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Gran Compañía catalana para niños

Enciclopedia para niños

La Gran Compañía Catalana fue un grupo de soldados especiales, conocidos como almogávares, que vivieron a principios del siglo XIV. Eran como un ejército privado, liderado por Roger de Flor. Estos valientes guerreros, la mayoría de Aragón, Cataluña y Valencia, eran veteranos de la Guerra de Sicilia. También había gente de otros lugares, como Navarra.

Después de que se firmara la Paz de Caltabellotta en 1302, estos soldados se quedaron sin trabajo. Entonces, el emperador bizantino Andrónico II Paleólogo los contrató para ayudarle a luchar contra el creciente poder de los turcos otomanos en una región llamada Anatolia.

Llegada a Constantinopla y un gran conflicto

La Gran Compañía zarpó de Mesina con 36 barcos, incluyendo 18 galeras, y transportes. Llevaban unos 8.000 hombres, entre ellos 1.500 caballeros y 4.000 almogávares, además de personal de apoyo. Aunque algunos historiadores dan cifras diferentes, la mayoría coincide con estos números.

En enero de 1303, la Gran Compañía llegó a Constantinopla. El Emperador los recibió y los alojó en el barrio de Blanquerna. Allí, Roger de Flor se casó con la princesa María Asanina, que tenía quince años. Ella era hija del zar de Bulgaria, Iván Asen III de Bulgaria, y hermana de la emperatriz Irene Paleóloga. Con este matrimonio, Roger de Flor obtuvo el título de Gran Duque.

La llegada de estos nuevos soldados causó problemas en el Imperio bizantino. Especialmente, molestó a los genoveses, quienes sentían que la Casa de Aragón se estaba metiendo en sus asuntos en el Mediterráneo oriental y en el Imperio bizantino. Pronto hubo un conflicto violento, donde murieron unos 3.000 genoveses, incluyendo a su capitán. Este evento fue conocido como el conflicto de los genoveses (septiembre de 1303).

Campañas en Anatolia

Victoria en el río Cízico (1303)

Después de los problemas en Constantinopla y una derrota bizantina, el emperador ordenó a Roger de Flor que llevara a sus almogávares al frente de batalla en Anatolia. La flota, comandada por el almirante Ferran de Ahonés, desembarcó cerca de las ruinas de la antigua Cízico.

En octubre de 1303, lograron una gran victoria contra los turcos del Emirato de Karesi en la batalla del río Cízico. Los almogávares atacaron por sorpresa el campamento turco, causando muchas bajas y capturando a muchas personas. Después de esta victoria, Roger de Flor decidió pasar el invierno en el cabo de Artacio, un lugar fácil de defender y abastecer.

Durante este tiempo, Ferran Jiménez de Arenós dejó la compañía temporalmente por desacuerdos con Roger de Flor. Roger de Flor viajó a Constantinopla con su esposa para pedir el pago al Emperador y planificar las próximas campañas. Andrónico II le pagó generosamente y le encargó liberar la ciudad de Filadelfia.

Al regresar a Cízico, Roger de Flor descubrió que sus tropas habían gastado mucho dinero y habían estado saqueando. Los historiadores griegos cuentan que la región de Cízico estaba muy dañada por los saqueos. Roger de Flor decidió perdonar las deudas de sus soldados y darles su paga.

Batalla de Germe

La campaña de 1304 se retrasó un mes por conflictos entre los almogávares y otros soldados llamados alanos, que causaron la muerte de 300 alanos. A principios de mayo, Roger de Flor comenzó la campaña con 6.000 almogávares y 1.000 alanos para liberar Filadelfia, que estaba siendo atacada por Yakup bin Ali Şir, gobernador del Emirato de Germiyan-oğhlu.

Los almogávares llegaron a la ciudad bizantina de Achyraus y luego a Germe, una fortaleza bizantina que había caído en manos de los turcos. Los turcos intentaron huir, pero su retaguardia fue atacada por las tropas de Roger de Flor en la batalla de Germe.

Batalla de Aulax y liberación de Filadelfia

Después de la victoria en Germe, la Compañía siguió su camino hacia Filadelfia. En el camino, se detuvieron en varias fortalezas y fueron muy estrictos con los gobernadores bizantinos que no habían defendido bien sus posiciones. Roger de Flor incluso pensó en castigar a algunos de ellos.

Cuando el líder turco Yakup bin Ali Şir se enteró de la llegada de la Gran Compañía, decidió levantar el ataque a Filadelfia y enfrentarse a ellos en un campo de batalla abierto. Tenía 8.000 caballeros y 12.000 soldados de infantería.

Roger de Flor dirigió la caballería, dividiéndola en tres grupos. Corbarán de Alet hizo lo mismo con la infantería. Lograron una gran victoria sobre los turcos en la batalla de Aulax, donde solo unos pocos turcos lograron escapar. Después de esta batalla, Roger de Flor entró triunfalmente en Filadelfia, siendo recibido por sus líderes y el obispo.

Una vez cumplida su misión principal, Roger de Flor decidió asegurar la defensa de Filadelfia conquistando las fortalezas cercanas que habían caído en manos de los turcos. Marcharon hacia el norte, a la fortaleza de Kula, haciendo huir a los turcos. Aunque la guarnición griega de Kula los recibió como libertadores, Roger de Flor castigó a los líderes por haber entregado la fortaleza sin luchar. Lo mismo ocurrió días después en la fortaleza de Furnes. Luego, Roger de Flor regresó a Filadelfia para reclamar el pago por sus victorias.

Ocupación de Magnesia

Los capitanes de la Compañía decidieron atacar las provincias costeras de los otomanos. Desde Filadelfia, regresaron por el valle del río Hermos y entraron en la región de Magnesia del Sipilos, el único territorio de Anatolia que seguía bajo control bizantino. Magnesia del Sipilos tenía fuertes murallas y estaba cerca de la isla de Quíos, donde estaba anclada la flota de la Compañía.

Roger de Flor decidió ocupar Magnesia para establecerla como su cuartel general, guardar el botín de guerra y alojar a sus tropas. Para los griegos, Roger de Flor empezó a actuar como si fuera el gobernador de toda Anatolia, lo que le ganó la enemistad del prefecto Nostongos Ducas y del gobernador de Magnesia, Demetrios Ataliota. Nostongo Ducas viajó a Constantinopla para informar al emperador, causando preocupación en la capital.

Batalla de Tira

Después de dejar el botín y una pequeña guarnición de almogávares en Magnesia, las tropas de Roger de Flor llegaron a la ciudad de Nif. Allí recibieron una petición de ayuda de dos habitantes de Tira. Las tropas otomanas que habían sobrevivido a la batalla de Aulax, junto con las del Emirato de Menteşe-oğhlu, habían comenzado un ataque conjunto sobre Tira.

Roger de Flor dividió sus tropas y envió la mitad de vuelta a Magnesia. Con la otra mitad, marchó rápidamente y llegó a las murallas de Tira en plena noche, entrando en la ciudad sin que los turcos se dieran cuenta. La batalla de Tira comenzó a la mañana siguiente, cuando los turcos se agruparon cerca de la ciudad para preparar el asalto, pensando que solo encontrarían una pequeña guarnición griega.

Dentro de Tira, Roger de Flor ordenó a su senescal Corberan d'Alet que preparara un grupo de 200 caballeros y 2.000 almogávares. Cuando los turcos se acercaron a las murallas, las tropas de Corberan d'Alet salieron de repente y atacaron a los turcos, que sufrieron muchas bajas. Los turcos que quedaron huyeron hacia las montañas, perseguidos por la caballería almogávar.

Corberan d'Alet decidió seguir persiguiendo a los turcos en retirada, incluso cuando empezaron a subir por las montañas. Para ello, ordenó a sus caballeros que bajaran de sus caballos y siguieran a pie. Los turcos lanzaron piedras y flechas, y una de ellas mató a Corberan d'Alet al golpearle en la cabeza, justo cuando se había quitado el casco. Las tropas almogávares, impactadas por la muerte de su líder, detuvieron la persecución y regresaron a Tira con el cuerpo de Corberan d'Alet, permitiendo que los turcos supervivientes escaparan.

Cuando las tropas regresaron a Tira, informaron a Roger de Flor de la muerte de su senescal. Roger de Flor ordenó que Corberan d'Alet fuera enterrado con todos los honores en la Iglesia de San Jorge, cerca de Tira, y que su tumba fuera bellamente decorada. La Compañía permaneció en Tira ocho días más.

Llegada de Bernat de Rocafort

Mientras ocurría la batalla de Tira, Bernat de Rocafort llegó a Constantinopla desde el Reino de Sicilia. Bernat no se había unido a la Compañía el año anterior porque no quería aceptar los términos de la Paz de Caltabellota, que le obligaban a devolver dos castillos que había conquistado. Finalmente, en julio de 1304, decidió unirse a la Compañía y partió hacia Constantinopla con 200 caballeros, 1.000 almogávares y dos galeras.

Allí fue recibido por Andrónico II, quien le dijo que la Gran Compañía estaba en la isla de Quíos. Bernat se dirigió a Quíos, donde se encontró con la flota de Fernando de Ahones, y juntos navegaron a Ania. En Ania, fue recibido por Ramón Muntaner, quien lo llevó a Éfeso, donde ya estaba Roger de Flor. Roger de Flor nombró a Bernat nuevo senescal de la Compañía (reemplazando al fallecido Corberan d'Alet), lo casó con su hija (que antes había sido prometida a Corberan) y le dio cien caballos y dinero. Luego, Roger de Flor y Bernat marcharon a Ania, no sin antes pedir más pagos en Éfeso, donde, según Jorge Paquimeres, hubo muchos problemas y saqueos por parte de los almogávares.

Al quedar Tira sin defensa después de su partida, Roger de Flor decidió encargar su protección al aragonés Diego de Orós con 30 caballeros y 100 soldados de infantería.

Batalla de Ania

Mientras tanto, las tropas que sobrevivieron del Emirato de Aydin se reagruparon cerca de Ania, asustando a la población. Ante esto, los almogávares decidieron salir inmediatamente a atacarlos, sin esperar órdenes de sus capitanes. A pesar del desorden, lograron otra victoria, causando la muerte de 1.000 caballeros y 2.000 soldados de infantería turcos.

Después de esta nueva victoria, los capitanes decidieron regresar a las provincias orientales para buscar un gran enfrentamiento con los turcos en el interior de Anatolia, ya que el pequeño número de soldados de la Compañía no permitía guerras de ocupación.

Batalla de Kibistra

En julio de 1304, la Compañía comenzó a marchar por las regiones de Caria y Licaonia, siguiendo una ruta que dos siglos antes habían usado los cruzados.

Finalmente, la Compañía llegó a las Puertas Cilicias, en las faldas de los Montes Tauro, que separaban la región de Cilicia del reino cristiano de Armenia.

La caballería se adelantó para explorar el terreno y descubrió en un valle un gran grupo de tropas otomanas (20.000 soldados de infantería y 10.000 caballeros). Eran los restos de derrotas anteriores, reagrupados para tender una emboscada. Una vez descubiertos, los turcos salieron a la llanura y ambos ejércitos se prepararon para una gran batalla en campo abierto (15 de agosto de 1304).

A pesar de que los turcos eran muchos más, Roger de Flor no evitó el combate y se puso al frente de la caballería. Bernat de Rocafort y Marulli hicieron lo mismo con los almogávares, quienes estaban muy optimistas, felicitándose unos a otros por la victoria antes de empezar a luchar y gritando su famoso grito de guerra "¡Desperta Ferro, Desperta!" mientras golpeaban el suelo con las puntas de sus lanzas.

Finalmente, las tropas de la Gran Compañía corrieron al encuentro de los turcos y comenzó la batalla. Al principio, los turcos aprovecharon su ventaja numérica. Pero cuando la batalla parecía decidida a favor de los otomanos, los almogávares cargaron de nuevo contra sus enemigos al grito de "Aragón, Aragón". Con nueva energía, lograron abrir huecos en el ejército rival, aislándolo y venciéndolo. La batalla continuó hasta el anochecer, y entonces los restos del ejército otomano huyeron, siendo perseguidos por la caballería casi hasta el amanecer. Se dice que los almogávares pasaron la noche en vela, con las armas en la mano, esperando un contraataque turco que nunca llegó.

A la mañana siguiente, Roger de Flor inspeccionó el campo de batalla, sorprendido por la magnitud de su victoria: no menos de 6.000 caballeros y 12.000 soldados de infantería turcos murieron en la batalla. Los almogávares entonces pidieron a gritos seguir la marcha a través de los montes Tauro, llegar hasta Armenia y recuperar rápidamente lo que el Imperio bizantino había perdido en muchos siglos. Sin embargo, los capitanes consideraron que sus deseos eran demasiado arriesgados.

Un momento difícil (1305)

Ataque a Magnesia

Después de la importante victoria de Kibistra, la Compañía decidió regresar a Ania y pasar allí el invierno, ya que la falta de guías expertos hacía muy arriesgado seguir avanzando. Durante esta retirada, al pasar por lugares que antes habían conquistado a los turcos, los historiadores griegos cuentan que hubo muchos saqueos y acciones problemáticas por parte de los soldados, que, según ellos, fueron peores que las sufridas bajo el dominio otomano.

Al llegar a Magnesia del Sipilos, la Compañía fue informada de un suceso terrible: la gente del lugar, liderada por su capitán Ataliote y con el apoyo de los alanos, había atacado y vencido a la guarnición de la Compañía en la ciudad y saqueado sus tesoros. Al saber esto, Roger de Flor atacó la ciudad de inmediato.

Pero el ataque tuvo que ser levantado poco después por orden del emperador Andrónico, quien pidió la ayuda de la Compañía para defender al príncipe de Bulgaria (cuñado de Roger) de un levantamiento liderado por su propio tío. El historiador Nicéforo Grégoras sugiere, sin embargo, que la Compañía no pudo romper la resistencia de Magnesia y usó la llamada del Emperador como excusa. En ese momento, los 500 alanos que aún estaban con la Compañía, desertaron.

Asesinato de Roger de Flor y el conflicto de Adrianópolis

Después de dos años de campañas exitosas contra los turcos, la falta de disciplina y el hecho de que fueran un ejército extranjero en el corazón del Imperio fueron vistos como un peligro creciente. El 30 de abril de 1305, el hijo del emperador (Miguel IX Paleólogo) ordenó a unos soldados alanos que mataran a Roger de Flor y a la Compañía en Adrianópolis mientras asistían a un banquete ofrecido por el propio emperador. Así murieron unos 100 caballeros y 1.000 soldados de infantería.

Después, el Emperador atacaría Galípoli, que estaba defendida por los restos de la Compañía bajo el mando de Berenguer de Entenza, quien había llegado poco antes con 9 galeras. El ataque no tuvo éxito, pero redujo aún más a la Compañía. Berenguer fue capturado por los genoveses y liberado poco después. Después de estos eventos, la Compañía solo contaba con 206 jinetes y 1.256 soldados de infantería, y no tenía un líder claro. A pesar de esto, lograron derrotar a las fuerzas del emperador en una nueva batalla en Apros (1305).

La Venganza Catalana

A pesar de la muerte de su líder y de gran parte de sus hombres, la Compañía logró sobrevivir y se hizo fuerte en Tracia y Macedonia. Durante dos años, causaron grandes daños en el territorio bizantino en lo que se conoció como la Venganza catalana. El recuerdo de esta devastación duraría en la memoria de los pueblos de la zona durante siglos. Por ejemplo, los monjes del Monte Athos llegaron a prohibir la entrada a ciudadanos catalanes hasta el año 2005.

Dominio de la Tracia

Sin más tropas, el Imperio Bizantino no pudo impedir que los catalanes causaran estragos en la Tracia. Sometieron a la población que sobrevivió a los ataques, y los emperadores Andrónico y Miguel no se atrevieron a salir de Constantinopla y Adrianópolis.

Los almogávares se dedicaron a saquear y atacar a la gente de las diferentes ciudades de Tracia, evitando las ciudades más fortificadas para no sufrir bajas. La población local estaba completamente indefensa. Ramón Muntaner cuenta el caso de un almogávar que, habiendo perdido todo lo que tenía jugando, tomó a sus dos hijos y se adentró hasta los jardines de Constantinopla. Allí hizo prisioneros a dos comerciantes genoveses y regresó a Galípoli con ellos sin ninguna oposición, obteniendo un buen rescate.

Así, la Compañía tomó las ciudades de Redostó y Panido, situadas a unos 96,5 kilómetros de Constantinopla, atacando a sus habitantes.

Dadas las bajas sufridas, la Compañía fue reclutando nuevos soldados entre los griegos que habían desertado, italianos y turcos cristianos. Esto ayudó a aumentar las tropas de Berenguer de Entenza y Moncada. Además, Fernando Jiménez de Arenós desembarcó en Mádito en 1306 con 80 almogávares de refuerzo.

Fernando Jiménez de Arenós tomó un grupo de 60 caballeros y 300 almogávares y se dirigió al castillo de Mádito, situado a la entrada de los Dardanelos. Después de atacarlo, lo tomó en el mes de julio.

La compañía se dividió en tres partes: Fernando Jiménez de Arenós se quedó en Mádito, Ramón Muntaner en Galípoli y Bernat de Rocafort en Redostó y Panido.

Defensa de Galípoli

Al mismo tiempo, 25 galeras (18 genovesas y 7 bizantinas), bajo el mando de Antonio Spinola, intentaron conquistar Galípoli. La decidida defensa llevada a cabo por las mujeres y los pocos hombres disponibles bajo el mando de Ramón Muntaner hizo que este intento fracasara.

En 1306, los turcos reconquistaron Anatolia porque el emperador Andrónico no pudo detener su avance, principalmente por la falta de fuerzas.

Al enterarse de las victorias de la Compañía, un grupo de turcos formado por 1.200 caballeros y 200 soldados de infantería, comandados por Ximelic, se unieron a ella. Poco después, la compañía recibió 1.000 turcopolos que habían estado al servicio del Imperio bizantino. Con esto, la Compañía aumentó sus fuerzas en 2.200 caballeros y 200 soldados de infantería.

Conflictos internos y el fin de la Compañía

Más tarde, la Compañía sufrió un período de conflictos internos causados por las disputas e intereses de otras potencias, que querían controlarla. Así, Federico III de Sicilia nombró al infante Fernando de Mallorca como capitán de Galípoli, pero esta decisión fue rechazada por uno de los líderes de la Compañía, Bernat de Rocafort. Otros, como Berenguer de Entenza y Fernán Jiménez de Arenós, aceptaron el nombramiento. La lucha terminó con la partida de Fernán y del infante, quedando Bernat de Rocafort como jefe de la Compañía. El administrador Ramón Muntaner también abandonaría la Compañía, escribiendo más tarde una crónica sobre ella.

Después de este período de luchas internas, Bernardo de Rocafort ofreció los servicios de la Compañía a Carlos de Valois para fortalecer sus aspiraciones sobre el Imperio bizantino. En 1309, Teobaldo de Cepoy, representante de Carlos de Valois, ordenó el arresto de Bernardo de Rocafort y lo envió a Nápoles, donde murió de hambre ese mismo año.

En 1310, el nuevo líder de la Compañía, Roger Desllor, ofreció sus servicios a Gualterio V de Brienne, duque de Atenas. En menos de un año, limpió el ducado de todos sus enemigos. Sin embargo, el duque no quiso pagar la cantidad acordada por sus servicios, lo que enfureció a la Compañía. Decidieron declararle la guerra al duque y lo mataron en la batalla del río Cefiso el 15 de marzo de 1311.

En poco tiempo, la Compañía no solo tomó el control del Ducado de Atenas, sino que también extendió sus dominios a la ciudad de Tebas y a Tesalia, convirtiendo esta última en el Ducado de Neopatria. Allí se establecieron como señores feudales. Al tomar posesión de estos ducados en nombre de la Corona de Aragón y negarse a devolverlos a su legítimo heredero, el Papa les pidió que devolvieran el territorio. Al negarse, fueron expulsados de la Iglesia en 1318.

Ambos ducados permanecieron en manos de la Gran Compañía como vasallos de la Corona de Aragón hasta 1388-1390. En ese momento, fueron derrotados por la Compañía Navarra y las tropas florentinas de Nerio I Acciaioli. Los descendientes de este último controlaron los ducados hasta 1456, cuando fueron conquistados por el Imperio otomano. Para entonces, la Gran Compañía ya había dejado de existir.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Catalan Company Facts for Kids

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