Hijo de Dios para niños
Hijo de Dios es un título importante que se ha usado a lo largo de la historia para describir a líderes y figuras religiosas. Este título muestra una conexión especial y la aprobación de una fuerza superior o de Dios. Muchos gobernantes antiguos se llamaron a sí mismos "Hijo de Dios" o "Hijo del Cielo".
En el Tanaj (también conocido como Antiguo Testamento), el término "Hijo de Dios" se refiere a personas que tienen una relación especial con Yahveh (Dios). Por ejemplo, en el libro del Éxodo, Dios dice que Israel es su "hijo primogénito". También se llama "hijos de Dios" a los reyes de Israel, a las personas justas y a los ángeles. El Salmo 2 dice: "Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy", lo que se ha interpretado como una referencia al futuro Mesías.
En el Nuevo Testamento, el título "Hijo de Dios" se usa para Jesús. Esto destaca que Jesús comparte la misma naturaleza o esencia de Dios. En dos ocasiones, una voz del Cielo llama a Jesús "Hijo de Dios". Jesús también se refiere a sí mismo como "Hijo de Dios" y "Hijo del Hombre". Varias personas en el Nuevo Testamento también lo llaman "Hijo de Dios". El término se extiende a todas las personas que creen en Dios, como dice el pasaje de Juan: "A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios". Las cartas de Pablo también mencionan: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios".
Contenido
Historia del Título "Hijo de Dios"
A lo largo de la historia, muchos gobernantes importantes usaron títulos que los conectaban con los dioses. Esto ocurrió en lugares como China, Egipto, la antigua Grecia y Roma, y Japón.
Gobernantes Antiguos y su Conexión Divina
El título "Hijo del Cielo" (en chino, 天子; pinyin, Tiānzǐ) se usó por primera vez en China durante la dinastía Zhou occidental (alrededor del año 1000 a.C.). Este título, mencionado en el libro Shijing, mostraba la creencia de que el Emperador era responsable del bienestar del mundo, siguiendo el "Mandato del Cielo" (Tian, que es un nombre para Dios).
En otras partes de Asia, como entre los nómadas euroasiáticos, también se usó el título "Hijo de Dios/Cielo", por ejemplo, para líderes como Gengis Kan.
En Egipto, los Faraones eran considerados hijos de dioses específicos. Al principio, el Faraón era visto como la encarnación de un dios. Esto significaba que Egipto era gobernado por "Dios mismo". Más tarde, el papel del Faraón cambió a ser un "corregente" con Dios, y luego a ser el Sumo Sacerdote.
En la cultura cananea, se creía que los 'hijos de Ēl' eran deidades que protegían a la gente. El libro del Génesis en la Biblia menciona una antigua tradición donde "los hijos de Dios" tuvieron hijos con "las hijas del hombre", quienes se hicieron famosos. Más tarde, el libro de 2 Samuel afirma una nueva tradición monoteísta: "Yo [Yahveh] le seré a él padre, y él [Salomón] me será a mí hijo".
En el Tanaj, todos los reyes del Reino de Israel y del Reino de Judá llevaban el título "Hijo de Dios". Estos reinos eran estados religiosos donde el rey era la máxima autoridad y era ungido con aceite por un profeta, mostrando la aprobación de Dios. Los estados vecinos también tenían prácticas similares. Por ejemplo, la Estela de Mesa menciona que Mesa (Rey de Moab) era hijo de Quemos, el dios de los moabitas.
La Influencia Griega y Romana
En la mitología griega, figuras como Hércules eran considerados hijos de dioses. Alrededor del año 360 a.C., Alejandro Magno pudo haber sugerido que era un semidiós al usar el título "Hijo de Amón-Zeus", mezclando las culturas egipcia y griega.
Después de su muerte, Julio César fue declarado "dios Julio". Su hijo adoptivo, Octavio, se hizo conocido como "Hijo del dios Julio" o simplemente "Hijo de dios". Octavio usó este título para fortalecer su posición política y se convirtió en el primer emperador de Roma con el nombre de Augusto.
En la religión romana, había cultos en el hogar y cultos públicos que fomentaban el patriotismo. Durante el imperio, se añadió el culto al emperador. Aunque en Roma se hacía una distinción entre "Divus" (alguien que se convierte en dios después de morir) y "Deus" (un dios eterno), fuera de Roma, Augusto comenzó a ser adorado como un "Deus".
Más tarde, otros emperadores como Tiberio y Adriano también fueron aceptados como hijos de emperadores divinizados. A finales del siglo I, al emperador Domiciano se le llamaba "Señor y Dios".
En el siglo II, el rey Kanishka del Imperio kushán usó el título "Deva-putra", que significa "Hijo de Dios". El Emperador de Japón también fue llamado "Hijo de Dios" (天子 tenshi) a partir de principios del siglo VII.
El Título "Hijo de Dios" en la Tradición Judía
En el judaísmo, la expresión "Hijo de Dios" se relaciona con el inicio de la monarquía en Israel, a finales del siglo XI a. C..
El pueblo judío necesitaba un líder fuerte para unir a las tribus de Israel contra los pueblos vecinos. En el año 1020 a.C., el pueblo de Israel, liderado por Samuel, derrotó a los filisteos. Así comenzó la monarquía en Israel, y Saúl fue nombrado el primer rey. Saúl logró victorias, pero fue derrotado y murió en la batalla de Guilmoa.
Algunos grupos más conservadores no estaban de acuerdo con tener un rey humano, porque creían que solo Dios debía ser el rey de Israel.
En el año 1000 a.C., el rey David sucedió a Saúl. David conquistó Jerusalén y la convirtió en la capital, llevando allí el Arca de la Alianza. David consolidó la monarquía en Israel. Para calmar las protestas de quienes se oponían a un rey humano, el profeta Natán introdujo una fórmula: durante la consagración del rey, se proclamaba un mensaje de Dios que decía: "Tú eres mi hijo; yo soy tu Padre". De esta manera, David recibió el título de "Hijo de Dios". La línea de reyes de David continuó en el reino de Judá, lo que llevó a la expresión "Hijo de David", que era similar a "Hijo de Dios".
El Título "Hijo de Dios" en la Tradición Cristiana
Más tarde, los Evangelios usan los títulos "Hijo de Dios", "Hijo de David" e "Hijo del Hombre" para referirse a Jesús de Nazaret. Es posible que los primeros seguidores de Jesús asociaran el título judío de "Hijo de Dios" con él para fortalecer su imagen como el Mesías.
Con el tiempo y la expansión del cristianismo, el concepto de "Hijo de Dios" dejó de ser solo un título para un rey judío. Adquirió un significado más profundo sobre la naturaleza divina de Jesucristo. En el siglo IV, hubo debates sobre si el Hijo de Dios era de la misma naturaleza que Dios Padre o si era una creación.
Hoy en día, la mayoría de las iglesias cristianas identifican al Hijo de Dios con Dios Hijo, que es la segunda Persona de la Trinidad.
Véase también
- Nefilim
- Hijo del Hombre (expresión)
|