Intelectualismo para niños
El intelectualismo es una forma de pensar que le da mucha importancia a la inteligencia y la razón de las personas. A veces, se considera que la razón es más importante que los sentimientos o lo que queremos hacer. Esta idea se basa en que la realidad se puede entender y conocer a través de la razón.
Contenido
El intelectualismo en la ética
En el campo de la ética, que estudia lo que está bien y lo que está mal, el intelectualismo tiene una idea muy conocida: basta con conocer el bien para hacer el bien. Esto significa que si una persona sabe lo que es correcto, lo hará. Y, al contrario, si alguien hace algo malo, es porque no sabe lo que es verdaderamente bueno.
Esta idea se llama intelectualismo socrático, por el famoso filósofo Sócrates. Él creía que la virtud (hacer lo correcto) está ligada al conocimiento. Para Sócrates, la experiencia de saber qué es bueno y justo nos lleva a actuar de esa manera. No se trata de un conocimiento solo teórico, sino de saber qué es lo mejor y más adecuado en cada situación.
El intelectualismo en el conocimiento
El intelectualismo también es una corriente de pensamiento que explica cómo obtenemos el conocimiento. Sostiene que el conocimiento se forma tanto por lo que vivimos (la experiencia) como por lo que pensamos. Según esta idea, existen verdades que son lógicamente necesarias y válidas para todos, no solo sobre ideas, sino también sobre cosas reales que experimentamos.
Dentro de la filosofía, hay diferentes tipos de intelectualismo:
- Intelectualismo psicológico: Dice que el entendimiento es más importante que la voluntad de una persona.
- Intelectualismo metafísico: Compara el pensamiento sobre lo que es real con una creencia sin fundamentos.
- Intelectualismo teológico: Se basa en la idea de que el entendimiento divino (de Dios) es superior a otras formas de explicar las cosas.
- Intelectualismo ético: Defiende que la moral se basa en el entendimiento, y que la sabiduría o la ignorancia vienen de cómo entendemos lo moral.
Algunos de los grandes pensadores que apoyaron esta forma de ver el conocimiento son Sócrates, Aristóteles y Tomás de Aquino, entre muchos otros filósofos de distintas épocas.
El intelectualismo y la tecnología
La visión intelectualista sobre la tecnología sugiere que esta surge directamente de la ciencia aplicada. Esta forma de pensar se hizo popular a mediados del siglo XX. Se creía que más ciencia significaba más tecnología, y más tecnología llevaba a un mayor progreso económico y social.
Sin embargo, esta visión no solo trae cosas buenas. También puede tener consecuencias negativas, como riesgos relacionados con la tecnociencia, el aumento de la diferencia económica entre las personas y problemas como el desempleo o la inflación.
La ciencia se considera neutral y objetiva porque se basa en el método científico. El conocimiento científico se construye poco a poco, y las nuevas teorías mejoran las que ya existían, haciendo la ciencia más precisa. Por eso, la idea intelectualista dice que las teorías científicas existen antes que cualquier tecnología, y que no puede haber tecnología sin esas teorías previas.
¿Se puede cuestionar el intelectualismo tecnológico?
Aunque existe la visión intelectualista, también hay otras formas de entender la relación entre ciencia y tecnología. Algunos argumentos cuestionan la idea de que la tecnología siempre viene directamente de la ciencia aplicada.
Por ejemplo, John Staudenmaier (1985) estudió la historia de la tecnología. En una investigación sobre el desarrollo de nuevas armas en Estados Unidos en 1966, se encontró que solo el 1% de la investigación se debía a ciencia básica. El 91% era de tipo tecnológico y solo un 9% venía de la ciencia aplicada. Esto nos hace pensar si la tecnología es siempre ciencia aplicada.
Staudenmaier encontró casos en la historia que sugieren que la idea principal del intelectualismo tecnológico no siempre se cumple:
- La tecnología a menudo cambia los conceptos científicos.
- La tecnología usa información o ideas diferentes a las que da la ciencia.
- Las teorías científicas y las teorías tecnológicas son parecidas, pero sus bases son distintas.
- La tecnología depende mucho de las habilidades técnicas de las personas.
Estos puntos no niegan que la ciencia y la tecnología estén relacionadas, pero sí que la tecnología sea solo un resultado directo de la ciencia aplicada.
El intelectualismo tecnológico en el mundo académico
Mario Bunge es un filósofo importante que apoya la idea de que la tecnología puede derivar de la ciencia aplicada. Otros autores conocidos que defienden esta visión son Carl Sagan e Isaac Asimov.
El impacto del intelectualismo tecnológico
La idea intelectualista de la tecnología ha influido en cómo se piensa que la tecnología es un conjunto de reglas que se pueden deducir fácilmente de las leyes científicas.
Bunge cree que la tecnología se basa mucho en la ciencia, creando reglas y teorías tecnológicas. Él explica que una regla es una instrucción para hacer algo con un objetivo. Las leyes científicas describen e interpretan, mientras que las reglas tecnológicas son instrucciones sobre cómo actuar. Las leyes pueden ser más o menos verdaderas, pero las reglas son más o menos efectivas.
Bunge dice que las reglas tecnológicas se basan en la investigación y la acción, y no son simples. Se basan en leyes o fórmulas que guían la acción. Por ejemplo, la frase "el agua hierve a 100 °C" es una ley científica que se puede comprobar. De ahí, podemos crear una regla tecnológica: "para hervir el agua, es necesario calentarla a 100 °C". Esto muestra cómo se puede pasar de una ley científica a una regla tecnológica, donde hay una acción humana involucrada.
Por todo esto, Bunge concluye que la tecnología es ciencia aplicada, mientras que la ciencia no es tecnología. Con esto, defiende la idea principal del intelectualismo tecnológico.
Discusión sobre las ideas de Mario Bunge
Las ideas de Bunge sobre las teorías tecnológicas tienen algunos puntos que se pueden discutir. Él ve las teorías como una "caja negra": lo importante es que funcionen, sin importar mucho cómo lo hacen. Esto implicaría que las teorías son de baja complejidad y que solo importa su eficiencia.
Sin embargo, hoy en día (en 2016, cuando se escribió parte de este texto), la tecnología requiere mucha precisión y no funciona bien si hay errores. La idea de Bunge de que no hay que preocuparse tanto por la precisión porque ya fue desarrollada por las bases científicas, choca con la complejidad actual de la tecnología.
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Véase también
En inglés: Intellectualism Facts for Kids
- Antiintelectualismo
- Gnoseología
- Voluntarismo