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Benito María Moxó y Francolí para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Benito María Moxó y Francolí
Información personal
Nacimiento 1763
Cervera (Capitanía General de Cataluña, España)
Fallecimiento 11 de abril de 1816
Salta (Provincias Unidas del Río de la Plata)
Nacionalidad Española
Religión Iglesia católica
Información profesional
Ocupación Presbítero católico de rito latino
Cargos ocupados
  • Obispo titular (desde 1803)
  • Obispo auxiliar (desde 1803)
  • Arzobispo de La Plata (Bolivia) (1805-1816)
Orden religiosa Orden de San Benito
Miembro de Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona

Benito María Moxó y Francolí (nacido en Cervera, Cataluña, en 1763 y fallecido en Salta, Argentina, en abril de 1816) fue un importante sacerdote español. Fue el último Arzobispo de La Plata (en la región de Charcas) durante el tiempo en que España gobernaba esas tierras. Se le recuerda por su postura en contra de la independencia de América del Sur.

Los primeros años de Benito María Moxó

Benito María Moxó estudió y obtuvo un doctorado en derecho de la Iglesia. Se hizo sacerdote en su ciudad natal. Más tarde, en Barcelona, trabajó como profesor y se unió a la orden de los monjes benedictinos.

Vivió en diferentes lugares como Roma, Madrid y finalmente en México. Allí fue nombrado obispo auxiliar de Michoacán. Sus cartas, conocidas como "Cartas Mejicanas", muestran sus ideas y preocupaciones como un líder religioso de su tiempo.

El Arzobispado de La Plata

En 1806, Benito María Moxó fue nombrado arzobispo de La Plata, en la región de Provincia de Charcas. Su arzobispado era muy grande y abarcaba varias diócesis importantes del Virreinato del Río de la Plata. Entre ellas estaban Buenos Aires, Córdoba, Salta, Asunción, Santa Cruz de la Sierra y La Paz.

Al poco tiempo de llegar, tuvo algunos desacuerdos con la Real Audiencia de Charcas, que era el tribunal más importante de la zona. También tuvo problemas con el gobernador de entonces, Ramón García de León y Pizarro.

Cuando llegaron noticias de los ataques británicos a Buenos Aires, Moxó y los fieles de la Iglesia hicieron grandes donaciones para ayudar a la defensa. Primero enviaron dinero al virrey Rafael de Sobremonte y luego una gran suma a su sucesor, Santiago de Liniers.

Las revueltas en el Alto Perú

En 1809, un enviado de la Junta Suprema de Sevilla, José Manuel de Goyeneche, visitó la ciudad de La Plata. Informó sobre la situación en España y pidió que se reconociera a la Junta. También presentó una carta de la princesa Carlota Joaquina de Borbón, hermana del rey Fernando VII, pidiendo que la reconocieran como reina. Esto causó un gran conflicto y Goyeneche tuvo que irse de la ciudad. Moxó hizo que el clero jurara obediencia a la Junta de Sevilla.

Sin embargo, el 25 de mayo de 1809, estalló la Revolución de Chuquisaca. El arzobispo Moxó se fue a Potosí, pero la Audiencia lo convenció de regresar, prometiéndole que el nuevo gobierno sería más moderado. Poco después, en julio, hubo otra revuelta en La Paz, que fue más radical.

Ambas revueltas fueron controladas a principios de 1810. En Chuquisaca, gracias a la moderación del gobierno y a la intervención del obispo Moxó, no hubo condenas a muerte, aunque muchos fueron exiliados o encarcelados.

El Ejército del Norte y sus desafíos

Poco después, en Buenos Aires, comenzó la Revolución de Mayo, que buscaba extenderse por todo el virreinato. A finales de 1810, el Ejército del Norte, liderado por Juan José Castelli, llegó a Chuquisaca. Moxó mostró su apoyo a la Primera Junta de Buenos Aires. A pesar de esto, hubo acciones que no respetaban las creencias religiosas de la población.

Después de la derrota en la Batalla de Huaqui, Moxó recibió con alivio a las tropas leales al rey y las bendijo.

En 1813, tuvo un papel importante de nuevo. Después de la batalla de Salta, el general Manuel Belgrano liberó a los soldados leales al rey a cambio de que juraran no luchar más contra los independentistas. Pero cuando llegaron a Chuquisaca, el obispo de La Paz dijo que esos juramentos no eran válidos. Días después, el arzobispo Moxó también declaró que el juramento no tenía valor.

Para su sorpresa, Belgrano ocupó Chuquisaca poco después. Belgrano le permitió a Moxó seguir con sus tareas religiosas y tuvieron una buena relación. Sin embargo, Moxó celebró públicamente las derrotas de los independentistas en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma.

Exilio y fallecimiento

En 1815, las fuerzas independentistas avanzaron de nuevo sobre el Alto Perú y llegaron a Chuquisaca. Moxó había dejado la ciudad poco antes, diciendo que iba a inspeccionar la Iglesia de Cochabamba. Pero esta provincia también cayó en manos de los independentistas.

Como resultado, fue enviado de vuelta a su sede, pero no tuvo la misma libertad que con Belgrano. El nuevo comandante, general José Rondeau, no permitía ningún gesto de oposición. Moxó tuvo que participar en algunas conversaciones secretas entre oficiales para evitar las sospechas de Rondeau. Sin embargo, varios sacerdotes de su diócesis estaban en contra de los independentistas. Por ello, Rondeau ordenó que Moxó fuera trasladado a Cochabamba. Allí lo obligó a publicar un anuncio que decía que el gobierno de Buenos Aires era el único legítimo.

Poco después, el Director Supremo interino Álvarez Thomas pidió a Rondeau que expulsara a Moxó del Alto Perú. Fue arrestado y enviado primero a Chuquisaca y luego a Salta.

Al llegar a Salta, el gobernador Güemes lo trató con mucha dureza. Lo mantuvo en una celda por varios meses. Luego le permitió moverse por la ciudad, pero nunca le dejó volver a su arzobispado ni salir de Salta. Cayó en una profunda tristeza, perdió su energía y su salud, y falleció en Salta en abril de 1816.

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Benito María Moxó y Francolí para Niños. Enciclopedia Kiddle.