Historia del vehículo eléctrico para niños
Datos para niños Historia del vehículo eléctrico |
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Datos generales | ||
Período | 1828-presente | |
Configuración | ||
Propulsión | Eléctrica | |
Planta motriz | ||
Motor | Eléctrico | |
La historia del vehículo eléctrico comenzó en 1828. A finales del siglo XIX, estos vehículos empezaron a ser populares en Europa y Estados Unidos, hasta aproximadamente 1920. Sin embargo, su alto costo, baja velocidad y corto alcance hicieron que su uso disminuyera. Los coches con motor de combustión interna se volvieron más comunes. A pesar de esto, los vehículos eléctricos siguieron siendo importantes en trenes y para otros usos específicos.
A principios del siglo XXI, el interés por los vehículos eléctricos y otros vehículos con combustibles alternativos resurgió. Esto se debe a la preocupación por el medio ambiente y la necesidad de encontrar formas de transporte más sostenibles. Además, la tecnología de los vehículos eléctricos ha mejorado mucho. Desde 2010, las ventas de coches y furgonetas eléctricas han crecido enormemente, alcanzando un millón de unidades vendidas en todo el mundo para septiembre de 2016.
Contenido
Los primeros pasos del vehículo eléctrico
¿Cuándo aparecieron los primeros modelos eléctricos?
La invención del primer vehículo eléctrico se atribuye a varias personas. En 1828, Ányos Jedlik, un sacerdote húngaro, creó un pequeño coche impulsado por un motor eléctrico que él mismo inventó. En 1834, Thomas Davenport, un herrero de Vermont, construyó un vehículo que funcionaba en una pista electrificada. En 1835, el profesor Sibrandus Stratingh de Groninga, Países Bajos, y su asistente Christopher Becker, crearon un coche eléctrico a pequeña escala con baterías no recargables.
Las primeras locomotoras eléctricas
La primera locomotora eléctrica fue construida en 1837 por el químico Robert Davidson de Aberdeen, Escocia. Funcionaba con baterías. Davidson construyó una locomotora más grande llamada Galvani, que se mostró en una exposición en 1841. Este vehículo de siete toneladas tenía dos motores especiales y podía arrastrar una carga de 6 toneladas a 6 km/h. Fue probado en un ferrocarril en 1842, pero las baterías limitaban su uso.
Entre 1832 y 1839, el inventor británico Robert Anderson también creó una versión temprana de locomotora eléctrica. En 1840, se patentó en Inglaterra el uso de rieles que conducían electricidad, y patentes similares se emitieron en Estados Unidos en 1847.
El desarrollo de coches eléctricos prácticos
En 1852, comenzaron a venderse coches eléctricos, pero aún no tenían baterías recargables. Las baterías recargables, que permitían almacenar electricidad en el vehículo, no llegaron hasta 1859. Fue entonces cuando el físico francés Gaston Planté inventó la batería de plomo y ácido, aunque su fabricación masiva tardaría en llegar.
En 1861, apareció el coche de combustión interna. En 1867, el inventor austriaco Franz Kravogl mostró un vehículo eléctrico de dos ruedas en la Exposición Universal de París (1867). Sin embargo, era más una curiosidad y no podía circular bien por las calles.
Camille Alphonse Faure, otro científico francés, mejoró mucho el diseño de la batería en 1881. Sus mejoras aumentaron la capacidad de las baterías y permitieron su fabricación a gran escala.
Otro vehículo, esta vez de tres ruedas, fue probado en una calle de París en abril de 1881 por el inventor francés Gustave Trouvé.
El inventor inglés Thomas Parker, conocido por electrificar el metro de Londres y los tranvías, construyó los primeros coches eléctricos de producción en Londres en 1884. Usó sus propias baterías recargables de alta capacidad. Parker estaba interesado en vehículos más eficientes y también le preocupaba la contaminación en Londres.
La empresa Elwell-Parker, fundada en 1882, se encargó de la producción de estos coches. Esta empresa se unió a otras en 1888 para formar la Electric Construction Corporation, que dominó el mercado británico de coches eléctricos en la década de 1890. También fabricaron el primer carrito eléctrico para perros en 1896.
Francia y el Reino Unido fueron los primeros países en apoyar el desarrollo de los vehículos eléctricos. El primer coche eléctrico en Alemania fue construido por el ingeniero Andreas Flocken en 1888. Era el modelo Flocken Elektrowagen, con un motor de 0.7 kW y una batería de 100 kg, pero con poca autonomía.
Los trenes eléctricos también se usaban para transportar carbón en las minas, ya que sus motores no consumían el oxígeno del aire. Antes de que los motores de combustión interna fueran los más comunes, los coches eléctricos ganaron muchas competencias de velocidad y distancia.
En 1888, la ingeniera Bertha Benz, esposa de Carl Benz, viajó 200 km de ida y vuelta con sus hijos en un coche de combustión interna. Recargaba el combustible en establecimientos donde se vendía como quitamanchas.
El primer coche eléctrico en Estados Unidos fue desarrollado en 1890-91 por William Morrison de Des Moines, Iowa. Era un vagón para seis pasajeros que podía alcanzar 22 km/h. En 1890, el austriaco Jacob Lohner visitó Estados Unidos y vio los coches eléctricos. Al regresar a Viena, le encargó a Ferdinand Porsche la creación de un coche eléctrico. En 1898, presentaron el modelo Eger-Lohner P1, un coche eléctrico con tracción delantera que alcanzaba 34 km/h y tenía una autonomía de 79 km. El éxito del P1 llevó al desarrollo del vehículo híbrido Semper Vivus, que funcionaba con motor de combustión y eléctrico. En 1900, vendieron 300 unidades.
En 1895, los estadounidenses empezaron a interesarse por los vehículos eléctricos después de que A. L. Ryker presentara el primer eléctrico de tres ruedas en el país. El 29 de abril de 1899, Camille Jenatzy rompió la barrera de los 100 km/h en su vehículo con forma de cohete llamado La Jamais Contente, alcanzando 105.88 km/h. Un diseño notable fue el coche de tracción en las cuatro ruedas de Lohner-Porsche Mixte Hybrid, impulsado por un motor en cada rueda.
La primera época dorada de los coches eléctricos
El interés en los vehículos eléctricos creció mucho entre 1890 y principios de 1900. Los taxis eléctricos con batería aparecieron a finales del siglo XIX. En 1900, se fabricaron 4,192 coches eléctricos en Estados Unidos, representando el 28% del total. En estos años, Gastón Planté y Camille Faure hicieron nuevas invenciones en baterías recargables. En Londres, Walter C. Bersey diseñó una flota de taxis en 1897, conocidos como "los colibríes" por su zumbido. Ese mismo año, en Nueva York, una compañía empezó a usar 12 carruajes eléctricos. La flota de taxis en Nueva York era mayormente eléctrica y contaba con estaciones públicas para recargar.
En 1911, la Woods Motor Vehicle Company de Chicago lanzó el primer vehículo híbrido de gasolina y eléctrico en América. Fue un fracaso comercial, ya que era muy lento para su precio y difícil de mantener.
Debido a las limitaciones tecnológicas de la época, la velocidad máxima de estos primeros vehículos eléctricos era de unos 32 km/h. A pesar de esto, tenían ventajas sobre los coches de gasolina de 1900. No vibraban, no tenían el olor ni el ruido de los coches de gasolina. Tampoco requerían cambios de marcha. Además, no necesitaban un esfuerzo manual para arrancar el motor, como los coches de gasolina que usaban una manivela.
En 1905, Thomas Alva Edison logró que las baterías recargables de níquel-hierro dieran más autonomía a los vehículos eléctricos. Estos coches ya superaban los 130 km/h.
Los coches eléctricos eran populares entre quienes los usaban en la ciudad, donde su alcance limitado no era un problema. A menudo se vendían como vehículos adecuados para mujeres, por su facilidad de manejo. De hecho, al principio, algunos los veían como "coches para mujeres", lo que llevó a algunas empresas a poner radiadores falsos para disimular el sistema eléctrico.
En 1906, Fritchle vendió su primer coche. En 1908, la Oliver P. Fritchle Company abrió su tienda en Denver, asegurando que su coche podía recorrer hasta 160 km en terreno plano con una carga nocturna. Como nadie le creyó, hizo un viaje para demostrarlo. Los pedidos para el “One Hundred Mile Fritchle” llegaron de todo el país, especialmente de mujeres adineradas, por la limpieza y espacio de los vehículos. La aceptación de los coches eléctricos fue difícil al principio por la falta de lugares para recargar. Pero en 1912, muchas casas ya tenían electricidad, lo que ayudó a su popularidad.
Mercedes Benz lanzó el modelo eléctrico Mercedes Mixt en 1906, que pronto se usó como taxi. Una foto de 1917 muestra una decena de coches eléctricos cargándose en un almacén.
A principios de siglo, el 40% de los automóviles eran de vapor, el 38% eléctricos y el 22% de gasolina. En Estados Unidos, se registraron 33,842 coches eléctricos, convirtiéndose en el país con mayor aceptación. La mayoría de los primeros vehículos eléctricos eran grandes y lujosos, diseñados para clientes de clase alta. Las ventas de coches eléctricos alcanzaron su punto máximo a principios de la década de 1910.
Para superar el alcance limitado y la falta de infraestructura de recarga, se propuso un servicio de baterías intercambiables en 1896. La Hartford Electric Light Company lo implementó con el servicio de baterías GeVeCo para camiones eléctricos. El dueño compraba el vehículo sin batería y la electricidad se obtenía de Hartford Electric mediante una batería intercambiable. Se pagaba por milla recorrida y una tarifa mensual por el servicio. El servicio funcionó de 1910 a 1924, cubriendo más de 9.6 millones de kilómetros. Desde 1917, servicios similares tuvieron éxito en Chicago para los dueños de coches Milburn Light Electric.
El declive de los vehículos eléctricos


Después de su éxito a principios del siglo XX, el coche eléctrico empezó a perder terreno. Varios factores contribuyeron a esto.
En 1908, Henry Ford presentó su modelo “T”, fabricado en serie, lo que redujo mucho los costos. La producción en masa y la mayor autonomía de los vehículos de gasolina en zonas rurales, donde la red eléctrica no estaba muy extendida, cambiaron el panorama. El coche eléctrico fue superado por el de gasolina. Los vehículos de gasolina se hicieron más fáciles de usar gracias a la invención del motor de arranque eléctrico por Charles Kettering en 1912, que eliminó la necesidad de una manivela para encender el motor. Además, el ruido de estos coches se hizo más tolerable con el silenciador, inventado por Hiram Percy Maxim en 1897. La producción en masa de coches de gasolina por Henry Ford bajó drásticamente sus precios. La mayoría de los fabricantes de automóviles eléctricos dejaron de producirlos en la década de 1910. El precio de los vehículos eléctricos siguió subiendo; en 1912, un coche eléctrico costaba casi el doble que uno de gasolina.
Para la década de 1920, las carreteras mejoradas requerían vehículos con mayor alcance del que ofrecían los coches eléctricos. El descubrimiento de grandes reservas de petróleo hizo que la gasolina fuera muy accesible, haciendo que los coches de gasolina fueran más baratos de usar en viajes largos. El sistema de Ford hizo que estos vehículos, antes para clases adineradas, se volvieran accesibles para todos.
A partir de la década de 1920, la época dorada de los coches eléctricos terminó, y una década después, la industria del automóvil eléctrico casi desapareció. Los coches eléctricos se limitaron al uso urbano por su baja velocidad (no más de 24 a 32 km/h) y corto alcance (50-65 km). Los coches de gasolina podían viajar más lejos y más rápido. Los vehículos eléctricos se hicieron populares para usos específicos donde su alcance limitado no era un problema. Por ejemplo, las carretillas elevadoras fueron eléctricas cuando se introdujeron en 1923.
En Europa, especialmente en el Reino Unido, las furgonetas de reparto de leche eran eléctricas. Durante la mayor parte del siglo XX, la mayoría de los vehículos eléctricos de carretera eran estas furgonetas británicas. Los carritos de golf eléctricos comenzaron a producirse en 1954.