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Matanza de los Inocentes para niños

Enciclopedia para niños
Sarcófago de Blanca Garcés de Navarra, en el que se representa la escena de la matanza de los Inocentes.

La matanza de los Inocentes es un episodio relatado en el Nuevo Testamento con carácter singular: de los cuatro evangelios canónicos, el único que lo relata es el Evangelio de Mateo (Mt 2, 16-18). Si bien se presenta nuevamente en los evangelios apócrifos, como el Protoevangelio de Santiago y en el Evangelio armenio de la infancia.

El relato trata sobre la orden dada por Herodes I el Grande de ejecutar a los niños nacidos en Belén menores de dos años. Según el pasaje de Mateo, Herodes dio esta orden al verse engañado por los sabios del oriente que habían prometido proporcionarle el lugar exacto del nacimiento de Jesús. Mateo dice que este acontecimiento cumple con la profecía de Jeremías (Jer 31, 15).

Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.»
Evangelio de Mateo 2, 16-18

En el Protoevangelio de Santiago se narra que Herodes buscaba al hijo del sacerdote Zacarías, al que suponía el potencial rey. Pero el niño había sido escondido por su madre Isabel en una cueva. Según este libro apócrifo, el futuro Juan el Bautista habría sido la causa real de la inquina de Herodes.

Y Herodes buscaba a Juan, y envió sus servidores a Zacarías, diciendo: ¿Dónde has escondido a tu hijo? Y él repuso: Soy servidor de Dios, permanezco constantemente en el templo del Señor, e ignoro dónde mi hijo está. Y los servidores se marcharon del templo, y anunciaron todo esto a Herodes. Y Herodes, irritado, dijo: Su hijo debe un día reinar sobre Israel.

El relato evangélico inspiró numerosas obras artísticas, en particular en la pintura y escultura, y su difusión en la cultura universal tornó la figura de Herodes en el arquetipo de los opresores, que no dudan en cometer actos violentos brutales por miedo a perder el poder.

Simbolismo

En el relato evangélico, Herodes I el Grande es «el arquetipo de todos los sanguinarios» que no dudan en sacrificar a los indefensos. De allí proviene el sobrenombre por antonomasia de «inocentes».

Anselm Grün escribió que Herodes actuó por miedo: temía a Jesús niño a quien los magos de oriente designaron como el rey de los judíos recién nacido: «Al enterarse, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mateo 2, 3). El poderoso tenía miedo de que lo nuevo pudiera quitarle poder: «Herodes tenía poder sobre la tierra y sobre los hombres. Pero éste no era la expresión de su fuerza interior, sino que estaba acuñado por el miedo. [...] Herodes está atrapado en su miedo. Y su política, la que él ejerce, es una política de miedo. Y así difunde por doquier a su alrededor únicamente terror. Los hombres que se aferran a su poder por miedo abusan del poder. Y solo pueden mantener su reinado al infundir miedo».

Herodes es el prototipo de todos los opresores[...]. En los inocentes de Belén vemos una realidad que siglo tras siglo, década tras década, empaña la historia de la Humanidad y se torna en rostros concretos, independientemente de las razas o religiones. La matanza de inocentes es una realidad que no podemos negar, de la misma forma que cada época ve surgir un nuevo faraón-Herodes que hace de la vida humana un objeto de trabajo, de libre uso o de placer, sobre el que decide según su conveniencia. Los santos inocentes están vivos hoy y siguen mostrando sus rostros perseguidos.
Pedro Ignacio Fraile Yécora

Conmemoración

Ya en la segunda mitad del siglo IV se conmemoraba litúrgicamente a los santos inocentes como aparece en homilías de Gregorio Nacianceno, y de Gregorio de Nisa, en ambos casos vinculadas a la celebración de la Natividad. Entre finales del siglo IV y mediados del siglo V, la festividad se asoció además en Occidente (Roma, África) con Epifanía, relacionándola con la adoración de los magos. De allí se supone que durante el siglo V se instituyó el culto propio a los santos inocentes: el Sacramentario leonino (ca. 485) ubicó la festividad junto con las de san Esteban y san Juan. La festividad terminó por fijarse en África y Roma para el 28 de diciembre, en tanto que los griegos la celebran el 29 de diciembre, los sirios y caldeos el 27 de diciembre, y en el rito mozárabe el 8 de enero.

Esas fechas no tienen relación con el orden cronológico del acontecimiento: en el rito romano, la festividad de los niños inocentes (considerados mártires por sangre solamente, sin que hayan deseado el martirio) se celebra hoy dentro de la octava de Navidad, junto con la de Esteban el protomártir (mártir por voluntad-amor y dolor), y Juan el apóstol y evangelista (mártir por voluntad-amor, pero sin que el martirio ocurriera finalmente). Así lo explica Cabodevilla:

En los días consecutivos al nacimiento (Navidad) celebramos la memoria de los compañeros de Cristo: Esteban, mártir en el deseo y en la realidad; Juan, mártir en el deseo pero no en la realidad; los Santos Inocentes, mártires en la realidad, pero no en el deseo. No solo forman el más inmediato cortejo del Cordero [...] sino que son sus cooperadores en la eficacia victimal.

Únicamente la Iglesia de Roma dio el nombre de «inocentes» a estos niños; en otros países latinos se los llamó simplemente «infantes» y la fiesta tenía el título de Allisio infantium (Breviarium gothicum), Natale infantum, o Necatio infantum. Los armenios ubicaron la celebración de la festividad el lunes después del segundo domingo de Pentecostés (Menología armenia, 11 de mayo), porque creen que los santos inocentes fueron masacrados quince semanas después del nacimiento de Jesucristo.

En el arte

En el arte este tema es muy representado, tanto en escultura como en pintura. En el siglo V aparece en los mosaicos de la iglesia de Santa María la Mayor de Roma. En la Edad Media se representa a Herodes sentado en su trono. A veces al fondo de la escena se ve el pasaje de la Huida a Egipto. En los siglos XV al XVII las representaciones en pintura son en extremo realistas. Entre los ejemplos pictóricos del siglo XV, podemos destacar el fresco titulado Strage degli Innocenti (Degollación de los Inocentes) pintado en la Iglesia-Basílica florentina de Santa Maria Novella, en la pared izquierda de la Capilla Tornabuoni, realizado por la bottega (taller) de Domenico Ghirlandaio (1485). Durante el siglo XVIII el asunto de la matanza de inocentes apenas si se trata.

Archivo:Brogi, Carlo (1850-1925) - n. 8237 - Certosa di Pavia - (Cappella di S. Giuseppe) - Paliotto colla strage degl'Innocenti, D. Bussola
Antependium con bajorrelieve que representa la Masacre de los inocentes, obra de Dionigi Bussola, ubicada en la Capilla de san José, en la Cartuja de Pavía.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Massacre of the Innocents Facts for Kids

  • Día de los Santos Inocentes
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