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Leyenda de las cuatro barras de sangre para niños

Enciclopedia para niños

La Leyenda de las cuatro barras de sangre es una historia popular que explica cómo surgió el Señal Real de Aragón, un símbolo muy importante. Esta leyenda apareció por primera vez en un libro de 1551, escrito por Pere Antoni Beuter. Cuenta que el origen de las cuatro barras está relacionado con el conde de Barcelona Wifredo el Velloso (también conocido como Guifré el Pilós).

La leyenda narra que, después de una batalla contra los normandos, el rey de los francos Carlos el Calvo (o Luis el Piadoso, según algunas versiones) quiso agradecer a Wifredo su valentía. Mojó su mano en la sangre de las heridas de Wifredo y pasó sus cuatro dedos por el escudo dorado del conde. Así, le dijo: "Estas serán vuestras armas, conde". De esta forma, se dice que nacieron las cuatro barras rojas sobre un fondo dorado.

¿De dónde viene la idea de las cuatro barras?

La relación entre el Señal Real y el conde Wifredo el Velloso es una idea que se remonta al siglo XIV. En ese tiempo, el rey Pedro el Ceremonioso ya decía que el Señal Real venía de los condes de Barcelona.

Por ejemplo, en 1385, Pedro el Ceremonioso mandó poner escudos con barras en las tumbas de Ramón Berenguer II y Ermessenda de Carcassona en la catedral de Gerona. También, cuando escribió las Ordenaciones de la Casa, dejó claro que la Cruz de Íñigo Arista era el escudo de los antiguos reyes de Aragón, y que el Señal Real era propio de la familia de los condes de Barcelona.

En sus Crónicas de los reyes de Aragón y condes de Barcelona, hay un dibujo que muestra a Wifredo de Ria, un personaje legendario que se decía era el padre de Wifredo el Velloso, llevando un escudo con barras. Los reyes Martín I de Aragón y Alfonso V también estaban muy seguros de que el Señal Real venía de los condes de Barcelona y lo decían públicamente.

¿Cómo surgió la leyenda de las cuatro barras?

La Leyenda de las cuatro barras de sangre no aparece en ningún libro de historia antes de la obra de Pere Antoni Beuter en 1551. Sin embargo, la idea de que el Señal Real pertenecía a la familia de los condes de Barcelona ya existía desde el siglo XIV.

En el siglo XV, empezaron a circular versiones tempranas de la leyenda que hablaban de marcas de sangre sobre un escudo dorado. Finalmente, en el siglo XVI, Beuter afirmó haber encontrado la historia de Wifredo el Velloso y las barras de sangre en unos supuestos "cuadernos de mano" (manuscritos), sin dar más detalles. No se puede asegurar que Beuter inventara la leyenda, pero es posible que usara la idea de los "cuadernos de mano" para darle más credibilidad.

Así fue como Beuter contó la historia en su libro de 1551:

En este tiempo, los Normandos entraron en Francia, y el Emperador Lois tuvo que reunir gente para detenerlos. El conde fue a ayudarle con los caballeros de Barcelona que estaban con él. Pelearon valientemente contra los Normandos y los vencieron. En esta batalla (según he encontrado escrito en unos cuadernos de mano), se dice que el conde Iofre Velloso le pidió al Emperador Lois que le diera un escudo que pudiera llevar, ya que el suyo era dorado y no tenía ningún dibujo. El Emperador, viendo lo valiente que había sido en esa batalla, donde había recibido muchas heridas y hecho maravillas, se acercó a él. Mojó su mano derecha en la sangre que le salía al conde y pasó los cuatro dedos así ensangrentados sobre el escudo dorado, de arriba abajo, haciendo cuatro rayas de sangre. Y dijo: "Estas serán vuestras armas, conde". Y de allí tomó las cuatro rayas, o bandas de sangre en campo dorado, que son las armas de Cataluña, que ahora llamamos de Aragón.

Algunos expertos, como Martin de Riquer, creen que Beuter pudo haber tomado la idea de las barras de sangre de un libro de 1492 llamado Nobiliario vero, que contaba una historia similar sobre el escudo de una familia castellana. En esa historia, el rey Fernando III de Castilla habría creado tres franjas rojas en un escudo de oro usando sus dedos mojados en la sangre de un caballero herido.

La leyenda de las cuatro barras de sangre se hizo muy popular rápidamente y muchos historiadores la copiaron, creyendo que era cierta. No fue hasta 1812 cuando el historiador catalán Joan de Sans i de Barutell demostró que la leyenda no era históricamente precisa, ya que la heráldica (el estudio de los escudos de armas) no existió en Europa hasta mucho después de la época de Wifredo el Velloso (quien vivió entre 840 y 897). A pesar de esto, la leyenda siguió siendo muy famosa e inspiró a artistas y poetas.

La leyenda en el siglo XIX: La Renaixença catalana

Archivo:097 Castell de Santa Florentina (Canet de Mar), la Llegenda de les Quatre Barres, de Pablo Béjar
Cuadro de Pablo Antonio Béjar sobre las cuatro barras de sangre expuesto en el castillo de Santa Florentina en Canet de Mar (1895).

Aunque algunos historiadores dudaban de la verdad de la historia de las cuatro barras de sangre, la mayoría de los escritores de la Renaixença catalana (un movimiento cultural del siglo XIX) la aceptaron como cierta y la incluyeron en sus obras.

Ya en 1839, el escritor Joaquim Rubió i Ors publicó un poema en el Diario de Barcelona llamado "Lo compte Jofre'l Pelós". Otros poemas sobre las barras de sangre y que elogiaban a Wifredo el Velloso se presentaron en los Jocs Florals, concursos de poesía. Por ejemplo, Josep Coloreu compuso uno y hasta le puso el nombre de Wifredo a su hijo.

Víctor Balaguer también incluyó esta historia en su Historia de Cataluña y de la Corona de Aragón. Pero quizás el poema más conocido fue el de Jacinto Verdaguer, titulado Les barres de sanch, que formó parte de su obra Montserrat en 1880. En este poema, el rey franco que crea las armas de Wifredo no es Luis el Piadoso, sino Carlos el Calvo. Esto es lo que Wifredo le responde al rey después de que su nuevo escudo fuera creado:

—Gran mercés, lo rey de Fransa,
gran mercés, l'emperador.
Si no puch tornar á veureus,
Catalunya y Aragó,
est testament vos envío
escrit ab sanch de mon cor,
grabaulo en totes mes torres,
brodaulo en tots mos penons,
y portau les quatre barres
á les quatre parts del mon.
Muchas gracias, rey de Francia,
muchas gracias, emperador.
Si no puedo volver a veros,
Cataluña y Aragón,
este testamento os mando,
escrito con sangre de mi corazón:
grabadlo en todas mis torres,
bordadlo en todos mis pendones,
y llevad las cuatro barras
a las cuatro partes del mundo.

La pintura histórica también representó la leyenda de las barras de sangre. Un ejemplo es el cuadro de Claudio Lorenzale llamado Origen del escudo del condado de Barcelona, pintado entre 1843 y 1844. Otro es el que pintó Pablo Antonio Béjar en 1895, que se puede ver hoy en el castillo de Santa Florentina en Canet de Mar.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Legend of the Four Blood Bars Facts for Kids

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