Identidad personal para niños
La identidad personal es lo que nos hace ser quienes somos a lo largo del tiempo. Imagina que eres la misma persona hoy que hace un año, aunque hayas crecido, aprendido cosas nuevas o cambiado de gustos. La identidad personal busca entender qué es lo que nos mantiene siendo "nosotros" a pesar de todos esos cambios.
En la filosofía, el problema de la identidad personal se pregunta cómo podemos decir que una persona es la misma en diferentes momentos de su vida. Por ejemplo, ¿qué hace que el niño que fuiste sea la misma persona que eres ahora? O, ¿qué tipo de seres somos las personas para poder persistir en el tiempo?
Este tema se divide en dos grandes preguntas:
- La pregunta diacrónica: ¿Qué nos hace ser la misma persona a lo largo del tiempo?
- La pregunta sincrónica: ¿Qué características nos definen como persona en un momento específico?
Tanto la filosofía analítica como la filosofía continental exploran estas ideas para entender la naturaleza de nuestra identidad.
Contenido
¿Cómo nos mantenemos "nosotros" a lo largo del tiempo?
La idea del cuerpo que cambia
Una forma de pensar en la identidad es que somos la misma persona si nuestro cuerpo sigue existiendo. Sin embargo, esto es complicado. Piensa en la Nave de Teseo: si a un barco se le reemplazan todas sus partes con el tiempo, ¿sigue siendo el mismo barco? Con los humanos, nuestros cuerpos envejecen, crecen y cambian constantemente. Perdemos y ganamos células, y después de muchos años, nuestro cuerpo ya no está hecho de la misma materia que antes.
Por eso, basar nuestra identidad solo en la continuidad del cuerpo físico puede ser un problema. Algunos filósofos dicen que somos un organismo biológico y que no necesitamos tener los mismos recuerdos o pensamientos para seguir siendo la misma persona.
Un experimento mental llamado el problema de la teletransportación de Derek Parfit nos ayuda a pensar en esto. Imagina que te teletransportan de la Tierra a Marte. Si tu cuerpo se desintegra aquí y se crea una copia exacta allá, ¿eres la misma persona? La dificultad para decidir si la persona teletransportada es idéntica a la original sugiere que tener el mismo cuerpo físico no es el único criterio para la identidad personal.
La idea de una mente que permanece
Otra idea es que nuestra mente es una especie de "sustancia" inmaterial, separada de nuestro cuerpo. Si nos identificamos con nuestra mente en lugar de con nuestro cuerpo, entonces nuestra identidad personal podría estar ligada a la persistencia de esta mente, incluso si nuestro cuerpo cambia.
El problema mente-cuerpo se pregunta cómo se relacionan nuestra mente (nuestros pensamientos, sentimientos) y nuestro cuerpo. Los filósofos intentan explicar cómo una mente no material podría influir en un cuerpo material y viceversa.
Sin embargo, esta idea también tiene sus desafíos. Nuestras experiencias (lo que vemos, oímos, sentimos) dependen de estímulos que llegan a nuestros sentidos y que causan cambios en nuestros estados mentales. Por ejemplo, el deseo de comida nos hace mover el cuerpo para conseguirla. La pregunta es: ¿cómo pueden las experiencias conscientes surgir de un órgano como el cerebro humano, que solo tiene propiedades electroquímicas? Estas son algunas de las preguntas que los filósofos han explorado desde hace mucho tiempo.
La Conciencia y la Memoria: ¿Son la clave?
La visión de John Locke

El filósofo John Locke pensaba que la identidad personal se basa en la conciencia (especialmente la memoria), y no en el alma o el cuerpo. Para él, somos la misma persona mientras seamos conscientes de nuestros pensamientos y acciones pasadas y futuras, de la misma manera que somos conscientes de los presentes.
Locke decía que la identidad personal "depende de la conciencia, no de la sustancia". Esto significa que no importa si nuestra alma o nuestro cuerpo cambian; lo que nos hace ser nosotros mismos es esa conciencia que nos acompaña. Por ejemplo, si alguien dijera que es la reencarnación de Platón, solo sería la misma persona que Platón si tuviera la misma conciencia de los pensamientos y acciones de Platón. Por lo tanto, la identidad no se basa en el alma, ya que un alma podría tener varias personalidades.
Tampoco se basa en el cuerpo, según Locke, porque el cuerpo puede cambiar mientras la persona sigue siendo la misma. Piensa en cómo el cuerpo de un animal crece y cambia, pero sigue siendo el mismo animal. Para los humanos, la identidad se basa en la conciencia.
Un punto interesante de la idea de Locke es que, como solo uno mismo puede ser consciente de su propia conciencia, los jueces humanos nunca podrían saber con certeza si están juzgando y castigando a la misma persona o solo al mismo cuerpo. Locke argumentaba que solo somos responsables de los actos de los que somos conscientes. Esto es la base de la defensa por locura: no se puede culpar a alguien por actos de los que no era consciente.
Experimentos mentales sobre la identidad
Bernard Williams propuso un experimento mental para explorar nuestras ideas sobre ser la misma persona en el futuro.
En el primer enfoque, Williams imagina un proceso en el que dos personas "intercambian" cuerpos. La persona A termina con los recuerdos y la personalidad de la persona B, y viceversa. Antes del proceso, se les pregunta a A y B quién debería recibir un castigo y quién una recompensa. Después del proceso, la persona que tiene los recuerdos de A actúa como si fuera A. Esto parece sugerir que la continuidad psicológica (tener los mismos recuerdos y personalidad) es lo que nos hace ser la misma persona.
En el segundo enfoque, a alguien se le dice que le borrarán los recuerdos y luego será torturado. ¿Debería tener miedo? La mayoría de la gente diría que sí, porque seguiría siendo la misma persona a pesar de no tener recuerdos. Esto parece indicar que la continuidad corporal es lo que importa.
Estos dos enfoques parecen contradecirse. Williams sugiere que la intuición de la continuidad corporal es más fuerte.
La continuidad psicológica
En psicología, la continuidad personal se refiere a la conexión ininterrumpida de una persona con su vida y su personalidad. Es la unión de los aspectos de nuestra personalidad que nos ayuda a evitar "saltos" o cambios bruscos de un momento a otro.
La continuidad personal es clave para nuestra identidad. Es el proceso que asegura que cualidades de la mente como la autoconciencia, la capacidad de sentir y la capacidad de entender nuestra relación con el mundo sean consistentes a lo largo del tiempo. Está muy relacionada con nuestro cuerpo físico en un continuo de tiempo y espacio.
El asociacionismo, una teoría sobre cómo las ideas se conectan en la mente, explica que los eventos o pensamientos se asocian entre sí, lo que lleva al aprendizaje. Estas asociaciones pueden surgir por cercanía, similitud o contraste. Por ejemplo, si dos cosas suelen ocurrir al mismo tiempo, las asociamos. Algunos de estos eventos forman nuestra memoria autobiográfica, que es nuestra historia personal de eventos y hechos.
La integridad del ego es un concepto psicológico que se refiere a la seguridad que siente nuestra mente sobre su capacidad para dar orden y significado a nuestra vida. La identidad del ego es la confianza en que nuestra igualdad y continuidad interna, construida en el pasado, se corresponde con cómo nos ven los demás.
¿Existe un "yo" permanente?
La perspectiva de David Hume

El filósofo David Hume también se preguntó sobre la relación entre la mente y el cuerpo. Hume notó que tendemos a pensar que somos la misma persona que éramos hace cinco años, aunque hayamos cambiado mucho. Creemos que hay un "yo" subyacente que permanece. Sin embargo, Hume negó que exista una distinción entre nuestras características (nuestros pensamientos, sentimientos) y un "yo" misterioso que las posee.
Hume decía que nuestra imaginación conecta fácilmente una idea con otra que se le parece. Para él, el alma es como una comunidad que mantiene su identidad no por una sustancia central, sino por estar compuesta de muchos elementos diferentes que están relacionados y en constante cambio. La identidad personal, entonces, es una forma de describir la conexión de nuestras experiencias personales.
En resumen, para Hume, lo importante no es que exista una "identidad" fija, sino que nuestras percepciones (lo que vemos, oímos, sentimos) están conectadas por relaciones de causa y efecto, cercanía y similitud.
La idea de que no hay un "yo" fijo
La "teoría del no-yo" sostiene que no hay un "yo" permanente o fijo. Esta idea es similar al concepto budista de anatta, que significa "no-yo". Según esta visión, el yo cambia a cada momento y no tiene una identidad permanente; es un "flujo de conciencia en continua evolución". Nuestros pensamientos, personalidad y cuerpo nunca son los mismos de un momento a otro.
Según esta teoría, el sentido del yo es algo que hemos desarrollado a lo largo de la evolución. Sin embargo, este sentido del yo puede "romperse" en situaciones como la pérdida de memoria, el trastorno de personalidad múltiple, el daño cerebral o en algunos experimentos mentales. Cuando se presentan estas "imperfecciones" en nuestro sentido intuitivo del yo, tendemos a intentar corregir nuestro concepto de nosotros mismos.
Véase también
En inglés: Personal identity Facts for Kids
Identidad
- Autoesquema
- Autoconcepto
- Identidad y cambio
- Identidad mente / cerebro
- Barco de Teseo
Continuidad
Personas
- Søren Kierkegaard
- Philip K. Dick
- John Locke
- David Hume
- Derek Parfit
- Bernard Williams
- Carl Jung
- Erik Erikson