Estanco del tabaco en Nueva España para niños
El estanco del tabaco en Nueva España fue una medida importante que tomó la corona española en el siglo XVIII. Con esta medida, el gobierno español controlaba por completo el cultivo, la fabricación y la venta de tabaco. Esto significaba que solo ellos podían producir y vender tabaco, y nadie más.
Esta decisión generó algunas reacciones fuertes y, en ocasiones, violentas en varias regiones de Nueva España. También llevó a que algunas personas intentaran vender tabaco de forma ilegal, lo que se conoce como contrabando. El control del tabaco empezó a debilitarse cuando comenzó el movimiento de independencia en México.
Contenido
- ¿Cómo se estableció el control del tabaco en Nueva España?
- ¿Dónde se cultivaba el tabaco bajo el control real?
- ¿Cómo se procesaba y distribuía el tabaco?
- ¿Cómo eran los contratos con los cultivadores de tabaco?
- ¿Qué reacciones hubo ante el control del tabaco?
- ¿Qué era el contrabando de tabaco?
- ¿Cuáles eran las formas de contrabando?
- ¿Quiénes eran el resguardo y los contrabandistas?
- El control en Valladolid
- ¿Por qué decayó el control del tabaco?
¿Cómo se estableció el control del tabaco en Nueva España?
Los gobiernos de España comenzaron a controlar el tabaco en sus colonias a principios del siglo XVIII. En el caso de Nueva España, esta medida se hizo oficial con una orden real el 13 de agosto de 1764. Sin embargo, no fue hasta enero de 1765 que el control del tabaco se estableció realmente. Esto ocurrió con la llegada del visitador José de Gálvez.
José de Gálvez tenía la misión de poner en marcha la orden del rey. Su trabajo era recoger todo el tabaco que existía y organizar el control total del gobierno sobre cómo se cultivaba, procesaba y vendía esta planta. Antes de esto, ya se habían hecho propuestas para controlar el tabaco, pero no se habían concretado. En 1748, se hizo un estudio que estimó que el comercio de tabaco valía unos 12 millones de pesos, y la mitad de ese dinero se movía en la Ciudad de México y sus alrededores.
Al principio, el virrey Revillagigedo no estaba de acuerdo con la idea de controlar el tabaco. Pero cuando Carlos III se convirtió en rey, su ministro ordenó al virrey Joaquín de Montserrat y Cruïlles que estableciera el control en 1761. Sin embargo, esto no fue posible en ese momento debido a una guerra entre España e Inglaterra.
El control del tabaco empezó a funcionar gracias a la visita de José de Gálvez. Al principio, la oficina principal estaba en la Ciudad de México. Allí también se encontraban la contaduría (donde se llevaban las cuentas), la tesorería (donde se guardaba el dinero) y los almacenes principales. Además, había 11 "factorías" (lugares de producción y venta) y 4 administraciones independientes. Algunas de estas factorías estaban en la Ciudad de México, Guadalajara, Puebla, Oaxaca y Veracruz.
¿Dónde se cultivaba el tabaco bajo el control real?
Para tener un mejor control, el cultivo del tabaco se limitó a una sola región en Veracruz. Esta zona incluía los campos alrededor de las villas de Córdoba y Orizaba, así como los de Huatusco y Zongolica.
Después de cosechar y secar el tabaco, se guardaba en Córdoba y Orizaba. Durante el año, se llevaba a los almacenes principales en la Ciudad de México, conocidos como los "Almacenes del Rey". Toda la cosecha se vendía a la administración del tabaco al precio que esta fijaba.
Debido al gran interés del gobierno en el control del tabaco, se le dio permiso al juez de la Acordada y a sus ayudantes para actuar contra quienes siguieran vendiendo tabaco sin permiso. A los alcaldes mayores de todo el territorio se les ordenó informar sobre el dinero que habían usado al recoger el tabaco existente y al establecer los puntos de control llamados fielatos.
¿Cómo se procesaba y distribuía el tabaco?
Cuando Gálvez visitó las regiones de cultivo de Córdoba y Orizaba, se dio cuenta de que algunas de sus decisiones habían sido cambiadas por la junta del control del tabaco. En Puebla, se decía que la gente estaba preocupada por la orden de establecer una fábrica de cigarros. Sin embargo, la verdadera preocupación venía de la formación de milicias (grupos de ciudadanos armados).
Al principio, se acordó que los fabricantes de cigarros podían comprar el tabaco en rama (sin procesar) en las administraciones para hacer sus propios productos. También se estableció un precio fijo para la cantidad de puros y cigarros que debían venderse por medio real. Más tarde, este acuerdo se canceló, permitiendo que cualquiera pudiera trabajar y vender tabaco. Tanto el virrey como Gálvez, que no estaban de acuerdo con esto, informaron al rey sobre la situación.
El tabaco se vendía en rama para que los consumidores hicieran sus propios puros o cigarros, o en polvo para usarlo como rapé (tabaco para inhalar por la nariz). Con el tiempo, también se establecieron fábricas de puros y cigarros, lo que llevó al cierre de algunas tabaquerías y cigarrerías privadas. El personal que trabajaba por su cuenta fue contratado en estas fábricas o se les dio trabajo en los puntos de venta autorizados, llamados estanquillos. Los estanquillos eran los únicos lugares donde se permitía vender cigarrillos.
La primera fábrica importante, "La Real Fábrica de Puros y Cigarros de México", se estableció en la Ciudad de México a mediados de 1769. Estaba en el barrio de la Lagunilla, en la calle que hoy se conoce como República de Paraguay. Hombres y mujeres trabajaban en salones separados. Después, se abrieron fábricas en Orizaba, Puebla, Oaxaca, Guadalajara y Querétaro.
¿Cómo eran los contratos con los cultivadores de tabaco?
En las regiones donde se permitía el cultivo (Córdoba, Orizaba y Huatusco), las autoridades negociaban con los agricultores que tradicionalmente cultivaban tabaco. Se nombraban dos representantes, llamados diputados, que se encargaban de hacer los contratos.
Estos contratos duraban tres años y podían renovarse, lo que implicaba una nueva negociación. En las negociaciones se acordaba la cantidad de plantas a sembrar, la calidad del tabaco y los precios, entre otras cosas. Con el paso del tiempo, el precio que se pagaba a los agricultores fue cada vez más bajo.
¿Qué reacciones hubo ante el control del tabaco?

Al principio, el control se limitó a la producción y venta de tabaco en rama. En las zonas de cultivo (Córdoba, Orizaba, Huatusco y Zongolica), los agricultores solo podían vender toda su producción a la administración del tabaco a los precios que esta fijaba. Como resultado, hubo reacciones violentas en Guadalajara, Puebla, Colima, Oaxaca y Yucatán, porque el cultivo de tabaco fue prohibido en esas áreas. En cada renovación de contrato con los agricultores, hubo resistencia y protestas, tanto individuales como en grupo.
El control de la fabricación y venta de productos de tabaco no solo afectó a los agricultores, sino también a fabricantes, comerciantes y artesanos de las ciudades. También afectó a quienes trabajaban el tabaco en sus casas o lo vendían ya hecho en las calles. Todo esto llevó a varios levantamientos. Por ejemplo, en Guanajuato, el 17 de julio de 1766, además de pedir que se eliminara el registro militar, la gente atacó las oficinas y a los empleados de la administración del tabaco. Pidieron que se quitaran los estanquillos y se anularan nuevos impuestos.
Durante la época del virrey Martín de Mayorga, se decidió aumentar el trabajo en las fábricas sin subir los salarios. Esto provocó una manifestación en el palacio real. En cuanto a las ganancias, entre 1785 y 1789, la administración del tabaco gastó más de 11 millones de pesos en transporte, impuestos y gastos de las fábricas. A cambio, el control del tabaco generó más de 30 millones de pesos en esos mismos años. Después de descontar los gastos de administración e inversión, el control del tabaco produjo una ganancia de aproximadamente 15 millones de pesos. A pesar de los conflictos, el gobierno siguió apoyando este control debido a lo rentable que era.
¿Qué era el contrabando de tabaco?
Al principio, el suministro de tabaco por parte del control oficial tuvo dificultades. Por otro lado, muchas personas que perdieron su trabajo debido a este control comenzaron a vender tabaco de forma ilegal. Para combatir este comercio ilegal, se crearon reglamentos.
Cuando se descubría un delito de contrabando, un escribano (una especie de notario) debía registrar la detención y todo lo que ocurría. A los infractores se les encarcelaba y se les quitaban sus bienes. Se consideraban delincuentes a los dueños, transportistas, vendedores, encubridores o compradores de contrabando. Se les tomaba declaración para que dijeran los nombres de otras personas implicadas. Si se les comprobaba el delito, se les imponía una pena que consistía en pagar el doble del valor del tabaco confiscado. Si reincidían, el juez aplicaba multas más altas y castigos físicos.
Si los contrabandistas se resistían a la autoridad, podían recibir 200 azotes y cuatro años de prisión. Si la resistencia causaba daños a la autoridad, se aplicaba la pena de muerte. Los castigos eran diferentes para menores de edad e indígenas: si el infractor era menor, el juez decidía el castigo; si era indígena, el castigo solo podía ser físico.
El tabaco confiscado se dividía en tres partes para repartir su valor entre el juez, el denunciante y la persona que lo había detenido. Los denunciantes solían ser personas con pocos recursos que estaban atentas a estas actividades debido a las recompensas.
El territorio era muy grande para dictar normas desde la capital. Por eso, para resolver los problemas de cada región, los administradores podían actuar según su propio criterio en los casos específicos de su área.
Para evitar el contrabando de viajeros, el rey estableció en 1784 y 1785 la cantidad de tabaco que los viajeros podían llevar de España a América. Solo se les permitía llevar dos libras de tabaco para su propio consumo durante el viaje.
¿Cuáles eran las formas de contrabando?
Una forma de contrabando era que los cultivadores seleccionaban las mejores hojas para venderlas a los traficantes ilegales. También existían los cultivos clandestinos (secretos), aunque el producto no era de buena calidad porque el cultivo y secado de las hojas se hacía muy rápido. Estas formas de contrabando no eran muy comunes debido a las denuncias y la vigilancia en los campos y caminos apartados.
Otra forma de tráfico ocurría cuando las personas compraban tabaco en rama y lo usaban para fabricar cigarros en cigarrerías clandestinas. Las autoridades combatieron esto exigiendo a todos los administradores que llevaran un registro del tabaco en rama que vendían. Quienes compraban tabaco en rama con frecuencia eran considerados sospechos e investigados de inmediato.
La última forma de contrabando se realizaba en las fábricas del gobierno. Allí, los trabajadores clandestinos desarmaban los cigarros ya hechos para luego elaborar cigarros más pequeños y de mejor calidad.
¿Quiénes eran el resguardo y los contrabandistas?
En cada factoría se organizó un grupo de vigilancia llamado "resguardo" de la administración del tabaco. Este grupo estaba formado por visitadores, tenientes, un escribano y guardias armados.
El resguardo se dedicaba a destruir las plantaciones de tabaco que estaban fuera de los límites permitidos. También confiscaban todas las hojas y el tabaco ya fabricado que encontraban en manos de los contrabandistas. Estas tareas implicaban cierta violencia, ya que antes había libertad para cultivar tabaco y muchas personas se beneficiaban de ello. Al principio, fue necesario el apoyo de las milicias regulares (grupos de soldados).
El control en Valladolid
En 1777, el grupo de resguardo comenzó a funcionar en Valladolid, que hoy se conoce como Morelia. Lo que dificultaba su trabajo era que las poblaciones estaban muy dispersas en un territorio enorme y difícil de acceder por la falta de caminos.
Para 1790, contaban con cuatro visitadores con un sueldo de mil pesos, tres tenientes visitadores con 800 pesos anuales y 15 guardias con 500 pesos anuales.
¿Por qué decayó el control del tabaco?
El control del tabaco empezó a deteriorarse en 1810 debido al movimiento de Miguel Hidalgo. En ese tiempo, era común la destrucción de almacenes y la quema de tabaco en hoja. El contrabando de tabaco alcanzó sus niveles más altos entre 1820 y 1821, porque la administración no podía abastecer de tabaco a todos los consumidores de Nueva España.
Para los insurgentes (los que luchaban por la independencia), el dinero que se encontraba en las administraciones del tabaco podía ser útil para su movimiento. La administración del tabaco tuvo que organizar un ejército para enfrentar a los insurgentes, lo que empeoró su situación porque debía mantener a sus tropas con los ingresos generados del tabaco.
Otra razón de la caída del control del tabaco fue que los cultivadores dejaron de sembrar tabaco. Con la falta de materia prima, las fábricas en Querétaro y Guadalajara tuvieron que cerrar. Las fábricas que seguían funcionando eran las de México, Guadalupe, Puebla y Orizaba, pero no eran suficientes para cubrir toda la demanda del virreinato.
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