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Encomiendas en Nueva España para niños

Enciclopedia para niños

La encomienda en Nueva España fue un sistema que se usó después de la conquista de Tenochtitlan. Fue introducida principalmente por Hernán Cortés. Su objetivo era organizar el trabajo y el pago de tributos por parte de los pueblos indígenas a los españoles. Así, se aprovechaban los recursos de las zonas que la Corona de Castilla había conquistado.

La encomienda fue muy debatida. Muchos misioneros y expertos en leyes la criticaron. Por eso, se crearon nuevas reglas para limitarla. Empezó a desaparecer después de las Leyes Nuevas de 1542. Sin embargo, siguió existiendo por un tiempo en algunas zonas lejanas.

Este sistema venía de una antigua costumbre de la Edad Media en España. Allí, las órdenes militares la usaron durante la Reconquista. En América, la encomienda tuvo que adaptarse a una situación muy diferente. Esto causó muchos problemas y discusiones.

Cuando Cristóbal Colón fue gobernador de La Española, asignó grupos de indígenas a los españoles. Estos indígenas debían trabajar en sus granjas y minas. Las condiciones de trabajo eran muy difíciles. Más tarde, bajo el gobierno de fray Nicolás de Ovando, se estableció formalmente el "repartimiento". Este era un trabajo obligatorio, pero en teoría, se les pagaba. Se decía que los indígenas debían trabajar "como personas libres, como lo son, y no como siervos".

Los misioneros y pensadores de la época denunciaron los problemas y abusos del sistema. Esto llevó a la creación de las Leyes de Burgos en 1512. Estas leyes buscaban que los encomenderos trataran bien a los indígenas. También debían pagarles de forma justa y enseñarles la religión. Todo esto debía ser supervisado por las autoridades del rey. Por estas razones, la Corona decidió no dar más encomiendas en sus territorios de América.

¿Cómo se desarrolló la encomienda en Nueva España?

Después de la conquista de México, Hernán Cortés entregó encomiendas a los conquistadores. Le dijo al rey que lo hizo "casi obligado". Necesitaba recompensar a sus hombres y también beneficiar a la Hacienda Real (el dinero del rey). En Nueva Galicia, la encomienda fue establecida por Nuño de Guzmán a partir de 1531.

La asignación de indígenas en encomiendas se hizo por pueblos. Al igual que en las islas del Caribe, incluía el trabajo de los indígenas. Pero en México, también se añadió la costumbre mesoamericana del tributo. La encomienda no incluía las tierras de los indígenas. Tampoco les daba a los encomenderos poder para juzgar delitos civiles o criminales sobre ellos.

La Corona permitió que la encomienda se estableciera, pero trató de controlarla. Entre otras medidas, se decidió que los indígenas no debían dar más trabajo ni tributos de los que daban a sus antiguos señores antes de la llegada de los españoles. Se enviaron jueces que visitaban los pueblos y ajustaban la cantidad de tributo. Se prohibió que los indígenas trabajaran como cargadores (llamados tamemes) o dentro de las minas. También se prohibió que fueran llevados muy lejos de sus pueblos. En 1536, se estableció que las encomiendas durarían solo por "dos vidas": la del beneficiario original y la de un heredero.

La encomienda se justificó diciendo que era una forma de recompensar a los conquistadores. Sin embargo, pronto se les dio también a colonos que llegaron más tarde, a funcionarios (como los virreyes) y a sus familiares. Incluso algunos obispos, como fray Juan de Zumárraga o Vasco de Quiroga, recibieron encomiendas.

También se dieron encomiendas a algunos nobles indígenas. Un ejemplo es Isabel Tecuixpo Moctezuma, hija del emperador Moctezuma Xocoyotzin. Sus descendientes siguieron recibiendo los pagos de esta encomienda hasta el siglo XVIII.

El tributo que se pagaba al principio era muy variado. Incluía mantas de algodón, maíz, alimento para caballos, granos de cacao (que se usaban como monedas), oro o plata. También incluía un número determinado de trabajadores indígenas cada cierto tiempo. La cantidad se fijaba mediante "tasaciones". Al principio, estas se acordaban entre el encomendero y los nobles indígenas. Pero después, la Real Audiencia (un tribunal importante) pasó a regularlas. Con el tiempo, el tributo tendió a ser más uniforme, aunque con algunas diferencias según la región.

¿Cuándo terminó la encomienda?

Las Leyes Nuevas de 1542 ordenaron que las encomiendas terminaran cuando muriera su dueño. También se confiscarían todas las que fueran propiedad de religiosos o de instituciones. En México, el juez Francisco Tello de Sandoval decidió no aplicar estas leyes de inmediato. Esto fue por las peticiones del Ayuntamiento de la Ciudad de México, del virrey Antonio de Mendoza y hasta del obispo fray Juan de Zumárraga. Ellos pidieron tiempo para apelar al rey en España. El 20 de octubre de 1545, el rey suspendió la parte que prohibía heredar las encomiendas.

Los españoles insistieron en que las encomiendas fueran para siempre. Argumentaban que así tratarían mejor a los indígenas. La regla que se mantuvo fue la de "dos vidas", la del dueño y su heredero. Aunque hubo excepciones que permitieron extenderla a una "tercera" e incluso a una "cuarta" vida.

El 22 de febrero de 1549, una orden real prohibió que los encomenderos siguieran imponiendo trabajo obligatorio a los indígenas. Sin embargo, sí se permitió que los indígenas siguieran entregando tributos en productos. Esto incluía productos agrícolas, telas, cacao, frutas y otros objetos hechos a mano. Este tributo correspondía a los habitantes indígenas de los pueblos cercanos a las propiedades de los españoles. Aunque se prohibió el trabajo obligatorio, a veces siguió ocurriendo de forma disimulada. Esto pasó en las décadas siguientes, e incluso hasta mediados del siglo XVII, sobre todo en las regiones más alejadas de la Ciudad de México o de Guadalajara. La encomienda se convirtió entonces solo en una especie de pago o pensión que daba la Hacienda Real.

Con el paso del tiempo, los herederos fueron muriendo. La Corona recuperó esas encomiendas. Aunque algunas duraron más generaciones por permisos especiales.

Para satisfacer la necesidad de trabajadores indígenas, la Corona creó el repartimiento de indios. Con este sistema, los pueblos debían enviar el 4% de sus hombres adultos cada semana. Un funcionario los reunía y los distribuía a diferentes empresarios españoles. Este permiso era temporal y podía ser cancelado por el virrey. Los dueños de las propiedades agrícolas empezaron a reemplazar el trabajo obligatorio por trabajadores que se endeudaban y quedaban atados a la tierra. Esto se conoció como peonaje.

¿Dónde fue importante la encomienda?

La encomienda fue importante en el centro de la Nueva España. Pero no existió para los indígenas que vivían en las ciudades, en los puertos o en los centros mineros como Guanajuato o Zacatecas. Tampoco hubo encomiendas en las misiones del norte. La encomienda siguió existiendo, de hecho o por ley, en las regiones de frontera.

En la Capitanía General de Yucatán, la encomienda se mantuvo. Esto fue por la falta de seguridad del dominio español y por el prestigio y los ingresos que les daba a los encomenderos. Solo desapareció por completo con una orden real el 4 de diciembre de 1786.

En la Nueva Vizcaya, los gobernadores daban encomiendas para "reunir" a los indígenas no cristianos. A estos se les obligaba a vivir en las propiedades de los españoles. No se dieron más encomiendas a partir de 1670.

En el Nuevo Reino de León y en las regiones al este de la Nueva Vizcaya (que hoy son Saltillo, Arteaga, Ramos Arizpe, Parras), los gobernadores daban permisos a españoles, criollos y mestizos. Estos permisos eran para hacer "expediciones" o viajes armados. El objetivo era reunir indígenas que vivían hacia el Norte y hacia el Río Grande del Norte (Bravo), llegando hasta el actual estado de Texas. A estos indígenas se les obligaba a trabajar en los campos de cultivo, como sirvientes o en las minas. Allí, a veces se les asignaba a los dueños de las minas. Aunque se les llamaba encomiendas, en realidad no seguían las leyes de esta institución. En 1698, la Corona prohibió definitivamente que se siguiera abusando de los indígenas. Pero en la práctica, la situación continuó, ahora con el nombre de "congregas".

En Filipinas, la encomienda se estableció formalmente en 1568. Duró hasta el siglo XVIII por permisos especiales. Para esa época, ya quedaban pocas y estaban en manos de instituciones religiosas. En 1721, se prohibió reasignar las encomiendas que quedaban vacías.

En Nuevo México, el gobernador Juan de Oñate distribuyó encomiendas entre sus hombres. El beneficio era recibir tributos en productos. Después de la rebelión de los indígenas "pueblo" entre 1680 y 1692, la encomienda fue eliminada como sistema.

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