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Fernão Lopes para niños

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Datos para niños
Fernão Lopes
Fernao Lopes.jpg
Información personal
Nombre de nacimiento Fernao Lopes
Nacimiento 1380
Lisboa (Portugal)
Fallecimiento ca. 1460
Lisboa (Portugal)
Nacionalidad portugués
Información profesional
Ocupación cronista
Empleador Eduardo I de Portugal (desde 1434juliano)
Firma
Assinatura Fernão Lopes.svg

Fernão Lopes (nacido en Lisboa, Portugal, entre 1380 y 1390, y fallecido alrededor de 1460 en la misma ciudad) fue un importante escriba y cronista oficial del reino de Portugal. También fue el cuarto encargado principal de la Torre do Tombo, que era el archivo nacional.

Aunque no se sabe mucho sobre su vida, se cree que era de origen humilde. Recibió un título de nobleza por sus servicios a la Corona. Fernão Lopes fue muy innovador para su época. Le dio mucha importancia a analizar la historia de forma crítica y a verificar los hechos con documentos. Su objetivo era contar las cosas tal como sucedieron, de manera verdadera y objetiva, sin opiniones personales ni exageraciones.

También fue pionero al mostrar que la gente común era muy importante en la historia. Antes, casi solo se hablaba de reyes y nobles. Por todo esto, se le considera un renovador del género de las crónicas históricas y uno de los primeros en usar un método más científico para escribir la historia en Portugal. Tenía un gran conocimiento y un estilo de escritura ágil y cautivador, que se basaba en la forma de hablar de la gente. Sus obras más conocidas son las crónicas de los reyes Pedro I, Fernando I y Juan I de Portugal.

¿Quién fue Fernão Lopes?

Los primeros años y su trabajo

Se sabe muy poco y con poca certeza sobre la vida de Fernão Lopes. Se cree que nació en Lisboa entre 1380 y 1390. Es probable que su familia no fuera noble, sino de artesanos. A pesar de esto, se piensa que estudió en el Estudo Geral, una especie de universidad de la época.

El primer registro que tenemos de él es de 1418. En este documento, se dice que Fernão Lopes era escriba del infante Eduardo y encargado principal de la Torre do Tombo. Este último era un puesto de mucha confianza, pues consistía en guardar y cuidar los archivos del Estado.

En 1419, aparece como "escriba de los libros" del rey Juan I de Portugal. Ese mismo año, el infante Eduardo le encargó que escribiera una crónica sobre los hechos y logros de los reyes portugueses. En 1422, también trabajó como escribano del infante Fernando.

Reconocimiento y jubilación

Cuando el rey Eduardo I subió al trono en 1433, le dio a Fernão Lopes una pensión anual. Esto fue una recompensa por los servicios que ya había prestado y por los que aún haría. Entre sus tareas estaba escribir la historia de Portugal desde los primeros reyes hasta la época del rey Juan I.

Eduardo I también le concedió un título de nobleza y lo nombró "vasallo del rey". En 1437, Fernão Lopes ya era notario mayor del reino. Continuó siendo cronista oficial durante el gobierno del infante Pedro y del rey Alfonso V.

En 1443, se le pidió que terminara la primera parte de la Crónica de D. João I. En 1448, Alfonso V nombró a Gomes Eanes de Zurara como nuevo cronista oficial. Sin embargo, parece que Lopes siguió trabajando con su sucesor por un tiempo. También mantuvo su puesto como encargado principal de la Torre do Tombo.

En 1454, debido a su edad avanzada, se jubiló de sus funciones en la Torre do Tombo, siendo reemplazado por Zurara. La última información que tenemos de Fernão Lopes es de 1459. En ese año, defendió los derechos de un nieto a su herencia. No se sabe con exactitud cuándo murió. Según un prefacio de la Crónica del rey Pedro I, Fernão Lopes vivió unos cinco años más después de jubilarse y falleció a los ochenta años.

Fernão Lopes se casó con una tía de la esposa de un zapatero llamado Diogo Afonso. Tuvo un hijo, Martinho, que fue médico del infante Fernando. Martinho tuvo un hijo, Nuno Martins.

¿Qué obras escribió Fernão Lopes?

De las muchas crónicas que escribió sobre la historia de Portugal, solo se conservan tres que se le atribuyen con seguridad: la Crónica de D. Pedro, la Crónica de D. Fernando y la Crónica de D. João I. La Crónica de 1419, que narra la historia de los primeros siete reyes de Portugal, también es considerada suya por la mayoría de los expertos.

Otras obras, como la Crónica de D. Afonso IV o la Crónica de D. Afonso III o de D. Sancho II, son mucho más discutidas y es poco probable que sean suyas. La autoría de la Crónica del Condestável, que se le atribuyó por un tiempo, hoy está completamente descartada.

¿Cómo era el mundo en tiempos de Fernão Lopes?

Archivo:Fernão Lopes - Crónicas de Dom Pedro I, Dom Fernando e Dom João I
Primera página de una copia manuscrita de las Crónicas de Don Pedro I, Don Fernando y Don João I.

Fernão Lopes vivió en una época de grandes cambios en Portugal. Los acontecimientos más importantes que la gente recordaba eran la crisis de 1383-1385 y la batalla de Aljubarrota (1385).

La crisis de 1383-1385 fue un conflicto por la sucesión al trono. Fue apoyado por campesinos, comerciantes y algunos nobles. Esto llevó al maestro de Avis, Juan I, a convertirse en rey de Portugal. Su poder se fortaleció con el Tratado de Windsor (1386) con Inglaterra y su matrimonio con Felipa de Lancaster.

Después de Juan I, un rey cercano al pueblo, llegó Eduardo I, más aliado con la nobleza. El poder de los nobles aumentó, lo que había sido afectado por la crisis de independencia. Luego hubo una guerra civil tras la muerte de Eduardo I. Lisboa se levantó contra la reina viuda Leonor de Aragón y eligió al infante Pedro como defensor y regente del reino. Esto fue similar a lo que había ocurrido con el maestro de Avis en 1383-1385.

Fernão Lopes conoció a personas que vivieron estos eventos. Por eso, pudo relatar la resistencia contra Castilla y la paz firmada en 1411 en su obra de 1443, Crónica de D. João I. Debido a esta situación política y social, Eduardo I le encargó a Fernão Lopes que escribiera sobre los logros de la dinastía de Avís.

¿Cómo escribía Fernão Lopes?

El origen de las crónicas

Las crónicas históricas existen desde hace mucho tiempo. En la Edad Media, los reyes de Europa querían que sus virtudes y conquistas fueran recordadas para siempre. Por eso, retomaron la tradición de las crónicas oficiales. En estas crónicas, a menudo era difícil saber qué era verdad y qué era mito. La historia se usaba para crear una "verdad" que convenía a los que tenían el poder.

En el siglo XIII, este tipo de escritura era muy popular, especialmente en Francia. Allí surgieron las "grandes crónicas", que conectaban el origen de los reyes franceses con la mítica Troya. Lo que se esperaba de un cronista medieval se ve claramente en el encargo que Eduardo I le hizo a Lopes: "poner en crónica las historias de los antiguos reyes que antaño de Portugal fueron, así como los grandes y altos hechos del muy virtuoso y de grandes virtudes de mi señor y padre".

Estas narrativas también mostraban un modelo de comportamiento ideal para los nobles, basado en la ética de la caballería, el cristianismo y el amor cortés. Buscaban enseñar y dar lecciones morales. La tradición oral y la simple recopilación de datos eran muy importantes en esta literatura. La verificación de documentos y un análisis crítico de los hechos no eran tan rigurosos.

El modelo francés influyó mucho en la literatura portuguesa, incluyendo la obra de Fernão Lopes. También lo hizo el español, con las crónicas de Alfonso X y otros autores como Pedro López de Ayala. Sin embargo, Lopes, influenciado por los clásicos y su contexto, eligió la objetividad y la verificación. Esto supuso un gran avance respecto a sus predecesores.

Las características de su obra

Archivo:Painéis de São Vicente, Painel do Arcebispo, Fernão Lopes
Fernão Lopes en el «Panel del Arzobispo», parte de los Paneles de San Vicente, atribuidos a Nuno Gonçalves (siglo XV).

Fernão Lopes es considerado un cronista-historiador que cambió el género de las crónicas. Se alejó de las narrativas tradicionales que solo elogiaban a los reyes. Él creía que estas formas no eran suficientes para explicar los nuevos cambios sociales. Por eso, creó una forma de narrar la historia que buscaba la "verdad desnuda".

Con su método, Fernão Lopes "ordenó las historias" de forma cronológica. Buscó una explicación lógica para los acontecimientos. Como cronista, se puso en una posición de autoridad, distancia e independencia. Esto le permitía detectar y controlar las opiniones personales y así llegar a la "verdad desnuda".

También decidió qué hechos eran importantes para narrar y cuáles no. Prefería describir lo que hacía la historia más ordenada y fácil de entender, evitando detalles que distrajeran. Sin embargo, más que solo buscar la verdad, él se veía como el intérprete principal de los acontecimientos. Era quien aclaraba las contradicciones entre las fuentes y explicaba el verdadero significado de los hechos históricos. Descartaba como falsas o fantasiosas las versiones diferentes a la suya.

Como encargado principal de la Torre do Tombo, Fernão Lopes tenía acceso a los archivos del Estado. Supo usar esta ventaja, transcribiendo y resumiendo documentos como correspondencia diplomática y leyes. También investigó fuera de la Torre do Tombo, en archivos de iglesias y lápidas. Por eso, se le considera el primer historiador portugués que no solo recopiló, sino que investigó los hechos en sus fuentes y analizó críticamente la tradición.

Aunque fue nombrado oficialmente para escribir la historia de Portugal, su forma de escribir no se centra solo en los reyes. El autor, aunque usa al rey como centro, muestra gran interés por la gente común. Los presenta como protagonistas importantes en los cambios sociales de Portugal. También explora aspectos psicológicos y económicos que influyen en la historia.

El gran espacio que le dio al pueblo en sus crónicas se refleja en su estilo. Su escritura se basa en la forma de hablar de la gente y en el mundo popular. Dio prestigio a la lengua portuguesa cuando la mayoría de los textos importantes se escribían en latín. Fue un representante del "saber popular", pero también fue pionero en Portugal de un nuevo tipo de conocimiento más académico y humanista.

Él mismo decía que en sus páginas no se encontraba la belleza de las palabras, sino la "desnudez de la verdad". A pesar de eso, su prosa es directa, ágil y encantadora. Tenía la capacidad de describir escenas complejas y captar la atención del lector. Su comprensión del drama humano hace de sus crónicas una de las obras maestras de la literatura medieval portuguesa. A pesar de los siglos, sus obras siguen siendo fáciles de leer y fascinan a todos.

Archivo:Fernão Lopes - Crónicas de Dom Pedro I e Dom Fernando
Primera página de una copia manuscrita de las Crónicas de D. Pedro I y D. Fernando.

Su principal compromiso era con la verdad. Decía que los "afectos mundanos" (las predisposiciones psicológicas, sociales y políticas de las personas) llevaban a los historiadores a dar visiones parciales y erróneas de la historia. Él se propuso corregir esto y dejar la versión verdadera y definitiva de los hechos. Por eso, su obra se volvió muy importante y reconocida.

Sin embargo, su compromiso con la "verdad desnuda" tuvo que ser flexible en varios momentos. Él era un alto funcionario del Reino y se esperaba que escribiera exaltando los hechos de la realeza. Pero en su obra, estos elogios son muy escasos. Los consideraba distracciones que no eran parte del trabajo de un buen historiador, que, según él, debía concentrarse en lo esencial.

También reconocía que esos elogios a menudo eran exagerados. Por ejemplo, mencionó las limitaciones del maestro de Avis (Juan I), a quien, según él, el gobierno de la nación le llegó un poco por casualidad. Aunque en muchos pasajes su opinión sobre el rey era amable y comprensiva, viéndolo como una pieza más en el gran engranaje del destino.

También hay partes en las que describe el código de ética ideal de los caballeros y cortesanos. Aprovecha para criticar los defectos de la aristocracia, como su vanidad, envidia, avaricia y gula. Su descripción de la historia también tenía una clara postura política y social, y un propósito moral.

A pesar de la inevitable parcialidad que todo historiador tiene, y de la cual él tanto quiso librarse, en su obra logró un control mucho mayor que sus predecesores. Esto fue un gran avance en su método y en la credibilidad de sus escritos. Para Alessandra Moreira Magalhães, Fernão Lopes fue testigo de "un periodo de transición política y de afirmación de la nacionalidad". Supo "traer esto hasta nuestros días y colocar ante nuestros ojos los acontecimientos que desencadenaron incontables transformaciones sociales en Portugal y en el mundo".

Su método de trabajo

Fernão Lopes entendía que las emociones son parte de la condición humana y que no se pueden controlar completamente con la razón. Por eso, pensaba que las pasiones y ciertas influencias psicológicas y sociales del narrador modificaban la historia. Esto dificultaba llegar a la verdad. De ahí la necesidad de que el cronista-historiador controlara los "afectos mundanos" para asegurar que la historia fuera independiente, separando los deseos e intereses personales. Así, creía que el cronista debía ser independiente y tener autoridad.

Aunque Fernão Lopes pensaba que los "afectos mundanos" afectaban a todas las personas, también creía que cambiaban según los grupos sociales. Analizó estos "afectos mundanos" en dos grupos: los de la nobleza, más cercanos al rey; y los más alejados de la nobleza y del rey. El primer grupo se caracterizaba por valores tradicionales de servicio al rey y elogios, lo que podía llevar a una visión parcial y artificial, falseando la realidad.

En cuanto a los individuos del segundo grupo (los más alejados del rey), serían los portadores de la "verdad desnuda". Sus "afectos mundanos" corresponderían a los lazos de afecto y pasiones naturales del ser humano, y por lo tanto, no estarían conectados con la artificialidad y las ceremonias del servicio. Sin embargo, Fernão Lopes entendía que la historia necesitaba un tratamiento adecuado a la verdad textual que el cronista, por su posición de autoridad, distancia e independencia, debía dar.

Así, se puede decir que Fernão Lopes, como cronista, se preocupaba por construir un texto comprometido con la "verdad desnuda". Para ello, estableció un método de escritura de la historia en el que controlaba la subjetividad de los "afectos mundanos". Lo hacía mediante su autoridad, distancia e independencia, evitando la retórica tradicional basada en el elogio al rey. De esta forma, Fernão Lopes no solo ordenaba las "historias" cronológicamente, sino que también creaba una jerarquía para explicar los acontecimientos.

Se puede entender que Fernão Lopes buscaba un equilibrio entre la historia propiamente dicha y el discurso de elogio. Así, incluso cuando el cronista necesitaba usar el elogio, lo hacía solo para cumplir una formalidad, optando por un elogio pequeño y breve para no comprometer su obligación de mostrar la "verdad desnuda".

Su proyecto de historia fue innovador porque reconoció que la "versión oficial" siempre era una creación. Al aceptar la incertidumbre como parte de la tradición histórica (no porque estuviera de acuerdo, sino porque quería eliminarla) y al atreverse a cuestionar y corregir esa tradición, e incluso a criticar a los poderosos (algo muy valiente en su época), abrió el camino en Portugal para un método más científico de tratar la Historia.

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