Ignacio Pfeffferkorn para niños
Datos para niños Ignacio Pfeffferkorn |
||
---|---|---|
Información personal | ||
Nacimiento | 17 de julio de 1726 Mannheim (Electorado del Palatinado) |
|
Fallecimiento | 16 de junio de 1798 Siegburg (Alemania) |
|
Nacionalidad | Alemana | |
Religión | Catolicismo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Naturalista, misionero y sacerdote católico | |
Orden religiosa | Compañía de Jesús | |
Ignacio Pfefferkorn (nacido el 17 de julio de 1726 en Mannheim, Alemania y fallecido en 1798 en Siegburg, Alemania) fue un sacerdote y misionero jesuita de origen alemán. Trabajó en la región de la Pimería Alta en la Nueva España (lo que hoy es parte de México y Estados Unidos). Fue parte de un grupo que buscaba difundir la fe en las misiones jesuitas del desierto de Sonora. En 1767, fue expulsado de la Nueva España junto con otros jesuitas. Después de un tiempo en España, regresó a su país natal, Alemania.
Contenido
¿Quién fue Ignacio Pfefferkorn?
Ignacio Pfefferkorn fue un hombre dedicado a la religión y al estudio de la naturaleza. Su vida estuvo marcada por su trabajo como misionero en tierras lejanas y por su interés en describir el mundo que lo rodeaba.
Sus primeros años y estudios
Ignacio Pfefferkorn se unió a la Compañía de Jesús el 21 de octubre de 1742. Estudió en varias ciudades europeas como Tréveris, Düsseldorf, Baren y Coblenza. Años más tarde, decidió viajar al "Nuevo Mundo" para participar en la evangelización.
En 1754, viajó a Génova y luego a Cádiz, en España. Allí aprendió español y conoció las experiencias de otros misioneros que ya habían estado en la Nueva España.
Su llegada a la Nueva España
En 1755, Ignacio Pfefferkorn se embarcó hacia el Nuevo Mundo con otros compañeros jesuitas. Entre ellos estaban Joseph Och, Michael Gerstner y Bernhard Middendorf. Todos ellos regresarían juntos años después debido a la expulsión de su orden.
Al llegar a Veracruz, se trasladaron a la Ciudad de México y de allí a Sonora. Sus primeras asignaciones fueron en lugares como Rayón y San Ignacio de Cabórica.
La Pimería Alta y sus misiones
El padre Ignacio fue asignado a la Misión de San Francisco de Asís en Átil. Esta misión había sido fundada por Eusebio Francisco Kino y había sido destruida y reconstruida varias veces.
Pfefferkorn vivió en Átil desde 1756 hasta el 19 de mayo de 1761. Luego, a sus 35 años, fue trasladado a la Misión de Los Santos Ángeles de Guevavi. Allí reemplazó al padre Miguel Gerstner, quien fue enviado a Sáric.
Ambos misioneros se conocían bien, ya que habían viajado juntos desde Alemania. En Guevavi, el padre Pfefferkorn continuó con su labor, aunque la población de las misiones estaba disminuyendo.
Los ataques de los apaches causaban problemas y la gente se dispersaba. Esto dificultaba el trabajo de los misioneros. En 1763, Pfefferkorn fue reasignado a Cucurpe. Allí encontró un ambiente más tranquilo y armonioso con los pueblos pimas y eudebes.
Estuvo en Cucurpe durante cuatro años, hasta que llegó la orden de expulsión de los jesuitas.
La expulsión de los jesuitas
En 1767, el Rey Carlos III de España ordenó la expulsión de todos los jesuitas de sus territorios. Ignacio Pfefferkorn y sus compañeros se reunieron en Mátape y comenzaron un largo viaje de regreso.
Viajaron por Guaymas, San Blas, la Ciudad de México, Veracruz, La Habana y finalmente llegaron a Cádiz, España, en julio de 1769. Allí fueron retenidos en conventos. Pfefferkorn fue liberado en 1777 gracias a la ayuda de su hermana y pudo regresar a Alemania.
Su legado: El libro "Descripción de la Provincia de Sonora"
La obra más importante de Ignacio Pfefferkorn como misionero fue su libro “Descripción de la Provincia de Sonora”. Fue publicado en Alemania por primera vez en 1795, muchos años después de su regreso.
En este libro, Pfefferkorn no habló mucho de sí mismo, pero describió con gran detalle la naturaleza y las costumbres de la región de Sonora. Por ejemplo, explicó cómo los pueblos indígenas como los Pima, Ópata, Eudebe, Mayo, Yaqui, Seri y Guarijío usaban la planta de agave.
Mencionó que el agave no solo se usaba para hacer bebidas, sino también como alimento y medicina. Era muy importante para la supervivencia de estos pueblos. Pfefferkorn escribió que las hojas de agave eran buenas para curar heridas y que sus raíces eran dulces y nutritivas.
También describió la riqueza natural de Sonora:
"En conjunto, Sonora es una región bendita. Sus cerros y sus valles brillan con minas de oro y plata. [...] La fertilidad del suelo incita a maravillarse. Produce incomparablemente plantas, árboles y cualquier cosa que requiera suelo rico y aire caliente para crecer. Muchas plantas que han sido introducidas de Europa crecen excelentemente allá y podrían prosperar mucho más si hubiera gente que se aplicara a sus cultivos con diligencia y trabajo. En los cerros, así como en los llanos, hay la más excelente pastura; crecen abundantemente los pastos más finos y toda clase de hierbas saludables. Debido a esto Sonora tiene las condiciones más favorables y convenientes para una industria ganadera considerable y por espacio de unos treinta años ha mantenido multitud de animales durante el año entero en sus magníficos pastos."
Su libro es una fuente valiosa de información sobre la vida y la naturaleza en Sonora durante el siglo XVIII.