Golpe de Estado de julio de 1936 en Guipúzcoa para niños
Datos para niños Golpe de Estado de julio de 1936 en Guipúzcoa |
||||
---|---|---|---|---|
Golpe de Estado en España de julio de 1936 Parte de guerra civil española |
||||
Fecha | 21 - 27 de julio de 1936 | |||
Lugar | Guipúzcoa, España | |||
Coordenadas | 43°18′27″N 1°57′50″O / 43.3075, -1.9638888888889 | |||
Resultado | Victoria republicana | |||
Beligerantes | ||||
|
||||
Comandantes | ||||
|
||||
El intento de cambio de gobierno de julio de 1936 contra el gobierno de la República Española no tuvo éxito en Guipúzcoa. Este evento marcó el inicio de la Guerra Civil.
El centro de este intento en Guipúzcoa fue San Sebastián, la capital. Allí se encontraba una guarnición militar en el Cuartel de Loyola. El 21 de julio, algunos militares intentaron tomar el control de la ciudad. Lograron ocupar edificios importantes en el centro.
Sin embargo, las fuerzas de seguridad y los grupos leales al gobierno de la República lograron detenerlos. Rodearon a los militares en el Cuartel de Loyola. El intento de cambio de gobierno terminó el 27 de julio. Los últimos defensores del cuartel se rindieron.
En otras partes de la provincia, como Irún, el intento tampoco tuvo éxito.
Contenido
¿Qué pasó antes del intento de cambio de gobierno?
La preparación del intento
En julio de 1936, la guarnición militar de San Sebastián estaba en el Cuartel de Loyola. Incluía un regimiento de artillería y un batallón de zapadores. El coronel León Carrasco Amilibia estaba al mando de la provincia. El teniente coronel José Vallespín dirigía el batallón de zapadores.
Estos dos líderes militares tenían ideas diferentes sobre el intento de cambio de gobierno. El coronel Carrasco se había unido recientemente al plan, pero no tenía la confianza de los líderes principales. El teniente coronel Vallespín era quien debía liderar el intento en Guipúzcoa.
Las fuerzas de seguridad en San Sebastián incluían la Guardia Civil, los Carabineros y las fuerzas de Seguridad y Asalto. La mayoría de sus jefes apoyaban el intento. Solo el jefe local de la Guardia Civil, el teniente coronel Saturnino Bengoa, no lo hacía.
El gobierno civil de Guipúzcoa estaba a cargo de Jesús Artola Goicoechea. Él se mostró poco activo ante los eventos. En Guipúzcoa, muchas personas apoyaban el carlismo. También había seguidores del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que era un grupo conservador. A pesar de sus diferencias con el Frente Popular, en la provincia también había zonas industriales con grupos de izquierda.
Los días previos al 21 de julio
El 18 de julio de 1936, llegó a San Sebastián la noticia de un intento de cambio de gobierno en Marruecos Español y en la cercana Navarra. Los sindicatos de izquierda, como la CNT y la UGT, se movilizaron. Pidieron al gobernador civil que les diera armas.
El 19 de julio, se supo que la guarnición militar de Vitoria se había unido al intento. La petición de armas de los sindicatos se hizo más urgente. También era importante enviar tropas leales contra Vitoria. Sin embargo, en Guipúzcoa, la Guardia Civil, la Guardia de Asalto, el Cuerpo de Carabineros y los Migueletes (policía local) se mantuvieron leales al gobierno. Solo el coronel López de Ogayar apoyaba el intento.
Al principio, el coronel Carrasco no estaba claro sobre su posición. Incluso apoyó un nuevo gobierno. Pero luego cambió de opinión y no declaró el estado de guerra. Fue detenido cuando fue a protestar por un incidente. Desde ese momento, el teniente coronel Vallespín tomó el control. Sin embargo, el 20 de julio, no hizo nada porque no tenía el apoyo de todos los oficiales.
Mientras tanto, los grupos de trabajadores empezaron a controlar las calles de San Sebastián.
Las noticias de otras partes de España convencieron a las autoridades de San Sebastián de la necesidad de enviar tropas. Estas se unirían a los voluntarios de la CNT y UGT que iban hacia Vitoria. El comandante Augusto Pérez Garmendia, que estaba de vacaciones, se puso al servicio de la República. El 20 de julio, se formó una columna con trabajadores, guardias civiles y guardias de asalto para ir a Vitoria. Vallespín, presionado, decidió unirse al intento de cambio de gobierno.
Los enfrentamientos en San Sebastián
El comienzo del intento
El 21 de julio, después de que la primera columna partiera hacia Vitoria, Vallespín dio la orden de que las tropas salieran del Cuartel de Loyola. Querían tomar puntos clave de San Sebastián y unirse al intento. Colocaron dos cañones frente al gobierno, haciendo que sus ocupantes huyeran. Esto permitió al coronel Carrasco escapar.
Después de una breve lucha la mañana del 21 de julio, las tropas que apoyaban el intento tomaron los edificios más importantes de San Sebastián. Las autoridades republicanas y muchos líderes sindicales huyeron a Éibar. Allí contactaron con la columna de Pérez Garmendia. La ausencia de la columna enviada a Vitoria, que incluía muchos guardias leales, facilitó la tarea de los que intentaban el cambio. El coronel Carrasco estableció su centro en el hotel María Cristina. El grupo de guardias civiles que apoyaban el intento se concentró en el Gran Casino.
El 22 de julio, el comandante Pérez Garmendia, que había llegado a Éibar, se enteró de lo ocurrido en San Sebastián. Inmediatamente planeó recuperar la ciudad. Dejó una pequeña parte de sus fuerzas en Éibar y regresó con la mayoría a San Sebastián. Fue una sorpresa para los que intentaban el cambio cuando las fuerzas republicanas contraatacaron. Contaron con el apoyo de la Guardia Civil, la Guardia de Asalto, el Cuerpo de Carabineros y los Migueletes.
Después de fuertes combates, al anochecer de ese día, los que intentaban el cambio solo conservaban el Cuartel de Loyola y el Hotel «María Cristina». Las fuerzas republicanas habían logrado recuperar casi toda la ciudad. Muchos soldados de las fuerzas que intentaban el cambio no estaban convencidos de luchar. La falta de entusiasmo hizo que sus líderes tuvieran dificultades para mantener la unidad.
Los que estaban en el Hotel María Cristina se habían atrincherado. Los veraneantes habían evacuado el edificio. En el combate, causaron bajas a las fuerzas leales al gobierno. A la 1:00 p.m. del 23 de julio, los que estaban atrincherados en el hotel fueron finalmente vencidos. El edificio fue ocupado por las fuerzas del bando republicano.
Sin embargo, la situación en el Cuartel de Loyola era diferente. Había allí cerca de 1700 fusiles y ametralladoras, además de ocho obuses. Esto permitiría a los que intentaban el cambio resistir por mucho tiempo. En cambio, los grupos republicanos de San Sebastián solo tenían unos 300 fusiles, sin artillería ni ametralladoras. Aunque contaban con la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, un ataque directo era difícil. A pesar de esto, desde la mañana del 24 de julio, los grupos republicanos comenzaron a rodear el Cuartel.
Las autoridades republicanas esperaban que, como la mayoría de los soldados del Cuartel de Loyola eran jóvenes de origen vasco, la propaganda del PNV, leal a la República, los convenciera de no apoyar el intento militar. Además, el arsenal del Cuartel de Loyola era un gran incentivo para mantener el cerco. La posesión de esas armas daría ventaja a cualquier grupo, ya fuera anarquista o nacionalista vasco, que se apoderara de ellas.
El final de los enfrentamientos
Aunque el 23 de julio la ciudad de San Sebastián ya estaba completamente en poder de las tropas leales a la República (principalmente trabajadores armados y algunos miembros del PNV), estas fuerzas estaban mal armadas para atacar seriamente los Cuarteles de Loyola. Estos eran dos cuarteles nuevos con capacidad para regimientos completos, y su guarnición estaba mucho mejor armada que sus atacantes.
Aun así, las fuerzas republicanas eran muy superiores en número a los sitiados. Rodearon el cuartel de cerca, aunque siempre con el riesgo de que una salida de los sitiados les causara muchas bajas. La llegada de los guardias civiles y de asalto que se unieron al cerco aumentó la presión sobre los que intentaban el cambio. Estos últimos mantuvieron una resistencia débil, debilitada por las dudas del coronel Carrasco Amilibia sobre si seguir o rendirse. Mientras tanto, el teniente coronel Vallespín insistía en mantener el intento contra la República.
A pesar de la determinación de Vallespín de seguir luchando, la mayoría de los soldados parecía no querer continuar. Veían la derrota completa del intento en San Sebastián. También era difícil que las tropas de Navarra pudieran ayudar, ya que esas fuerzas aún luchaban en Irún contra tropas republicanas. Además, estaba la indecisión de sus propios oficiales superiores.
El 27 de julio, los últimos defensores de Loyola se rindieron.
¿Qué pasó después?
Vallespín logró escapar del Cuartel de Loyola. El cuartel fue entregado sin lucha a los republicanos la mañana del 28 de julio por el coronel Carrasco Amilibia. Sin embargo, Carrasco fue capturado por los grupos republicanos junto con otros oficiales que se habían unido al intento. A pesar de que su postura había sido clave para el fracaso del intento en San Sebastián, Carrasco perdió la vida el 29 de julio cerca de las vías del tren, en el barrio de Amara.
A pesar de los esfuerzos del gobierno civil, controlado por el nacionalismo vasco, por tomar el control del valioso arsenal del cuartel, los grupos republicanos se adelantaron. Obtuvieron la mayor parte del armamento del Cuartel de Loyola. Esto mostró las primeras tensiones entre el PNV y los sindicatos de izquierda durante la guerra civil en el País Vasco. La noche del 30 de julio, la cárcel de Ondarreta fue atacada por los grupos republicanos. Varias decenas de personas que apoyaban el intento de cambio de gobierno perdieron la vida.
El 6 de agosto, Artola Goicoechea fue reemplazado en el gobierno civil por el teniente de carabineros Antonio Ortega Gutiérrez.
Véase también
En inglés: Siege of the Loyola barracks Facts for Kids