró en guerra contra su abuelo y, con el apoyo turco y genovés, tomó el poder en Constantinopla en 1390.
Al final de su vida, Juan V se enfrentaba a otra guerra por el trono. Detrás de la insolencia de estos miembros de la familia imperial estaba la acción del sultán, quien les daba apoyo militar y financiero para debilitar aún más el frágil Imperio.
Una vez más, fue el segundo hijo de Juan V, Manuel II, quien acudió en ayuda de su padre. Al frente de una pequeña flota de barcos bizantinos, venecianos y de los caballeros de Rodas, Manuel II entró en Constantinopla y devolvió el trono a su padre.
Manuel II recuperó su condición de heredero al trono, y Juan VII regresó a Selymbria, cuyo gobierno le fue concedido por mediación del sultán. En los últimos meses de su vida, Juan V tuvo que aceptar que su hijo acompañara a Bayaceto I durante sus campañas en Asia Menor, como ya lo había hecho Andrónico IV, en calidad de vasallo turco. Se cree que en esta época se conquistó la última ciudad cristiana de Asia, Filadelfia, aunque no hay fuentes que lo confirmen con certeza.
Manuel II estaba en el campamento del sultán cuando se enteró de la muerte de su padre en febrero de 1391. Su madre le urgió por carta a viajar en secreto a Constantinopla para evitar que el sultán impusiera a su candidato, Juan VII, y provocara una nueva guerra civil. Un mes después, Manuel II llegó a Constantinopla y se proclamó único heredero al trono.
Juan V se casó con Helena Cantacucena, hija de Juan VI Cantacuzeno. Tuvieron varios hijos, incluyendo:
- Andrónico IV, emperador (1376-1379)
- Manuel II, emperador (1391-1425)
- Miguel, déspota y gobernador de la Zágora
- Teodoro I, déspota y gobernador de la Morea.
- Irene, casada con Halil, hijo del sultán otomano Orján.
Galería de imágenes
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1354-1358. Reducción territorial imperial y expansión de Serbia y de Bulgaria.
Véase también
En inglés: John V Palaiologos Facts for Kids