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Ciudadano del mundo para niños

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Un ciudadano del mundo o cosmopolita es una persona que se siente parte de toda la humanidad, más allá de las fronteras de los países. Estas personas no se identifican solo con su país de origen, sino que se ven a sí mismas como ciudadanos de la Tierra o del universo. Algunos incluso prefieren llamarse simplemente "seres humanos", para no sentirse atados a ningún gobierno nacional.

De esta idea de "ciudadano del mundo" surge el concepto de ciudadanía mundial. A lo largo de la historia, esta idea ha tenido momentos de mayor y menor importancia. Los filósofos de la antigua Grecia y Roma, conocidos como estoicos, fueron los primeros en hablar de ella, aunque para ellos era más una forma de pensar que un estatus legal.

La ciudadanía mundial no solo busca que las personas dejen de lado sus diferencias por nacionalidad, sino que también propone cómo establecer una nueva forma de ciudadanía que sea válida en todo el planeta. Sus principios básicos son que sea una ciudadanía local y voluntaria. A través de acuerdos, las comunidades locales aceptarían a los ciudadanos de otras localidades.

¿Qué significa ser un ciudadano del mundo?

La forma de pensar de un ciudadano del mundo tiene mucho que ver con la idea de que cada persona es única y libre. Los ciudadanos del mundo:

  • No quieren ser clasificados por categorías artificiales, como la nacionalidad.
  • Prefieren identificarse primero como seres humanos y luego como parte de cualquier grupo al que sientan que pertenecen.
  • Algunos también desean que organizaciones como las Naciones Unidas representen a todas las personas del mundo, no solo a los gobiernos. Además, apoyan los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos para que se respeten en todas partes.

Quien se considera ciudadano del mundo no tiene que seguir una idea política específica. Sin embargo, a menudo se les relaciona con filosofías que buscan la unión entre naciones, como el internacionalismo o el globalismo.

Historia de la ciudadanía mundial

Orígenes en la Antigüedad

Los primeros en llamarse a sí mismos "ciudadanos del mundo" fueron los filósofos estoicos. Ellos crearon el término "cosmópolis", que significa "ciudad universal", de donde viene la palabra "cosmopolita". Plutarco, un escritor antiguo, dijo que deberíamos ver a todas las personas como ciudadanos de una misma comunidad, viviendo bajo una ley común.

La idea se extiende en los siglos XVI al XVIII

Durante el Renacimiento, se volvieron a leer muchos textos antiguos, incluyendo los de los estoicos. Esto hizo que algunos pensadores, como Justo Lipsio, se interesaran por el cosmopolitismo. Lipsio dijo que "nuestra patria es el mundo entero". También se contaba una historia sobre Sócrates, quien, al ser preguntado de dónde era, respondió que era ateniense, pero también "ciudadano del universo".

Sin embargo, fue en la época de la Ilustración cuando la idea de ciudadanía mundial se hizo más popular. Pensadores como John Locke, Voltaire y Benjamin Franklin hablaron sobre ella. Thomas Paine le dio un sentido más político, viendo la Revolución americana como el inicio de una nueva era de ideales globales.

Anacharsis Cloots fue más allá y propuso la creación de un estado universal en 1793, aunque su idea fue rechazada. Dos años después, Immanuel Kant publicó su famosa obra Sobre la paz perpetua, donde hablaba de una ley cosmopolita que consideraba a las personas y a los estados como ciudadanos de un estado universal de la humanidad. Según Kant, si se violaba un derecho en un lugar de la Tierra, esto afectaría a todos los demás.

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Retrato de Kant por Carle Vernet (1795).

El resurgimiento en los siglos XX y XXI

Después de la Segunda Guerra Mundial, la idea de la ciudadanía mundial volvió a tomar fuerza, ya que los años anteriores habían estado dominados por los nacionalismos. En 1945, el francés Robert Sarrazac fundó el "Frente Humano de los Ciudadanos del Mundo". El estadounidense Garry Davis llevó esta idea a la práctica y creó el Registro de ciudadanos del mundo, que rápidamente consiguió muchos seguidores. Para llamar la atención, en 1948, Davis renunció a su nacionalidad estadounidense y acampó frente al Palacio de Chaillot en París, donde entonces estaba la Asamblea General de las Naciones Unidas. Su objetivo era crear un gobierno federal mundial.

Archivo:Wereldburger Gary Davis uitgewezen uit Nederland Vertrek naar Amerika, Bestanddeelnr 908-2311
Garry Davis, mostrando su pasaporte mundial.

En 1948, también se fundó en Suiza el Movimiento Mundial por un Gobierno Federal Mundial, hoy conocido como Movimiento Federalista Mundial. Este movimiento buscaba la creación de una asamblea constituyente mundial para formar un gobierno federal global. Sus miembros querían que una constitución mundial fuera ratificada no solo por gobiernos, sino también por la gente. Estos federalistas mundiales esperaban una reforma profunda de la Organización de Naciones Unidas, proponiendo una asamblea mundial de ciudadanos junto a la Asamblea General de los estados.

Aunque los movimientos por la ciudadanía mundial perdieron fuerza después de la posguerra, comenzaron a recuperarse en la década de 1970, especialmente en Francia y Estados Unidos. Se fundaron nuevos movimientos y se celebró la primera Asamblea de Ciudadanos del Mundo en San Francisco en 1975. Estos movimientos han sido muy críticos con la ONU, pidiendo que se haga efectiva la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se acaben los abusos. Sin embargo, han visto con buenos ojos la creación de la Corte Penal Internacional, que empezó a funcionar en 2003.

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Emblema de la propuesta Asamblea Parlamentaria de las Naciones Unidas.

El interés por la ciudadanía mundial creció en la década de 1990, tras la caída de los regímenes comunistas y el aumento de la globalización. Autores como David Held propusieron el concepto de "democracia cosmopolita", sugiriendo que si todos los estados aceptaran una ley global aprobada democráticamente, los derechos y responsabilidades de las personas como ciudadanos de sus países y como ciudadanos del mundo podrían coincidir.

Nacionalismo, cosmopolitismo y ciudadanía mundial

Durante los últimos dos siglos, la idea del nacionalismo y el estado-nación (un país con su propio gobierno) ha sido muy importante. Se pensaba que los pueblos eran libres e independientes entre sí. Sin embargo, con la llegada de la globalización y la facilidad para viajar y comunicarse, muchas personas sienten que el sistema basado en el estado-nación ya no es suficiente. Los pueblos no son totalmente independientes, ya que comparten el mismo planeta.

Muchos pensadores, como Albert Einstein y Bertrand Russell, creen que es momento de buscar una alternativa más global que garantice mejor la paz mundial. Algunos, como Jesús Mosterín, piensan que no hay razón para limitar las libertades individuales (como la libertad de idioma, religión o viajes) en nombre de una nación. Consideran que el estado-nación limita la libertad y proponen un mundo sin estados nacionales, organizado en pequeñas regiones autónomas, sin ejército y sin poder para detener la libre circulación de personas, ideas y productos. Esto se complementaría con organizaciones mundiales fuertes que protejan los derechos humanos en todo el mundo. Otros, sin embargo, proponen un gobierno mundial regido, quizás, por la ONU.

Otros autores que siguen la tradición cosmopolita no se enfocan en la desaparición del estado-nación, sino en la participación de los ciudadanos a nivel global y en la reforma de las instituciones internacionales. Por ejemplo, David Held propone un nuevo acuerdo global entre los diferentes actores para organizar la globalización. Daniele Archibugi defiende la democracia cosmopolita.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Global citizenship Facts for Kids

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Ciudadano del mundo para Niños. Enciclopedia Kiddle.