Retablo de doña María de Aragón para niños
Retablo de doña María de Aragón es el nombre que se le da a un gran conjunto de pinturas que el famoso artista El Greco hizo para la iglesia del Colegio de la Encarnación en Madrid. Este colegio también era conocido como el Colegio de doña María de Aragón. El Greco trabajó en este proyecto entre los años 1596 y 1599.
Aunque por mucho tiempo no se sabía con certeza cuántas pinturas formaban este retablo, hoy en día la mayoría de los expertos creen que estaba compuesto por seis cuadros grandes y uno más pequeño que se perdió. Cinco de estas pinturas se encuentran actualmente en el Museo del Prado en Madrid, y la sexta está en el Museo Nacional de Arte de Rumanía en Bucarest, Rumanía.
Contenido
Historia del Retablo de Doña María de Aragón
¿Quién encargó el retablo y cuándo se hizo?
En 1596, El Greco aceptó el encargo de crear el retablo para la iglesia de un colegio que era un seminario de la orden agustina. El nombre popular del retablo se debe a María de Córdoba y Aragón, una mujer importante que pagó por las obras. Ella era dama de la reina Ana de Austria e hija de un noble llamado don Álvaro de Córdoba.
El encargo lo recibió El Greco del Consejo de Castilla, que se hizo cargo del proyecto después de la muerte de doña María. Hay documentos que muestran que el trabajo debía terminarse en tres años. El Greco recibió más de sesenta y tres mil reales por este trabajo, ¡el precio más alto que obtuvo en toda su vida! Sin embargo, no hay registros que digan cuántos cuadros formaban el retablo, cómo estaba organizado o de qué trataban las pinturas. Mucho tiempo después, un historiador llamado Juan Agustín Ceán Bermúdez mencionó que las pinturas contaban la historia de la vida de Jesús.
¿Qué pasó con el colegio y las pinturas?
El colegio cerró alrededor de 1808 o 1809. Esto ocurrió porque, por órdenes de José Bonaparte, se redujeron los conventos y luego se eliminaron las órdenes religiosas. El edificio del colegio se usó como salón de Cortes (un lugar de reuniones políticas) en dos periodos: de 1814 a 1820 y de 1820 a 1823. Durante este tiempo, el retablo fue desmontado.
Aunque en 1823 el lugar volvió a ser una iglesia, parece que solo se volvió a colocar el cuadro central, La Anunciación. En 1835, el edificio se usó de nuevo para fines políticos, como sede de una institución llamada Estamento de Próceres, que luego se convirtió en el Senado. Este edificio sigue teniendo esa función hasta hoy.
Las pinturas del retablo fueron trasladadas varias veces. En 1813, se llevaron a un convento agustino y a un lugar de custodia de documentos importantes. Después, pasaron a la Real Academia de San Fernando y de allí al Museo de la Trinidad. Este museo se había creado con obras de arte que habían sido recogidas debido a una ley que reorganizó las propiedades de arte en España. En 1872, el Museo de la Trinidad se unió al Museo del Prado. Así fue como cinco de los cuadros del retablo llegaron a esta importante institución.
Durante todos estos traslados, la estructura de madera del retablo se perdió. El sexto cuadro, La Adoración de los pastores, fue vendido y, después de pasar por varias manos, llegó a la colección real de Rumanía en 1888. Finalmente, en 1948, pasó a formar parte del Museo Nacional de Arte de Rumanía en Bucarest.
¿Cómo se cree que era el retablo?
El misterio de los cuadros perdidos
Como no hay documentos que describan los cuadros del retablo, los expertos han tenido muchas ideas diferentes sobre cuántas pinturas había y de qué trataban.
En 1908, un historiador llamado Manuel Bartolomé Cossío notó una relación entre cuatro cuadros: El Bautismo, La Crucifixión, La Resurrección y La Anunciación. Más tarde, en 1931, August L. Mayer sugirió que estos cuadros, junto con El Pentecostés (del Museo del Prado) y La Adoración de los pastores (de Bucarest), formaban parte del retablo.
En 1943, Manuel Gómez-Moreno propuso que el retablo estaba formado por estos seis cuadros, pero sin dar muchas razones. Esta idea no fue muy considerada hasta cuarenta años después, porque algunos expertos pensaban que La Resurrección y El Pentecostés tenían un estilo diferente. Hasta 1985, la mayoría de los críticos no creían que estos dos últimos cuadros pertenecieran al retablo.
La clave del misterio: un documento de 1814
En 1985, se descubrió un documento anónimo de 1814 que registraba las obras de arte guardadas en un lugar de custodia. En esta lista se mencionaba el retablo principal del colegio de doña María y se decía que había "siete cuadros de pinturas originales de Domenico Greco que estaban en el Altar Mayor".
Esta información apoyó la idea de Gómez-Moreno de que el retablo tenía una estructura de tres columnas (llamadas "calles") y dos niveles (llamados "pisos"). Como el documento hablaba de siete cuadros, se piensa que el séptimo era una pintura más pequeña, colocada en un tercer nivel, como si fuera un "ático" en la parte superior.
¿Cómo se organizaban las pinturas?
Según esta teoría, la estructura del retablo sería así:
- En el piso inferior:
* En el centro, La Anunciación. * A sus lados, El Bautismo de Cristo y La Adoración de los pastores (el de Bucarest).
- En el piso superior:
* En el centro, La Crucifixión. * A sus lados, La Resurrección y El Pentecostés.
Según el experto José Milicua, esta organización tiene sentido histórico y religioso. Destaca la idea de la redención (salvación) en el retablo. Por ejemplo, La Crucifixión (en el piso superior) sería el momento más importante de la redención, que comenzó con La Anunciación (en el piso inferior). La Adoración y La Resurrección mostrarían la llegada y la partida de Jesús entre los hombres, mientras que El Bautismo y Pentecostés ilustrarían la llegada del Espíritu Santo sobre Jesús y sobre los apóstoles.
Las Pinturas del Retablo
Los temas de estas pinturas, excepto el de Pentecostés, ya habían sido pintados por El Greco en otras ocasiones, incluso desde su época en Italia. Según el historiador Ruiz Gómez, El Greco retomó estos temas con mucha originalidad, mostrando su lado más expresivo y espiritual. A partir de este momento, su obra tomó un camino muy personal y sorprendente, alejándose del estilo más realista que empezaba a ser popular en esa época.
Las escenas de estas pinturas parecen estar en espacios cerrados, lo que hace que las figuras se vean muy altas y alargadas. Una luz especial y misteriosa resalta la irrealidad de las figuras, algunas de las cuales están pintadas en posiciones muy marcadas. Los colores son fríos, intensos y contrastados, aplicados con soltura sobre las figuras fuertes y bien construidas. Todo esto muestra el estilo único y característico de El Greco en su última etapa.
Nombres, tamaños y museos donde se encuentran
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Pentecostés
año 1597-1600
275 x 127 cm
Museo del Prado (Madrid) -
La Adoración de los pastores
año 1597-1600
364 x 137 cm
Museo Nacional de Arte (Bucarest) -
La Anunciación
año 1597-1600
315 x 174 cm
Museo del Prado (Madrid) -
El bautismo de Cristo
año 1597-1600
315 x 144 cm
Museo del Prado (Madrid)