Embajada Tenshō para niños
La embajada Tenshō (en japonés: 天正遣欧少年使節, Tenshō Ken'ō Shōnen Shisetsu), llamada así por la era Tenshō en la que ocurrió, fue un viaje importante que tuvo lugar entre 1582 y 1590. Su momento más destacado fue la reunión con el papa Gregorio XIII en Roma. Este viaje marcó el primer contacto directo de Japón con Europa en suelo europeo.
Sin embargo, no fue una embajada en el sentido moderno, ya que Japón estaba dividido en muchas regiones gobernadas por líderes locales llamados daimios, que a menudo estaban en guerra entre sí. La historiadora Antonella Romano explica que Japón no era una nación unida en ese momento, por lo que no envió una "embajada" oficial. En realidad, fue una "operación de comunicación" o "propaganda" muy inteligente, diseñada por Alessandro Valignano, un líder jesuita de las misiones en Asia. Él quería mostrar en Europa el éxito de las misiones cristianas en Japón y, al mismo tiempo, impresionar a los japoneses con la grandeza de Europa.
Contenido
Primeros contactos entre Japón y Europa
¿Quiénes fueron los primeros europeos en llegar a Japón?
Los navegantes y comerciantes portugueses llegaron por primera vez a las islas de Japón en 1543. Los japoneses los llamaron nanban-j’in, que significa «bárbaros del sur», porque venían de Macao, un lugar portugués en la costa de China.
Aunque la historia oficial japonesa reconoce a los portugueses como los primeros visitantes de Occidente, es menos conocido que los españoles también llegaron a Japón en 1543. Esto ocurrió durante una expedición liderada por Ruy López de Villalobos, que salió de Acapulco en 1542 buscando una ruta marítima de regreso de Manila a Acapulco.
La expedición de Villalobos descubrió varias islas en el Pacífico. En 1543, el navegante español Bernardo de la Torre, al mando de la nave "San Juan de Letrán", llegó a las islas Iwo y Minami Torishima, que se encuentran en el extremo sur de Japón.
La llegada de los misioneros jesuitas
Seis años después, en 1549, los primeros misioneros jesuitas llegaron a Japón junto con los comerciantes. Estaban liderados por Francisco Javier, uno de los fundadores de la orden, y desembarcaron en Kagoshima, en la isla de Kyūshū. Desde ese momento, los misioneros se convirtieron en los principales intermediarios entre los portugueses y los japoneses.
En 1570, gracias a la iniciativa del jesuita Cosme de Torres y del daimio Ōmura Sumitada, quien se había convertido al cristianismo, se fundó la ciudad de Nagasaki. Esta ciudad se convirtió en el puerto principal para el comercio portugués con Japón.
La organización del viaje
¿Cómo surgió la idea de la "embajada"?
En 1579, Alessandro Valignano llegó a Japón y quedó muy impresionado con el éxito de la evangelización. Los misioneros informaron que se habían construido 200 iglesias y que alrededor de 150,000 japoneses se habían convertido al cristianismo. Además, se habían fundado dos seminarios, un noviciado y un colegio.
Valignano tuvo la idea de mostrar este éxito en Roma a través de una supuesta embajada. Él sabía que en Europa no se conocía bien la situación política de Japón, que estaba dividida. Así, convenció a tres daimios que se habían convertido al cristianismo (Ōmura Sumitada, Ōtomo Sōrin y Arima Harunobu) para que permitieran que dos jóvenes de sus familias, de 13 y 14 años, viajaran a Roma. Los acompañarían otros dos jóvenes de su misma edad.
Los jóvenes elegidos fueron Mancio Ito (伊東 マンショ), nieto del daimio de Bungo, y Miguel Chijiwa (千々石 ミゲル), sobrino de Ōmura Sumitada y de Arima Harunobu. Los acompañaron Julião Nakaura (中浦 ジュリアン) y Martinho Hara (原 マルチノ), otros dos jóvenes japoneses que también se habían bautizado.
Esta "operación de comunicación", como la describe Antonella Romano, tenía dos objetivos principales: conseguir dinero para las misiones en Japón y "cautivar" a los jóvenes japoneses para que vieran la superioridad europea. Valignano lo explicó así:
La finalidad del viaje de estos niños a Portugal y a Roma consiste en dos cosas. La primera es obtener el remedio que, en lo temporal y en lo espiritual, es necesario a Japón. La segunda es hacer comprender a los japoneses la gloria y la grandeza de la religión cristiana.
Mancio Itō fue elegido para ser el portavoz del grupo.
El largo viaje a Europa
La "embajada" japonesa partió de Nagasaki en 1582. Siguieron la ruta comercial del Imperio portugués por Asia y el Océano Índico. De Nagasaki fueron a Macao, luego cruzaron el estrecho de Malaca y se dirigieron a Cochín, en la costa occidental de la India. Desde allí, navegaron hacia la costa oriental africana, rodearon el cabo de Buena Esperanza y finalmente llegaron a Lisboa.
Desde Lisboa, viajaron a Madrid, donde fueron recibidos por el rey Felipe II, quien en ese momento también era rey de Portugal. Después, se dirigieron a Alcalá de Henares y luego a Alicante, donde tomaron un barco hacia Livorno. Desde este puerto, pasando por Florencia, llegaron a Roma.
Durante el viaje, fueron acompañados por su tutor e intérprete, el jesuita portugués Diogo de Mesquita. Alessandro Valignano, su mentor, solo los acompañó hasta Goa, en la India portuguesa, donde tenía nuevas responsabilidades. Antes de llegar a Lisboa en agosto de 1584, pasaron nueve meses visitando los territorios portugueses de Macao, Cochín y Goa.
Desde el momento en que pisaron suelo europeo, el viaje de los cuatro adolescentes japoneses estuvo muy bien organizado y siempre estuvieron acompañados.
El encuentro con el Papa Gregorio XIII
Para recibir a los jóvenes viajeros, el papa Gregorio XIII convocó una reunión especial de cardenales el 23 de marzo de 1585. Esta fue la recepción oficial y también el último acto público importante del papa, ya que falleció el 10 de abril. Los jóvenes japoneses asistieron a su funeral y a la proclamación del nuevo papa, Sixto V.
Una pequeña publicación de siete páginas, que apareció en Lyon en 1585, describió el encuentro entre los "dos embajadores enviados por tres poderosos reyes de Japón" y el papa:
Esta mañana se ha reunido un consistorio público en la sala real, en la que solo son recibidos los reyes, embajadores, en el cual consistorio han sido recibidos dos embajadores enviados de parte de tres reyes poderosos de Japón, convertidos a la fe cristiana, para rendir obediencia al papa, como vicario de Dios en la Tierra, y a la Santa Sede apostólica: lo que ha aportado gran asombro y gran regocijo a toda la ciudad, viendo que una población nueva, tan alejada, desconocida incluso en los siglos pasados, considerando la gran importancia de este hecho, y la milagrosa bondad y misericordia de Dios, por la que ha llamado y ha conducido a la verdadera luz, y al camino de la salvación, esta población extranjera e idólatra.
Ese mismo año, 1585, el jesuita Luis Frois publicó un libro llamado Européens et Japonais. Traté sur les contradictions et différences de moeurs, donde comparaba las costumbres de japoneses y europeos. Por ejemplo, señalaba que el color de luto en Japón era el blanco, no el negro como en Europa. También en 1585 se publicó el primer libro dedicado a China, escrito por el misionero agustino Juan González de Mendoza. La obra estaba dedicada al papa y a los jóvenes viajeros japoneses.
En Roma, Mancio Itō fue nombrado ciudadano honorario y recibió el título de Cavaliere di Speron d'oro (Caballero del espolón de oro), entrando así en la nobleza europea.
El regreso a Japón y sus efectos

En el viaje de regreso, los cuatro jóvenes japoneses fueron acompañados por el propio Valignano. Siguieron la misma ruta hacia Oriente, controlada por el Imperio portugués. Hicieron escala en Goa, en la costa occidental de la India, luego cruzaron el estrecho de Malaca y llegaron a Macao. Desde allí, se dirigieron a Japón, donde fueron recibidos por Toyotomi Hideyoshi, el nuevo líder poderoso del país, que estaba unificando Japón. Según algunas fuentes, llegaron a Japón el 21 de julio de 1590.
El mismo año de su regreso, 1590, el jesuita portugués Duarte de Sande publicó en Macao la obra De missione Iaponensium ad Romanam Curiam rebusque in Europa, ac toto itinerare animadvertis. Este libro narraba lo sucedido durante el viaje, supuestamente basándose en las notas de los propios japoneses, aunque no se ha encontrado rastro de esas notas. La obra estaba dirigida principalmente a los japoneses convertidos al cristianismo.
Sin embargo, cuando la "embajada" regresó a Japón, la situación del cristianismo en Japón había cambiado mucho. Desde 1587, se había prohibido a los misioneros cristianos predicar y se les había reunido en Hirado, esperando ser enviados de vuelta a Europa. La situación se volvió más difícil en los años siguientes, y en 1597, 26 cristianos fueron ejecutados en Nagasaki. En 1614, Japón se cerró definitivamente al cristianismo, convirtiéndose en "el país de los kami y el país de los budas".
Según algunas fuentes, los cuatro jóvenes de la "embajada" fueron ordenados más tarde como los primeros sacerdotes jesuitas japoneses por Alessandro Valignano. Mancio Itō falleció en Nagasaki el 13 de noviembre de 1612. Martinho Hara fue expulsado de Japón por el gobierno en 1614 y vivió en Macao, donde murió el 23 de octubre de 1629. Miguel Chijiwa dejó la Compañía de Jesús antes de 1601 y murió en Nagasaki el 23 de enero de 1633. La razón por la que dejó la orden no se sabe con certeza. Julião Nakaura fue capturado por el gobierno y falleció debido a los malos tratos en Nagasaki el 21 de noviembre de 1633. Fue reconocido como beato el 24 de noviembre de 2008.
Véase también
En inglés: Tenshō embassy Facts for Kids
- Bernardo de Kagoshima
- Hasekura Tsunenaga