Hans Khevenhüller para niños

Hans Khevenhüller de Aichelberg (nacido en Spittal, Carintia, en 1538 y fallecido en Madrid en 1606) fue una figura importante en la historia europea. Fue conde de Franquenburg y barón de Landtscroom y Werenberg. También ocupó cargos como caballerizo mayor y general feudatario de Carintia. Fue reconocido como caballero del Toisón de Oro y miembro del consejo de Estado del emperador. Hans Khevenhüller sirvió como embajador permanente del Sacro Imperio en la corte de Madrid desde 1572 hasta 1606. Esto ocurrió durante los reinados de los reyes Felipe II y Felipe III de España.
Contenido
¿Quién fue Hans Khevenhüller?
Sus primeros años y educación
Hans Khevenhüller nació el 16 de abril de 1538 en Spittal. Sus padres fueron Cristóbal Khevenhüller y Úrsula Monstoraer. Su sobrino, Franz Christoph, quien también fue embajador, lo describió como una persona de rostro tranquilo y serio. Era de estatura proporcionada, de piel clara y cabello rubio.
Cuando tenía once años, Hans fue enviado a estudiar a Padua junto con su hermano menor, Bartolomé. Antes de cumplir los veinte años, sus padres fallecieron. Así, Hans heredó los bienes y títulos de su familia.
Primeros pasos en la diplomacia
En 1560, Maximiliano, quien era rey de Bohemia en ese momento, lo eligió para una misión importante. Hans formó parte de la comitiva que felicitó a Felipe II por su matrimonio con Isabel de Valois.
Cuando Maximiliano se convirtió en emperador, Khevenhüller fue enviado de nuevo a España. Esta vez, llevó las felicitaciones imperiales por el nacimiento de Isabel Clara Eugenia en 1566. En su viaje, se detuvo en varias cortes europeas. Tenía una segunda misión: pedir ayuda al emperador en forma de soldados y dinero para luchar contra los turcos.
En noviembre de 1566, llegó a Madrid. Allí tuvo varias reuniones con Felipe II. Le aconsejó al rey que usara métodos "suaves" con los rebeldes flamencos. Antes de que terminara el año, regresó a Viena.
Embajador permanente en Madrid
En octubre de 1568, Isabel de Valois falleció. Hans fue enviado de nuevo a Madrid, esta vez con el archiduque Carlos. Además de dar el pésame, la comitiva negoció el nuevo matrimonio de Felipe con su sobrina Ana. El acuerdo se cerró en enero de 1569.
En marzo de 1570, Hans regresó a Austria. Pasó un año con problemas de salud y preparando la boda de Felipe y Ana de Austria. Finalmente, en marzo de 1572, fue nombrado embajador permanente en Madrid. En ese momento, ya estaba negociando la devolución de Finale al imperio.
La vida de Hans Khevenhüller en España
Confianza real y tareas importantes
Después de muchos años en España, Khevenhüller se ganó la confianza de Felipe II. El rey le otorgó la prestigiosa orden del Toisón de Oro. En sus escritos, Hans mencionó algunas conversaciones privadas con el rey. Una vez, llegó un paquete de documentos secretos de Alemania escritos en latín. El rey y el embajador, debido a la importancia del asunto, se sentaron juntos y los tradujeron al castellano.
La relación se hizo aún más cercana cuando la emperatriz María, viuda de Maximiliano II, llegó a Madrid. Ella se retiró al Monasterio de las Descalzas Reales. En 1583, Hans se dedicó a atender las necesidades de la emperatriz. Se movía entre el palacio y el convento varias veces al día, sirviendo de enlace entre ambas cortes.
Felipe II también contó con él para la instalación de la nueva Casa de la Moneda de Segovia. Para ello, se trajeron máquinas hidráulicas y trabajadores especializados desde el Tirol.

Desafíos como embajador
Durante su larga misión como embajador, Hans pidió varias veces ser relevado de su puesto. Se quejaba amargamente de no haber recibido su sueldo durante mucho tiempo. En una carta al emperador, después de once años sin cobrar, afirmó que vivía "arruinado". Sin embargo, el nuevo emperador, Rodolfo II, lo mantuvo en su cargo. Esto le causó más preocupaciones.
Las demoras de Rodolfo en casarse con Isabel Clara Eugenia, un matrimonio que Khevenhüller había negociado, impacientaban a la corte de Madrid. También disgustaban profundamente a la emperatriz, madre de Rodolfo, quien deseaba verlo casado.
Su hogar en España y su legado
Hans Khevenhüller se estableció definitivamente en España. En 1594, compró varias propiedades en Arganda. Allí construyó una casa de campo bajo la dirección de Patricio Cajés. Es posible que Juan de Herrera también participara en los diseños. La casa tenía establos, una cueva para la bodega y otras dependencias. Lo más destacado era el jardín, con un diseño regular y una fuente central, y el huerto, que ocupaba la ladera de un cerro con un estanque en la parte superior. Hans gastó 30.000 ducados en su construcción.
Hans Khevenhüller falleció en Madrid el 4 de mayo de 1606. En su testamento, pidió ser enterrado en una capilla de la iglesia de San Pedro mientras se cerraba un acuerdo con la iglesia de San Jerónimo el Real. En el altar de la capilla, deseaba que se colocara un cuadro de la Coronación de la Virgen de Tintoretto, que hoy está desaparecido. En este cuadro, su retrato aparecía junto a San Pedro y San Juan Bautista.
Además, en un nicho lateral, debía colocarse una escultura suya en actitud de oración. Esta escultura, tallada en alabastro por Juan de Porres y Mateo González, se ubicó en su lugar de entierro definitivo. La ocupación francesa del templo dañó gravemente la estatua. Recientemente, entre 2022 y 2023, el sepulcro y la estatua han sido restaurados.
Su colección de arte
Aunque su colección de pintura no era muy grande, incluía obras importantes. Destacaban dos obras de Tintoretto que regaló a Rodolfo II: un cuadro grande de las nueve musas (en Hampton Court) y el Rapto de Helena (en el Museo del Prado).
Conocía bien los gustos artísticos de su señor. Por ello, ayudó a comprar a Pompeo Leoni las obras Dánae e Ío de Correggio. La primera está ahora en la Galería Borghese de Roma y la segunda en el Kunsthistorisches Museum. Estas obras formaban parte de una serie de cuatro elementos (Tierra, Aire, Agua y Fuego) que Correggio pintó para el duque de Mantua, Federico II Gonzaga. Las otras dos piezas de la serie, Ganímedes y Leda, también terminaron en poder de Rodolfo II.