Anschluss para niños


El Anschluss es una palabra alemana que significa 'unión' o 'anexión'. En la historia, se usa para describir la unión de Austria con la Alemania nazi en marzo de 1938. El 12 de marzo de ese año, las tropas alemanas entraron en Austria sin encontrar resistencia. Así, Austria se convirtió en una provincia de Alemania, llamada Ostmark.
Estos eventos de 1938 fueron parte de los planes de Adolf Hitler para expandir el territorio de Alemania. Antes de esto, la región del Sarre había vuelto a Alemania en 1935. Después del Anschluss, hubo otros sucesos importantes como la crisis de los Sudetes, la ocupación de Checoslovaquia y la invasión de Polonia, lo que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial.
El término completo en alemán es Anschluss Österreichs, que significa ‘unión de Austria’. Se refiere tanto al momento en que ocurrió como al período en que Austria estuvo unida a Alemania.
Contenido
¿Qué pasó antes del Anschluss?
La idea de que Austria y Alemania se unieran ya existía en el siglo XIX. Volvió a surgir después de la Primera Guerra Mundial, aunque los tratados de paz lo prohibían. Cuando la economía mejoró en los años veinte, la idea perdió fuerza. Sin embargo, la Gran Depresión (una crisis económica mundial) hizo que el Anschluss pareciera una solución para los problemas de Austria.
Alemania ejerció una presión creciente sobre Austria. Quería que el partido nazi fuera legal en Austria y que sus miembros participaran en el gobierno. En 1931, una milicia intentó tomar el poder en Austria, pero no lo logró.

Aunque el partido nazi austríaco fue el más votado en 1932, no obtuvo la mayoría. Entonces, sus miembros comenzaron a usar la violencia. El canciller Engelbert Dollfuss decidió gobernar sin el Parlamento en 1933. Disolvió varios partidos, incluyendo el nazi. Su gobierno se volvió muy estricto, similar a otros regímenes de la época, y se basó en el catolicismo tradicional. Dollfuss también tomó medidas severas contra quienes querían mantener la democracia.
- En febrero de 1934, una insurrección causó muchas muertes. Los opositores al gobierno tuvieron que exiliarse. Mientras tanto, los nazis austríacos se hicieron más fuertes. Querían un gobierno más cercano a Alemania. Intentaron un levantamiento y asesinaron al canciller Dollfuss el 25 de julio de 1934. Sin embargo, su intento de tomar el poder fracasó. El ejército austríaco no los apoyó, y los seguidores de Dollfuss lograron controlar a los grupos nazis armados.
Hitler se enteró de que la familia de Dollfuss estaba con el líder italiano Benito Mussolini. Cuando Mussolini supo lo que le pasó a Dollfuss, movilizó tropas italianas en la frontera con Austria. Amenazó con intervenir si era necesario. En ese momento, Hitler no tenía su ejército completamente listo ni bajo control total. Tampoco quería un conflicto con Italia, que tenía ideas políticas similares. Por eso, no envió tropas para apoyar a los nazis austríacos.
¿Cómo aumentó la presión alemana sobre Austria?
El nuevo canciller, Kurt Schuschnigg, continuó con el sistema de gobierno de Dollfuss. Mantuvo un gobierno estricto y evitó cualquier opción política que buscara la unión con Alemania. Contó con el apoyo de algunos políticos que veían su gobierno como una opción menos problemática que el nacionalsocialismo alemán. Sin embargo, los nazis austríacos se organizaron mejor y usaron la violencia contra las autoridades y los opositores. Entre 1934 y 1938, los ataques nazis causaron la muerte de 800 personas.
La situación en Austria amenazaba con un conflicto interno entre el gobierno y los nazis austríacos. Estos últimos recibían dinero y armas de Alemania. Habían logrado atraer a muchos jóvenes austríacos que sufrían por la falta de empleo debido a la Gran Depresión. En este ambiente de desorden, el canciller Kurt Schuschnigg se reunió con Hitler en Berchtesgaden el 12 de febrero de 1938. La violencia nazi en Austria era insoportable. Hitler exigió varias cosas: que se perdonara a los nazis austríacos por sus acciones, que participaran en el gobierno, que los ejércitos de ambos países colaboraran y que Austria se uniera a la zona económica alemana. A cambio, Alemania dejaría de intervenir en la política austríaca.
La reunión entre Schuschnigg y Hitler fue muy tensa. Hitler amenazó al canciller austríaco con provocar un conflicto interno en Austria si no aceptaba todas sus condiciones. Dijo que convertiría Austria en "una segunda España" si no se cumplían sus demandas. Para intimidar a Schuschnigg, Hitler llamó a la sala a varios jefes militares alemanes, diciendo que estaban allí "por casualidad". Schuschnigg y el presidente de Austria, Wilhelm Miklas, se fueron rápidamente de Berchtesgaden, temiendo una invasión alemana en cualquier momento.
De vuelta en Viena, el canciller Kurt Schuschnigg aceptó liberar a los nazis austríacos encarcelados. También entregó el Ministerio de Policía al nacionalsocialista Arthur Seyss-Inquart. Esto fue un último intento de mantener la independencia de Austria. Sin embargo, los nazis austríacos no estaban satisfechos. Como Schuschnigg buscaba apoyo en otros grupos para mantener la independencia, los ataques y sabotajes nazis continuaron. Por su parte, Hitler, en un discurso del 3 de marzo de 1938, se refirió a los austríacos como "los 10 millones de alemanes que viven fuera de nuestras fronteras", mostrando su intención de unir Austria a Alemania.
La unión de Austria con Alemania
¿Cómo se convocó un plebiscito?
El canciller Schuschnigg quería evitar perder el poder poco a poco y esperaba conseguir ayuda de otros países europeos contra Alemania. Por eso, el 1 de marzo decidió convocar un plebiscito (una votación popular) para el domingo 13 de marzo. La pregunta no era si aceptaban la unión con Alemania, sino si apoyaban una "Austria unida, cristiana, social, independiente, alemana y libre". Los preparativos comenzaron en secreto el 5 de marzo. Schuschnigg le contó el plan a Seyss-Inquart el día 8, pidiéndole que no lo dijera hasta el día siguiente, cuando lo anunciaría oficialmente. Aunque Seyss-Inquart cumplió su promesa, otros nazis austríacos que trabajaban en el gobierno se enteraron y avisaron a Berlín.
Presionado por los acontecimientos, Schuschnigg anunció el referéndum el miércoles 9 de marzo de 1938. Quería que la gente decidiera si Austria sería independiente o se uniría a Alemania. Así, buscaba el apoyo popular y quería mostrar las intenciones de expansión de Hitler. Schuschnigg, junto con el presidente Wilhelm Miklas, fijó la edad mínima para votar en 24 años. Esto evitaba que muchos jóvenes desempleados, que eran la mayoría de los seguidores nazis, participaran. La votación sería el domingo 13 de marzo. Cuando Hitler se enteró, se enojó y ordenó a los nazis austríacos actuar para evitar el referéndum. Mientras tanto, en Austria, la noche del 9 de marzo, los nacionalsocialistas exigieron que se anulara una parte del Tratado de Saint-Germain-en-Laye que impedía la unión con Alemania. Hitler envió a un representante para evitar el plebiscito si no incluía claramente la opción de la unión con Alemania. No hubo violencia inmediata, esperando la respuesta del Reino Unido sobre una posible intervención alemana. El día 10, se confirmó que si el conflicto se limitaba a Austria y Alemania, el Reino Unido no intervendría a favor de los austríacos.
Antes de que se celebrara el referéndum, los nacionalsocialistas austríacos lanzaron ataques violentos contra las oficinas del gobierno. La policía austríaca, que estaba bajo el control de Seyss-Inquart, no hizo nada para detenerlos. Alemania cerró sus fronteras y comenzó a mover sus tropas. Los nazis austríacos no intentaron un golpe de estado como cuatro años antes. En cambio, crearon caos en todo el país con disturbios callejeros, incendios y saqueos. Querían provocar un conflicto interno contra los opositores. Mientras tanto, Hitler decidió invadir Austria y discutió los planes con el ejército alemán el día 10.
La mañana del día 11, Seyss-Inquart recibió una carta de Hitler. Le informaba de los preparativos militares en la frontera y le exigía que anulara el plebiscito antes del mediodía. Seyss-Inquart fue a ver al canciller y le rogó que aceptara las condiciones de Hitler. Como la reunión se alargó, los nazis dieron más tiempo para la respuesta del gobierno austríaco, hasta las dos de la tarde. A las exigencias de Hitler se sumaron las del partido nazi en Austria: Schuschnigg debía retrasar la votación tres semanas o los nacionalsocialistas tomarían el poder por la fuerza.
Los disturbios causados por los nazis ocurrieron en varias ciudades de Austria los días 10 y 11 de marzo. Las tropas austríacas leales al gobierno intentaron controlarlos. El plan de Hitler era que el presidente Wilhelm Miklas destituyera a Schuschnigg por temor a un conflicto interno y nombrara a Seyß-Inquart como canciller. Seyss-Inquart, una vez en el cargo, pediría ayuda militar a Alemania para terminar con la crisis en Austria, haciendo que pareciera que no era una invasión.
Al amanecer del viernes 11 de marzo, los jóvenes nacionalsocialistas, ahora armados, habían tomado edificios del gobierno en las principales ciudades de Austria, con el apoyo de agentes alemanes infiltrados. Ante la amenaza de un levantamiento armado apoyado por Alemania, el canciller Kurt Schuschnigg intentó buscar ayuda en el Reino Unido o Francia para detener la agresión alemana, pero ninguno de estos gobiernos mostró intención de intervenir.
El presidente Wilhelm Miklas recibió un ultimátum de Hitler a las 12:00 del viernes 11 de marzo. Le exigía que anulara el referéndum convocado por Schuschnigg y le dio un plazo de dos horas. Miklas discutió la situación con Schuschnigg, pero este no aceptó anularlo.
¿Cómo se rindió Austria?
El gobierno austríaco se reunió a las dos de la tarde. Schuschnigg aceptó anular el plebiscito después de una sesión difícil, aunque no convocaría uno nuevo tres semanas después, como pedían los nazis austríacos. A las 14:45, Göring llamó a Seyss-Inquart para rechazar las concesiones, diciendo que eran insuficientes. Poco después, volvió a llamarlo para indicar que Hitler exigía la renuncia de todo el gobierno. Cuando le comunicaron la nueva condición a Schuschnigg a las 15:30, este presentó su renuncia al presidente.
Al mismo tiempo que se reunía el Consejo de Ministros austríaco, Hitler aprobaba los planes de invasión. Dos horas más tarde, cuando se supo que Schuschnigg había aceptado las exigencias alemanas, se detuvieron los preparativos militares.
Sin embargo, un nuevo mensaje cambió el curso de los acontecimientos. A las 15:30, Hitler envió otro ultimátum a Miklas, exigiendo que se nombrara al nazi austríaco Seyß-Inquart como nuevo canciller. Miklas se negó. En las horas siguientes, se buscó a otro líder político, ya que Schuschnigg había renunciado. A las 17:00, líderes nazis austríacos volvieron a pedir la formación de un gobierno con Seyss-Inquart a la cabeza. A las 19:30, amenazaron con la invasión a las 20:00 si el presidente seguía negándose. Aunque un militar alemán dijo que 150.000 soldados estaban listos para invadir el país si Miklas no nombraba a Seyss-Inquart, el presidente rechazó la amenaza. A pesar de sus esfuerzos, Miklas no logró que ningún otro líder político o militar austríaco aceptara el cargo de canciller. A las 17:00, recibió un nuevo mensaje de Hermann Göring: Hitler exigía que el nombramiento de Seyss-Inquart se hiciera a más tardar a las 19:30. También anunció nuevas condiciones.
A las 18:00, Seyss-Inquart recibió de un enviado de Berlín el texto de un telegrama que debía enviar. En él, anunciaba su nombramiento como presidente del gobierno y pedía ayuda alemana para terminar con los disturbios. Pero Seyss-Inquart se negó, diciendo que aún no era presidente y que no había disturbios que necesitaran la intervención militar alemana. El enviado y Seyss-Inquart fueron a ver al presidente, quien de nuevo se negó a aceptar a Seyss-Inquart como primer ministro. A las 19:00, Schuschnigg declaró que anunciaría públicamente su renuncia.
Por su parte, Kurt Schuschnigg estaba dispuesto a renunciar para evitar una invasión alemana. Viendo la situación casi perdida, líderes del gobierno de Dollfuss se fueron al exilio esa misma tarde. Finalmente, Schuschnigg decidió tomar la iniciativa y pronunció un emotivo discurso por radio a las 19:47. Se despidió del pueblo austríaco y presentó su renuncia, diciendo que "había hecho todo lo posible por salvaguardar la independencia del país". Schuschnigg terminó su discurso con la frase Gott schütze Österreich (en alemán, "Dios proteja a Austria").
A pesar de la renuncia de Schuschnigg, el presidente Miklas aún se negaba a nombrar a un nazi como canciller. A las 20:00, las calles de Viena ya estaban controladas por los nazis austríacos, quienes imponían su autoridad y colgaban banderas nazis en los edificios públicos. Mientras los líderes nazis austríacos ordenaban a sus seguidores tomar el poder, Seyss-Inquart hablaba por teléfono con Göring para informarle de la situación. Göring dijo que ordenaría la invasión de Austria y que cualquier resistencia sería castigada.
Hitler aceptó ordenar de nuevo la movilización de las fuerzas para la invasión y dio la orden a las 20:45. Las tropas debían entrar en Austria la madrugada del día siguiente. Aunque Göring seguía exigiendo que Seyss-Inquart enviara el telegrama que justificaría la entrada de las tropas alemanas, no lo logró hasta las 21:54. Mientras tanto, Hitler aún dudaba de la reacción de Benito Mussolini, considerando la protección que Italia había dado a Austria en 1934. Pero después de la colaboración entre Italia y Alemania en otros conflictos, el gobierno italiano se había aliado con Alemania. Además, el ministro de Asuntos Exteriores italiano pensaba que Italia no podía oponerse a la unión de Austria con Alemania.
Así, hubo una consulta diplomática sobre la opinión italiana a las 22:00 del 11 de marzo. El ministro italiano informó que Mussolini no intervendría en los sucesos de Austria. Esta noticia llegó de inmediato a Viena y dejó a Miklas y Schuschnigg sin su único gran aliado extranjero. Inmediatamente, Hitler llamó a su embajador en Roma para que expresara el "profundo agradecimiento personal" de Hitler hacia Mussolini.
Al pasar la noche, y sin recibir noticias de Viena sobre el nombramiento de Seyss-Inquart como canciller austríaco, Hitler se enojó y ordenó a las tropas alemanas invadir Austria a las 22:00 del 11 de marzo. También ordenó falsificar un telegrama supuestamente enviado por Seyss-Inquart desde Viena, pidiendo ayuda a Hitler para restablecer el orden en Austria. Hitler ya no se conformaba solo con la renuncia de Schuschnigg, y había dicho que Miklas también debería renunciar.
A medianoche, Miklas finalmente cedió y aceptó nombrar a Seyss-Inquart como canciller interino, aunque todas las decisiones del gobierno debían ser aprobadas por el presidente. Seyss-Inquart pidió entonces a Berlín que detuviera la invasión, ya que la movilización de los grupos nazis austríacos y la decisión de Miklas y Schuschnigg de aceptar las condiciones alemanas la hacían innecesaria. Despertaron a Hitler para comunicarle la petición de Seyss-Inquart, pero Hitler la rechazó.
Mientras tanto, los nacionalsocialistas austríacos continuaban con sus actos de violencia y revueltas contra el gobierno, causando desorden. A medianoche del 11 de marzo, los nazis austríacos habían ocupado casi todos los edificios del gobierno en Viena. Arrestaron a los líderes políticos "antinazis" que encontraron, con la ayuda de policías y reclutas que simpatizaban con los nazis.
¿Cómo fue la intervención alemana?
Las primeras tropas alemanas que cruzaron la frontera austríaca fueron recibidas con alegría en Austria. La falta de oposición a la invasión fue conveniente para las fuerzas alemanas, que pronto se encontraron con un gran atasco de tráfico camino a Viena. Como las potencias occidentales tampoco reaccionaron a la acción alemana, el ejército alemán pudo usar algunos trenes que estaban destinados a la defensa contra un posible ataque francés.
A las diez de la mañana, el nuevo gobierno austríaco juró la Constitución. De nuevo, el nuevo canciller pidió sin éxito que se detuviera la invasión. Al no conseguirlo, fue a Linz a encontrarse con Hitler. Pidió que se permitiera a unidades austríacas entrar en territorio alemán, para dar una apariencia de unión a la invasión, a lo que Hitler accedió. A mediodía, el nuevo gobierno austríaco, que ya había anulado una parte del tratado de paz que impedía la unión con Alemania, publicó un decreto que confirmaba la anexión. Al mismo tiempo, las primeras tropas alemanas llegaban a la capital austríaca. Miklas renunció y nombró presidente interino al canciller, pero se negó a firmar el decreto de anexión.
En la mañana del 12 de marzo, el presidente Miklas finalmente aceptó nombrar a Seyss-Inquart como canciller austríaco. Pero esta medida fue inútil, ya que al amanecer las tropas alemanas ya habían cruzado la frontera, iniciando su invasión. Los nazis austríacos arrestaron a Miklas al mediodía, con el apoyo de agentes alemanes infiltrados en Viena. Arthur Seyss-Inquart tomó el puesto de canciller en la capital austríaca, dando la bienvenida a las tropas alemanas que entraban al país. Al día siguiente, las fuerzas alemanas ocuparon toda Austria sin resistencia. Fueron recibidas con entusiasmo, lo que sorprendió incluso a los alemanes. Sin embargo, el mal estado de muchos transportes de tropas causó retrasos en el avance del ejército alemán, lo cual preocupó a los jefes militares.
El propio Hitler cruzó la frontera austríaca el sábado 12 de marzo a las 16:00. Se dirigió a Braunau am Inn, su ciudad natal, y luego a Linz. La entusiasta bienvenida de la población austríaca a las tropas alemanas sorprendió incluso a Hermann Goering, quien llegó a Viena el domingo 13 de marzo para coordinar con Seyss-Inquart los detalles de la toma del poder por los nazis. Hitler llegó a Viena el 14, aclamado por una enorme multitud. La culminación fue la llegada de Hitler a Viena el martes 15 de marzo, declarando la unión de Austria con Alemania en la Heldenplatz de Viena ante 250.000 simpatizantes.
El plebiscito de 1938

Después de la ocupación alemana, Austria dejó de ser una nación independiente. Su nombre en alemán, Österreich (que significa 'Imperio Oriental'), se cambió a la provincia de Ostmark ('Marca Oriental'). Arthur Seyß-Inquart fue nombrado gobernador general. Para que los eventos de marzo de 1938 parecieran legítimos, Hitler anunció un plebiscito para el 10 de abril de 1938, menos de un mes después de la unión.
La unión con Alemania tuvo el apoyo del 99,73 % de los votantes. Aunque el resultado no fue manipulado directamente, todo el proceso electoral sí lo fue. Para empezar, no había voto secreto. La papeleta se tenía que rellenar delante de los oficiales de las SS y entregarla en sus manos, sin que el votante pudiera introducirla en una urna por sí mismo. En la papeleta, el círculo para el "sí" era muy grande en el centro, y el círculo para el "no" era mucho más pequeño a la derecha, lo que claramente animaba a votar a favor de la unión.
Además, no hubo una campaña posible a favor del "no". Inmediatamente después de la unión, unas 70.000 personas fueron detenidas en pocos días. Entre ellas había personas de origen judío, socialdemócratas y comunistas, así como todos los líderes políticos del gobierno anterior de Austria. El censo electoral excluyó a 400.000 ciudadanos (un 10 % de los posibles votantes), la mayoría de ellos opositores y personas de origen judío. Es importante mencionar que en Innervillgraten, un pueblo pequeño donde la votación no fue vigilada por el ejército alemán, el 95 % de los votos fueron en contra de la unión.
¿Qué consecuencias tuvo el Anschluss?
La respuesta internacional al Anschluss fue limitada. Los países aliados de la Primera Guerra Mundial solo presentaron protestas diplomáticas. No tomaron acciones concretas para revertir la situación, a pesar de que los tratados de paz les daban la responsabilidad de impedir la unión política entre Austria y Alemania. Sin embargo, por una política de no confrontación hacia Hitler, estas potencias decidieron no protestar con fuerza. El Reino Unido dijo que los eventos del Anschluss eran irreversibles y que no se podrían haber impedido por la fuerza, aunque reconocieron que Hitler había violado el tratado de paz. Francia se expresó de manera similar y, ante la postura británica, no pidió ningún tipo de boicot contra Alemania por esta acción. México fue el único país que protestó oficialmente contra el comportamiento de Alemania a través de su representante en la Sociedad de Naciones, Isidro Fabela, con más firmeza que los países europeos.
Dentro de Austria, el Anschluss encontró fuerte resistencia entre los opositores al gobierno nazi. Sin embargo, la mayoría de la población lo aceptó como una situación inevitable para evitar una invasión militar alemana. Los líderes religiosos católicos y protestantes pidieron a sus seguidores que no se opusieran activamente a la influencia nazi en Austria, por temor a un conflicto sangriento contra la poderosa Alemania. El cardenal y arzobispo católico de Viena, Theodor Innitzer, dijo: "Los católicos vieneses debemos dar gracias al Señor por la forma pacífica en que ha ocurrido este gran cambio político y orar por un gran futuro para Austria. Sobra decir que, de ahora en adelante, todo el mundo debe obedecer las órdenes de las nuevas instituciones".
Robert Kauer, presidente del Consejo de la Iglesia evangélica, envió un telegrama a Hitler diciendo: "A su llegada a suelo austríaco, le saludo en nombre de los más de 330.000 alemanes evangélicos. Después de un período difícil, usted llega como salvador de todos los alemanes, sin diferenciarlos por su fe, después de la dura crisis de estos últimos cinco años. ¡Que Dios bendiga su camino hacia esta tierra alemana, su patria!". Usando el mismo argumento de evitar la violencia, los líderes socialistas y nacionalistas pidieron a sus seguidores que aceptaran el Anschluss como un hecho y no ofrecieran resistencia activa al régimen nazi.
Por su parte, los nazis austríacos apoyaron decididamente la unión con Alemania y colaboraron eficazmente en la influencia nazi en Austria y su sociedad. Muchos nazis nacidos en Austria, además del propio Hitler, llegaron a ocupar cargos importantes dentro del gobierno alemán. Algunos ejemplos son Ernst Kaltenbrunner y Arthur Seyss-Inquart. Cientos de nazis austríacos se unieron rápidamente a las filas del Partido Nazi y otras organizaciones, mostrando el mismo fanatismo y crueldad que sus compañeros alemanes.
Austria dejó de ser una nación independiente y su territorio se dividió en 7 distritos, similares a las regiones alemanas. Sus funcionarios públicos y oficiales del ejército pasaron a depender de sus colegas alemanes, excepto aquellos que fueron expulsados por oponerse al nazismo o porque sus puestos ya no eran necesarios al perder Austria su independencia. De la misma manera, todas las leyes alemanas, especialmente las que prohibían la oposición política, entraron en vigor en Austria, junto con el sistema de control ya existente en Alemania. La fuerte discriminación del gobierno alemán se aplicó de inmediato en todo el territorio austríaco, tanto por nazis locales como por agentes llegados de Alemania. Las grandes comunidades de personas de origen judío en Viena y Graz fueron rápidamente sometidas a discriminación y, años después, sufrieron eventos muy tristes.
En 1943, los aliados, a través de la Declaración de Moscú, reconocieron a Austria como "la primera víctima del nazismo" y se comprometieron a restablecer su independencia. Declararon que el Anschluss era nulo y sin valor. Sin embargo, los firmantes de la declaración también advirtieron que los nacionalsocialistas austríacos y sus seguidores asumirían la responsabilidad que les correspondiera por participar en acciones violentas, al igual que el gobierno alemán.
¿Qué pasó con Austria después de 1945?
Austria formó parte de Alemania desde marzo de 1938 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. El 27 de abril de 1945, el gobierno provisional austríaco declaró el Anschluss "nulo e inválido", estableciendo la Segunda República Austríaca. Los países vencedores de la guerra mantuvieron a Austria bajo ocupación militar durante varios años, pero siempre la trataron como un país diferente de Alemania. No la dividieron y permitieron la existencia de un gobierno civil desde el principio (situaciones que no ocurrieron en Alemania). La plena independencia de Austria no se restituyó hasta después de difíciles negociaciones entre la URSS y los EE. UU.. Finalmente, el 15 de mayo de 1955, se firmó en Viena el Tratado para el Restablecimiento de Austria Independiente y Democrática. Ese mismo año, se publicó una declaración de neutralidad del país, estableciendo que Austria no podía unirse a la OTAN ni al Pacto de Varsovia.
El 27 de abril de 1945, cuando el ejército alemán había sido expulsado de casi todo el territorio austríaco, se estableció un "gobierno provisional austríaco" en Viena. Este gobierno fue reconocido rápidamente por los Aliados y la URSS, ya que estaba formado por líderes políticos que se habían opuesto al nazismo desde antes de 1938, como el estadista Karl Renner.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que se había reconocido a Austria como "víctima de la agresión nazi", fue necesario iniciar allí un proceso para eliminar la influencia nazi, similar al de Alemania. Esto se debió a que era evidente que, antes y después del Anschluss, existían miles de nazis austríacos que habían colaborado de forma voluntaria y entusiasta con el gobierno alemán.
Hasta la fecha, es un tema de debate histórico en la sociedad austríaca determinar la cantidad real de simpatizantes nacionalsocialistas que había en Austria en el momento del Anschluss, así como el nivel de apoyo popular que tuvo la unión con Alemania. En 1998, el gobierno austríaco formó una "Comisión Histórica" para evaluar la responsabilidad de Austria por las expropiaciones contra las personas de origen judío desde un punto de vista académico. Esto no ha impedido las críticas de historiadores que señalan las actitudes "evasivas" de los sucesivos gobiernos de Austria ante la responsabilidad de los nazis austríacos en los eventos tristes de la historia.
El Anschluss en la cultura popular
Libros y películas
- The Sound of Music (conocida como "Sonrisas y lágrimas" o "La novicia rebelde"), una película ambientada en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, en el momento de la unión de Austria con Alemania.
- El gran dictador, película de Charles Chaplin que recrea la invasión de un país ficticio por otro, inspirada en el Anschluss.
- El cetro de Ottokar, una aventura de Tintín que cuenta la historia inventada de la invasión de un país por su vecino, basada en el Anschluss.
- El orden del día, novela de Éric Vuillard que trata sobre diversos hechos previos y posteriores al Anschluss.
Véase también
En inglés: Anschluss Facts for Kids