Tomás de Arrigunaga para niños
Datos para niños Tomás de Arrigunaga y Archondo |
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5.° Gobernador Intendente de Salta del Tucumán |
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| 1807-1807 | ||
| Monarca | Carlos IV de España | |
| Predecesor | Rafael de la Luz | |
| Sucesor | José de Medeiros | |
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| Información personal | ||
| Nacimiento | 1760 Vizcaya (España) |
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| Fallecimiento | 1841 | |
| Nacionalidad | Española | |
| Información profesional | ||
| Ocupación | Militar Gobernador colonial | |
Tomás de Arrigunaga y Archondo (nacido en Vizcaya, España, alrededor de 1760 y fallecido en Salta, en 1841) fue un importante militar y administrador español. Sirvió como gobernador de la Intendencia de Salta del Tucumán justo antes de la Revolución de Mayo. Se opuso firmemente a los cambios que trajo esta revolución.
Contenido
¿Quién fue Tomás de Arrigunaga?
Tomás de Arrigunaga fue un oficial español que llegó a Buenos Aires en 1776. Lo hizo como parte de la expedición del primer virrey del Río de la Plata, Pedro de Cevallos. Con el tiempo, alcanzó el rango de mayor en el Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires.
Su vida en Salta
A finales del siglo XVIII, Arrigunaga fue enviado a la ciudad de Salta con una parte de su regimiento. Allí se estableció y formó su familia. Fue elegido alcalde del cabildo (el gobierno de la ciudad en esa época) tres veces. También ocupó otros puestos importantes en el cabildo. A principios del siglo XIX, fue el comandante del batallón del Regimiento Fijo que estaba en Salta.
Su rol como gobernador
En 1807, Tomás de Arrigunaga fue nombrado gobernador de la Intendencia de Salta del Tucumán. Durante su tiempo en el cargo, envió muchos recursos a Buenos Aires. Estos recursos, como pólvora, plomo y dinero, eran para ayudar a defender la ciudad. En ese momento, Buenos Aires enfrentaba la segunda invasión inglesa al Río de la Plata. Poco después, fue reemplazado por José de Medeiros, quien asumió el cargo de forma temporal.
¿Cómo se relacionó con la Revolución de Mayo?
En 1810, cuando llegaron las noticias de la Revolución de Mayo, Arrigunaga decidió apoyar la causa del rey de España. Esta postura se conoce como realista. Convenció al gobernador de Salta, Nicolás Severo de Isasmendi, de oponerse a la Primera Junta de gobierno. Por su lealtad al rey, fue arrestado. Incluso se pensó en ejecutarlo.
Apoyo a los realistas
Cuando el ejército realista, liderado por Pío Tristán, ocupó Salta, Arrigunaga les dio ayuda económica y ganado. Esto les sirvió para avanzar hacia San Miguel de Tucumán. Después de la Batalla de Tucumán, los patriotas (quienes apoyaban la revolución) ocuparon Salta por un corto tiempo. Arrigunaga fue arrestado de nuevo y parte de sus bienes fueron confiscados. Se resistió mucho a ser trasladado a Tucumán, por lo que lo dejaron en Salta.
Durante la Batalla de Salta, Arrigunaga ayudó a los realistas con dinero y organizó servicios médicos. Cuando los patriotas ganaron la batalla y tomaron la ciudad, él escondió en su casa al obispo Nicolás Videla del Pino.
Su vida después de la guerra
El general Manuel Belgrano pidió a Tristán y a sus tropas que juraran no volver a luchar contra los patriotas. Arrigunaga se negó a hacer este juramento, por lo que no le permitieron irse. Sin embargo, logró escapar y se unió al ejército del general Joaquín de la Pezuela. Participó en la Batalla de Sipe Sipe como ayudante de Pezuela.
En los años siguientes, Arrigunaga ocupó varios cargos en la administración española en el Alto Perú (hoy Bolivia). Fue jefe de provisiones del ejército, juez militar y administrador de la aduana de Potosí. También fue subdelegado en la región de Cinti. Sus propios oponentes se sorprendían de su firmeza como realista. También admiraban su amabilidad con los vencidos, a pesar de haber perdido todas sus propiedades en Salta.
Regreso a Salta y últimos años
Cuando la guerra de independencia terminó, Arrigunaga pidió al gobierno de la nueva República de Bolívar (Bolivia) que le pagaran por sus servicios militares y civiles. También reclamó los préstamos que había hecho al ejército realista. Su reclamo fue rechazado. Sin embargo, esto le sirvió para iniciar un juicio en Madrid, España, para cobrar esas deudas al gobierno español.
Regresó a Salta en la década de 1830. Desde entonces, se dedicó a intentar recuperar los bienes que había perdido. Logró recuperar al menos parte de sus propiedades. Las vendió para realizar obras de caridad en la Catedral de Salta. Falleció en Salta en 1841 y fue enterrado en esa misma Catedral, cerca del Señor del Milagro.