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Carlos Calderón y Vasco para niños

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Datos para niños
Carlos Calderón y Vasco
Carlos Calderón y Vasco.png
Información personal
Nacimiento 13 de junio de 1845
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg Granada, España
Fallecimiento 9 de noviembre de 1891
Flag of France.svg París, Francia
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Militar y político
Años activo 1872 – 1876
Lealtad Carlos VII
Mandos Batallón 2.º de Navarra, Batallón "Guías del Rey"
Rango militar General
Conflictos Tercera guerra carlista

Carlos Calderón y Vasco (nacido en Granada el 13 de junio de 1845 y fallecido en París el 9 de noviembre de 1891) fue un importante militar español. Participó en la tercera guerra carlista como coronel de un batallón de Navarra.

Se hizo famoso por su valentía en varias batallas. Por ejemplo, en la batalla de Eraul lideró una carga de caballería muy destacada. También comandó el batallón llamado "Guías del Rey" y fue jefe de la escolta personal de Carlos VII. Por su valor en el campo de batalla, Calderón recibió tres cruces rojas del Mérito Militar y fue ascendido a general de brigada.

Carlos Calderón fue uno de los líderes carlistas en quien Carlos de Borbón y Austria-Este más confiaba. Mantuvieron una amistad cercana incluso después de que la guerra terminara.

Biografía de Carlos Calderón

Carlos Calderón nació en una familia con buena posición económica en Granada. Desde joven, se dedicó a la carrera militar. Después de aprobar sus exámenes, fue nombrado alférez de Caballería y se unió al regimiento de Coraceros del Príncipe. Con este regimiento, participó en operaciones militares en enero de 1866.

Más tarde, fue ascendido a teniente y enviado a San Petersburgo. Allí trabajó como ayudante de campo del general duque de Osuna, quien era el embajador de España en Rusia. Carlos Calderón permaneció en Rusia hasta la Revolución de 1868.

Su padre, Carlos Manuel Calderón y Molina, fue senador por Granada y falleció cuando Carlos era joven. Su madre se llamaba Josefa Vasco. Aunque su familia no tenía antecedentes carlistas, Carlos Calderón se unió a esta causa.

La Revolución de 1868 y su decisión

Archivo:Carlos Calderón y Vasco - Dieu Patrie et Roi
Carlos Calderón retratado en Burdeos.

Después de que la reina Isabel II de España dejara el trono, Carlos Calderón decidió dejar su carrera diplomática y el Ejército. Regresó a España para vivir con su madre. Su madre estaba muy involucrada con los grupos carlistas, y Carlos se conectó fácilmente con ellos, ya que muchos de sus amigos cercanos también participaban.

Carlos sentía nostalgia por la vida militar. Al darse cuenta de que una guerra se acercaba, decidió ofrecer su apoyo a Carlos de Borbón y Austria-Este. Se presentó ante él en París a principios de diciembre de 1868 y fue nombrado capitán bajo sus órdenes directas.

Carlos Calderón era un caballero de la Orden de Alcántara, de una familia importante y con una gran fortuna. Dejó todo esto para dedicarse con entusiasmo al servicio de Carlos VII. Solo se separaba de él para cumplir misiones importantes en otras cortes europeas o para ayudar a conseguir fondos y armas para la causa.

También participó en la política. En las elecciones de 1872, Carlos Calderón fue elegido diputado por el distrito de Santa Fe como candidato carlista. Sin embargo, no pudo ocupar su puesto porque su elección fue anulada tras el inicio de la tercera guerra carlista.

Participación en la Tercera Guerra Carlista

Carlos Calderón y su madre hicieron grandes aportaciones económicas para preparar la guerra. Su madre, Josefa Vasco, ya viuda, dejó las comodidades de su vida para participar activamente en la tercera guerra carlista. Se dedicó a ayudar a los heridos, cuidándolos ella misma. Fundó varios hospitales y colaboró con Margarita de Borbón-Parma, la esposa de Don Carlos. En reconocimiento a sus servicios, Carlos VII le otorgó a Josefa Vasco el título de marquesa de la Caridad.

Archivo:El General Carlos Calderón y sus oficiales
Carlos Calderón y su Estado Mayor.

Carlos Calderón entró en España como Oficial de Órdenes de Carlos VII y demostró su valentía en Oroquieta.

Después de regresar a Francia, permaneció allí hasta el 20 de diciembre de 1872, cuando cruzó la frontera de nuevo bajo las órdenes del general Nicolás Ollo. Luchó en el ataque de Azpeitia el 29 de enero siguiente y fue nombrado comandante segundo. Luego, se convirtió en jefe del Batallón 2.º de Navarra.

Calderón luchó en Monreal, se destacó en el ataque de Oñate, donde entró con solo dos compañías. En la acción de Eraul, lideró otra carga brillante con cuatro compañías de su batallón. Siempre demostrando gran valor, participó en la acción de Lecumberri, el ataque y toma de Estella, y las acciones de Dicastillo y Puente la Reina.

Por su participación en esta última, fue ascendido a teniente coronel. En Velabieta, donde perdió su caballo, dirigió cinco cargas con bayoneta junto a Radica. Durante el sitio de Portugalete, se le encargó la custodia de un batallón enemigo que había sido capturado. Los oficiales de este batallón agradecieron el buen trato que recibieron de Calderón, quien era amable y generoso con los vencidos, además de valiente en combate.

En las batallas de Somorrostro y San Pedro Abanto, Calderón se distinguió tanto que fue nombrado coronel y primer jefe del segundo Batallón de Navarra.

Poco después, se le dio el mando del Batallón Guías del Rey. Al frente de este batallón, el coronel Calderón se cubrió de gloria en la batalla de Urnieta, el 7 de diciembre de 1874, y en la de Lácar. En esta última, su valentía le valió el ascenso a brigadier, tomando tres veces el Monte-Esquinza con bayoneta.

Destinado a la División de Navarra, el brigadier Calderón combatió en la batalla de Treviño. Allí, con las fuerzas bajo su mando, ocupó el alto del Cuervo y protegió la retirada del ejército carlista.

El 17 de febrero de 1876, Calderón fue atacado por dos divisiones y una brigada enemigas. Solo contaba con pocos batallones, pero aun así, resistió un duro combate durante todo el día, causando muchas bajas al enemigo. Esa noche, atacó al enemigo con dos compañías, desalojándolos de Arellano y tomando prisioneros. Al día siguiente, fue atacado por tres puntos a la vez. Sin embargo, sus fuerzas lograron hacer retroceder al enemigo varias veces con cargas de bayoneta. Finalmente, al verse rodeados y superados en número, los carlistas se retiraron hacia Estella.

Archivo:Don Carlos Calderón en Montejurra
Carlos Calderón en Montejurra (cuadro de Enrique Estevan y Vicente).

A pesar de la situación, el brigadier Calderón continuó luchando. Ordenó otra carga y se retiró de manera ordenada al fuerte de Montejurra. Los generales enemigos, Fernando Primo de Rivera y Cortijo, felicitaron al brigadier Calderón por su heroica defensa. Le devolvieron su espada y lo dejaron prisionero bajo palabra de honor.

Vida en el exilio

Una vez terminada la guerra y liberado, Calderón (ascendido a mariscal de campo por su heroísmo en Montejurra) fue a Francia para reunirse con Don Carlos de Borbón. Pasaron largas temporadas juntos en el extranjero, y Carlos de Borbón le mostró repetidas veces su aprecio.

A pesar de algunos rumores sobre una supuesta traición, Don Carlos de Borbón siempre mantuvo un gran afecto por Calderón hasta su muerte. Acordaron que, mientras vivieran, pasarían juntos el día de su santo cada año.

Cumpliendo esta promesa, Calderón llegaba a Venecia cada año a principios de noviembre y se quedaba en el palacio Loredán, donde residía Don Carlos, durante un par de semanas.

Calderón se estableció en París, pero mantuvo negocios en España y América. Llegó a ser director de la Compañía Transatlántica y de los ferrocarriles mexicanos.

Propiedades en España

Cuando pudo regresar a España, en 1882, Calderón construyó una gran casa de campo en la finca de caza Nava el Sach, en la provincia de Jaén. Había adquirido esta finca en 1871, antes de la guerra. En esta finca, considerada una de las más importantes de Sierra Morena, se vio a Calderón cazando con el rey Alfonso XII alrededor de 1885. Esto causó cierta sorpresa, ya que Calderón había luchado contra la monarquía de Alfonso XII. Se cree que Calderón invitó al rey para aumentar la fama de su finca, conocida entonces como el Coto de los Calderones.

Carlos Calderón también heredó la lujosa residencia del Carmen de los Mártires en Granada, que había sido construida por su padre. Con motivo de la conmemoración del cuarto centenario del descubrimiento de América, la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena y el niño Alfonso XIII de España tenían previsto un viaje a Granada. El Ayuntamiento propuso que se alojaran en el Carmen de los Mártires. Aunque se pensaba que el propietario, al ser carlista, no la cedería, el alcalde hizo la petición. Calderón respondió que no cedería su casa a los Reyes de España por derecho, pero que para la ilustre dama que ocupaba el trono, no como Reina, sino como augusta señora, tenía la mayor satisfacción de ofrecerla. Este gesto le valió grandes elogios en Granada.

Un final inesperado

La noche antes de su fallecimiento, el 8 de noviembre de 1891, Carlos Calderón organizó una gran fiesta en su lujoso apartamento de París. Asistieron importantes personalidades, incluyendo a los grandes duques Vladimiro, quienes lo habían tratado muy bien cuando estuvo en la Embajada de San Petersburgo. En la fiesta, hubo actuaciones de cantantes de ópera y actrices famosas, además de una sesión con una vidente.

Según las memorias del conde de Melgar, secretario de Carlos VII, la vidente le pidió a Calderón que pensara en alguien fallecido sin decir su nombre, y ella lo pondría en contacto. Carlos Calderón pensó en la duquesa de Osuna. Le preguntó dónde estaba y si estaba contenta. La vidente, hablando por la duquesa, respondió:

—Estoy en un lugar difícil, donde sufro mucho; pero hoy me siento un poco mejor porque acabo de saber que pronto te tendré a mi lado.

Carlos Calderón era conocido por su risa fuerte y contagiosa. Su criado, Robledo, dijo que nunca lo había oído reír tan de buena gana como cuando le contó este suceso.

Aunque Robledo tenía órdenes de no despertarlo hasta que lo llamara, al ver que había pasado medio día sin señales de vida, se asomó a la habitación. Encontró a Calderón despierto, pero con aspecto muy cansado, y le dijo:

—Me siento muy agobiado; vuelve dentro de un par de horas. Quisiera descansar un poco.

Robledo regresó más tarde y encontró a Calderón muy cambiado, agitándose en la cama y diciendo: «Un sacerdote, que venga un sacerdote. ¡Me muero!» Mientras buscaban al sacerdote, Calderón le encargó a su ayudante de cámara que, después de su entierro, fuera a Venecia y entregara a Carlos VII varios recuerdos para que los guardara en el palacio Loredán. Entre ellos, estaban el último sable que usó en la guerra, sus condecoraciones y el casco de una granada que había causado la muerte de otros militares.

Después de su fallecimiento, Don Carlos escribió una carta a la hermana de Calderón, la duquesa de la Unión de Cuba. En ella, expresaba:

Con la muerte de tu hermano pierdo un amigo leal, un servidor valiente, un compañero fiel en los buenos y malos momentos, cuya nobleza de espíritu he podido apreciar en más de veinte años de trato continuo, y España pierde a una de las personas generosas, activas y emprendedoras que tanto necesita.

Carlos Calderón fue enterrado en la capilla familiar de la finca Jesús del Valle, cerca de Granada. Dejó en esta ciudad una fundación educativa que fue demolida en el siglo XX. En 1980, sus restos fueron trasladados al cementerio de San José de Granada, donde descansan actualmente.

Legado e influencia

Valle-Inclán se inspiró en Carlos Calderón para crear el personaje del marqués de Bradomín en sus obras Sonatas. Bradomín es un personaje que combina la figura de un aventurero con la de un cruzado. Estuvo en Tierra Santa, fue guardia del papa y capitán de Lanceros al servicio de su rey, Carlos VII.

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Carlos Calderón y Vasco para Niños. Enciclopedia Kiddle.