Hematología para niños
La hematología es una rama especial de la medicina que se encarga de estudiar la sangre y los órganos que la producen, como la médula ósea, los ganglios linfáticos y el bazo. Los médicos que se especializan en esta área se llaman hematólogos. Su trabajo es diagnosticar, tratar, investigar y prevenir las enfermedades que afectan la sangre, tanto en personas sanas como en aquellas que están enfermas.
Contenido
¿Qué estudia la hematología?
La hematología se enfoca en las células que forman la sangre, como los eritrocitos (glóbulos rojos), y cómo se desarrollan. También estudia los problemas que pueden surgir en estas células y que causan enfermedades.
Esta ciencia abarca el estudio de las causas, el diagnóstico, el tratamiento, el pronóstico y la prevención de las enfermedades de la sangre y de los órganos que producen las células sanguíneas. Los hematólogos tratan tanto enfermedades que no son graves (como la anemia) como enfermedades más serias, incluyendo algunos tipos de cáncer de la sangre.
Áreas principales de la hematología
La hematología tiene varias áreas importantes de estudio:
- Hematología benigna: Se ocupa de enfermedades que no son cáncer, como las anemias.
- Hematología maligna: Trata enfermedades como las leucemias, los linfomas y el mieloma múltiple, que son tipos de cáncer de la sangre.
- Hemostasia y trombosis: Estudia los problemas de la coagulación de la sangre, que pueden causar sangrados excesivos o la formación de coágulos (trombosis).
- Terapia transfusional: Se refiere a las transfusiones de sangre.
- Trasplante de células madre: Incluye los trasplantes de células que pueden convertirse en diferentes tipos de células sanguíneas.
¿Cómo se forman las células de la sangre?
Todas las células de la sangre provienen de una célula madre especial que se encuentra en la médula ósea. A través de un proceso llamado hematopoyesis, estas células madre se transforman en distintos tipos de células sanguíneas, cada una con funciones específicas.
Las principales células que forman la sangre son:
- Hematíes (o eritrocitos): También conocidos como glóbulos rojos.
- Leucocitos: También conocidos como glóbulos blancos (incluyen neutrófilos, eosinofilos, basófilos, monocitos y linfocitos).
- Plaquetas: Pequeños fragmentos de células que ayudan a la coagulación.
¿Qué enfermedades trata la hematología?
Las enfermedades hematológicas son aquellas que afectan la forma en que el cuerpo produce la sangre y sus componentes. Esto incluye problemas con los glóbulos rojos, los glóbulos blancos, la hemoglobina, las proteínas de la sangre y el sistema de coagulación.
Algunas de las enfermedades que estudian los hematólogos son:
- Anemias: Como la anemia ferropénica (por falta de hierro) o la anemia aplásica (cuando la médula ósea no produce suficientes células).
- Cánceres de la sangre: Como las leucemias (que afectan a los glóbulos blancos) y los linfomas (que afectan al sistema linfático).
- Problemas de coagulación: Como la Hemofilia (dificultad para detener sangrados) o la trombosis (formación de coágulos que bloquean los vasos sanguíneos).
La hematología también se encarga de los diagnósticos de laboratorio para estas enfermedades, usando pruebas como la hematimetría (conteo de células sanguíneas) y el estudio de la morfología de las células.
Componentes de la sangre y sus funciones
Los especialistas en hematología, conocidos como hematólogos, han logrado muchos avances en el tratamiento y la prevención de las enfermedades de la sangre.
Plasma sanguíneo
El plasma es la parte líquida de la sangre. Es una mezcla de agua, azúcares, grasas, proteínas y sales. Su función principal es transportar las células sanguíneas por todo el cuerpo. También lleva nutrientes, desechos, anticuerpos (que nos defienden de infecciones), proteínas que ayudan a la coagulación y hormonas.
Glóbulos rojos

Los glóbulos rojos, o eritrocitos, son las células más abundantes en la sangre y le dan su color rojo brillante. Tienen forma de disco aplanado en el centro, como una rosquilla.
La producción de glóbulos rojos es controlada por una hormona llamada eritropoyetina, que se produce principalmente en los riñones. Los glóbulos rojos inmaduros se forman en la médula ósea y tardan unos siete días en madurar antes de ser liberados al torrente sanguíneo. A diferencia de otras células, no tienen núcleo, lo que les permite cambiar de forma y pasar por vasos sanguíneos pequeños. Sin embargo, esto también limita su vida a unos 120 días.
Los glóbulos rojos contienen una proteína especial llamada hemoglobina. La hemoglobina es muy importante porque ayuda a transportar el oxígeno desde los pulmones a todas las partes del cuerpo. También recoge el dióxido de carbono de las células y lo lleva de vuelta a los pulmones para que lo exhalemos. El porcentaje de glóbulos rojos en el volumen total de sangre se llama hematocrito.
Glóbulos blancos
Los glóbulos blancos, o leucocitos, son los encargados de proteger al cuerpo de las infecciones. Son mucho menos numerosos que los glóbulos rojos, representando solo alrededor del 1% de la sangre.
El tipo más común de glóbulo blanco es el neutrófilo. Son las células de "respuesta rápida" y constituyen entre el 55% y el 70% del total de glóbulos blancos. Cada neutrófilo vive menos de un día, por lo que la médula ósea debe producir nuevos constantemente para mantener la protección contra infecciones.
Otro tipo importante de glóbulo blanco es el linfocito. Hay dos tipos principales:
- Los linfocitos T: Ayudan a controlar la función de otras células del sistema inmunitario y atacan directamente a células infectadas.
- Los linfocitos B: Producen anticuerpos, que son proteínas que atacan específicamente a bacterias, virus y otras sustancias extrañas.
Plaquetas
Las plaquetas, o trombocitos, no son células completas, sino pequeños fragmentos de células. Son esenciales para la coagulación de la sangre. Cuando hay una lesión, las plaquetas se agrupan en el lugar del daño, se pegan a la pared del vaso sanguíneo y forman una base para que se forme un coágulo. Este coágulo, hecho de una sustancia llamada fibrina, cubre la herida y detiene el sangrado. La fibrina también ayuda a que se forme tejido nuevo para la cicatrización.
Tener demasiadas plaquetas puede causar coágulos innecesarios, lo que podría llevar a problemas graves. Por otro lado, tener muy pocas plaquetas puede provocar sangrados excesivos.
Pruebas comunes en hematología
Para saber cómo está la sangre de una persona, los médicos usan varias pruebas:
- Hemograma completo: Esta prueba da información importante sobre los tipos y la cantidad de células en la sangre, como los glóbulos rojos (y su porcentaje o contenido de hemoglobina), los glóbulos blancos y las plaquetas. Puede ayudar a diagnosticar anemias, infecciones y otros problemas.
- Frotis sanguíneo: Permite al médico observar las células sanguíneas directamente bajo un microscopio. Así se pueden ver variaciones en el tamaño o la forma de las células que podrían indicar un problema.
- Pruebas de coagulación: Miden cuánto tarda la sangre en coagularse, lo que ayuda a evaluar problemas de sangrado o de formación de coágulos.
Otras pruebas de laboratorio comunes incluyen:
- Conteo de glóbulos rojos y hematocrito.
- Conteo de glóbulos blancos.
- Medición de la hemoglobina.
- Conteo diferencial de glóbulos blancos (para ver los diferentes tipos de glóbulos blancos).
Tratamientos en hematología
Los tratamientos en hematología son variados y dependen de la enfermedad. Algunos de los más importantes son:
- Transfusión de sangre: Se usa para reponer componentes de la sangre que faltan.
- Quimioterapia: Se utiliza para tratar algunos tipos de cáncer de la sangre.
- Trasplante de médula ósea: Es un procedimiento en el que se reemplaza la médula ósea enferma por médula ósea sana.