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Batalla de Mbororé para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Batalla de Mbororé
Parte de Conquista portuguesa de las Misiones Orientales
Cavalaria Guarani.jpg
Fecha 11 de marzo de 1641
Lugar Cerro Mbororé, hoy municipio de Panambí en la Provincia de Misiones, Argentina
Coordenadas 27°43′29″S 54°54′56″O / -27.72472222, -54.91555556
Resultado Victoria guaraní decisiva
Beligerantes
Guaraníes de las Misiones Jesuíticas Bandeirantes paulistas
Tupíes
Comandantes
Nicolás Ñeenguirú Manuel Pires
Jerónimo Pedrozo de Barros
Fuerzas en combate
4000 -4200 guerreros
300 fusiles
1 cañón
450 bandeirantes
2700 indios auxiliares
700 canoas
Bajas
Desconocidas Desconocidas, altas

La Batalla de Mbororé, que ocurrió el 11 de marzo de 1641, fue un importante enfrentamiento. Se dio entre los guaraníes que vivían en las Misiones Jesuíticas y los bandeirantes. Estos últimos eran exploradores y aventureros de Portugal que venían de la región de São Paulo.

El lugar de la batalla está cerca del cerro Mbororé, en lo que hoy es el municipio de Panambí, en la Provincia de Misiones, Argentina. La batalla terminó con una gran victoria para los guaraníes.

¿Por qué ocurrió la Batalla de Mbororé?

La búsqueda de mano de obra y las expediciones bandeirantes

A principios del siglo XVII, los holandeses llegaron a las costas de lo que hoy es Brasil. Querían establecerse allí y controlar el comercio marítimo en el océano Atlántico. Esto afectó mucho la economía de Portugal, que necesitaba personas para trabajar en sus plantaciones de azúcar y en la ganadería.

Por eso, los portugueses comenzaron a buscar a los indígenas como una fuente de mano de obra. Además, como no encontraban mucho oro o plata en la región de Piratininga, los exploradores empezaron a adentrarse en el interior de Brasil.

Estos grupos de exploración y captura de personas eran llamados bandeiras. Estaban organizados por líderes de San Pablo y contaban con la ayuda de mamelucos (personas de ascendencia portuguesa e indígena), indígenas tupíes y aventureros de otros países. A veces, también tenían el apoyo de algunos funcionarios españoles.

Al avanzar hacia el oeste, los bandeirantes cruzaron los límites establecidos por el Tratado de Tordesillas. Así, se convirtieron en una especie de vanguardia para la expansión territorial de Portugal.

Primeros ataques a las Misiones Jesuíticas

En 1608, una orden real permitió a los jesuitas ir a las regiones de los ríos río Paraná y Guayrá para fundar pueblos y enseñar a los indígenas. Más tarde, se sumaron otras zonas como Itatín y Tapé.

Los jesuitas estaban trabajando en estas misiones cuando los bandeirantes empezaron a llegar. Al principio, respetaban a los indígenas que vivían en los pueblos jesuitas. Sin embargo, los guaraníes de las misiones eran muy hábiles en diferentes oficios. Esto los hacía una mano de obra muy valiosa para los portugueses. Además, los guaraníes estaban desarmados, ya que una ley les prohibía usar armas de fuego.

Desde 1620, los ataques de los bandeirantes se hicieron más fuertes. Esto obligó a algunos pueblos a ser abandonados o a moverse a otros lugares.

Entre 1628 y 1631, líderes bandeirantes como Raposo Tavares y Manuel Preto atacaron las misiones del Guayrá. Capturaron a miles de guaraníes, que luego fueron vendidos en San Pablo. Se calcula que en 1628-1629, capturaron a unos 5000 indígenas, pero solo unos 1200 llegaron a San Pablo. Muchos murieron en el camino debido a las duras condiciones.

Hacia 1632, unos 12.000 guaraníes de las misiones se trasladaron masivamente hacia el sur. Así, la región del Guayrá quedó casi vacía. Se fundaron nuevos pueblos como San Ignacio Miní y Loreto en la actual Provincia de Misiones.

Los bandeirantes siguieron avanzando, atacando las misiones de Itatín en 1632 y luego las de Tapé entre 1636 y 1638.

¿Cómo se prepararon las Misiones Jesuíticas para defenderse?

La misión de los Padres Montoya y Taño

En 1638, los padres Antonio Ruiz de Montoya y Francisco Díaz Taño viajaron a España. Querían hablar con el rey Felipe IV sobre lo que estaba pasando en las misiones. Su objetivo era que el rey permitiera a los indígenas usar armas para defenderse.

El rey y el Consejo de Indias aceptaron las peticiones de Ruiz de Montoya. Se emitieron varias órdenes reales para que se cumplieran en América.

Una de estas órdenes, del 12 de mayo de 1640, permitió a los guaraníes usar armas de fuego. Sin embargo, esto solo sería posible si el virrey del Perú lo autorizaba. Por eso, Ruiz de Montoya fue a Lima para seguir con los trámites.

Mientras tanto, el padre Taño viajó a Roma para informar al Papa sobre la captura de personas en las misiones y buscar su protección.

El primer enfrentamiento en Apóstoles de Caazapaguazú

Ante el peligro de que los bandeirantes cruzaran el río Uruguay, el padre provincial Diego de Boroa decidió que las tropas misioneras usaran armas de fuego y recibieran entrenamiento militar. Contó con el permiso del Gobernador de Asunción. Desde Buenos Aires llegaron once españoles para ayudar a organizar las defensas.

A finales de 1638, el padre Diego de Alfaro cruzó el río Uruguay con un grupo de guaraníes armados y entrenados. Su objetivo era recuperar a los indígenas capturados y enfrentar a los bandeirantes.

Después de algunos encuentros pequeños, a las tropas del padre Alfaro se unieron 1500 guaraníes más, dirigidos por el padre Romero. Así se formó un ejército de 4000 misioneros. Avanzaron hasta el pueblo de Apóstoles de Caazapaguazú, que había sido destruido. Allí, los bandeirantes se habían atrincherado después de algunas derrotas.

Este choque fue la primera victoria importante de los guaraníes sobre los paulistas, quienes huyeron rápidamente.

Los paulistas planean su contraataque

Después de ser derrotados en Caazapaguazú, los bandeirantes regresaron a San Pablo para informar a las autoridades.

En ese mismo tiempo (mediados de 1640), el padre Taño llegó a Río de Janeiro desde Madrid y Roma. Traía órdenes reales y documentos del Papa que condenaban duramente las acciones de los bandeirantes y la captura de indígenas.

Estos dos hechos provocaron una fuerte reacción en San Pablo. La Cámara Municipal, junto con los hacendados, expulsó a los jesuitas de la ciudad.

Entonces, se organizó una gran expedición bandeirante. Estaba formada por 300 portugueses, holandeses y mamelucos, armados con fusiles y arcabuces. También contaban con entre 130 y 900 canoas y entre 600 y 6000 tupíes armados con flechas. Esta expedición, comandada por Manuel Pires, tenía como objetivo destruir todo a su paso en los ríos Uruguay y Paraná y capturar a todas las personas posibles.

La Batalla de Mbororé: El gran enfrentamiento

Preparativos para la batalla

A finales de 1640, los jesuitas supieron que una nueva y más grande incursión de bandeirantes se acercaba. Para enfrentarlos, formaron un ejército de 4200 guaraníes. Estaban armados con piedras, arcabuces, flechas, alfanjes (espadas curvas) y rodelas (escudos pequeños). También tenían caballería con lanzas, aunque el terreno no era ideal para ellos. La artillería incluía cañones de madera de tacuara (un tipo de bambú) cubiertos de cuero. Solo tenían unas 300 armas de fuego.

Los guerreros a pie llevaban arcos, flechas, piedras, macanas (garrotes) y rodelas. La caballería usaba lanzas, adargas (escudos), macanas, cascos y espuelas. Los arqueros llevaban dos arcos, cuatro cuerdas y treinta flechas. Los que lanzaban piedras llevaban al menos cincuenta piedras, una docena de hondas, una macana y un cuchillo. También usaban boleadoras.

Los jesuitas habían establecido un reglamento para la defensa de los pueblos. Todos los adultos debían entrenar, y los niños empezaban a practicar a los siete años con hondas, arcos y lanzas. Los jóvenes debían ser hábiles con machetes o espadones. Cada pueblo debía tener su propia reserva de pólvora, hondas, piedras, arcos y 7000 flechas con puntas de hierro. También contaban con 200 caballos para uso militar, 60 lanzas y un lugar para fabricar pólvora.

Los guaraníes recibieron entrenamiento militar de exmilitares como Juan Cárdenas, Antonio Bernal y Domingo Torres. La operación estaba dirigida por el padre Romero.

El ejército guaraní se organizó en compañías, con el cacique Nicolás Ñeenguirú como capitán general. Otros líderes importantes eran los caciques Ignacio Abiarú, Francisco Mbayroba y Arazay.

El pueblo de la Asunción del Acaraguá, que estaba en la orilla del río Uruguay, fue trasladado por seguridad. Se reubicó cerca de la desembocadura del arroyo Mbororé en el río Uruguay. Así, este nuevo lugar se convirtió en el centro de operaciones del ejército guaraní.

Las características del terreno en Mbororé, con un recodo del arroyo, lo hacían un lugar perfecto para la defensa. Se enviaron espías y guardias a los territorios cercanos.

El avance de los bandeirantes

Las fuerzas bandeirantes, al mando de Manuel Pires y Jerónimo Pedrozo de Barros, salieron de San Pablo en septiembre de 1640.

Después de establecer varios campamentos, un grupo llegó al Acaraguá. Encontraron el pueblo abandonado y lo usaron como base de operaciones. Luego, regresaron para informar al resto de la expedición.

El día de la batalla

En enero de 1641, una crecida del río Uruguay trajo muchas canoas y flechas, lo que alertó a los jesuitas sobre la cercanía del enemigo.

Además, varios guaraníes que habían escapado de los bandeirantes llegaron a las misiones. Informaron a los jesuitas sobre el número y el armamento de los atacantes.

Un pequeño grupo misionero se estableció de nuevo en Acaraguá para observar. El 25 de febrero de 1641, ocho canoas salieron río arriba para reconocer el terreno. A pocas horas de navegar, se encontraron con la expedición bandeirante, que bajaba por el río con 300 canoas y balsas. Seis canoas bandeirantes persiguieron a los misioneros, quienes se retiraron rápidamente hacia Acaraguá. Allí, los guaraníes recibieron refuerzos y las canoas bandeirantes tuvieron que retroceder.

Mientras tanto, un grupo de misioneros fue rápidamente a informar a los jesuitas en Mbororé sobre la situación.

Al amanecer del día siguiente, 250 guaraníes en treinta canoas, dirigidos por el cacique Ignacio Abiarú, se enfrentaron a más de cien canoas bandeirantes. Los obligaron a retroceder.

Una vez que los paulistas se alejaron, los guaraníes destruyeron todo lo que pudiera servir de abastecimiento en Acaraguá y se retiraron hacia Mbororé. Este lugar era ideal para enfrentar a los portugueses, ya que los forzaba a una batalla directa.

El 11 de marzo de 1641, la expedición bandeirante llegó a Acaraguá y no encontró nada útil. Entonces, se dirigió hacia Mbororé. Unas 300 canoas y balsas avanzaron río abajo.

Sesenta canoas con 57 arcabuces y mosquetes, comandadas por el capitán Ignacio Abiarú, los esperaban en el arroyo Mbororé. En tierra, miles de guaraníes apoyaban a las canoas con arcabuces, arcos y flechas, hondas, alfanjes y garrotes.

El enfrentamiento fue rápidamente favorable a los guaraníes. Un grupo de bandeirantes logró llegar a tierra y se retiró hacia Acaraguá, donde construyeron una empalizada (una cerca de troncos).

Durante los días 12, 13, 14 y 15 de marzo, los misioneros bombardearon continuamente la fortificación con cañones, arcabuces y mosquetes, tanto desde tierra como desde el río. No arriesgaron un ataque directo porque sabían que los bandeirantes no tenían alimentos ni agua. Preferían una guerra de desgaste. Además, varios tupíes empezaron a desertar y unirse a las tropas misioneras, dando información sobre el enemigo.

El 16 de marzo, los bandeirantes enviaron una carta a los jesuitas pidiendo la rendición. Los guaraníes rompieron la carta. Los bandeirantes intentaron escapar del asedio subiendo por el río Uruguay en sus balsas y canoas. Sin embargo, en la desembocadura del río Tabay los esperaba un grupo de 2000 guaraníes armados.

Ante esta situación, los portugueses decidieron retroceder hacia Acaraguá para intentar escapar por la orilla derecha del río. Pero fueron perseguidos y perdieron a muchos hombres.

De la expedición inicial que salió de San Pablo, solo unos pocos lograron regresar.

¿Qué consecuencias tuvo la Batalla de Mbororé?

Las principales consecuencias de la Batalla de Mbororé fueron:

  • Las Misiones Jesuíticas lograron mantener su territorio.
  • Se detuvieron los ataques de los bandeirantes a las misiones jesuitas. Los jesuitas crearon un plan de defensa: concentraron las misiones entre los ríos Paraná y Uruguay, las fortificaron y entrenaron militarmente a los hombres adultos.
  • En 1649, el Virrey del Perú García Sarmiento de Sotomayor dio permiso real a los jesuitas para formar sus propias milicias. A cambio, los guaraníes no tuvieron que pagar impuestos por sus servicios de defensa en la frontera. Esto también significó que los jesuitas pudieron comprar armas de fuego legalmente.
  • La batalla aseguró la paz y el desarrollo de las misiones por otros cien años. Esto duró hasta la Guerra Guaranítica (1754-1756) y la Expulsión de los jesuitas de la Monarquía Hispánica de 1767.
  • Se frenó, por un tiempo, la expansión portuguesa sobre los territorios de la Corona española.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Battle of Mbororé Facts for Kids

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